La Firme con Mariela Sotomayor: “Me indigna esa cosa por detrás, media por el lado, muy típica; yo voy de frente y sin miedo”

Entrevista a Mariela Sotomayor para La Firme tras su paso por el reality ¿Ganar o Servir?

Foto: Luis Sevilla
Entrevista a Mariela Sotomayor para La Firme tras su paso por el reality ¿Ganar o Servir? Foto: Luis Sevilla

Salió de ¿Ganar o Servir? como “La reina del palabreo” y, habiendo dejado atrás aquella “terapia de shock” —según califica—, revive cómo fue codearse con curtidos chicos reality pero, sobre todo, a sus propios demonios. También repasa su historia vital y laboral, lo lindo y lo feo. “Soy la misma de siempre, que llegó de Chillán a su práctica al SQP, que trabajó en farándula, mamá, y soy así las 24 horas”, declara de antemano, muy en su estilo, y mira al futuro.

—Aquí he visto tantas cosas de mí; durante años me tuve que callar muchas cosas que me dolían mucho, y preferí no verlas. Pero hoy las veo —declaró, emocionada, Mariela Sotomayor Jara (41), en una epifanía de sí misma, durante sus últimas horas en ¿Ganar o Servir?, acaso despidiéndose, antes que fuera eliminada del reality de Canal 13.

Si bien regresó hace semanas del encierro, “La lengua del pueblo” prefirió pasar piola hasta que su eliminación apareciera en pantalla para no arrebatar la “magia” a los televidentes... Ahora, ya sin tapujos, desde una terraza en el piso más alto del Hotel Nodo, en el núcleo de Providencia, distendida con un pisco sour y uno que otro cigarrito —tal como algunos espectadores la recordarán del reality—, la periodista repasa con La Cuarta esas declaraciones finales que le hizo a la institutriz “Amanda del Villar”:

—Esas palabras tenían que ver con mi tema del bullying, y con defectos de uno que a veces no quiere mirar mucho, porque significaría hacerse cargo. Soy una persona que si ve algo que no está bien, por una cuestión de inercia tengo que hacerme cargo. De repente es fácil vivir la vida escondiendo bajo la alfombra; aquí, me tocó hacerme cargo, y hoy en eso estoy, en hacerme cargo de mí.

En entrevista para La Firme, la profesional de las comunicaciones, muy a su estilo claro, enfático, tendido y con una cuota de humor, se sincera sobre la singular terapia que fue el reality para superar una compleja etapa personal de “lloradera”. Pero esa es sólo una fracción, porque la ex-Maldita moda repasa su historia desde su niñez en Chillán, su “diferente” personalidad escolar que le implicó un bullying durante gran parte de la básica, con repercusiones que le hacen eco hasta hoy; sus primeros pasos en el periodismo que, por casualidad, fueron en el espectáculo; las dichas, dolores y quiebres armando su familia, hoy con tres hijos; su obsesión “responsable” por la estética; balance de Ganar o Servir, sus festejados “palabreos”, alegrías y sinsabores; su presunto regreso a la farándula y otros proyectos que se le avecinan… Eso y muchísimo más, ahora, ¡ya!

LA FIRME CON MARIELA SOTOMAYOR

De niña lo que más recuerdo son los paseos familiares en Chillán. Íbamos siempre a las ferias de exposición que se hacían en los pueblos cercanos. Mi papá siempre se ha dedicado al trabajo agrícola y ganadero, entonces para nosotros como familia era una tremenda panorama ir a las ferias agropecuarias.

Cuando las personas identifican si su hijo tiene habilidades más científicas o de letras, siempre fui eso. Cuando chica mi papá me decía: “Estudia Derecho, te prometo que te irá bien, no habrá ningún juez que te diga que no”, jaja. Fue de las carreras que estuve a punto, pero finalmente estudié Periodismo por todas mis ganas de comunicar. Mi mamá dice yo hablaba desde muy chiquitita; hoy los niños hablan como al año y medio, y yo al año ya hablaba mucho; ella siempre me dice que se notaba mucho que me quería comunicar, que cuando de repente llegaba a lugares públicos conmigo, la gente me miraba y yo trataba de hablarle, y todo el mundo me tomaba. Desde muy pequeña quería hablar. Siempre he sido así.

MARIELA SOTOMAYOR
Mariela recuerda su infancia en Chillán, marcada por los paseos familiares por los alrededores chillanejos. Foto: Luis Sevilla

En el colegio era muy común que me retaran; conversaba mucho en clase, era muy buena para cantar y, ¡por supuesto!, la presidenta de curso, para hablar en nombre del curso, porque siempre que nos decían alguna información que a mis compañeros no nos parecía, todos me miraban: “Ya, Mariela tienes que hablar”, y yo decía: “Perdón, disculpe, profesora: en nombre el curso...”, jajaja. Mis compañeros también me molestaban harto; tenía esa capacidad de discutir, alegar y levantar la mano por todos los que no estaban de acuerdo para cambiar algo. Siempre fui reconocida por mis profesores como una especie de líder positiva. Me gustaba organizar, hablar en público y participé en diferentes actividades extraprogramáticas como teatro, coro y periodismo. Me fui dando cuenta muy pequeña que lo mío era la comunicación; de hecho mi carta astral también dice —que creo mucho en la carta astral— que todas las actividades ligadas a la comunicación son las que me darán mayor satisfacción y sentido en la vida.

