Con casi tres décadas de carrete televisivo en el cuerpo, la animadora de Canal 13 atraviesa actualmente por uno de sus mejores momentos en la tele a color, donde está ad portas de iniciar un nuevo desafío con el reality ¿Ganar o Servir?. Junto a La Cuarta, hace un recorrido sobre su carrera, habla sobre el inolvidable cuchicuchi y también aborda varios temas relacionados con su vida más personal.
Karla Constant, sin duda, es uno de los rostros que más dio que hablar en la pantalla chica durante los últimos meses. Tras su paso por Mega, la comunicadora regresó en agosto de 2023 a Canal 13, la casa televisiva en donde vivió los mejores años laborales y en la que formó parte de varios programas emblemáticos de la ex señal del “angelito”.
Quien estudiase como relacionada pública, logró debutar en UCT-TV en 1996 e integrar el clásico Pipiripao, para luego trasladarse a Inés Matte Urrejola y consagrarse al participar en estelares como Video Loco y Si se la puede gana. También tuvo un breve paso por el matinal del canal.
Sin embargo, fue recién en 2006 cuando dio un giro en 180º al atreverse con un género que por estos días agarró un segundo aire y que la tienen en uno de los peaks de su carrera: los reality show.
Claro, pues Karla debutó en esas ligas con La Casa, posteriormente siguió con Expedición Robinson, la isla VIP, y a estas alturas acumula varios mas en el cuerpo. Por lo mismo, a la hora de hablar de las papitas más sabrosas de los espacios de telerrealidad, en una voz más que autorizada.
De hecho, cómo es lidiar con los famosos en un contexto de encierro será uno de los temas que abordará en La Firme, donde también repasará parte de su currículum en la tele a color y también algunos momentos más personales que enfrentó a lo largo de sus 51 años de vida.
En términos de pega, hará un repaso de lo que fue regreso a Canal 13 de la mano de Tierra Brava, espacio que conduce y que se encuentra en su recta final, y también sobre cómo se viene la mano Con ¿Ganar o servir?, el reality que está pronto a ver la luz (se estrena el 21 de abril, mismo día de la final de Tierra Brava) y que también la tendrá como animadora estelar junto a su fiel partner, Sergio Lagos.
¿Algo más? Obvio, pues también hablará sobre su lado más coqueto, el cual asegura nunca ha dejado de lado, y del inolvidable cuchicuchi, frase acompañada de un sensual movimiento que inmortalizó a mediados de los 90, y que en ese entonces enamoró a los papas de cazuela. Incluso, hasta el día de hoy se lo recuerdan y piden en cada lugar donde va.
Soy relacionadora pública de profesión y me encanta la producción, los eventos. Soy muy buena organizando. Y en algún minuto pensé, cuando todavía no me titulaba, que me encantaría trabajar en televisión, pero siempre me vi detrás de cámara, como organizando equipos. Me imaginaba justamente como los coordinadores de piso. Eso estaba en mi imaginario. Y después me presenté a un casting para trabajar en televisión. Todo esto animada por un amigo mío, pero nunca fue mi sueño.
Ya cuando ya estuve ahí, me di cuenta de que algo había en mí. Lo pasé muy bien, yo creo que lo primero que conecté a través de esas pruebas de cámara fue que lo disfruté mucho. Nunca me puse nerviosa ni era que algo que me provocara ni dolor de guata, ni dolor de cabeza, sino que lo encontré muy natural. Y una vez que quedé seleccionada y empecé a trabajar en el UCV-TV, me di cuenta que había conectado con esa pasión que antes no tenía por otras cosas. Y creo que mi primer trabajo destapó eso, destapó una botellita, una caja de Pandora, no sé cómo llamarlo, porque después no hubo vuelta atrás.
Nunca me imaginé fuera de la tele, esa es la verdad. Trataba de ponerme en otros lugares y la verdad es que después decía ‘¿para qué me imagino en otros lugares si en verdad esto es lo que a mí me apasiona? Y esto ha sido hasta el día de hoy. Y esas ganas no han cambiado, todo lo contrario, aumentaron con el paso del tiempo, porque además con los años he podido experimentar en distintos formatos, entonces me gusta, encuentro que es bonito tener oportunidades y nuevos desafíos. Y eso siempre me pasa, entonces te vuelves como adicto a la televisión, a la adrenalina, pues más allá de querer ser o no famosa, era lo que me producía comunicar, porque yo creo que lo mío es la comunicación, por algo estudié relaciones públicas. Y de hecho en las pruebas de cámaras siempre me decían, ‘bueno, habla de algo que tú quieras’ y yo decía ‘esta es mía’, porque soy buena para hablar. Me resultaba bien, natural, y no me estresaba.
Llegué a UCV gracias a una conversación con un amigo. En algún momento conversamos acerca de qué nos gustaría hacer, yo se lo comenté, él vio un aviso en el diario, entonces me animó para que me presentara. Creo que nunca lo hubiera hecho por iniciativa propia. Y él me impulsó, presenté mi foto, la típica, los datos, y me llamaron. Hice como tres audiciones y quedé, quedé ahí en UCV-TV.
