La Firme con Allison Göhler: “Tenía ofertas de México, España y preferí volver; mi plan es quedarme, formar familia, trabajar y lo que venga”

Entrevista a Allison Gohler, meteoróloga de CHV tras su regreso de EE.UU, para La Firme. Foto: Andres Perez

La meteoróloga tuvo un triunfal regreso tras dos años en EE.UU., donde ganó dos Premios Emmy. De regreso con CHV, “la mujer del tiempo” ha adquirido protagonismo en el matinal: “Tengo que darme a conocer como profesional”, declara quien repasa su historia dentro y fuera de la TV, aborda su vida personal y planes: “He desplazado ser mamá muchos años”.

Sin buscarlo, Allison Göhler Cepeda (39) fue contactada vía Linkedin para irse a trabajar a Estados Unidos y, aunque de entrada desconfió y sospechó de una suerte de estafa, resultó ser cierto y se fue a la televisión en Chicago, Televisa Univisión; y como si fuera poco, en el 2023 se ganó dos premios Emmy, uno de ellos como Mejor Meteoróloga.

El futuro en tierras gringas era prometedor, según relata a La Cuarta: tenía contrato vigente por buen rato, estaba bien evaluada e incluso le tramitaban la residencia definitiva. Sin embargo, en marzo decidió: “Ya, es momento”. Desde octubre que la estaban tanteando en Chilevisión y, cuando el extrañar se sumó a contingencias familiares, regresó para ser meteoróloga titular del canal en Machasa.

Fueron dos años en el Hemisferio Norte tras un largo peregrinar por la TV local, cuando partió en el 2011 con un naciente matinal Bienvenidos (Canal 13), para luego pasar a Mucho Gusto (Mega), hacer algunos pololos con Kike Morandé, luego a La Red y, más adelante, tomó distancia de la pantalla chica para irse a la montaña camino a Farellones y emplear la meteorología en la prevención desastres en la Mina Los Bronces, con alguna aparición esporádica en el Buenos días a todos (TVN)... Hasta que llegaría el salto al extranjero.

Ahora, en entrevista para La Firme, la meteoróloga volvió reforzada, con nuevos conocimientos, habilidades y con la cruzada de que se implementen los radares en Chile para dar pronósticos más certeros, sobre todo en un país dado a los desastres naturales… Allison también repasa su propia historia, que arrancó en San Antonio, marcada por el rigor alemán; sus inicios televisivos como bailarina en Extra jóvenes y casi en Yingo (CHV); su salto como meteoróloga famosilla que incluso la hizo debutar en un lío farandulero; su paso por la minería; su gélido y galardonado vuelo por Univisión; las razones de su vuelta, el aterrizaje en Contigo en la mañana (CHV), e incluso alza la voz ante el cahuín de una supuesta mala onda con Monserrat Álvarez; sus planes personales de ser mamá; eso sí, hoy: “Mi prioridad es ganarme el cariño y respeto de la gente”, declara.

Eso y mucho más, acá.

LA FIRME CON ALLISON GÖHLER

Soy del Puerto de San Antonio, donde viví hasta los 17 años. Nos fuimos a Viña del Mar con mi familia; me da risa porque me tocaba entrar a la universidad y ¡todos decidieron venirse conmigo”, jaja, mi hermana, mi papá y mamá. Nos trasladamos todos. Soy la mayor y mi hermana pequeña necesitaba entrar al Colegio Alemán para que pudiera dominar el idioma; por eso ella sabe alemán, y yo no.

Siempre he sido igual, la misma. El tiempo no me ha cambiado; obviamente uno aprende, agarra experiencia y no cometer los mismos errores. En el colegio tenía mi grupo de amigas, trataba de siempre estudiar harto, me iba bien, siempre me porté bien.

Tuve mucha suerte en mi infancia: al ser marino mi papá, jefe ingeniero marítimo mercante, pude embarcarme en varios viajes cuando coincidían nuestras vacaciones de invierno, recorrer algunos países: Filadelfia, Estados Unidos, pasamos por el Canal de Panamá y Sudáfrica. Fueron experiencias muy bonitas.También hubo una ausencia de mi papá debido al trabajo; la vida de los marinos siempre son varios meses embarcados. Varios meses no nos veíamos, pero hacíamos coincidir estas vacaciones con el barco de él y nos embarcamos como familia.

Allison recuerda su infancia en San Antonio, marcada por un padre marino, lo que implicó ausencia e inolvidables vacaciones. Foto: Andres Perez

Tengo un papá alemán al que le enseñaron de manera muy estricta; trato de de pasar esa formación a nosotras. Muchas veces él decía: “A las 9 PM se apaga la luz”, y a las 9 PM se apagaba. Era el periodo de internet y a veces quería quedarme más rato chateando; y él iba al interruptor, y apagaba la luz, y tenía que irme a la lavar los dientes, ponerme pijama y acostarme a oscuras. Cuando me di cuenta de la severidad, tuve que ponerme las pilas y ya a las 8:55 iba a lavarme los dientes y estar acostada. Soy bien responsable, nunca he tenido ningún problema en los trabajos que he estado. Me he caracterizado por ser responsable, por dar lo mejor de mí y me llevo muy bien con los equipos en general. Esa formación alemana me ha servido en lo profesional.

Estuve en un colegio de monjas francesas, puras mujeres. Tuvo de todo, de dulce y agraz. Conocí a grandes amigas en ese tiempo. Estoy muy agradecida de mi educación: la solidaridad con el prójimo y la empatía, valores que nacen en casa, pero que también lo religioso lo inculca. Pero también existen ciertas complicaciones —las mujeres somos un poco complicadas—, entonces habían roces. Ese tiempo yo trabajaba en programas juveniles a veces eso generaba cierto choque entre las compañeras... cosas típicas de juventud... Celos no, pero el comentario: “Ah, la niña de la tele” y me molestaban un poco con ese tema. Pero, de todas maneras, estoy muy contenta por mi paso en programas juveniles.

