La Firme con José Luis Repenning: “Somos tan amigos (con Pri Vargas) que cualquier cosa que pasara podría estropear todo lo lindo”

Entrevista a José Luis Repenning, conductor de Tu Dia, a dos años de su arribo al matinal de Canal 13, para La Firme. Foto: Andres Perez

A dos años de su arribo a Canal 13, y en especial a la conducción del Tu Día, el periodista hace un balance de su paso de los noticieros al matinal, repasa su vida y obra, analiza su presente, la relación con Priscilla Vargas e incluso se proyecta laboralmente: “Me gustaría trabajar acá 10 o 15 años”, declara.

José Luis Repenning López (47) cruza uno de los patios centrales de Canal 13 cuando, al percatarse de su presencia, un grupo de señoras se levanta de sus asientos para pedirle una foto grupal mientras lo empapelan en elogios. Él accede de buena gana, sonriente.

—Los piropos los tomo como una expresión de cariño —expresa más tarde a La Cuarta el conductor del matinal Tú Día.

Después de veinte temporadas, “Repe” se animó a salirse de los noticieros y cambiarse de Mega, la que había sido su casa televisiva durante prácticamente toda su carrera. El periodista llegó a sumarse a la pantalla matutina de Canal 13, donde asumió la reformulación del matinal junto a su queridísima colega, Priscilla Vargas. Tras una fallida propuesta informativa (con Mirna Schindler y Ángeles Raya), él y “Pri” tomaron la posta en la nueva etapa del programa y, entre enero y octubre, repuntaron en el rating, ubicándose en el primer lugar junto a Mucho gusto (Mega).

Si bien Repenning defiende que lo más importante es el “contenido” para captar a los televidentes, lo concreto es que ha sido parte de aquella alza en sintonía cuando se cumplen dos años del este reseteado Tu Día.

En conversación con La Firme, él repasa su infancia y adolescencia rodeado de hombres, entre sus hermanos y el colegio; sus inicios periodísticos que, contra sus expectativas, lo llevaron a la TV; las coberturas que lo marcaron; su nueva faceta como rostro matutino; su relación con Priscilla Vargas y las repetidas especulaciones en torno a su estrecha relación; su lado como padre; vínculo con las redes sociales; temores y orgullos…

Eso y mucho más, a continuación.

LA FIRME CON JOSÉ LUIS REPENNING

Un recuerdo de mi infancia es mi vida en Parral, asociada a provincia. Vivíamos en una población donde había una plaza, éramos amigos de los vecinos y siempre jugábamos en la calle. Recuerdo que perseguía el camión de basura con mi hermano. Lo encontrábamos lo más entretenido que había, para ver cómo trabajaban. Soñábamos con subirnos al camión y andar colgando.

Estudié en un colegio (San Ignacio) de hombres y somos cuatro hermanos hombres. Me imagino que eso algo marca porque, al final, uno se relaciona con hombres en lo cotidiano y te hace probablemente forjar tu carácter de cierta forma. Por otro lado, es bien curioso, porque con mi papá a mí mamá la tratábamos como reina; ella era la que ponía el orden en la casa, y mi papá nos inculcó el respeto máximo por la figura de la madre y de la mujer. Éramos puros hombres despelotados, puros gorilas, grandotes; pero por otro lado, éramos muy delicados y obedientes al trato de mi madre.

Repenning recuerda su primera etapa de juventud, marcada por una gran mayoría de pares masculinos. Foto: Andres Perez

Las mujeres, para mí, eran todo un descubrir. O sea, yo tenía primas que veía todos los días en lo cotidiano; pero efectivamente fue un tema, jaja, porque yo no sabía muy bien cómo acercarme a las mujeres, no simplemente con un interés romántico. Después ya en la preadolescencia y adolescencia empecé a relacionarme más con mujeres; en mi colegio hacíamos actividades con los de mujeres. La relación con las mujeres era un mundo nuevo, aprender a acercarse desde el punto de vista de la amistad. Fue todo un desafío, del que yo era muy inseguro, ¡pero muy inseguro! ¡Y esa inseguridad me duró muchos, muchos años! No faltó el episodio de una chiquilla riéndose de mí y eso me generó toda inseguridad. Era complicado... Como a los 47 años superé ese temor al rechazo, jajaja (Broma).