Llegué a Pipiripao y, al año después, me dijeron ‘oye tenemos la idea de hacer un proyecto como un poco más juvenil’. Y ahí partió el Descolgados, que fueron mis dos años en UCV, y de ahí me vine a Canal 13. El Pipiripao no tenía nada que ver con el Pipiripao que hacía Roberto Nicolini, sino que yo hacía los enlaces entre los dibujos animados que daban. Y en esos enlaces íbamos en vivo, entonces hacíamos llamados telefónicos, concursos, tenía todo que ver con la comunicación, porque en verdad para mí era fascinante esto de estar saliendo como en la tele, pero poder hablar con gente. Regalamos cosas, hacíamos concursos, fue una etapa súper bonita en donde en verdad trabajé todo ese año desde la inocencia, porque no sabía nada, nada de la tele en el fondo.
Fui aprendiendo en el día a día, porque no tenía idea de nada, sólo sabía que cuando se prendía una lucesita en la cámara, tenía que hablarle a esa cámara Era todo lo que me habían enseñado. Yo estaba en mi salsa porque lo pasaba bien y me encantaba hablar. Y a veces iban niños al estudio, y eso como que te va envolviendo, es muy bonito, es muy bonita esa sensación.
El Descolgado fue ya otra cosa porque en verdad ya no íbamos interrumpido por monos, sino que íbamos de corrido. Y también hacíamos concursos. En ese tiempo existía el fax, entonces nos llegaban fax, entrevistábamos bandas locales, conocí mucha música a través de eso. Era como hacer un programa entre amigos, esa era la cosa, hacer un programa entre amigos. Lo disfrutábamos, lo pasábamos bien, hacíamos lo que se nos ocurría en el minuto, no había una pauta, no había nada, sólo hacíamos. Era sólo improvisación, no había coordinador de piso, no había una pauta, no había un libreto, no había nada, sólo indicaciones de a lo que íbamos.
El salto a Canal 13 se dio porque ese año fue un año bien movido para mí, porque además estaba haciendo radio en la Radio Tiempo, y entonces me postulan como revelación del año por radio, el 98. Además el Descolgado como que se estaba empezando a ver, teníamos puntos de rating. Era como bien alucinante. Nos llamaba la atención porque en realidad nosotros es como que hacíamos un programa para nuestra casa. Y me postulan por la Radio Tiempo, me acuerdo, para los premios APES.
Me acuerdo que ese año en los premios APES conocí a Juan Guillermo Vivado, que hacía Noche de Ronda, y me dice ‘te voy a invitar a Noche de Ronda’. Y me invita efectivamente con un grupo de personas muy grande porque ese capítulo especial era como los destacados del año. Y esa fue mi primera vez en Canal 13. Y después de eso me vio la producción de Gonzalo Bertrán, que era el encargado de hacer Vídeo Match acá en Chile. Y me llaman para hacer distintos capítulos. Y yo me animé y lo hice. También fue como bien experimento. Obviamente el programa, no sé cuántos capítulos tuvo al aire, pero fueron pocos. Pero eso me permitió ya tener una pata acá dentro de Canal 13. Y ahí me vio el equipo de Felipe Pavez (director de TV). Y me llamaron para hacer el piloto de Si se la puede gana. Hicimos el piloto, fue aprobado. Y de ahí todo las demás es historia. Me quedé para siempre en Canal 13.
El Si se la puede gana para mí era la concreción de algo. Como mis primeros pasos fueron en el UCV Televisión, después pegarme el salto a Canal 13 era, de verdad, todo un mundo. Un mundo diferente, un canal grande. Una época además de oro, en donde Canal 13 lideraba. Y lideraba en todo lo que era familiar. Piensa que estaba Video Loco, Maravillozoo. Además todos los estelares. Y haber aterrizado en ese equipo fue una suerte. Suerte increíble. Porque Felipe Pavez y todo su equipo trabajaba súper desde lo humano. Era un equipo muy comprometido que solo trabajaba con las emociones. Teníamos mucho respeto por las familias que se presentaban. Se presentaban familias de todo Chile, de todas las condiciones socioeconómicas. Era como una película, en verdad. Y a nosotros, nos permitió, a cada uno de nosotros, conectarnos con Chile.
Yo tuve una temporada cortita en el Video Loco. Todo se trataba, ahora que se menciona tanto la palabra colaborativa, en ese entonces para Felipe todo era colaborativo. Nadie brillaba más que otro, sino que si a uno le iba bien, al otro también. Como que fue un propulsor de la abundancia, porque en verdad nos hacía a todos trabajar a la par, todos grabábamos los audios, todos nos reíamos al ver los videos, todos teníamos que participar del trabajo del otro. El programa simulaba como un living y era eso, estar en la casa viendo tele, que hasta el día de hoy lo hacemos, y compartimos y nos manifestamos con respecto a algo. Bueno, él lo simulaba en un estudio de televisión en donde habían distintos animadores que presentaban algo, y ese algo nos tenía que gustar entre nosotros y al público.
Es todo un mundo lidiar con los famosos en un reality, porque a muchos los conoces de afuera y me ha tocado compartir pegas en otros lados. Y también hay absolutos desconocidos para ti. Nosotros en el rol de animador tenemos una línea, que obviamente no se cruza porque estamos claramente separados en cuanto a los roles, pero efectivamente en el día a día, pucha, pasan muchas cosas, hay cansancio, hay frustraciones, le pasan tantas cosas a un participante dentro de un encierro que ni ellos mismos lo saben hasta que lo viven. Entonces, por lo menos el trabajo que hago yo es siempre ponerme, vuelvo a lo mismo, ponerme en el lugar del otro, y entender que estamos todos haciendo un programa de televisión.