Me gustaba mucho el baile. Pude trabajar un año en Extra jóvenes (CHV), en el “Grupo X”, que se llamaba. Lo pasé súper bien, aprendí actuación y diferentes bailes. Fue muy enriquecedor y, además, mi preámbulo a la televisión después... No era que quisiera ser famosilla, era el baile, que siempre me gustó mucho. Me sentí muy a gusto en Extra jóvenes; se enseñaba de todo un poco, desde tango, samba, cumbia y distintos estilos musicales. Pero obviamente tenía que llegar a un final, jajaja.

El mismo coreógrafo de del “Grupo X” iba a Yingo (CHV) y me quiso llevar, cuando yo estaba en tercero o cuarto medio, y mi mamá me dijo: “No, es hora de escoger los estudios; esto puede ser un hobby, pero es momento de dedicarse a algo más serio”. En un principio me molesté, porque mi sueño era seguir bailando, me encantaba… Me dijeron que Yingo era un programa de baile, pero luego mutó. Cuando veía los capítulos después del colegio tenía polémicas románticas, algunos problemas entre integrantes y después se convirtió en competencia; había de todo. “Parece que la decisión de mi mamá estuvo buena”, pensé. Estuvo bien el parele que me hizo, me dio la instancia de que me preparara para la universidad.

Allison estuvo muy cerca de recalar en Yingo (CHV), pero su madre le hizo un "parele" para que se enfocara en sus estudios. Foto: Andres Perez

A mi papá no le gusta mucho la tele, hay que decirlo, jajaja. Nunca le ha llamado la atención, nunca me comenta cosas. “Mientras estés contenta, te apoyo”, me dice; pero no se meta ni da mucho su opinión. La vez que me gané los Emmys, lo vi orgulloso y contento; le mandó una foto de cuando recibí el premio a mi familia en Alemania, y nunca se había dado que él contara al resto de su familia: “¡Oh!, Allison ganó un premio”. Fue emotivo, porque lo vi orgulloso de verdad. Pero la tele él la toma como yo: un trabajo nomás. Hay mucha gente que cambia frente a la pantalla. En mi caso, estar en la tele no me hace una mejor persona o una peor persona; soy siempre la misma, me da exactamente lo mismo.

Uno de mis sueños era estudiar meteorología; no sabía que existía la carrera, pero de pequeña me preguntaba: “Por qué la nube es así?”, “¿Por qué está lloviendo?”, “¿Por qué esta niebla?”. Cuando descubrí en segundo o tercero que existía la carrera, dije: “¡Oh!, es lo que quiero estudiar”.

La astronomía me encanta, soy muy aficionada y, de hecho, hice un curso en la Usach. Pero no estudié astronomía porque para ser astrónomo tienes que tener conocimiento desde antes, haber indagado mucho de más joven, y sentí que estaba contra el tiempo. Ser astrónomo es muy complicado. La meteorología estudia de la atmósfera la tierra; la astronomía, desde la atmósfera hacia el espacio. Lo tomé como un hobby. Estudio qué está ocurriendo, porque me gusta mucho, observar el cielo, las constelaciones y todo.

Mi primer pololo fue cuando tenía 17 años, y él 27. Teníamos una diferencia de edad, jajaja. No era agrandada y nunca fui muy polola. Con ese primer pololo la que nos hizo conocernos fue mi mamá, que yo andaba con ella; ni siquiera andaba buscando. No me acuerdo si habíamos ido al Festival de Viña, y fuimos a una especie de disco/bar, la Scratch. Él atendía, era barman, y muy amoroso. Con mi mamá fuimos sólo a conocer el lugar, un ratito, antes de irnos a acostar, y conocí a este tipo. Me cayó muy bien y empezamos a conversar. Él vivía en Viña en ese tiempo, y yo estaba en la transición de venirme de San Antonio, y cuando me cambié el pololeo se estableció un poco más. Fueron dos años.

Allison expresa su fascinación por la astronomía, pero siente que le faltaron conocimientos para convertirla en su profesión. Foto: Andres Perez

No es que sea vegetariana —porque como carne blanca, pollo, pescado y algunos mariscos—, pero no puedo comer carne roja, porque tengo rechazo a esa proteína. Desde los 6 o 7 años que me hacía mal, pero nadie me creía, y en la casa me decían que era “mañosa”. Me gustaba la carne, pero después terminaba yendo al baño a vomitar, no la aguantaba, mi estómago la rechaza; mi cuerpo lo sabe y empiezan los dolores. Me hicieron exámenes y lo único que detectaron es que mi estómago rechaza específicamente esa proteína.

Mi carrera como meteoróloga la empecé en el Bienvenidos, cuando estaba haciendo un postítulo en aeronáutica en la Dirección Meteorológica. Empezaron a llamar a este casting de proyecto nuevo, no conocía a nadie Bienvenidos, y fui con unos compañeros. En el casting Martín (Cárcamo) y la Tonka (Tomicic) me hacían preguntas de meteorología y quedé. Después vino un mes de marcha blanca fuera de cámara, porque Canal 13 venía de muchos proyectos fallidos; tenía que irle bien. Salimos al aire y estuve seis meses, y después me desvincularon porque fallé, me enfermé de la garganta; el mismo canal me ocupó para otros programas, entonces perdí la voz, no pude presentarme. Estuve dos o tres días fuera por la garganta, me dijeron que me tomara la semana y ahí ya Jacqueline Cepeda me dijo que ya no solicitaban mis servicios.

A Michelle Adam la conozco, estudió en la misma universidad que yo, unas generaciones más arriba. No hablamos, porque ambas hemos tenido diversas áreas de trabajo; ella hace su trabajo de una forma y yo de otra. En general, me llevo bien con todos los colegas. Con ella no tengo ninguna cercanía, no he tenido mucha oportunidad de compartir. Con los que tengo más cercanía es con Iván Torres, que hemos podido compartir más; Jaime Leyton, que también fue mi profesor en mi postítulo; con Gianfranco (Marcone) no he tenido la oportunidad; y a Eduardo Sáez, meteorólogo de acá, lo conozco hace muchos años de TVN.