Como a los 15 o 16 años me empezó a gustar una niña, y era súper torpe, cero decidido, cero engrupidor; más bien presente, pero a lo lejano; tenía que estar muy seguro de que yo le gustaba para acercarme. Era un pavor al rechazo, no temor, ¡pavor! Después de que tuve mi primera polola “estable” empecé a superar un poco ese cuento. Y eso fue como a los 17 o 18 años, jaja. Después entré a la universidad y no tenía amigas-amigas mujeres, reales amigas. Y hasta el día de hoy tengo el grupo de amigos de puros hombres del colegio.

Repenning recuerda sus primeras y tímidas andanzas adolescentes en el amor. Foto: Andres Perez

En el colegio alguna vez me dijeron “Paty Maldonado”, por molestarme. Lo que pasa es que me decían “hocicón” porque tenía la boca grande, entonces usaban cualquier cosa que pusiese asociarse, y alguna vez me dijeron “Paty Maldonado”. Pero era para reírse nomás. En un colegio de puros hombres los sobrenombres volaban. Había algunos que tenían sobrenombres estables, y otros que aparecían por momentos. Yo no era tan travieso; era pelotero, de llegar tarde y, en una época, de sentarme al fooondo de la sala. Pero no era desordenado, nunca tuve problemas de disciplina en el colegio. Pero me gustaba participar, de repente, siguiendo a algunos amigos, en alguna cosa, a hacer algo entretenido; pero no era particularmente travieso.

Me arrepiento de muchas cosas, entre ellas de haberle mentido a mi mamá. Esas mentiras que uno hace de adolescente, para salir hasta más tarde, porque llegaba atrasado, o iba a hacer algo y en realidad le dije a mi mamá que iba a otra cosa. “¿Fuiste a tal parte?”, me preguntaba. “Sí, sí”, respondía, y no había ido. Esa mentira para zafar de la disciplina de los padres... Seguramente, uno en la vida alguna vez hirió a personas, amigos, familiares, pololas y parejas, y sin la intención probablemente de hacer el daño. Pero de repente uno mete las patas. Me arrepiento de muchas cosas que podría haber hecho mejor, tomado decisiones distintas, y entre esas cosas destaco haberle mentido a mi mamá.

"Me arrepiento de muchas cosas que podría haber hecho mejor", declara "Repe". Foto: Andres Perez

Este es un pensamiento solamente mío y no para convencer a nadie: uno no puede vivir de la soberbia de decir que lo ha hecho todo bien en la vida y no se arrepiente de nada. Entiendo cuando alguien dice “no me arrepiento de que me haya pasado esto porque aprendí de eso”, pero es distinto decir “no me arrepiento de nada de lo que he hecho” desde la soberbia. Le tengo pánico y pavor al pecado de la soberbia, sentirse superior al resto, así como que todo lo hago bien. He caminado por la vida teniéndole mucho respeto a ese pecado y tratando de jamás caer en él.

Desde que trabajo en la tele —y principalmente desde que he estado en pantalla— procuro siempre tener la certeza de que uno vive de los momentos, y que mañana puede ser distinto. La vida es redonda. Uno con sencillez y humildad tiene que trabajar todos los días igual, ¡desde el día uno! No sentirse más que nadie, respetar el trabajo del otro, que es fundamental, no solamente de mis colegas periodistas, sino que de camarógrafos, productores y gente de comunicaciones. Todos tienen sus metas y cosas por hacer y hay que respetarlas. El respeto por las personas. Procuro no caer en la soberbia, y espero no haberlo hecho... y si lo hago, que alguien me avise... para tomar conciencia.

