La Firme con Diana Bolocco: “No te convierte en propiedad del mundo el contar algo en particular de tu vida”

Entrevista a Diana Bolocco Fonck, periodista y presentadora de televisión, para La Firme. Foto: Andres Perez

En su segundo año en CHV, la conductora de TV repasa su vida y carrera durante las grabaciones del estelar Got Talent: analiza el rol de su hermana Cecilia, su ingreso a la tele, momentos complejos, su relación Cristián Sánchez y sus proyectos pendientes, y más.

Maratónicas jornadas le implican a Diana Bolocco Fonck (46) el ser parte del jurado de Got Talent (CHV); lunes y miércoles, de no ocurrir algún imprevisto y que los días varíen. Es mitad de semana y las grabaciones se estiraron más de la cuenta. La conducta de tele tiene poco tiempo: entra a su camarín, cierra la puerta, se cambia en sólo unos segundos el brillante vestido negro, reaparece con un atuendo holgado, con zapatillas, cómoda, y recibe a La Cuarta durante la pausa.

Entre espejos de variados tamaños, filas de elegantes trajes colgados para distintos capítulos del estelar, brillantes accesorios y artículos de maquillaje, la ex-Vértigo se sienta con las piernas cruzadas sobre el sofá. En la mesa de su iluminado escritorio descansa un pequeño marco con un retrato en blanco y negro: su hermano mayor Rodrigo, fallecido en un accidente automovilístico cuando ella tenía tan sólo ocho años; una figura de su vida que, según ella, cada vez tiene más presente, aun con el paso del tiempo.

En entrevista para La Firme, Diana repasa su infancia como la menor de cinco; el vínculo con su madre, Rose Marie, ya entrando en su novena década; el papel de su hermana Cecilia Bolocco en su crianza; sus inicios en el periodismo, cuando anhelaba dedicarse a escribir; su resistido ingreso a la televisión, donde finalmente hizo carrera; el complejo episodio de su separación con Gonzalo Cisternas; su cuadruple maternidad; su “descarnada honestidad” con Cristián Sánchez; el futuro de Gran Hermano II… Eso y mucho más.

La ex-Mucho gusto cuida sus palabras, reformula algunas frases si es necesario. Hasta que, de improviso, le avisan que debe apurarse para retomar las grabaciones, vestirse otra vez de gala, y de vuelta al ruedo de las cámaras y focos.

LA FIRME CON DIANA BOLOCCO

De mi infancia me acuerdo de la casa donde viví dieciocho años de mi vida: un fin de semana, el calor, la música brasileña, que a mi papá, Enzo, y a mis hermanos grandes les gustaba mucho. Felicidad, la verdad. Almuerzos familiares. Siempre mucha gente, amigos de mis hermanos. Soy mucho más chica que todos mis hermanos, disfrutaba de verlos con sus amigos; siempre estuve en un mundo de grandes.

Tengo once años de diferencia con mi hermana que me sigue, Verónica, y diecisiete con el mayor, Juan Pablo. Me marca porque recibí mucho amor, no sólo de mis papás, sino que de mis hermanos, que eran como mis segundos papás, porque había mucha diferencia. Fui (y soy) súper querida. Me acuerdo que destacaban mucho cada uno de mis logros. Fue una infancia súper feliz, a pesar de que fue más bien solitaria en términos de que no tenía un partner para jugar. Pero a pesar de que mis hermanos no jugaban conmigo, porque estaban en otra etapa de la vida, siempre se preocupaban mucho de mí: me llevaban al zoológico o me acompañaban a la kermés del colegio, porque mis papás ya estaban más grandes y habían pasado por todas, jajaja, probablemente ya no tenían ganas de ir a tanto panorama infantil. En eso fui bien afortunada, porque tuve varios papás y mamás.

Diana Bolocco es la menor de cinco hermanos, con larga distancia, un dato biográfico que la marcó. Foto: Andres Perez

Mi relación con Cecilia era como de hermana-hija. La Cecilia siempre ha sido súper maternal, con todo el mundo, pero especialmente conmigo por la diferencia de edad. Ella me cantaba, me acuerdo, para que me quedara dormida en la noche; y me llevaba para un montón de partes. En esa época pololeaba y su pololo vivía fuera de Santiago, entonces me llevaba los fines de semana. Andaba con ella para todos lados.