Somos muy pocos meteorólogos; en mi generación entramos 60 estudiantes y egresamos cuatro. La carrera es muuuy difícil, mucha matemática, cálculo, ecuaciones diferenciales y física; hay que ser un poquito cuadrado, te tiene que gustar la física y la matemática. Nos conocemos, en general, entre todos. Hay un chat, de hecho, de los meteorológicos: hay gente de la Armada, de la Dirección Meteorológica y también algunos de los compañeros que han estado en la carrera. Todos nos conocemos, sabemos qué está siendo el uno y el otro. En general hay buena onda y nos pasamos contactos si alguien busca meteorólogos.

Allison analiza el rubro de los meteorólogos, el cual no cuenta con demasiados integrantes en Chile. Foto: Andres Perez

Llegué a la tele (como meteoróloga) bien joven, con 24 o 25 años, entonces era un poco inocentona, siempre decía que sí hacía todo. Debería haberme mantenido como meteorólogo, pero me proponían estas candidaturas (a reina en certámenes populares), y yo aceptaba. Pagué el noviciado y aprendí. Lamentablemente en ese periodo la farándula estaba muy dura y buscaban hacer polémica de cualquier acto. Salí en este par de concursos y, dentro de todo, lo pasé muy bien.

El Festival de Colina fue muy bonito. Iba con mi familia todos los días a las fiestas patrias, compartía con la gente, y disfrutaba comiendo empanada, tomando chicha, me veían todos los días allá bailado cueca y cosas por el estilo. Empezaron a tenerme cierta preferencia. Pero al final la reina se escogía por votación en redes sociales, y esta chica (Tanza Varela), que tenía muchos seguidores, salió reina. Pero fue todo un cuento porque al final ella empezó a darse cuenta de que la gente de Colina tenía cierto favoritismo por mí. Empezaron a pifiarla y no hizo nada mejor que mostrarle el dedo medio al público, que empezó a tirarle botellas y cuestiones. ¿Y qué hizo? Se sacó la corona y me la puso como un “coronazo”. De hecho, la frené antes de que llegara a mi cabeza, para devolvérsela, y decirle: “Oye, no es necesario que hagas todo esto”.

Nunca hablamos con Tanza Varela después de la polémica. Me invitaban a Primer plano (CHV) para confrontarnos, y no fui; y tuve ofertas para entrar a un reality donde ella estaba también, que me llamaron de dos, uno que era en la selva: Amazonas (CHV) . Les dije que “no, muchas gracias”, jajaja... Nica me metería a un reality. Sé que uno no puede escupir al cielo, pero sinceramente mi enfoque es seguir siendo meteoróloga, profesional.

Allison revive una polémica de antaño en la que ve vio involucrada hace años con Tanza Varela. Foto: Andres Perez

Fue dándose el estar en la tele y, por lo mismo, preferí buscar un trabajo más estable fuera de la TV. Lamentablemente la tele era así: te ocupaban cuando el tiempo era noticia como lluvias u olas de calor, no de forma continua; no como hoy, que el tiempo tiene más vitrina.

Trabajé siete años en la minera, en Anglo American, cerca de los 3.500 metros, camino a Farellones. Ocupan campamentos para resistir las condiciones adversas de la alta montaña. Trabajé súper en alto, cerca de donde se hacen las tronaduras y se saca el material. El meteorólogo debe asegurar a las personas frente ante los eventos adversos, como las tormentas eléctricas que detonan los explosivos con que trabajan, y en caso de tormenta dar aviso para que se refugien; todo el tema de desastres meteorológicos, avalanchas, nevadas muy intensas o aluviones lo teníamos que ver y alertar a la población minera... Quieren hacer una ampliación de Anglo American. Están debatiendo el tema medioambiental, que no pasó la inspección del Servicio Nacional del Medio Ambiente.

No descarto volver a la minería, nunca sé si quedo sin trabajo; pero siento que ya es un proceso cerrado, porque aprendí y me especialicé mucho de la minería de alta montaña; ya en siete años absorbí todo. Tuve que hacerme respetar en el mundo minero, que es muy machista, llegar a dar órdenes. Fue un camino que pavimenté, porque la gente al principio no me consideraba. A medida que fui acertando los pronósticos la gente me empezó a creer. Me costó, ya después de uno o dos años la gente empezó a confiar... Es un mundo tan diferente, con muy poca mujer, y al hombre no le gusta ser mandado por una mujer. Pero dentro de todo —que fui supervisora, tuve a cargo a gente muy amorosa, dispuesta a trabajar, escuchar instrucciones y colaborar—, tuve mucho fortuna de ganarme el respeto y cariño.

"No descarto volver a la minería, pero siento que ya es un proceso cerrado", plantea la meteoróloga. Foto: Andres Perez

En Chicago me acostaba a las 6 PM y amanecía a las 1 AM. Era duro, porque te cambia todo el día: almorzaba a las 10 AM, comía un snack a las tres de la tarde y a las 6 estaba durmiendo. Tuve que cambiar mi método de alimentación. Despertaba todos los días de noche. Muchas veces pasaba todo el día dentro del estudio y, como en Chicago el invierno dura muuucho, salía y ya estaba oscuro a las 3 PM; me ayudaba a conciliar el sueño. Y en verano se oscurecía a las 9 PM, así que era muy difícil dormir con la luz. Pero pude.