Yo no tengo una súper autoridad sobre un participante, pero sí me deben un respeto y entre todos juntos hacemos un programa bonito. O sea, si tú no me dejas hablar a mí como participante, sí, puede que sea tomado como una falta de respeto, pero finalmente lo que estás haciendo es interrumpir una labor, que es lo que yo siempre le digo: ‘déjenme trabajar porque yo estoy haciendo mi trabajo’. Pero sí, nunca es todo blanco y negro, como la vida misma. Hay matices.
A veces con Sergio (Lagos) nos acercamos a los participantes, los apapachamos, otras veces nos enojamos, otras veces, según lo que estamos haciendo, también hay que parar en medio de la grabación. Pasan muchas cosas. Es un programa grabado, pero en realidad cuando lo hacemos es como que fuera en vivo, entonces te encuentras con distintas situaciones, y sí, hay situaciones más complicadas, otras que son más entretenidas, hay de todo, en verdad. Yo creo que después de haber hecho tanto reality en el cuerpo no hay nada que me sorprenda como de decir ‘oh, yo nunca viví esto’. No, yo creo que todas las situaciones ya las he vivido. Algunas me gustan más, con algunas tengo más paciencia, más expertise, con otras no tanto.
A veces también pierdo mi paciencia, porque yo estoy concentrada haciendo mi trabajo y si veo que alguien o no me escucha, o conversa encima, yo encuentro que es como medio difícil poder seguir conversando, o tratando de mantener el hilo, o mantener esa emoción que se está viviendo en el minuto. Pero también tiene que ver con lo que uno está viviendo, porque muchas veces nosotros también estamos con cansancio, aunque obviamente nosotros estamos por sobre eso porque no importa cuán cansado estés tú, si lo que importa son los participantes.
Mis momentos más tensos los viví con personajes que por lo general son más potentes de carácter, que pierden más la paciencia, que provocan más situaciones. Yo creo que viví cosas con Oriana Marzoli, viví cosas con El Chispa, que yo recuerdo así como frescos en mi memoria. En la Isla Vip también con Fabricio.
Siempre hay participantes que van más allá y muchas veces te sacan de tus casillas, pero ese es el momento en el cual uno respira profundo y te acuerdas que en verdad esto es un programa de televisión. Pero sí, muchas veces desde lo humano cuesta llevar ciertas situaciones. Después uno se ve afuera y está todo bien. Es como lo mismo que la analogía del fútbol: en la cancha todo puede pasar, pero afuera estamos todos trabajando por un programa. No es que sea de mentira, lo que pasa es que te das cuenta que hay situaciones que se viven más intensamente porque estás en el encierro.
No es fácil estar en un encierro y uno tiene que ponerse en el lugar del otro porque en verdad todos hablamos desde la comodidad de nuestra casa. Decimos ‘yo jamás hubiera dicho una cosa así’. Claro, seguramente en tu casa nunca, pero en una situación extrema como es un encierro, puede ser que te hubiese pasado.
Jamás entraría a un reality. No me veo en una situación tan extrema, en un encierro, sin conexión, lejos de mis afectos y viviendo muchas veces situaciones que no quieres vivir. Yo creo que me querría ir luego, pronto. No aguantaría mucho
Mundos Opuestos I fue el reality que más me marcó. Fue un fenómeno para nosotros también, creo que es como cuando uno está ahí y uno dice ‘Dios mío, ¿cómo vivimos esto?’ porque además fue récord en sintonía, pero también el canal fue muy hábil en ese entonces de hacer muchas cosas comerciales. Y se vivieron cosas increíbles, realmente maravillosas. Viajes al extranjero, fiestas, de verdad era a otro nivel. Yo no me perdía ni un capítulo, llegaba a la locación y me quedaba ahí pegada, mirando lo que pasaba, estaba súper involucrada con cada una de las historias. Era una teleserie, realmente para mí fue una teleserie.
Y Tierra Brava también, de todas maneras. Siempre creí en el proyecto, sabía que nos va a ir súper bien en los números, porque sentía como la efervescencia de la gente. Nunca me faltó fe en ese sentido para con el equipo y el programa. Pero de todas maneras, cuando pasen más los años, siempre recordaré este reality como algo especial. Porque, una, porque fue mi vuelta a Canal 13, y fue un camino que empezamos a transitar desde el éxito. Me permitió trabajar con Sergio nuevamente, y con gran parte de amigos con los que hice gran carrera en el mundo de los reality. Fue increíble.
Yo pienso que los reality nunca dejaron de estar en el inconsciente colectivo. Creo que la gente constantemente pedía reality. Siempre estuvieron presente. Yo creo que el público fuerte de reality siempre estuvo ahí, se mantuvo esperando. Hasta que surgió este, muy al estilo de Canal 13. Y creo que vinimos a eso, como a llenar esas ganas de ver nuevamente un reality. Y se agregó público nuevo, niños. Fantástico.
Con el final de Tierra Brava puede pasar de todo. Lo que pasa es que siempre tú corres un riesgo. Puede ser que todo se desinfle o puede ser que todo siga muy intenso y muy arriba. Y la final de Tierra Brava se viene así, muy intensa y muy arriba. Yo creo que se ha trabajado súper bien el tema del día a día, las actividades, competencias. Todo es como que vuelve a cobrar vida. Y a pesar de que cada día van quedando menos, esos menos que quedan van como agarrando fuerza, porque cada vez son menos y saben que falta muy poco para la final. Y a pesar de que pueden estar muy cansados y muy agobiados, es propio del ser humano en la dificultad agarrar fuerza y vuelver a darlo todo.