“He sido injusta con mi mamá”, dije alguna vez. Me he reconciliado con esa sensación de injusticia, he hecho mucho para reparar. Y también tengo que aprender, tal vez, a no culparme demasiado. Creo que, sobre todo las mujeres, pasamos por un periodo en que renegamos mucho de nuestras mamás, porque estamos buscando una identidad propia, y para tener esa identidad tenemos que diferenciarnos y renegar de nuestro referente más cercano femenino… Pucha, me he tratado de reconciliar con eso también, no ser tan dura conmigo misma, y reparar po’. Me encanta regalonear harto a mi mamá.

Diana ha pasado por delicados momentos con su madre, que ha enfrentado un complejo cáncer, así que la regalonea. Foto: Andres Perez

Cuando tenía nueve años, la primera vez que aparecí en la tele, que me entrevistó Don Francisco (en Noche de gigantes), no tenía ni un interés en la tele. Siempre fui bien histriónica, tenía una amiga con la que cantábamos, bailábamos, hacíamos videoclips, pero para jugar nomás. Nunca me imaginé que terminaría en esto, ni tampoco era un gran deseo. Cuando yo era chica la tele era súper machista, no había mujeres conductoras; eran las co-conductoras, tenía un rol muy menor. Probablemente tiene que ver con que nunca me visualicé en un escenario que era muy masculino. Tal vez si hubiera sido diferente me lo hubiera imaginado pero no me imaginaba de animadora para nada, ni de periodista.

Mónica Rincón fue mi profesora en la universidad, y una vez dijo que yo “escribía muy bien” (Pero con respeto, 2022). Estudié Periodismo porque me gustaba escribir, no porque me gustara la tele; nunca pensé que terminaría en esto, la verdad, cuando estudié. Sigo teniendo ese gran gusto por la escritura; no lo desarrollo mucho porque para escribir creo que uno necesita mucha paz mental, y yo no la tengo; fui mamá muy chica. He sido muy mamá mucho tiempo, y cuando uno es mamá tiene pocos momentos de soledad, y creo que para escribir uno necesita mucha soledad. Pero me lo planteo como una meta en algún futuro tal vez no tan lejano: me encantaría escribir, ficción.

En la universidad, Diana fue alumna de la periodista y hoy conductora de noticias, Mónica Rincón. Foto: Andres Perez

Nunca me gustó la actualidad, hacer prensa, hasta el día de hoy lo mantengo. No podría hacer ese trabajo, admiro a los que lo hacen. Me funciona muy mal en mi vida estar tan conectada con la realidad, jajaja. Y esa es una carrera en la que yo creo que no tengo talento. Lo mio va por otro lado: la entretención, sin duda. ¿Entonces por qué entré a Periodismo? En el colegio quería estudiar Ingeniería comercial, por descarte, dije: “Ya, es una carrera que me servirá para un montón de cosas”, y me iba bien en matemáticas. Al final, como en cuarto medio, dije: “¿Pero qué haré?”, y me visualicé trabajando de ingeniera comercial, al frente de un computador, con una planilla Excel, en un escritorio, y dije: “No, me muero, me muero. Me gustaría escribir”. Por eso entré a periodismo. Me gusta todavía mucho leer, me encantan las novelas, las historias noveladas; leo de todo, biografías, todo lo que pasa por mis manos. Y dije: “Ok, quiero escribir, voy a estudiar Letras; pero en Letras no voy a escribir, voy a leer”. Por eso entré a Periodismo, no porque quería ser periodista: quería aprender a escribir.

Creo que en mi carrera televisiva he sido bien inconsciente, no lo pienso demasiado, me muevo mucho por el instinto, en general en mi vida, y sobre todo en mi carrera. Hay algo en la guata que me dice si sí o no; nunca he tenido mánager, por ejemplo, y no podría tenerlo, respeto mucho el trabajo que hacen pero no va conmigo. He sido dueña y, por lo tanto, 100% responsable de mis decisiones laborales.