Tenía contrato por tres años en Televisa Univision y me estaban tramitando la residencia para que me quedara. Mi jefe estaba muy contento; no estaba muy contento de que volviera a Chile, y tuve que ponerle fin anticipado al contrato. Decidí volver por un tema familiar. Se me había juntado mucho que resolver en Chile, y además extrañaba mucho al país, la gente y hasta el clima. Tenía pendiente la salud de mi mamá, que sufre de dolencias de las articulaciones y debe someterse a unas cirugías; hay que estar pendiente de ella. Todo eso generó que me devolviera. Y la propuesta de CHV, que desde octubre empezó a tantearme para que me viniera en diciembre, y yo respondía que “todavía no”; estaba bien con mi contrato. Pero se empezaron a juntar las cosas y en marzo pensé: “Ya, es momento”.

No fue tan complicado llevar un pololeo a distancia. Decidimos que era un buen momento para que cada uno se enfocara en el ámbito profesional; él se está especializando en dermatología y yo quería conocer la meteorología del Hemisferio Norte. Yo tenía vacaciones y podía viajar a Chile, y también él viajó a verme tres veces; no se hacía tan larga la distancia y nos hablamos todos los días por videollamada.

Echo de menos la familia que se formó en Chicago con el equipo. Nos queremos mucho, hasta hoy nos escribimos todos los días. Es muy heavy, no sé si será por ser migrantes, que allá estábamos todos los latinos solitos, que formamos una familia. Si estaba enferma, me venían a cuidar ellos y si había un cumpleaños nos juntábamos todos. Es tan valorable, porque no es fácil encontrar un equipo en que todos se quieran, unan y remen pal mismo lado. Nunca hubo envidia, chaqueteo o malas palabras. Es distinto a lo que se vive en Chile, no hay rivalidad para hacer televisión

El paso de Allison por la meteorología de Chicago le permitió conocer el rol de los meteorólogos en tierras gringas.

Cuando regresé a Chile sentí cariño y admiración, ¡y me alegra! Este camino no ha sido fácil. Irte lejos de tu familia, de tus raíces y todo, no es fácil, en un país con otra cultura, donde se habla otro idioma y convivir con gente distinta. Me tuve que sacar la cresta allá, aprender todo de nuevo, desde ciudades, mejorar mi inglés, el sistema métrico, cambiar mi percepción de la meteorología, interiorizarme del estado (Illinois), lo que ocurría en Estados Unidos, cómo eran las masas de aire, cómo chocan y confluyen los huracanes y tornados. Estados Unidos me permitió abrir mi mente y apoderarme de todo ese conocimiento, que es muy grande.

La prevención en Estados Unidos es ¡heavy! La gente sabe cómo reaccionar, cómo prepararse, tienen kit de emergencia y entienden lo que es un desastre natural, cosa que acá en Chile todavía la gente no entiende, porque reacciona una vez que ya ocurrió el desastre. Tuve que aprender que el meteorólogo no sólo es el que da el tiempo, sino que tiene que dar más; si quieres ver el tiempo consultas el teléfono y listo. El meteoróloga acompaña a la gente en el proceso, tiene que saber de todo, decir cuánta agua juntar en caso de evacuación, qué papeles son necesarios para que te prepares frente a una emergencia... Aparte, allá el meteorólogo es respetado ¡y es ley!, se escucha, se toma en serio y es una persona muy importante; a veces siento que eso falta en Chile, pero también lo entiendo, porque en Chile lamentablemente hay mucho chaquetero.

Al meteorólogo, como está en la palestra frente a las cámaras, si a algo que no le achuntaste, te sacrifican, empiezan a hacer bullying y a encarar. Y dan ganas de decir: “Oye, no tengo las herramientas que necesito para ser totalmente precisa; no me puedes encarar por algo trato de hacer lo mejor, pero tampoco cuento con todo para ser aún más certera”. Hay que culturizar un poquito a la gente en darse cuenta de que estamos muy por debajo del nivel de muchos otros países. Es raro porque Chile es muy bien mirado desde afuera, un país que va al alza en la economía, seguro, en crecimiento y donde cualquiera quiere venir; y siento que en ese detalle muy importante —porque Chile sufre desastres (meteorológicos)—, estamos muy al debe.

"Hay que culturizar un poquito a la gente en darse cuenta de que estamos muy por debajo del nivel de muchos otros países", declara Allison sobre la meteorología en Chile. Foto: Andres Perez

La gente reclama en las redes sociales. Es la gran diferencia con Estados Unidos: no quiero hacer comparaciones odiosas, pero en Estados Unidos jamás se me molestó o dijo algo negativo, siempre una palabra en torno a aprender o de apoyo. Acá recibo mucho apoyo de la gente todos los días, pero también mucha que te tira mala onda, sobre todo en X (Ex-Twitter). Pero recibo tanto cariño que digo: “Uno no le puede caer bien a todos”. Hay gente a la que no le agradas, y se entiende.

Siempre me preocupo de revisar la opinión de la gente, saber si hay alguna preguntar y responder dentro de lo que puedo en mi instagram. Me importar saber qué le parece a la gente, si mi desempeño está bien o tengo que mejorar, si quizá dije mal alguna ciudad o palabra. Es importante nutrirse un poco de los comentarios de la gente, pero uno se hace el cuero de chancho con la mala onda.

Los meteorólogos luchamos por nuestra credibilidad. Al haber vuelto desde Estados Unidos siento más presión, totalmente. Cuando dije que me venía a Chile, un ingeniero allá me preguntaba: “¿Pero, Allison tienen radares para hacer los pronósticos?”, y le contesté que “no, en Chile no hay radares”. Se sorprendió, abrió los ojos y me dijo: “¡¿Y cómo hacen los pronósticos’!”, impresionado. “Con modelos numéricos”, le dije. “¿¡Y cómo Chile!?”, me dijo. “Nos los tienen”, respondí. Él no entendía. Con los pocos recursos tratamos de hacer lo mejor posible; no solamente yo, sino también todos mis colegas en televisión, que somos los que estamos dando la cara y tenemos esa gran responsabilidad día a día.