"Procuro no caer en la soberbia, y espero no haberlo hecho", plantea Repenning. Foto: Andres Perez

No tenía muy claro cuál era mi destino. Salí del colegio y no tenía muy claro qué hacer. Yo estaba en el (electivo) biólogo, con la perspectiva de involucrarme con el mundo científico. Después, cuando estaba en cuarto medio, di la Prueba de Aptitud, que me fue bastante bien, decente. Salí a hacer un bachillerato. No lo tenía claro. Después me cambié hacia la economía y después definitivamente entré a Periodismo. Nunca más tuve duda. La madurez te va orientando. En algún minuto incluso pensé dedicarme al fútbol; tuve una pasada muy corta por las inferiores de la U. Católica, les interesaba porque era un gallo de 1,88 y rápido, habrán pensando que tenía algún potencial. Pasé por todas, no tenía muy claro mi norte. Mi papá era un santo, no sé cómo no me mandó a la punta del cerro, por estar tan dubitativo, y no existía ni el CAE ni la gratuidad, jaja.

Empecé a trabajar en una discoteque en primer año de universidad, tenía 18 años, unos primos míos trabajaban ahí y necesitaban un barman y dije: “Bueno”. Hice un curso con un barman profesional, me aprendí la carta de tragos, me ponía guayabera, me hacía una cola en el pelo largo y jugaba a ser Tom Cruise. Lo pasábamos bien y ahí trabajaba los fines de semana. Ahí conocí a la (hoy periodista) Paulina Rojas, que había salido con un primo, y meses después la conocí yo, y pololeamos como tres años.

Repenning recordó sus tiempos universitarios trabajando con barman. Foto: Andres Perez

Partí escribiendo en revistas y trabajando en radio. No pensé que trabajaría en la tele. Estábamos muy en la vorágine de las Eliminatorias para Francia 98, y soy pelotero, futbolero. Me compraba todos los lunes el diario La Nación, porque venía la revista Triunfo; tenía una colección, que no sé dónde quedó, pero era gigante. Y yo leía la Triunfo y me iba de la universidad y en un minuto dije: “Quiero ser periodista deportivo”. En cuarto año de Periodismo, salí tocar puertas, caché que en esto uno debe tocar puertas desde temprano. Y me fui a la Radio Agricultura, con Milton Millas, y me dijo: “Si tú quieres trabajar, feliz, pero no tengo cómo pagarte”. “No importa”, le dije, y partí a trabajar a la Agricultura, donde hice deportes. Me topé con el equipo, que era súper buena onda, y me apoyaron harto, hice (reporteo en) cancha, iba a los entrenamientos y hacía notas de radio. Fue súper entretenido… El periodismo deportivo ya fue, estoy en otra.

Mi universidad (la del Desarrollo) me propuso para Mega. En la Agricultura estaban contentos con mi trabajo, me iba a quedar ahí y el mismo editor de la radio me dijo: “Esto puede ser una ventana... a la radio, si te gusta, vas a volver algún día; pero prueba allá porque te puede ir bien”. Empecé a aprender a hacer tele. Ahí estuve veinte años, haciendo una carrera pasando por todas las áreas, por todos los turnos, llegando a la conducción de noticias.

Repenning partió haciendo radio y luego hizo su práctica en Mega, donde se quedó durante cerca de dos años. Foto: Andres Perez

La cobertura más épica y soñada que he hecho, por lejos, es la de los 33 mineros (2010), por todo lo que fue, por todo lo que uno se relacionó con la familia. Todos nos pusimos detrás de la empresa de sacarlos, cada uno desde su trinchera. Ayudamos mucho a la esperanza. Eran dramáticos los primeros días, cuando los encontraron diecisiete días después y la angustiosa espera de todas esas semanas para diseñar la forma de rescatarlos. Todo fue muy épico, emocionalmente muy complicado. Estar allá, más encima, era muy difícil. Hubo momentos de tensión. Pensé que se iba a desbordar todo en algún minuto, cuando falló el primer intento de rescate. Me acuerdo que las camionetas de los rescatistas salían, salían y empezó una especie de nerviosismo e histeria colectiva entre los familiares que decían:”¡Los van a dejar enterrados!”. Ya veía que romperían las barreras de seguridad para entrar en masa. Pensé que se podía armar una cosa violenta; la angustia de los familiares era mucha, y comprensible. Todo partió de lo más rudimentario a lo más tecnología de punta. Es una historia muy espectacular, nos hemos olvidado un poco de ella desde el punto de vista de lo espectacular que fue.