Soy muy fanática de los realities. Me gustan porque, a ver, nosotros hacemos nuestra parte. Nosotros hacemos que las cosas sucedan con los participantes, pero después viene la magia. Y la magia realmente y todos los aplausos son para el equipo de contenido y guión. Porque ellos son los que arman el capítulo. No se falsea nada, sino que ellos deciden qué va con qué, no sé qué. Cómo se cuenta esta historia. Ellos en realidad son los maestros de todo esto. Nosotros hacemos lo propio, el equipo lo propio, pero contenido y edición son los que hacen magia.
Ir con ¿Ganar o Servir? pegadito a Tierra Brava es un desafío, pero creo que también es muy inteligente, porque efectivamente la cosa está caliente. El horno está para bollos. Y creo que ha sido muy inteligente no dejar pasar ni un solo minuto, sino que efectivamente ir altiro con el otro. Obviamente que habrán comparaciones. Yo creo que al público le pasa como a nosotros que uno queda un segundo viudo de lo que fue, pero inmediatamente, como pasa con las teleseries o con las películas, te vuelves a enganchar con otros personajes, con otras dinámicas, con otras historias. Ahora, yo siempre parto de la base de que nos va a ir bien. O sea, no me cabe ninguna duda. Este es un casting completamente diferente.
Tiene participantes que apuntan a distintas cosas. Pero más allá de lo que cada uno aporte, es la mezcolanza lo que genera. Es el día a día, las competencias, las rivalidades, las alegrías, las fiestas, la risa. Es un todo. Y ahí es donde uno ve cómo se va formando este caldo y cuáles son los ingredientes que le vamos echando. Porque efectivamente hasta ahora la gente se enamoró de una preparación, de este menú que hay con ciertos ingredientes, con ciertos participantes, con ciertas dinámicas. El desafío de ahora es como hacer un cambio, porque viene un cambio en todo sentido. Pero yo siempre parto de la base que nos va a ir bien, pues. Obvio. Tiene muy buenos personajes. Tiene muy buenas dinámicas. Se han cambiado varias cosas y creo que va a gustar.
Nunca tuve un problema con Oriana. Ella nunca tuvo un problema conmigo personal ni yo con ella, pero obviamente que no es una mujer pasadita por agua tibia, todo lo contrario, tiene un carácter muy fuerte. No en todo estuve de acuerdo con ella, pero había otros momentos en que nos encontrábamos. Porque lo que yo digo, ni con los personajes ni situaciones, nada es blanco o negro. Nunca, jamás. Uno puede tomar una cierta distancia, no involucrarse, pero siempre vamos a tener nuestra opinión con respecto a cómo ocurren las cosas.
Hoy en día los tiempos también nos exigen cosas. Hay líneas que no se cruzan, creo yo. Hay líneas que no se cruzan, hay que ser mucho más cuidadosos. Pero estamos todos claros, yo creo en eso. O sea, estos realities que está haciendo Canal 13 son 2.0. Y eso significa actualizarnos en todo, en todo sentido, y estar en concordancia y en sintonía con los tiempos que estamos viviendo y con el público que nos está viendo. Siempre van a haber matices, pero yo creo que tenemos todos claros cuál es la línea editorial nuestra.
La opinión con respecto a Miguelito, es como con cualquier otro participante, muchas veces no todo es blanco o negro, hay conductas que no te van a parecer, o cosas que no vas a probar, pero yo creo que lo importante en esto es entender, de verdad, que no hubo una mala intención por parte de él. Yo, de lo que yo vi, tanto en pantalla como personalmente, nunca vi un aprovechamiento. Por supuesto que hay dos partes siempre involucradas, las niñas, él. Efectivamente uno siente como una ternura especial por Miguelito y a veces se nos olvida que es un hombre grande, hecho y derecho, pero en su actuar yo creo que no hubo mala intención. Es una persona común y corriente, es bueno para jugar, es divertido, también a veces es complicado, pero no creo que en su actuar haya habido una segunda lectura, una segunda intención, el querer aprovecharse de algo, no. Muchas veces las situaciones se daban, pero siempre participan dos personas. Esa es mi opinión, solamente mirándolo desde fuera y de lo que pude percibir de dentro, nunca tuvo yo creo que la intención de aprovecharse de nadie.
Me tocó trabajar en matinales en distintas épocas, pero me encantan. Amo el programa matinal. Creo que, sobre todo ahora que están, por lo menos en el Tu Día, creo que han ido como logrando un equilibrio entre la información, la entretención, la compañía. Como yo siempre lo decía, en los tiempos más álgidos de la actualidad en nuestro país, yo decía que, efectivamente, yo sentía que el péndulo iba a volver a su lugar. Porque en algún minuto, porque, el acontecer así lo necesitaba o así lo pedía, fue mucha información.
Yo creo que el matinal tiene una misión y por algo dura cinco horas, es el programa que más tiempo dura. Yo creo que sí, es informar, no despegarse de la realidad, pero también acompañar y generar cosas buenas para que tú tengas un buen día. Yo soy una convencida de eso. Por eso me encanta que ahora haya cocina, que haya espectáculo, que haya momentos para reírse. Este equipo es muy bonito porque logran integrarlos a todos los que están detrás de cámara también, pero siempre desde el respeto, la simplicidad. Creo que realmente es un programa que acompaña.