"Somos los que estamos dando la cara y tenemos esa gran responsabilidad día a día", declara orgullosa Allison sobre los meteorólogos en pantalla. Foto: Andres Perez

Me levanto a las 3 AM. En Estados Unidos aprendí una dinámica que trabajo que llevo hasta hoy: la información lo más fresca posible. Los modelos —que actualizan cada ciertas horas—, nos ayudan a hacer un pronóstico. Por eso me levanto con unas horas de anticipación para revisar todos los modelos, ver qué pasará en Chile, cómo están cambiando las condiciones... Lamentablemente no tenemos muchas herramientas para hacer pronósticos en Chile, estamos muy al debe. Vengo de un lugar en que los canales de televisión tienen radares, no sólo es un tema de gobiernos. En Chile no tenemos ni siquiera un radar.

¿Qué hace el radar? Te permite ver con cuánta intensidad o potencial de lluvia viene una nube, si puede generar algún tornado, nieve o precipitación líquida. El radar es la guía del meteorólogo, y no lo tenemos. Los meteorólogos en Chile nos basamos sólo en modelos numéricos, que te indican lo que puede pasar; pero es una probabilidad, no es 100% certero. Dentro de todo, nuestra labor es siempre ponernos en el peor de los casos, irnos al lado más exagerado para prevenir a la gente.

Me levanto tempranito porque reviso estos modelos. Chile es muy diferente: lo que pasa en la costa no pasa en el valle, o en la montaña, y el Norte es diferente al Sur. Tienes que hacer un pronóstico para cada lugar. Yo, al menos, me demoro una hora o dos horas en hacer toda esa revisión, en mi casa antes de llegar al canal; mando el pronóstico a prensa a las 5 AM, y aparte videos de fenómenos importantes que ocurren alrededor del mundo. Me baño, me visto, me vengo y llego tipo 6 AM; me maquillan y peinan, y a las 7 AM ya estoy al aire... No sé cuál será la forma de los otros meteorólogos; cada uno tiene su propio sistema.

23 Julio 2024 Entrevista a Allison Gohler, Metereologa de Chilevision Foto: Andres Perez

Son caros los radares, pero se han tenido (en Chile) gastos mayores en otras cosas y esto realmente es necesario; pueden variar entre $150 millones a $500 millones. Los gobiernos de los países generalmente son los encargados de costear; de hecho Argentina y Brasil tienen radares, por eso mismo es tan raro que Chile no. Creo que porque no se ha dado la importancia que amerita un radar. Y sé que en Chile, a lo mejor, no muchos meteorólogos conocen un radar. Cuando llegué allá fue algo nuevo trabajar con radares. Cuando me di cuenta de que existen estas herramientas, potentes y maravillosas, dije: “Qué ganas de tenerla en mi país”, porque tendríamos una exactitud mucho mucho mayor. Y siento que no existe esa presión porque muchos meteorólogos no han podido trabajar con ellos. Yo tuve esa oportunidad, porque en EE.UU. ¡está lleno de radares!, jajaja.

El jueves tengo reunión con la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas. Me citaron a hablar y siento que será mi oportunidad para seguir mi cruzada; y sé que ella sabe la importancia de un radar, pero ojalá que se dé la instancia de decirle: ¡Ministra, necesitamos un radar, por favor! Al menos en la zona centro, pero necesitamos uno”. Sé la ganancia que puede traernos como país.

La meteoróloga en su rol de informar sobre el tiempo en el matinal de CHV.

La NOAA, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, decretó que La Niña (asociada a sequía) se está demorando en entrar, y es uno de los fenómenos —junto al Niño (más precipitaciones)— que más nos influye en Chile. Ahora estamos saliendo de un Niño, por lo tanto, el mar enfría y La Niña llegará con retraso. Se esperaba que llegara al final del invierno, pero se está viendo que llegaría de agosto a octubre. ¿Qué quiere decir? Tendríamos un invierno con poca lluvia, con tendencia a seco; y una primavera con posibilidades de mayores heladas.

Estamos en un periodo neutro con tendencia “niña”, que genera precipitaciones mucho menores; y aparte, si La Niña se acopla con la primavera, vamos a tener heladas; y se acopla con el verano, olas de calor. La Niña genera esa oscilación térmica importante, temperaturas muy frías en la mañana, pero muy cálidas en las tardes. Podría producir que al tener olas de calor en verano tengamos mucha propagación de incendios. No es tan buen panorama el que podría generar La Niña en unos meses.

Tuvimos un otoño muy inusual, que coincidió con El Niño. En mayo y junio tuvimos la precipitación que debió caer en el año completo; fue súper bueno porque tenemos un colchoncito de agua. Tuvimos un otoño particularmente lluvioso, que no ocurría hace mucho; la sequía viene acumulada hace doce o quince años. Que un año tengamos un superávit no quiere decir que vaya a mejorar toda la sequía; obvio nos ayudó a tener un año normal, pero no quiere decir que mejorará, porque son muchos años acumulados: ríos han desaparecido, la gente se está asentando en zonas donde hay quebradas, y antes habían lagunas o ríos que ya no están; pero una vez vuelvan estos fenómenos un poco azarosos e intensos, estas quebradas se reactivan y reaparecen estos ríos secos por años, y generan desastres sobre todas las personas viviendo en zonas son reguladas.

La meteoróloga pronostica cómo se vienen la primavera y el verano en cuanto al tiempo. Foto: Andres Perez

Contigo en la mañana (CHV) está haciendo que yo participe, que dé mi opinión como cualquier televidente, porque obviamente no soy periodista. Mucha gente a veces critica y dice: “¡Pero por qué Allison pregunta eso!”. No estudié periodismo, pero me gusta estar informada de lo que ocurre, y doy mi opinión o hago mis preguntas como una televidente más, ¡trato!, pero no desde un punto de vista tan de periodista. La productora general Carmen Gloria (Lobos) y el productor Marcelo Urrejola quisieron que me quedara más tiempo en el panel. Fue su decisión; me contaban que han estado buscando hace mucho tiempo sumar algún rostro femenino, y están haciendo la prueba conmigo; no es que sea algo full para siempre. Y si se da, bien; y sino, feliz de volver a lo mío, que es principalmente el tiempo y ser la meteoróloga del canal, que para eso vine.