El nacimiento de mi hija mayor, Valentina, me lo perdí por estar cubriendo el rescate de los 33 mineros. Ella siempre me decía cuando era más chica: “Yo soy patuda, papá, no te esperé y nací antes”. Nunca ha sido un tema para ella. El problema es más para uno, que fue la primera. Nació a las 7:40 AM y yo fui a las 11:30. Uno se preocupa, sobre todo por la mamá, que está en esa circunstancia en que “necesita” al hombre al lado. Y la guagua tendría que haber nacido dos semanas después... Pero todo salió bien.

Repenning destaca lo que fue el hito del rescate de los 33 mineros en el 2010 y recuerda algunos momentos críticos. Foto: Andres Perez

Me he autodenominado como “el bombero de las comunicaciones”. Ahora que estoy en el matinal, sigue siendo así. Uno siempre es un bombero: estés donde estés, si pasa algo, tienes que llegar... Cuántas veces estuve prendiendo el fuego para el asado, tenía treinta personas invitadas a mi cumpleaños, mis papás, mis hermanos, cuñados, sobrinos y mis suegros en esa época, a las 1 de la tarde, esperando a que llegaran... Aluvión de Tocopilla... Fui... Hice mi bolso, con los cargadores externos y todo. Siempre me tocó perderme y salir de cosas... Quizá “bombero” es un poco exagerado para la pega que realmente tienen los bomberos, pero es una forma de expresar que cuando la noticia aparece uno debe estar... Vale la pena, de todas maneras, perderse (esas instancias personales) por eso hitos noticiosos, porque te permite estar en contacto con lo mejor y lo peor, sentir la vida misma como si la tuvieras al alcance de la mano, la vida de los demás, las realidades tal como son, el sacrificio de los héroes que tenemos en Chile, bomberos y carabineros, toda esa gente que se desvive por el resto, esas autoridades nobles que lo mueven todo por la gente, el drama de perderlo todo, de no tener futuro...

El periodismo tiene esa cosa linda de que te permite tener contacto y los pies bien puestos en la tierra, así como te permite conocer muchas partes del mundo y autoridades. Tiene esas cosas lindas, pero también te permite conocer lo más duro. No me arrepiento de haberme perdido el parto de mi hija. No me arrepiento, porque pude estar en uno de los acontecimientos más épicos que ha habido en este país. Fue impresionante.

"No me arrepiento de haberme perdido el parto de mi hija", declara Repenning a sobre los exigentes tiempos periodísticos. Foto: Andres Perez

Estuve veinte años en Mega. Tiene un lugar importantísimo en mi vida. Me formé ahí, conocí a mucha gente, quiero a mucha gente que todavía está. Soy un agradecido de Mega. Tuvo un crecimiento de ser un canal muy chico, con hitos que iba teniendo, a ser un canal grande. Viví todo ese proceso, desde cuando estábamos en el fondo y rasguñábamos para no caernos al hoyo, a después estar liderando en sintonía. Todo eso fue una escuela para mí y me dieron muchas oportunidades.

¿Qué echo de menos de conducir noticieros?... La verdad, poco, jajaja... Lo paso tan bien haciendo lo que hago hoy, puedo ser tan yo. No es que antes no fuera yo, pero tenía otro formato. Hoy estoy muy cómodo y feliz. Muchas veces se echa de menos la adrenalina del vivo, tanto del estudio como de la calle... aunque igual ahora me ha tocado salir a la calle, que es algo que no dejaré, es parte de mi alma mater... Pero esas transmisiones eternas, como “TERREMOTO EN EL NORTE”... y empezar a armar todo desde cero, cada uno sale con una mochila, un par de calzoncillos, un par de calcetines y dos poleras. Esa adrenalina se echa un poco de menos, y la de estar en vivo, cuando están pasando cosas y transmitiendo horas, horas y horas.