Mi época en el Mucho Gusto, mira… voy a decir algo que es lo mismo que yo siempre le digo a mis jefes cuando me llaman para un trabajo, para un reemplazo: ‘Yo soy lo que soy’. Y la verdad, sobre todo a mis 51 años, no me interesa venderle algo que no soy a nadie. Y yo soy una persona cercana, amable, soy buena para reírme, soy una persona súper positiva, pero por sobre todo, muy conectada con la gente. Obviamente que no voy a cubrir roles que no están en mi expertise. Y por eso que tal vez me gustaba tanto trabajar en la último etapa que trabajé con José Antonio Neme, porque en verdad éramos los dos muy diferentes. Y si hay algo que admiro de José Antonio es su conocimiento. Oh, el gallo que sabe. Y yo ahí no me voy a meter porque es su campo. Y yo jugaba otra cosa. Y en esas diferencias era donde nos encontrábamos. Y es donde me ha pasado con la mayoría de mis compañeros de trabajo.
No trato de ganarle el terreno a nadie. Yo voy y soy lo que soy y por eso siempre pregunto en las reuniones de trabajo cuando me llaman las primeras veces y digo, ‘ya, ¿para qué me llamaste? ¿Qué quieres de mí?’ Porque si me están pidiendo otra cosa, yo les digo, ‘chiquillos, yo no voy a hacer eso’. Cuando tú asumes eso, en realidad lo vas a hacer increíble, porque no tienes que demostrarle nada a nadie. Yo hago mis pegas como lo que soy. Me preparo como todo el mundo. Preparo libretos, guiones, lo que tenga que preparar. La actualidad, lo mismo. Soy una mujer informada, pero tal vez yo no te voy a contar la noticia. Tal vez es mi compañero o compañera lo que lo va a hacer. Pero yo creo que es súper importante eso, aceptarse, conocerse y desde ahí tú aportas a un programa, no tratando de ser otra cosa que no eres. Eso te lo da la experiencia y te lo dan los años de vida.
Cuando empecé a hacer matinales, era una cabra chica, no entendía. Yo iba a jugar básicamente. El primer matinal que hice fue con la Savka Pollak, la Ana Sol Romero, el Renato Munster. Hicimos un reemplazo de verano en La Mañana del 13. Fue mi primera experiencia. Y luego de eso nos quedamos con Iván Valenzuela haciendo el matinal junto al tío Javier Miranda. Era por unos meses nomás, hasta que el canal definiera qué era lo que iba a hacer. Y le empezó a ir tan bien que no nos fuimos más. Después el tío Javier se fue, seguimos con Iván y ahí fueron llegando Marcelo Comparini, Rodrigo Barañao, Cristian Sánchez después.
Después terminé mi época de matinales y ahí fue cuando empecé a hacer los reality. Hice La Casa, La Isla VIP, pero siempre como que el matinal me estaba llamando. Siempre volvía, siempre volvía, siempre volvía. Después me fui a Mega y efectivamente terminé haciendo matinales. Primero con todo el equipo de Pablete (Pablo Alvarado, productor ejecutivo), donde éramos 500 mil. Lucho Jara, la Kathy Salosny, Ivette Vergara, Rodrigo Herrera, mi amiga Coté Quintanilla, la Begoña Basauri, Karol Dance, Joaquín Méndez, la Paty Maldonado, después llegó La Diana Bolocco, después llegó el José Viñuela.
Es una locura total trabajar con tanta gente a la vez, en donde tiene que haber un director de orquesta muy potente porque hay que regular cuando entra uno y cuando entra el otro, y saber trabajar en equipo, saber respetarse, entender que durante esas cinco horas siempre hay espacio para todos. Cuando yo llegué también estaba la Karen Bejarano, estaba Manuel González, el Manu. Era mucha gente. Era tremendo porque eran cinco horas con mucha gente en donde tienes que aprender a estar súper atento a los tiempos del otro, a saber cuándo entrar a jugar. Tu director técnico es súper importante, lo mismo que entrar a la cancha, cuando entras a jugar, saber dar los pases. Realmente fue una escuela muy importante para mí. Súper buena. Y el último tiempo que estuve primero con la Diana, de vuelta de la pandemia, y después llegó José Neme. Después se fue la Diana, me quedé con José y ahí yo ya terminé y me vine a Canal 13.
Nunca he tenido problemas para levantarme temprano. O sea, yo donde funciono mejor es en la mañana. Y estoy más clarita, no me cuesta nada levantarme. Nunca pongo dos veces una alarma, me levanto a la primera y siempre estoy muy clever en la mañana y con mucha energía. Pero me encanta hacer matinal porque tiene algo muy bonito. Y volvemos a lo mismo. Eres el primero que entra a la casa de la gente. Entonces creo que es una misión súper importante. ¿Con qué vas a entrar a esa casa? Yo creo, definitivamente, y me gustaba mucho la apuesta del equipo de Pablete cuando se entraba con música, con energía, porque tú salías de tu casa acompañado desde la buena onda. Y creo mucho eso, creo que durante cinco horas tu público va cambiando. Hay gente que se va a trabajar, que se va a comprar, que va a hacer aseo, que se va a estudiar. Imagínate los mundos de familias que hay, son eternos. Y en cada hora tú tienes que estar aportando algo, algo en la vida a esa persona. Y a mí me encanta eso.