La conductora de tele destaca que ha sido "dueña" y, por lo tanto, totalmente "responsable" de sus decisiones de pega. Foto: Andres Perez

Si lo hubiera pensado un poco más, jamás habría dado este paso: dedicarme a la televisión, porque era muy riesgoso para mí. Tenía mucho que perder, a pesar de que no era conocida: soy hermana de un personaje muy potente, y además de una mujer muy exitosa en las comunicaciones y un súper referente para la gente en Chile. Era muy arriesgado dar ese paso, entonces fui inconsciente, creo, jajaja. Si lo hubiese pensado un poco más, no lo doy nunca, porque no sopesé lo que significaba dedicarme a lo mismo que mi hermana... pero no me arrepiento... Lo que quiero decir es que he sido muy feliz en esto, y agradezco no habérmelo pensado tanto, porque probablemente mi parte de cabeza (más racional) me hubiera dicho: “No, no te metas ahí”:

No me acuerdo cómo era mi vida antes de ser mamá, con eso lo digo todo; tengo vagos recuerdos de mi época estudiantil, pero, para mí, siempre fui mamá. Es muy loco, porque no es que haya nacido para ser mamá, no es que siempre haya querido ser mamá como una gran meta en la vida, pero soy mamá de hace mucho tiempo: no me acuerdo lo que es tomar una decisión sólo por mí; siempre mis decisiones han involucrado a mis hijos. Y ha determinado mi vida completa, sin duda; o sea, soy una mucho mejor persona desde que soy mamá.

Debuté en la televisión a los 27 años, en Locos por el baile (Canal 13). No era tan chica. Antes de la tele era emprendedora, tenía un negocio de decoración con una socia; me gusta mucho la decoración. Le vendíamos un montón de cosas a otras decoradoras, todo tenía que ver con la estética. Soy muy estética y me gusta mucho la decoración de interiores, los ambientes. Creo que no es trivial, superficial, tener un ambiente lindo, donde uno vive; te mejora la calidad de vida. Y me dedicaba a eso, y era mamá, tenía dos hijos cuando entré a la televisión.

Me ofrecieron muchas veces entrar a la televisión. Antes de Locos por el baile, que fue la decisión final que tomé, me habían ofrecido otras cosas en la TV, y siempre me había negado, siempre. No sé por qué, no estaba dentro de mis planes. Estaba en otra, criando, mis hijos eran muy chicos cuando entré a la tele, y antes de eso eran guaguas, entonces no sé si eran tan compatible para una persona que está empezando una carrera como esta.

Mi divorció de Gonzalo Cisternas me dejó un montón de lecciones (hoy son buenos amigos), a nivel personal y también profesional. Todo lo que pasó con mi separación, y lo público que fue, a mi pesar, no es algo que yo hubiese ventilado o querido dar a conocer. Pero la farándula en ese momento era muy activa, había un montón de programas. Y pasó nomás, se filtraron detalles que nunca me hubiese gustado que se filtraran (el expediente del divorcio), y fue duro, muy difícil.

Me cuestioné un montón de cosas (con la separación), sentía, de alguna manera, que era el precio que uno tenía que pagar por estar acá, lo que me parece que no, que no es un precio que uno tiene que pagar por estar acá: uno es dueño de su privacidad y de su intimidad, siempre; independiente que uno decida abrir una puerta y mostrar parte de lo que alguien puede considerar íntimo, uno siempre tiene el derecho a cerrar esa otra puerta. No te convierte en propiedad del mundo el querer contar algo en particular de tu vida. Y eso en particular me parece que es muy íntimo, y muy doloroso (la separación): los procesos dolorosos se viven en la intimidad, uno puede tal vez compartirlos después con el tiempo, pero no en el momento, y menos cuando uno tiene hijos. Y creo que fue muy injusto para mis hijos, más que para mí, porque yo había elegido libremente estar en esto; y bueno, tal vez era parte de... pero no cuando hay niños chicos.