"Lo paso tan bien haciendo lo que hago hoy, puedo ser tan yo", expresa el conductor de Tu Día. Foto: Andres Perez

Uno está expuesto a meter las patas todos los días, tenemos cinco horas de programa, y no hay notas ni reportajes ni nada. La transmisión completa es con nosotros al aire. La escuela de prensa te da el tener incorporado el “hasta dónde llegar”, sobre cuando el formato de matinal permite mucho la opinión e interpretación, que eso te expone, porque se están desarrollando cosas en vivo y tú puedes elucubrar hipótesis sobre qué estás viendo; y en la opinión, que muchas veces es muy dura respecto de situaciones que pasan en el país. Uno está expuesto y se cuida todos los días, pero no se restringe desde el ejercicio del periodismo responsable. Eso no quita que uno no pueda meter las patas el día de mañana. Nadie está libre.

Como el matinal tiene la entretención incorporada, te permite hacer cambios en el estado de ánimo, o meter suspenso y hacer las pausas. Yo he tenido que aprender cualquier cantidad, y sigo aprendiendo. Por ejemplo, en prensa generas expectativas con un titular sobre una noticia, un poco más estructurada; en el matinal puedes generar expectativas, pero de distintas formas, y puedes recurrir a lo estrictamente periodístico o también a algo más extrovertido. Es importante tener complicidad con los partners, conocerse. Siento que he podido desarrollar mi faceta más lúdica y mi sentido del humor con mucha libertad, pero entendiendo que hay un formato televisivo que tiene incorporada cierta técnica o narrativa distinta: cómo cuentas una historia y cómo desarrollas una conversación. Ha sido un aprendizaje.

"Ha sido un aprendizaje", declara Repenning sobre su etapa matinal. Foto: Andres Perez

Tu Día se metió a pelear el primer lugar del rating. ¿Por qué? Es algo multifactorial. La gente puede querernos mucho a mí y a la Pri (Vargas), a la Michelle (Adam) y al Doctor Ugarte y todos, pero si no estamos en sintonía con lo que la gente quiere ver en ese minuto, no nos va a ver. Es súper importante el contenido, lo es todo; en esta industria uno se da cuenta de que es así. Cuando una animadora o conductor de televisión siente que sólo con ella o él esta cuestión va a subir como la espuma, se equivoca. Lo he visto tantas veces; es tentador para el ego pensarlo así. Pero no es así.

El contenido (en el matinal) es lo más importante, porque implica trabajo diario, despliegue de recursos, cabecease, entender el estado de ánimo del país, en la semana, en el día y en el mes. Nosotros, por ejemplo, ganamos en agosto y parece que en septiembre también. Pero de repente no le apuntas, y sales tercero (detrás de Mega y CHV), y estando la Pri, el Doctor Ugarte, la Michelle y la Camila (@camilachef) cocinando... ¿Y qué pasó? La gente prefirió otra cosa, otro contenido, y en todo el equipo trabajamos el contenido. Así te premia la gente.

Repenning analiza el alza en la sintonía de Tu Día durante el último año. Foto: Andres Perez

El desafío diario es leer a la audiencia y qué es lo importante que está pasando. Por ejemplo, cuando hemos tocado el Caso Audios, siempre nos enfocamos en cuál es el interés respecto al tema. Este caso es un tema que le interesa al país, y que es heavy, y por supuesto que lo llevamos… En cantidad de momentos informativos versus de entretención, tenemos ¡por lejos! más momentos informativos. Hay que darle una lectura a eso: la gente está preocupada porque hay delincuencia, está preocupada porque la clase política está corrupta, por los problemas que aquejan al país, y por lo que pasa en los barrios, que siempre fue, en Meiggs, en el Centro, en La Vega o en otras zonas. Siempre el matizar la información con el contenido más entretenido es desafiante respecto de cómo queremos presentar nuestro programa cada mañana. Lo que te sirvió un día, no necesariamente te sirve al otro. Y si a un canal le sirvió algo, no significa que te servirá a ti.