Yo creo que el mayor aporte era la compañía y la entretención. Y efectivamente, yo creo que el péndulo tiene que volver a su lugar. Por eso me gusta Tu Día, porque hay un equilibrio súper bueno entre la conexión con la realidad de la actualidad, pero también la entretención y la compañía. Yo creo que no te puedes ir a ningún extremo. Lo importante es que puedas acompañar a la gente en los distintos ámbitos. Nunca separarse de la realidad. En todo caso, yo creo que en el Mucho Gusto a su manera conectábamos con la gente y con realidades de la gente. Pero me gusta esta fórmula, la del Tu Día ahora, porque son dos personas muy sencillas, como es la Priscilla Vargas y José Luis Repenning, muy bien informados y que hacen cinco horas como si de verdad que estuvieran en su casa. Donde pasan por la información, la entretención, por la compañía, por la buena onda, por noticias malas, noticias buenas, hay de todo. Yo creo que esa media está perfecta.
Llegué al Secreto a Voces porque me invitaron a integrarme al programa y la verdad es que decía, ‘¿pero qué voy a hacer yo ahí en un programa de farándula?’ Y dije, bueno, a ver, ¿cómo lo hago? A mi estilo. Siempre con un punto de vista que fuera bien respetuoso, porque en verdad la tentación de hablar de otras personas o de la vida siempre está. Entonces, pucha, creo que es un doble trabajo poder hacerlo de buena manera. Y me lo tomé así y lo pasé bien. No fue incómodo, sino todo es lo contrario. Me reí mucho y lo pasé bien.
El famoso cuchicuchi nació en el UCV tonteando. En un minuto se me ocurrió hacer eso de como, entre algún movimiento, algo coqueto. Hoy en día sería una viralización de algo. Se viralizó y nunca más dejé de hacer cuchicuchi, porque la gente me lo pedía. Todos los días, millones de veces. Al final yo lo único que hacía era cuchicuchi. Cuando me vine a Canal 13, siempre, iba a otra parte, lo primero que me pedían era cuchicuchi. Hasta el día de hoy me lo piden. Yo hago el cuchicuchi porque es como mi sello también. Creo que la gente lo recuerda mucho. Hay otra gente que no. Dicen, ‘¿qué es esa cuestión?, pero me lo pedían hasta en los eventos también. Paso por Policía Internacional y me piden el cuchicuchi, pero no me molesta, es muy bonito. Es muy bonito cuando tú tienes algo con lo cual la gente te identifica.
Mi faceta coqueta la exploto todos los días, soy una mujer sumamente coqueta. Soy muy coqueta donde esté. No lo hago a propósito. Es parte de mí. Es una de mis tantas cosas. Pero explotarla de otra manera, como, no sé, tal vez en el baile… Me encanta bailar y las veces que pude hacer coreografía y todo, de repente tenía cosas más osadas, las hacía, porque me encanta bailar. Me encanta cantar. Como que nunca me he puesto el límite yo misma. Siempre lo digo, lo único que me falta por hacer en tele son las noticias. Y si me dijeran, me sentaría ahí, me prepararía y haría las noticias. Pero me tendría que preparar. Por respeto, además, a los profesionales que hacen esto día a día, que no es fácil, pero me prepararía. Tal vez a veces uno difiere los tiempos, pero nunca dejaría de lado un nuevo desafío.
Yo creo que en Tierra Brava me he permitido más ser yo. Y porque ahora los realities también han cambiado. Antes había cosas que eran impensadas, que tú no podías hacer. Antes tú no... de verdad que no podías hablar por ningún motivo con un participante. Eso estaba prohibido. Tú no te mezclabas con los participantes. No traspasabas nada, ningún tipo de información, ni que cómo está, nada. Y había cosas que tú ibas a hacer y punto. Y no te pasabas de eso. Y hoy en día no, es mucho más entretenido. Por lo menos desde mi rol de animadora, yo este reality lo pasé súper bien. Súper, súper bien. Porque en verdad he podido jugar. O sea, yo creo que esa vez que la Eva no quiso hacer como el koala, yo le dije, ‘ay, ya están tonteando’. Somos todas viejas, ya está. Y me tiré a hacerle el koala al Jonathan. Y me salió del alma. Porque en verdad, yo, esta vuelta a Canal 13, solo tiene que ver con el goce. Y con el seguir creciendo. O sea, estoy súper lejos de yo misma frenarme en cosas. No, ya no estamos para eso.
Animar el Festival de Viña no es una meta, ni objetivo, nada. Me preguntaron si me gustaría. Yo dije que sí. Obviamente como estábamos en la época de festival, como que agarró vuelo. Pero no me quita el sueño, no me desvela. Y si no lo hago, no me va a pasar nada. Solo me preguntaron si me gustaría y dije que sí. Obviamente me gustaría, es bonito. Me tendría que preparar para enfrentar al Monstruo. Ahí viene todo un trabajo psicológico, profesional. Por eso que te avisan con tanto tiempo, porque uno se tiene que efectivamente preparar. Y porque además ese público y ese evento requiere de un respeto especial. Me prepararía, pero tampoco estoy en una carrera así por la animación, para nada. Solo me preguntaron si me gustaría y yo dije que sí, para ser honesta.
De hacer Viña, obvio que me gustaría que fuera con Sergio Lagos, porque nos entendemos perfectamente bien. Creo que los dos disfrutaríamos mucho del momento, de la música. Pienso que el escenario de la Quinta Vergara requiere de mucha complicidad, de mucho compañerismo. Y nosotros ahí tenemos terreno ganado. Trabajamos muy parecidamente con Sergio. Lo disfrutaríamos.
