La caída de Cathy Barriga: de Mekano a la alcaldía de Maipú y el riesgo de ir a la cárcel

La paciencia de Cathy Barriga se agotó tan pronto cruzó el frontis del Centro de Justicia. Irritable, cuando los equipos de prensa salieron a su búsqueda, se enfrentó a los periodistas que la rodeaban y de paso a su marido. “¡Quiero caminar tranquila!”, protestó la exalcaldesa de Maipú. “Es que no quiero que me empujen, yo quiero caminar tranquila”, insistió, alzando la voz, después de apurar el paso sin demasiado éxito. Entonces le quitó su mano de encima a Joaquín Lavín León para salir por un costado y eludir el tumulto, en una escena pronto devenida meme.

Al rato, en la sala 103 Barriga se reencontró con el círculo de hierro que hasta hace un tiempo la acompañaba en el municipio. Ana María Cortés de la secretaría comunal de planificación, el asesor Luis Japaz, la administradora comunal Andrea Díaz, la periodista Andrea Monsalve y la exdirectora de control María Palma. Todos, como ella, imputados.

Cerca de las diez de la mañana, la fiscal Constanza Encina y la fiscal regional Oriente Lorena Parra ensayaron los porqués la exfigura televisiva y licenciada en psicología aguardaba allí, tocando cada tanto su pulsera del Arcángel Miguel.

En resumidas cuentas, se acusó a Cathy Barriga de montar una estructura orgánica administrativa echando mano a recursos de manera contraria a la ley, como también de haber instalado “una gobernanza fraudulenta tendiente a descomponer, impedir y bloquear los controles internos”. Esto último, permitió a la exjefa comunal llevar adelante un listado de proyectos que no contaban con el presupuesto asignado, o bien cambiar los que ya habían sido aprobados por el concejo municipal. La persecutora enumeró varias iniciativas con costes millonarios, que incluyen la compra de mil collares y treinta mil peluches —los célebres Renacín y Smapina— entregados como obsequios.

Luego de escuchar en silencio y apenas hacer algunas anotaciones en una libreta, a la espera de la audiencia para debatir sus medidas cautelares, Cathy Barriga abandonó el Centro de Justicia por el sector de estacionamientos para evitar un nuevo bochorno con las cámaras.

¿Cómo es que acabó así, en serio riesgo de prisión preventiva?

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Antes, mucho antes de ingresar a la esfera política, Cathy Barriga ya se había curtido en televisión.

Allí, en la pantalla chica, desde mediados de los noventa sumó apariciones en diferentes programas juveniles que le confirieron cierta fama. Chipe libre de Chilevisión fue su debut como promotora y modelo, pero más recordado es su paso por Maldita sea, de Rock & Pop. La Robotina se hizo llamar en ese espacio, en el que interpretaba un curioso papel de sirvienta-robot. Pese a que ya prácticamente no hay material disponible de esa época, se sabe que Barriga dejó el programa en 1999 para ser madre y que un año más tarde regresó al ruedo, ahora como integrante del cuerpo de baile de Mekano.

Ella misma, en un capítulo de La divina comida, narró en detalle cómo es que fraguó su carrera televisiva:

“Llegué por consecuencias de la vida. Yo no lo busqué. No me llamaba la atención el tema de ser famosa. Vengo de una familia de harto trabajo y de esfuerzo y siempre veía Sábados Gigantes, desde chica. Me iba a poner a la fila de Sábados Gigantes para entrar y me insolaba en la fila para que me dejaran entrar. Era para ganarme un premio. Fui tres veces a hacer la fila al Solteras sin Compromiso. La primera no, era muy chica. Tenía como catorce años y tenías que tener dieciocho años cumplidos. ‘Soltera, soltera / Soltera sin compromiso’ y toda la cuestión. Y las niñas todas como con las botas blancas, con flecos y toda la onda”.

Entonces, continuó su relato, “después me empecé a producir. Me empecé a poner calcetines —para aumentar el escote—, me pinté. Y los guardias ya como que cachaban, ‘esta cabra chica ya nos tiene…’”.

Cuando por fin pudo entrar, se ganó una radio reloj que luego obsequió a su madre. “Después volví otra vez, porque quería otro premio”. Pero aunque ganó nuevamente una radio reloj, “de ahí surgió el Chipe Libre, de ahí me llamaron para la Robotina y de ahí vino todo después”. Fue el punto de encuentro con la pantalla. “Me llamó Alex Hernández para Mekano. Hice un espacio chiquitito, cuando Mekano no lo veía nadie, el sábado y el domingo. Fui como una pelotita de nieve. La verdad es que yo agradezco todas las oportunidades. Fue como de menos a más”.

En 2005, cuando dejó el Team Mekano, Barriga acudió al llamado de La Granja VIP batiéndose en duelo con Pamela Díaz, quien era algo así como su némesis.

De hecho, años después en Reality.doc, el productor Claudio Contreras advirtió que “tenían choques siempre, o por aseo, dinámicas o por mecánicas del programa que teníamos de conversación”. Pato Laguna precisó que Díaz “a la Cathy la agarraba pa’l chuleteo desde que nos levantábamos hasta que nos dormíamos”.

“Siempre fue conflictiva conmigo, siempre con la broma y siempre como atacando. Es como extraño, como que se le ocurrió, nomás. Y yo fui la desafortunada de ser elegida en ese momento”, se limitó a decir en ese programa la bailarina.

De todos modos, el gallito fue para Barriga. En el episodio del martes 7 de junio, la exchica Mekano fue más hábil en la prueba y sacó de competencia a La Fiera.

Luego de cuarenta y nueve días en el encierro, Cathy fue la séptima eliminada del reality. La prueba de fuerza fue demasiado para ella. Desde entonces, más allá de una participación en Fiebre de baile en 2012 y otra aparición esporádica, como ocurrió en La divina comida, Barriga hizo su carrera televisiva a un lado. Ya allanaba su camino en suelo político.

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Este miércoles, Cathy Barriga se desahogó en sus redes sociales:

“Estoy en un estacionamiento lateral a tribunales, porque no pudimos bajarnos. Y ahora está toda la prensa aquí. Siempre he tenido una excelente disposición con los medios, pero no se puede avanzar ni caminar. Lo que hacen muchos medios, especialmente algunos matinales, es reírse. Esta situación no tiene nada de divertida”.

Al margen de que al rato el video desapareció, sus quejas encontraron respuesta en José Antonio Neme.

“Voy a entrar en su lógica de que esto es una persecución, pero usted, Cathy Barriga, financió un mural, una beca con su nombre, un año nuevo chino, tres festivales, un Spa, entonces no quiere que la persigan. ¿Cuánto calza Cathy Barriga? Debe calzar 50, porque es súper patuda”, ironizó el conductor de Mucho gusto.

Desde entonces, espera paciente en la segunda jornada de formalización por su destino. Mientras, la Fiscalía liberó algunos audios que la pusieron en serios aprietos.

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