“Si nos pillamos a los 50 o 60 años, de repente envejezcamos juntos”, fue la promesa que le hice a Priscilla Vargas. Esa fue una especie de talla que ha dado harta vuelta. Parece que es una tontera que dije, porque ha resonado mucho... No creo que me aguante... No está escrita en ninguna parte, partió como un chiste básicamente... Pequé de ingenuo, porque como vengo de otra realidad (de los noticieros), lo que decía allá a nadie le importaba; pero lo dije justo cuando me vine para Canal 13 y tiré esa talla en Socios de la parrilla. Dos años después me siguen haciendo preguntas de eso.

Repenning recordó la "promesa" que supuestamente le tiró a como de broma a Priscilla Vargas y generó bastante ruido. Foto: Andres Perez

“Sabemos la fantasía que existe sobre nosotros, y sería ciego o hipócrita no reconocerlo”, dijo Priscilla hace poco (en Revista Velvet)... Yo, por favor, lo quiero jurar a los cuatro vientos: no hay nada premeditado respecto a eso (en usar esa “fantasía” dentro del matinal), ¡nada de nada! Es más, el otro día le dije a alguien: “¿Sabes qué me da lata? Que mucha gente debe creer que nosotros jugamos con esto para sacarle partido”. En el programa alguna vez nos han tirado alguna talla, algún camarógrafo o la Michelle para molestar, pero no es juego permanente que tengamos, ni nada por el estilo, y que ahora sí y ahora no. Me da lata que algunas personas creen que esto es una estrategia de marketing, o está en la pauta de Tu Día: “¿Mañana con qué vamos a coquetear?”. No. Me da lata que la gente crea eso. Por eso de repente digo: “Ya, cortemos la cuestión, porque estas cosas aburren”. La gente puede creer que nosotros tenemos una intención con este cuento. Y no. Si hay algo que creo que tiene de valor el programa es que somos súper transparentes en las personalidades que tenemos. La gente nos cree y esa cuestión no la vamos a perder por tonteras, porque es pan para hoy y hambre para mañana. Si fuera cierto, ¡es una estrategia muy mala! ¡Me encantaría trabajar con la Pri años!... Pero esa estrategia te puede servir para, ¿un año? Dos, con suerte.

“Sería tonto descartar de antemano una situación así”, dijo Priscilla (a Velvet también) sobre la chance de una eventual relación de pareja. ¿Coincido con esa apreciación?... Lo que pasa es que somos tan amigos, tan partners, que cualquier cosa que pasara podría estropear todo lo lindo como amigo de la vida y del trabajo. Sería muy fome... También es como “péguenle un cachetazo al ‘Repe’, mira la mujer que tiene trabajando todos los días, estupenda, encantadora”. Entiendo a la gente que piensa así, pero también se ha visto que relaciones de amistad se estropean por decisiones apuradas.

Estoy feliz en Canal 13 y, si me aguantan, me gustaría trabajar acá diez o quince años.

Repenning analizó algunos hitos mediáticos en torno a su relación con Priscilla Vargas. Foto: Andres Perez

Nunca me he planteado animar el Festival de Viña, porque como entré a esta área de las comunicaciones que distinto, los matinales, siento que tengo muuuucho qué aprender, y seguramente capacitarme para pretender algo así. No es que le tenga miedo al público ni nada por el estilo, sino que es respeto por un escenario que merece al mejor profesional del momento arriba.