Yo creo que el público lo quiere y lo pide. Estoy hablando de él, no estoy hablando de mí. Y sería bonito verlo nuevamente. Ya voy a dejar de hablar de mí para hablar de él solo en ese tema. Creo que sería muy bonito que Sergio Lagos se reencontrara con el público de la Quinta Vergara. Creo que él marcó y marcó fuerte. Por su forma de ser, por cómo trabaja, por su impronta, por todo. Así que yo creo que él debería volver. Hay mucha gente que lo pide.
Es un tema saber compatibilizar la pega con ser mamá. Eso lo sabe cualquier mujer de este país que tenga hijos. De verdad, todas sabemos, independiente del trabajo que hacemos, sabemos que hay que hacer malabares. Pero como muy bien lo saben mis niños, me gusta este trabajo. Es lo que me apasiona y es lo que me hace feliz. Y yo creo que no hay nada más importante para un niño que ver a su mamá feliz.
Los tiempos que estoy con ellos, estoy realmente con ellos, trato de hacer cosas con ellos. Pero saben que ahora viene un periodo fuerte. Y como siempre les digo, ‘en esto estamos juntos. Somos un equipo’. Porque necesito también del apoyo de ellos. Y que ellos también cada vez se hagan más independientes en un montón de cosas para que si yo no estoy, ellos las puedan hacer y no dependan tanto de mí. Por supuesto que me reclaman, pero ahí hay que darse el tiempo, conversar, entenderlos. No es como, ‘mira, es mi trabajo, punto’. No, no es así. Porque somos un equipo. Entonces en ese equipo pasan cosas, a las personas les pasan cosas y nosotros tenemos que remar todos para el mismo lado. Igual todos los días llamo, por video, por llamada, sigo participando. Si yo también los extraño. No es que me abduzca y aparezca en otro lugar donde no recuerdo nada quién soy ni quién es mi familia.
Yo tenía muy desarrollado mi lado artístico. Me disfrazaba, cantaba, salía a la calle. Siempre fui como muy de estar siempre en la calle. Jugando, armando clubes, hacíamos concursos, cosas. Pero también era muy tímida. Tal vez ahí sacaba toda mi personalidad. Era súper buena actriz. De hecho, ya terminando el colegio, mi profesora pensaba que yo iba a ser actriz. Siempre me gustó la actuación, el canto, pero era muy tímida. Y tal vez por eso mismo estudié relaciones públicas. Porque eso me ayudó a sacar la voz. A tener que hablar. Todas esas cosas. Y yo creo que al final del día, igual a veces soy bien para adentro.
Como toda persona, creo yo, hay momentos en que a uno le gusta estar solo. Pero no tengo problemas con mi soledad. No tengo problemas con pasar largos periodos sin hacer nada. Hay gente que tiene que estar en una constante fiesta o constante actividad. Pero sí, era súper extrovertida, buena para el canto, para el baile, para la actuación, para todo, pero era tímida. Esa faceta la saqué de mi familia. A todos le gusta el canturreo, en mi casa siempre se sacó la guitarra, lo artístico siempre estuvo presente.
Cuando yo era chica mi papá trabajaba en la Chile Tabacos, entonces nosotros íbamos de pueblo a pueblo y de ciudad a ciudad. La verdad es que desde que nací, hubo periodos que viví en un lugar no sé, a veces meses, otras veces un año, dos años, tres años. Me iba, volvía, siempre fue así mi infancia hasta que me vine a estudiar en Santiago y ya me quedé acá en Santiago. Nunca más me moví hasta que me fui a Buenos Aires. Ese ha sido como el único lapso así viajero, en Argentina, donde viví tres años.
Mi infancia fue muy entretenida porque viajé de un lugar a otro, siempre conociendo gente nueva, no tengo eso que la gente dice como ‘este fue el barrio de toda mi vida, esta fue la casa de toda mi vida, estos son los amigos del colegio’. No, solo tengo una amiga de mi etapa escolar, solo una porque la conocí en la adolescencia. Fue mi amiga de los quince años hasta el día de hoy. Y las amigas que he tenido después ya más grande, pero de la infancia solo tengo algunos recuerdos y fotos, porque iba de un lado a otro.
Mi mayor satisfacción creo que fue poder cumplir o llevar a cabo mi misión y pasión. Creo que es el mejor regalo que he recibido en mi vida después de mis hijos. Tener de verdad la posibilidad de trabajar en lo que te gusta, que te hace tan feliz, que tiene que ver con mi pasión. Mi misión yo creo que es eso, comunicar. Y si hay momentos en los que yo he dicho, ‘oh, gracias Dios, gracias Dios’.
Creo que uno de esos desafíos fue haber sido la primera animadora que fue a la calle en el estallido social y escuchar, poner la cámara, estar con la gente y sentir tanto respeto. Para mí me marcó muchísimo porque salí a la calle no a hacer ni concurso, ni un divertimento, iba a encontrarme con la gente y eso me marcó definitivamente. Esa esa fue una situación extrema, pero yo creo que eso ha sido un constante en mi quehacer, sobre todo cuando tú estás en vivo. Creo que ha sido muy bonito poder conectar en vivo y en directo con la gente, con las emociones, porque cada vez que uno sale a la calle no sabes con lo que te vas a encontrar y es súper bonito poder salir realmente a cualquier lugar y saber que cuando conecto con la gente, con esa mirada de tú a tú, pasan cosas fenomenales. Y yo creo que he tenido mucha suerte de poder hacer eso.