Hasta el momento siento que he funcionado en este rol. A veces me siento al debe. Me he puesto a estudiar más, a estar más atenta de la contingencia. Estuve dos años fuera del país, hay mucho de lo que hablan, bandas (delictuales) y cosas, de las que realmente no sé. Siempre he sido estudiosa, me he puesto más al día y por eso me sigo levantando muy temprano, porque —aparte de hacer el pronóstico— también revisó las noticias. Hay temas que manejo y otros que me cuestan más, como lo judicial y penal. Es paso a paso y lo único que pido es que la gente (en redes sociales) me tenga un poco de paciencia; la gente se tira al tiro a encasillar o hacerte el bullying. Es un proceso y de a poquito aprendo y aporto desde mi humilde vitrina. Espero que no me juzguen y me de un poquito de tiempo.

Estoy con Julio César Rodríguez, Monserrat Álvarez y Roberto Cox, con mucha experiencia en prensa. Estoy aprendiendo mucho de ellos. Veo cómo hacen las bajadas de los temas, la pregunta precisa, concisa y directa al grano. El matinal es una gran escuela. Siento que Monse y Julio hacen un papel maravilloso, tienen el carácter de enfrentar a todos, saben qué decir y cómo. Los miro y trato de aprender de cómo hacen todo en el día a día.

Allison se sumó al Contigo en la mañana (CHV) en abril al matinal, y cuenta cómo se lleva con los conductores, JC Rodríguez y Monse Álvarez.

Como compañeros Julio y Monse han sido muy buena onda, apoyándome desde un principio, y apoyando mis pronósticos; siento buena energía y vibra. Se estaba hablando en algunos portales de que yo odiaba la Monse y que la Monse me odiaba a mí. ¡Pero por qué dicen esas tonteras! ¡De verdad! A la Monse la conocí en Canal 13, compartíamos camarín en el tiempo del Bienvenidos y siempre hubo buena onda. Y fue muy rico verla de nuevo; es muy sencilla, me encanta, me trata como si fuéramos amigas y muy buena onda. “¡Monse, dicen que nos odiamos!”, le comenté, “¡te juro que no te odio!”, jajaja. Y la Monse me dijo: “Ay, yo tampoco te odio!”. Lo tiramos para la talla y me dijo: “No te preocupes, siempre la gente hablará de cosas; yo sinceramente no reviso estas cuestiones porque no me hago problema. Tú haz lo mismo”. Vamos a seguir lo que dice Monse.

Le tengo temor, resquemor al regreso de la farándula. El otro día, cuando leí esa nota en que hablaron de la Monse y de mí, pensé: “´¿Por qué dice eso?”. Empezaron a hablar de que yo era floja en el trabajo, ¡jamas he sido floja! ¡Jamas he faltado a un trabajo! Y si falto es por una causa médica, y nunca me enfermo. De los siete años que estuve en la mina, una vez tiré licencia por otitis, ¡pero nunca me enfermo, siempre he sido muy responsable! Incluso a veces hasta con dolor de estómago voy a trabajar. A veces la farándula es muy dañina en el aspecto de que hablan cosas de uno y ni siquiera acuden a la fuente; ni siquiera me han preguntado si me llevo bien o no con Monse, por ejemplo. Se habla directo con la fuente para realmente desmentir o afirmar. Uno ya tiene un poquito más ese cuero de chancho, pero a veces son las familias las que más sufren cuando escuchan a personas que no te conocen y que dicen cosas que no corresponden. Siento que falta un poquito más de periodismo, de indagar y preguntar; no llegar y lanzar cosas porque se te ocurrieron; de verdad a veces pasas a llevar a la gente.

Al principio estuve trabajando mucho en CHV, como catorce horas, porque Eduardo Sáez se tomó vacaciones, así que me tocó reemplazarlo, hacer casi dos turnos. En un principio fue muuuy pesada la pega, pero lo hice ver —y acá también me beneficiaron con días libres—, entonces se equipararon los horarios. Muchas veces la gente no lo ve y tienes que hacer ver a tus superiores: “Oye, me estoy despertando a las 3 de la mañana, llego acá a las 5 AM, estoy todo el día, estoy en un programa que dura cinco horas, tengo noticias en la tarde, estoy saliendo a las 3 PM y después tengo que quedarme a la noticia de la noche... ¡Es demasiado!”. Acá los jefes lo entienden muy bien, se equiparó al final y me dieron esos días libres que valoré y disfruté al máximo.

Allison reflexiona cómo ha aprendido a poner límites en sus últimas pegas. Foto: Andres Perez

La experiencia me ha enseñado mucho a decir que “no”. Antes decía “sí a todo”. Pero las caídas me han ayudado a darme cuenta que en la vida uno tiene derecho a decir “no”. Y si hay algo que no te gusta, que te molesta, tienes que hacerlo ver. Lo hice en Chicago, y lo estoy haciendo acá. Muchas veces la gente me toma de mucha sonrisa, una niña buena, simpática y todo, pero cuando tengo que ponerme seria lo hago; y me han tocado instancias en que he tenido que decir que no y me siento bien conmigo misma; uno tiene que hacer valer ser su derecho y trabajo en todo ámbito. Me ha funcionado.