Valentina, José y Pablo son mis tres hijos, que son el norte de mi vida. Los veo ene. Están desde el martes (conmigo), me tuve que levantar más temprano para hacerles las colaciones y servir los almuerzos, tenerlos listos, levantados, duchados y vestidos, y ahí me voy (al trabajo) para estar acá a las 7:50 AM, porque el taco es infernal. Me demoro media hora y vivo al lado. Estoy con ellos siempre, en la semana, y este fin de semana, por ejemplo, están con la mamá pero yo igual estaré con ellos porque mi hija mayor tiene que competir en un torneo escolar de atletismo, lanzadora del disco, y voy a verla. Siempre la voy a ver. Al “Rorro” la semana pasada lo fui a ver al fútbol; de hecho, el fin de semana ya casi ni voy a jugar a la pelota a donde siempre, porque siempre tienen partido, y los voy a ver.

Repenning cuenta cómo es la dinámica que lleva con sus tres hijos. Foto: Andres Perez

Me salí de Twitter (hoy X) hace varios años, porque estaba bien insoportable el clima a propósito del estallido social, así que dije que “por salud mental esta cuestión la cierro”; no es que me afectara demasiado, pero me aburría, si era como “¡oh!, el cielo está azul” y alguien (corregía) que “está gris, estúpido”. Y es una lata, porque veo especialmente que políticos y parlamentarios empezaban a hacer política por Twitter, y todavía lo hacen. Así que tengo una cuenta que es para informarme, y no tuiteo.

Tengo Instagram y un TikTok, que no soy muy tiktokero. La gente es súper cariñosa; no falta la mala onda, pero da lo mismo. No me afecta. Mi relación con las redes sociales es bastante sana. Me escriben muchas señoras. Nada muy picarón, todo siempre con cariño; lo más picarón es algo tipo “está más bueno que el pan con chancho”, cosas así. Los piropos los tomo como una expresión de cariño. Nada más que eso.

"Los piropos los tomo como una expresión de cariño", plantea Repenning. Foto: Andres Perez

Creo que he sido una persona normal en cuanto al carrete a lo largo de mi vida. Iba a discoteques y a fiestas de colegio; después iba a boliches, y mucho tiempo trabajé en discoteques, así que trabajaba más que disfrutaba. Después ya cuando uno empieza a trabajar le baja un poquito la intensidad, me puse súper casero. En general, prefiero los carretes en la casa, los asados, y fantástico si se arma una fiestoca. Nunca me agradó esto de que no podías conversar y gritar en la oreja para conversar, o te empujaban y se te caía la piscola.... De vez en cuando ¡seguro! tengo algún carrete. El año pasado andaba en Puerto Velero y un amigo para su cumpleaños hizo una fiesta, y ahí carreteamos. Pero no soy muy bolichero.

Soy pudoroso en general, en el sentido de que las cosas que son propias de la intimidad son propias de la intimidad, desde el aseo y la limpieza hasta el cuerpo. Me ofrecieron desnudarme para el regreso de la Revista Caras y no lo haría jamás. Uno ya no está a la altura (para eso), jajaja, y me da pudor; no es tanto porque no tenga calugas o músculos: me da pudor.

"Soy pudoroso en general, en el sentido de que las cosas que son propias de la intimidad", admite Repenning. Foto: Andres Perez

En la pandemia caí en un círculo vicioso, en esto de los hábitos un poco sedentarios. Igual salía a trabajar todos los días, pero también tenía que estar en mi casa. Empecé a entrar en carnes (engordar), entonces te da flojera (moverte)... Y este año me puse las pilas. Estoy re bien, haciendo deporte y comiendo bien. Me siento bien.

Siento que partí una etapa laboral completamente distinta hace dos años, nada qué ver con lo que había estado haciendo antes. En prensa tuve una muy linda carrera en que partí muy de abajo, y pasé mucho tiempo conduciendo y siendo el rostro masculino más visible donde partí. Siempre he mirado eso con mucha humildad y satisfacción... Ahora es todo nuevo para mí en Canal 13: me senté en un programa rodeado de mujeres preguntándome cosas (Juego Textual), al ratito tuve que ir al Festival de Viña y además me puse la chaqueta blanca (de la antigua área deportiva) y estuve comentando partidos del Mundial; ha sido una vorágine, la exposición es muy distinta. Entré a un equipo y a un formato en que hemos podido hacer las cosas bien para ser competitivos y tener muy buena recepción del público, no sólo en el rating sino en los estudios de opinión y en lo que uno percibe en la calle... Siento que, con la base que me entregó prensa, estoy comenzando algo. En lo personal, estoy en un minuto expectante de mi carrera...