Diana entrega una reflexión sobre la vida privada de los personajes público, a propósito de su primer matrimonio. Foto: Andres Perez

Con el tiempo me he acercado más a mi hermano Rodrigo (fallecido en un accidente automovilístico en 1986). No sé por qué se ha dado, creo que tiene que ver con la edad que tenía cuando él murió, era muy chica, ocho años, no era tan consciente de lo que lo necesitaba. Lo alcancé a conocer muy poquito tiempo. De ahí en adelante, primero me acerqué a la edad en la que él murió, y hoy día soy mucho mayor de la edad que él tenía… Y es muy loco, porque lo sigo sintiendo como eternamente joven; pero muy, muy cercano a mí, lo veo muy partner a pesar de que soy mucho mayor. Lo siento muy cerca porque lo tengo siempre muy presente; lo invoco, lo invito a mi vida, lo hago partícipe, hablo con él... Siento que lo conozco mucho y que está muy cerca mío. Ha aumentado con el tiempo. Me pasaron algunos episodios de mi vida, en momentos muy difíciles, que lo sentí muy cerca. Incluso una vez iba manejando el auto y lo sentí literalmente sentado de copiloto. De ahí que lo empecé a invitar más a mi vida.

Si algo caracteriza nuestra relación con Cristián Sánchez es la “honestidad descarnada”. Creo que es algo que nos pertenece bastante, y tiene que ver con la forma de ser de los dos: somos súper honestos, muy transparentes, y se nos nota mucho además. Somos descarnadamente honestos (Sonríe).

Diana Bolocco, vistiendo un smoking, en lo que fue la Gala de Viña junto a Cristián Sánchez en el 2023.

Martin Cárcamo se ha autodefinido como mi “marido televisivo”, y a mí me costó mucho dejar de trabajar con él cuando me fui de Canal 13. Él es muy importante no sólo en mi carrera, sino en mi vida. Soy muy amigos, muy cercanos. Y es un partner televisivo maravilloso: es generoso, me entiende, creo que nos complementamos súper bien.

Por formación tengo el ADN de Canal 13, que es la excelencia televisiva, creo yo. Estuve trece años en Canal 13, me formé ahí, aprendí casi todo lo que sé, aunque uno nunca termina de aprender. Trabajé con todos los equipos, me pasé por todos los programas: es mi casa, sin duda es mi casa, y me siento muy parte del Canal 13.

Cambió mucho la experiencia de ser madre entre Diego y Pedro Cisternas, y Facundo y Gracia Sánchez, porque uno tiene mucho menos ansiedad, menos preguntas, y aprendes a seguir el instinto, que uno siempre lo tiene, pero reniega un poco la primera vez que es mamá; porque no confía en uno misma, y las respuestas siempre están en uno. La experiencia de la maternidad es justamente eso, dejarte fluir. Cuando uno fluye en la maternidad, no se equivoca.

"Soy una buena consejera", declara Diana, que cuando chica tenía una "oficina de consejos". Foto: Andres Perez

“Soy la peor del mundo para retar (...) Grito, pero sin autoridad”, dije hace un tiempo (en De tú a tú). Parece que es una habilidad que ya no desarrollé. Cristián tiene mucho talento para eso, a pesar de que se ve que tal vez yo podría ser la que pone las normas, soy muy mala, jaja. Creo que mi talento como mamá va por otro lado. Soy una buena consejera. Soy buena para educar con el ejemplo, porque cada vez estoy pensando en que todo lo que hago genera un impacto directo y muy potente en mis hijos. Para eso creo que soy buena. Pero no soy creíble, me enojo pero no me enojo, se me pasa, siento que las cosas que han hecho mis hijos no son tan graves como para generar un castigo o algo. Termino por bajarle el perfil. Soy blanda para eso.

No volvería a conducir un matinal (tras Mucho gusto, en Mega, durante la pandemia)... Pucha, no soy muy amiga de decir nunca, pero no es lo mío. Los matinales cómo están hoy, sin duda, no son lo mío. No podría, no podría.