No me arrepiento de mis trabajos en TV. Cada pega la he hecho en una etapa puntual de mi vida y en todo, siempre, siempre, he tratado de hacerlo increíble. Siempre me he preparado, he estado como pendiente de hacer las cosas bien. Así que no, cuando miro para atrás nunca como que me critico, porque era lo que era en ese minuto, cuando lo hice. Nunca he entrado a un set de televisión sin saber lo que voy a hacer de partida, porque eso para mí es la base de un trabajo. El respeto por tu equipo, por uno mismo.
Yo aprendí a hacer trabajo colaborativo y así voy a morir. O sea, si yo hago algo mal me estoy fregando a mi compañero de al lado primero que todo, y además todo el trabajo que ha hecho todo el equipo para que las cosas salgan bien, entonces siempre me paro, en cualquier escenario, sea de un evento, de lo que sea, me paro preparada y siempre voy con mi mejor actitud.
Nunca llego con una mala cara, jamás, jamás me traigo los problemas de la casa a mi trabajo también por lo mismo, por el respeto al resto. O sea, como yo siempre le decía a mis compañeros: ‘todos los que están aquí en este set se levantaron 4 horas antes que nosotros, así que nosotros vamos a entrar con la mejor cara ¿estamos?’. Y así entramos a la cancha. Para mí eso es fundamental y exijo ese respeto también del resto de mis compañeros para el resto del equipo, porque es fundamental. O sea, nosotros ponemos la cara, somos los rostros, pero al final nosotros estamos para ellos también. Y siempre al ciento por ciento. Si no, no me levanto.
He cambiado desde que la gente me conoce. Como de la personalidad, pero no creo que haya cambiado solo porque soy famosa, yo creo que he ido cambiando yo a lo largo de mi vida, como evolución propia. Como cualquier persona. Obviamente que las circunstancias de la vida van cambiando tu forma de enfrentarse, de ver tantas cosas. En verdad es un todo, pero no por ser famosa, sino que por trabajar en la tele, muchas veces tienes experiencias que te aportan de una manera tan grande que tal vez no me hubiera pasado sin ella. Pero no lo sabemos, es todo un hipotético.
Si no hubiese sido comunicadora de televisión, hubiera sido actriz.
Un apodo no se sepa en el colegio era Bubu, por el osito Bubu. ¡Qué tierna! Me doy tornura yo misma.
Algún sueño pendiente sería viajar. Me encantaría viajar. De todas maneras. Por ahora solo voy a Lima. Me gustaría ir a descubrir otras culturas y otros países, que hasta ahora no he tenido oportunidad de conocer.
No tengo cábalas, pero siempre me encomiendo, obvio. Me protejo. O sea, pido protección. Creo en todas esas cosas.
Algún trabajo mío que no sea muy conocido fue el de promotora.
No sé en que gasté mi primer sueldo. Es que yo era súper buena para ahorrar. Y cuando empecé a trabajar, y mucho tiempo después, no tenía auto. Entonces ahorré para tener mi primer auto. Me compré el auto, pero todavía vivía con mi papá. Ahorré, harto tiempo.
Algún hobby es que me encanta hacer cosas artísticas. Soy buena con las manualidades. Me gusta hacer collage. También me hubiera gustado estudiar arte.
Escucho todo tipo de música. Definitivamente, de todo. Mi Spotify tiene de todo un poco. No voy a conciertos porque me da como nervio la cosa tan masiva, pero mi playlist tiene de todo. Las cosas como de espectáculo y eso, lo he visto más en el Festival de Viña en vez de ir yo especialmente, comprar una entrada e ir a alguna parte.
Me encantan las películas infantiles y amo Kung Fu Panda. Y con Kung Fu Panda se pasan por todas las emociones. Debería decir algo mucho más profundo, pero en verdad me encanta Kung Fu Panda y el otro día fui a ver la segunda parte de Duna y me encantó también. La encontré buenísima. Pero también me gustan de todo tipo, excepto las películas de terror. No veo películas de terror ni donde muera tanta gente, no.
Creo completamente en el horóscopo, la carta astral, los astros, todo lo que venga con los astros. Siempre, siempre, siempre estoy esperando las publicaciones de Pedrito Engel. Siempre. Confío a ojos cerrados. Soy Sagitario.
No tengo ningún placer culpable. Ninguno. Los placeres no son culpables, para nada. Por lo menos desde mi punto de vista.
Un súper poder que me gustaría tener sería volar. Me encantaría volar.
Tengo varias comidas favoritas. Soy muy sibarita. Me gusta todo lo bien gourmet. Y me encantan las pastas. Amo las pastas. Amo la comida italiana.
Si pudiera invitar a algunos famosos a un asado, yo creo que invitaría a puras mujeres. Primero a la María José Quintanilla. Porque es una mujer a la que admiro y es talentosísima. Es mi amiga y con la que me río por sobre todas las cosas. La verdad invitaría a todas mis amigas, a todos mis amigos. A todos los que no vi desde que volví de Perú y que no voy a volver a ver porque ahora me voy de nuevo. A Sergio Lagos, obvio, para matarnos de la risa. Y porque él además toca la guitarra. Imagínate. Ese sería un muy buen carrete. Y a Matías Vega también.
Karla Constant es todo lo que ven. Tal vez en mi intimidad muchas veces soy más callada o muchas veces soy ermitaña, pero soy una mujer de 51 años, comunicadora, animadora de televisión, una mujer muy apasionada, muy alegre, muy positiva y con un corazón gigante, esa soy yo.
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