Para las contrataciones en Chicago me decían que “nosotros queremos, esto, esto y esto”, y yo contestaba que “no, con trabajar fines de semana o festivos no estoy de acuerdo”. Los horarios siempre los discuto, porque muchas veces pasa en televisión que te tratan de exprimir hasta que tienes que decir: “No, trabajo de tal a tal hora”. Tú no quieres una meteoróloga, enojada, cansada y con orejas en cámara, entonces es importante mostrar tu lado humano, que uno no es máquina y tiene que descansar y cumplir ciertos horarios. Es tan necesario reponerte y descansar.

"Obviamente siempre están las ganas de casarse", admite Allison, aunque no le da prioridad. Foto: Andres Perez

Obviamente siempre están las ganas de casarse, consolidar un vínculo, pero no tengo apuro. Con Aldo (Ibani) ya llevamos cinco años y medio, y justamente se podría producir en uno o dos años más (el casorio), ¿quién sabe? Pero no es un tema de “tenemos que casarnos tal año”. Si se hace, genial, y puede dar el puntapié para empezar a hablar de hijos y cumplir ese sueño también pendiente…. o podría el orden al revés.

Siempre hemos tenido una relación “híbrida”. Nos conocimos cuando yo trabajaba en minería, que tenía turnos 7x7; muchas veces nos veíamos poquito, dos o tres veces en la semana. Después me fui a Chicago, que nos veíamos por telellamada y disfrutábamos sólo cuando uno o el otro viajaba. Llegué a Chile y ahora igual estamos lejos, porque su trabajo es en Viña y Quilpué, y el mío en Santiago. Tenemos un departamento acá, que lo estamos amoblando juntos, entonces él viene los fines de semanas acá, donde yo vivo. Vivimos juntos, sólo que él solo viene los fines de semana. La idea es ir aumentando esos días.

Siento más apuro en ser mamá; tengo 39. Quiero ser mamá, pero el trabajo muchas veces ha sido mi prioridad y he desplazado ser mamá muchos años. Como recién vengo llegando al canal, es muy complicado (ser mamá) tan pronto. De hecho, mis ganas estuvieron cuando me fui a Chicago, pero pensé: “Qué voy a estar con guatita allá sola”. Generalmente cuando uno se embaraza quiere estar con su familia y tener contención. Pero, insisto, nunca pierdo la esperanza... Hoy las mamás igual son “viejas”, uno puede ser mamá con 40 o 42 años; no me molestaría en un par de añitos. Me gustaría mucho experimentarlo, pero en el corto plazo no está pensado. Mi prioridad es establecerme en Chile, ganarme el cariño y respeto de la gente. Estoy en ese proceso, de volver a encantar a la audiencia.

"l trabajo muchas veces ha sido mi prioridad y he desplazado ser mamá muchos años", planea Allison. Foto: Andres Perez

No soy amiga de las redes sociales, no me gustan mucho. Pero en Chicago las empecé a activar más; y ya estando acá, más. Es impresionante cómo he subido en seguidores, porque tenía súper poquitos; llegué a Chile como con 5 mil y ahora tengo como 33 mil (en Instagram). Impresionante. Muy rápido la gente me ha conocido, publico algo y me escriben 300 comentarios, 400 likes y es como ¡wow! Mi forma de agradecer ese cariño es mantener el contacto; siempre trato de responder algunos, para que la gente vea que uno sí los lee y está atenta a lo que piden y retribuirles.

Hay harto cibernauta que me jotea en mis redes sociales; me ha impresionado. Hay algunos muy chistosos, unos muy poetas y unos muy asociados a mi figura, otros muy amorosos, tirándome para arriba, dándome ánimo y cariño. Se produce que hay harto joteo, pero también mucho opinión de mujeres que me escriben cosas muy bonitas, me tiran para arriba, que le gustan mis outfits y cosas muy amorosas.

No he recibido fotos obscenas hasta el momento, y espero que así se mantenga. Hay algunos que son medios desubicados y empiezan a poner mensajes más corporales, y ahí trato de evitar, no pongo “corazón” y al que me falta el respeto lo bloqueo.

Sigo siendo la misma, más grande, más viejita y con más arrugitas, pero sigo siendo frágil, las cosas me afectan y soy muy sentimental. No sé por qué, pero siempre lloro por todo; por ejemplo, soy muy seguidora de la causa de los animales abandonados y no puedo dormir tranquila si veo alguna noticia que me impactó. Obviamente he tratado de trabajarlo, pero va más allá de mí. “Tienes que ser fuerte para esto, soportar; estás vieja, estás grande, madura, ¡córtala!”, me digo. Pero creo que ser sensible está en mi esencia. No puedo cambiar, me cuesta.

He pasado por altos y bajos en la relación con mi cuerpo. En Chicago estuve bien gordita, como diez kilos de sobrepeso. Pero siento que también fue una cosa anímica, psicológica y estar lejos de casa. Iba al gimnasio, pero me costaba mantener un peso. El extrañar a la familia y a todo me hacían comer un poco más… no sé… Llegando acá bajé mucho, de hecho, ahora estoy bajo mi peso; bajé alrededor de 13 kilos. Lo gracioso es que me traje toda mi ropa de allá, y acá la modista ha tenido que achicar como dos tallas todos los vestidos; efectivamente estoy más delgada.

Sé que es un periodo en que tengo que darme a conocer como profesional y eso requiere mayor esfuerzo de mi parte, y ese esfuerzo muchas veces hace que no coma mucho y que a veces me salte comidas; eso ha generado un cierto estrés y, a la vez, he bajado de peso. Pero hoy estoy feliz con mi cuerpo. Aparte, dentro de todo, a pesar de haber bajado, me siento con energía y ánimo; sería terrible si bajara y estuviera frustrada o no-feliz.