En Gran Hermano II, con la experiencia del primero, me gustó mucho que fui muy honesta y orgánica en mi comportamiento. Y quiero no perder eso, no ir con una idea preconcebida o algo maquetado de cómo tendría que ser el rol de un conductor. Prefiero fluir porque finalmente uno está hablando de vidas humanas y de una situación límite, por lo tanto, me gusta ir lo más desprejuiciada y libre posible.

Diana estuvo en la conducción de la primera etapa de Gran Hermano, a la espera de una segunda tanta que vendría con ambos importantes.

Me he paseado por todos los formatos (de programa), y eso me pone muy orgullosa, me encanta mi carrera por eso; creo que ha sido diversa y también agradezco las oportunidades, haber podido hacer cosas muy distintas. No tengo planes, no tengo expectativas, y eso me hace muy feliz, porque me dejó sorprender por las oportunidades que me llegan. Tengo pendiente un par de podcasts que quiero hacer. Y en televisión estoy abierta a todo: me encanta todo lo que he hecho y me gusta seguir experimentando.

Con el supuesto audio mío que se filtró para la publicidad de Entel, es bien llamativo lo que pasó, hasta vale como experimento humano, porque el audio no decía nada, y finalmente es: qué heavy que provoque eso en las personas (especular con un supuesto quiebre de pareja). Podría haber sido cualquier tema y, sin embargo, generó aquello, en particular, como que teníamos una crisis matrimonial. Y no, es todo parte de tu imaginación, y de todos los que elaboraron esta historia paralela.

El mayor lujo es el tiempo. He tomado muchas decisiones en pos del tiempo y de mi paz mental.

Hace unas semanas, un supuesto audio filtrado de Diana hizo a muchos pensar que su matrimonio con Cristián Sánchez estaba por colapsar. Foto: Andres Perez

Cuestionario pop

Si no hubiera sido periodista me habría gustado ser decoradora de interiores.

En la época universitaria era muy poco carretera. Me he puesto carretera de adulta. ¿Estudiosa? Lo justo. Me divertía, pero no con el carrete clásico, era mala para la discoteque y para salir. Siempre me han gustado las juntas más pequeñas, en casa, en un ambiente más de confianza.

No tengo apodos.

Tengo muchos sueños pendientes, pero uno es retomar el baile. Me gusta mucho bailar y me encantaría en algún momento retomarlo.

Una cábala que tengo es levantarme, agradecer y mandar buenas energías siempre.

A pesar de que estudió periodismo, Diana empezó su carrera como diseñadora de interiores. Foto: Andres Perez

Una frase favorita es “eres dueño de tus silencios y esclavo de tus palabras”.

Un compañero ideal de conducción... Es injusto que diga uno porque tengo varios, pero hoy me quedo con mi marido, que hacemos radio (Pauta, con Tarde o temprano) y lo pasamos muy, muy bien.

Mi primer sueldo lo debí haber gastado en ropa, seguro, porque aún no era mamá.

Una hobby escondido es que me gusta pintar, colorear.

Tengo muchos músicos favoritos, pero últimamente estoy escuchando mucho a Adele. Me gusta mucho.

Una película que me hace llorar es La vida es bella; y la otra que me hizo llorar mucho es En busca de la felicidad: peliculón.

Diana se ha alejado de sus "placeres culpables", así que podría decirse que sólo le va quedando uno. Foto: Andres Perez

Si pudiera tener un superpoder sería el don de la ubicuidad, o sea, estar en varias partes al mismo tiempo.

Abandoné mis placeres culpables: no fumo, casi no bebo alcohol y no como azúcar... Bailar apretado sería tal vez, jaja.

Si pudiera invitar a tres personas de la Historia a un asado, sin duda tres mujeres. Me encantaría invitar a Isabel Allende, la encuentro fascinante. A Violeta Parra, porque he leído más de su historia y es increíble; trabajó desde los nueve o doce años cantando. Y la tercera sería Lady Di; no porque tenga cosas con la realeza, pero porque he visto hartos documentales de ella y, para mí, es un enigma; me gustaría saber cómo es la verdadera Lady Di. Sería una comida bien extraña, jaja, pero genial.

Diana Bolocco es una mujer muy inquieta y buena persona.

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