Cuestionario Pop

Si no hubiera sido periodista me habría gustado ser médico.

En mi época de estudiante de Periodismo en la Universidad del Desarrollo era carretero y estudioso, un poquito de todo.

Un apodo además de “Repe” es “Toro”, mis amigos íntimos del colegio de repente me decían “Toro”; como soy grandote de repente soy medio bruto.

Un sueño pendiente es conocer Estambul, porque fue el Imperio romano que duró mil años, que después de transformó en la capital del Imperio otomano. Tiene una cantidad de historias esa ciudad.

Una cábala es besar mi medallita de la Virgen de los Rayos (Cuelga en su pecho).

¿Una frase favorita?... Hablo con dichos todo el tiempo: “¿Cuántos pares son tres moscas?”, “Más papista que el Papa”... En mi familia hablamos todos con dichos.

Antes del periodismo, los intereses de Repenning iban por el médico. Foto: Andres Perez

Un trago favorito es la piscola. La preparo con hielo, un tercio de pisco y Coca-Cola hasta arriba.

Un trabajo mío que no se sabe es que fui repartidor de volantes, chico, a los 16 o 17 años.

¿Un cantante favorito? No podría hacerle esto a Nino Bravo. Mis favoritas son “Un beso y una flor”, “Cartas amarillas”, “La puerta del amor”, “Te quiero” y “Libre”.

Mi primer sueldo lo gasté en un horno eléctrico que compré para mi mamá y mi papá, que lo tuvieron hasta hace pocos años. Cuando entré a mi práctica en Mega me daban un pequeño sueldo, modesto.

Un hobby es leer Historia, me encanta la Historia. Me puedo pasar un sábado completo viendo documentales y leyendo. Todo el proceso entre la caída de Constantinopla (1453) y la expulsión de los moriscos de España (1609) fue determinante en la Historia de la Humanidad, y es muy entretenido: los descubrimientos, la reconquista española, el descubrimiento y conquista de América, la reforma protestante, los diferentes renacimientos... También me gusta jugar golf aunque no juego mucho.

Un periodista que siempre he admirado es Santiago Pavlovic y una periodista es Soledad Onetto, me encanta la Sole, la encuentro seca... ¿Y la Priscilla? También.

Un talento oculto es que... soy bueno pal emboque, soy bastante bueno pal emboque... pero que no se malinterprete, jaja. No es muy común... Hago imitaciones también; no como (Stefan) Kramer y esas cosas, pero era el típico hueón del curso que hacía las caricaturas de mis compañeros (dibujadas) e imitaba a los profesores.

"Soy bueno pal emboque, soy bastante bueno pal emboque", asegura el periodista. Foto: Andres Perez

Una película que me hace llorar es El niño que domó el viento... Tiene un final feliz, pero es espantosa.

Soy medio escéptico con el horóscopo y todas esas cosas, pero la respeto. Uno nunca sabe. Soy Leo.

Si pudiera tener un superpoder... esa discusión la tuve con mis hijos, jaja... me gustaría volar. Siento que volar es una sensación tan de libertad.

Si pudiera invitar a tres famosos de la Historia a un asado, uno sería Napoleón, me encantaría conversar con él, es un personaje muy interesante pero muy trastornado; Nelson Mandela; y para incorporar a un chileno, me encantaría saber qué pasaba por la cabeza de José Miguel Carrera.

José Luis Repenning es un tipo normal, con sus defectos, sus errores, virtudes; que de repente puede andar de malas, pero siempre está de buenas; un tipo optimista; pero, sobre todo, un tipo normal, que lo mueve el amor a la familia, a los hijos y amigos. Así se considera a sí mismo. Comete errores, tiene sus defectos, virtudes y le encanta disfrutar. Es súper pragmático.

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