23 Julio 2024 Entrevista a Allison Gohler, Metereologa de Chilevision Foto: Andres Perez

Las mujeres somos muy críticas con el cuerpo. Un par de veces me dijeron: “Estás igual de gorda que…”. Primero, ¿para qué caer en comparaciones? Cada una tiene su forma de comer, de vida y etcétera. Segundo, estoy bajo mi peso, no estoy con sobrepeso. Me da risa que las mismas mujeres me traten de gorda. ¿Para qué la mala onda? No tiene fundamento. La gente muchas veces se enconde en sus perfiles en redes sociales, te trata de dañar, te metas al perfil y te das cuenta que la gorda no es una. Estoy contenta con mi físico, que está en orden; no sólo física, sino que psicológicamente todo va bien. No me he enfermado ni tenido ninguna baja de vitamina. Por fin estoy en un buen fiato con mi cuerpo, jaja.

Me proyectó viviendo en Chile largamente. Con los Emmy se me abrieron ofertas para irme a México y España. En Estados Unidos son un premio muy importante, que mucha gente lleva años tratando de conseguir. Fui muy bendecida al ganarme esos dos premios en tan corto tiempo. Cuando llegaron estas propuestas de otros países, dije: “Chuta, esta cuestión realmente es internacional, llega a lados que no imaginaba”. Dentro de las ofertas que tenía en la tele, que eran de México, España y Chile, preferí volver a mi país.

Mi plan es quedarme en Chile, formar una familia, seguir trabajando y lo que se venga, porque sé que a veces la tele no dura mucho, son periodos. Tengo contrato por un par de años en CHV, pero uno nunca sabe qué pueda pasar. Hay que estar preparada para todo. Si no resulta aquí, puedo nuevamente ingresaré en la empresa privada como meteoróloga. Y si no resulta eso, quizá más adelante piense en emigrar a algún lado. Y sé que mi trabajo en Estados Unidos, en Televisa Univisión, es muy bien valorado, y podría tener opciones de volver. Me tiene contenta que quedé con las puertas abiertas, o tomar en consideración estas propuesta de otros países en TV.

Cuestionario Pop

Si no hubiera sido meteoróloga habría sido bailarina, de diferentes estilos, y me encanta el tango.

En mi época universitaria en la Universidad de Valparaíso era mitad estudiosa y carretera. Mi papá me dio más libertad y se me soltaron las trenzas. Empecé a conocer lo que era salir y disfrutar, y en el Puerto, Valparaíso se daba mucho salir a bares. Pero también cuando tenía que prepararme para exámenes estaba dos semanas encerrada estudiando. Siempre trataba de combinar ambas cosas: estudio y carrete, porque también era bienvenido; era muy estresante la carrera.

¿Un apodo? Mi mamá me dice “Alissita”. En el Extra jóvenes me pusieron “La Guaguisson”, porque era la más chica. Y en la universidad me decían “Lalissada”, por el pelo liso, JAJAJA.

Mi sueño es tener un refugio de animales. Lo trabajaré, me sacaré la cresta, lo haré, lo tendré y quiero que sea lo más pronto posible, porque en Chile se necesita urgente ser más empatía con nuestros hermanitos: los animales.

Uy, ¡no tengo cábalas!

Una frase favorita es que “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Siempre trato de adelantarme a las cosas, hacerlas antes y no andar corriendo a última hora... Puede ser que por eso soy meteoróloga, jajaja.

Mi comida favorita es la italiana, pastas, pizzas, los panzotti de espinaca con pesto.

"Siempre trato de adelantarme a las cosas, hacerlas antes y no andar corriendo", manifiesta Allison. Foto: Andres Perez

Empecé a trabajar desde muy pequeña. Trabajé como anfitriona de agencias, repartiendo volantes, yendo a eventos, y como garzona y mesera en algunos restobares.

Me gusta mucho la música anglo; uno de mis grupos favoritos es Depeche Mode, y U2 me inició en la onda más rockera, mi primera influencia; y después migré a bandas como New Order y tantas otras. Soy media melómana. Tenía un tío músico, hermano de mi mamá, y siempre me escapaba a su casa, porque tenía ensayos con su banda, y tocaban covers de los Beatles. Él me interiorizó, empezó mi amor por la música sesentera y todo lo que vendría

Mi papá me regaló un auto antiguo, un Chevrolet Géminis, para que me pudiera ir a la universidad, pero me dijo: “Te lo regalo, pero con la condición de que lo mantengas”. Jamás me dio un peso para mi bencina; tenía que trabajar en promociones para juntar plata y usarla en bencina... Y los sueldos más chiquitos los gasté seguramente en invitar a mi mamá a un helado.

Una pasión escondida es la Universidad Católica, me gusta el fútbol. Soy fanática de “La Católica”, fui abonada durante tres años cuando viví en Santiago e iba a todos los partidos en San Carlos de Apoquindo. Después me fui a Viña y a Chicago... y ahora que estoy de vuelta estamos hablando con Roberto Cox para formar un grupo; somos hartos cruzados en el canal, y queremos abonarnos varios. Estamos esperando que se termine la construcción del nuevo San Carlos.

Un meteorólogo que admiro es Jaime Leyton, fue un buen profesor.

Allison expresa su amor futbolero por la Universidad Católica y cuenta el plan que tiene junto a Roberto Cox. Foto: Andres Perez

Una película que me hace llorar es The notebook, Diario de una pasión, siempre.

No creo en el horóscopo, pero no niego que sí lo leo. Soy Sagitario.

Si pudiera tener un superpoder sería acabar con el abandono o el maltrato animal; y predecir el tiempo de manera 100% certera.

Un placer culpable son los dulces y los chocolates.

Si pudiera invitar a tres personas famosos de la Historia a un asado, uno sería Pedro Pascal, que soy medio fanática de Game of Thrones, y también es un orgullo nacional, ha llegado muy lejos y es un excelente actor; Bono y Paul McCartney, con ellos quedo feliz, aunque Mick Jagger igual me gustaría.

Allison Göhler es transparente, tal cual, aquí y en la quebrada del ají; sensible, siempre muy empática con los demás; siempre trata de ayudar y ponerse a disposición de la gente; y su gran labor hoy es que la gente la conozca como persona y profesional.

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