El bullying se originó por mi personalidad. Estaba en un colegio de monjas en que éramos puras mujeres y yo era igual que ahora: muy buena para hablar y talentosa; cantaba, bailaba, actuaba, animaba y recitaba. Los profesoras siempre me ponían como la protagonista, y creo que eso generó que algunas personas a mi alrededor dijeran, sobre todo mis pares: “¿Por qué ella y yo no?”. Los papás tenemos mucha responsabilidad, porque sé que el bullying es algo que se vive. Debemos tener mucho ojo, porque quizás cuando chica mis papás no tendrían que haberme dejado estar en tantas cosas... Pero hoy lo veo como una situación que me fortaleció y me hizo madurar muy temprano en muchos ámbitos. Pero también he tenido que sanar. En eso estamos.

Nací siendo una pequeña vieja chica, entonces en el minuto que me hicieron bullying, muy chica, en vez de buscar ayuda, protegí a mis papás para que no sufrieran al ver que su hija sufría. Sufrí sola. Durante toda mi vida he sido la columna vertebral de mi familia, la sostenedora, entonces me ha tocado ser fuerte, muy valiente y a veces muy sola. Ese papel me lo tomé. Tengo dos hermanas, pero de chica en mi casa se hizo lo que yo decía. Mi mamá me hacía mucho caso, es mi fan número 1, la artífice de cumplir todos mis sueños. Yo con nueve años decía qué muebles comprábamos, de qué color pintamos la casa, a dónde íbamos de vacaciones y todo, jajaja. Me acostumbré, soy bien mandona. Pero con el tiempo y la madurez he equilibrado estas partes de mí, tratando que sean más un aporte que una molestia para el resto... Saco la parte positiva de eso: soy muy perseverante, meta que me pongo en mi cabeza, la consigo, y no me rindo hasta que ya lo intente todo.

MARIELA SOTOMAYOR
"Soy bien mandona, pero con el tiempo y la madurez he equilibrado", declara Mariela. Foto: Luis Sevilla

Cuando tenía 9 años, era una niña de un cuerpo súper equilibrado en términos de peso. Con esa situación de sentirme tan sola, empecé a comerme la aceptación o la aprobación que no venía del resto, a comer en exceso. En esa edad es muy difícil porque es de mucho desarrollo hormonal; cuando caes en el sobrepeso a esa edad, más adelante cuesta mucho bajar. Me he sometido a todas las dietas del mundo, he comprado las plantillas, me he puesto acupuntura, los suplementos alimenticios... Solucioné ese tema ya mucho mayor, después de mis embarazos. Estoy en un súper buen momento físicamente, he bajado mucho de peso después de mi último hijo. Me he sometido a diferentes intervenciones de cirugía plástica, lipoescultura y abdominoplastia, pero estoy súper contenta con haberlo hecho, porque los resultados que tengo tienen que ver con entender cómo debemos alimentarnos para estar más saludables; pero también, obviamente el resultado ante una intervención de este tipo fue óptimo.

Ver que me la pude con esa etapa tan triste de mi niñez, sola, me hizo tener la certeza de que me la podía con todo. Cuando aprendes eso tan chica, entiendes que puedes con todo y que eres suficiente. Tiendo a hacer todo sola para no depender de nadie. El no querer depender de nadie también tiene que ver con el miedo a que la persona de la que dependes, te deje. Lo veo hoy día como algo súper positivo.

Llegué a estudiar Periodismo y no pude haber escogido una mejor carrera. Comunicarme es lo más importante en la vida. Mis amigos de repente me han hecho elegir entre quedar ciega, sorda o muda, jajaja, y digo: “Sorda y ciega algo haré, pero muda puedo llegar a morirme, de verdad. He sufrido momentos de mi vida en que por algo emocional me ha atacado de la garganta, he quedado disfónica y ha sido como estar muerta, jajaja, ¡terrible! Disfruto mucho expresándome, comunicándome y preguntando, me gusta mucho saber. Todas esa combinación hace que haya ampliado mi vocabulario, y me gusta mucho leer, sobre todo libros de autoayuda y literatura espiritual. Seguramente eso me ha ayudado a construir un vocabulario más amplio.

MARIELA SOTOMAYOR
Mariela asegura que podría quedarse ciega y sorda; pero muda, jamás. Foto: Luis Sevilla

Me encantaba la actuación, cualquier cosa que me dieran para actuar la haría. Cuando salí del colegio, —contextualizando—, vivía en Chillán, Octava Región: “Mamá, quiero estudiar teatro”. “Ah, vas a vender pañoletas en la calle”, me habría respondido. A pesar de que mis papás siempre se dieron cuenta que yo tenía mucha habilidades para el Teatro, fueron mucho más racionales, y me dejé llevar por eso. Mi afición por la actuación era tan grande que muy chica que, con 10 u 11 años, escribía obras de teatro, y a los 15 dirigí, hicimos clásicos como el capítulo “Los candelabros”, de Los Miserables, de Víctor Hugo. Me sigue interesando la actuación.

Soy una mezcla entre experiencia y juventud, JAJAJA, como “la señora de las cuatro décadas”. Soy chapada a la antigua, muy clásica en algunas cosas. Me preguntaban si en el reality hubiese tenido una pareja o estado con alguien, y no, me muero de vergüenza. Me gusta el rol del hombre que es protector, caballero y respetuoso; quizá porque en mi vida me ha tocado mucho desarrollar esa parte masculina, durante muchos años he tenido que ser muy fuerte, valiente y valérmelas muy sola. Hoy valoro mucho que uno pueda vivir en su energía femenina para dejar que la masculina sea la que te apoye y te complemente. Y tengo un lado rupturista en que nadie me manda, hago lo que quiero, súper caprichosa, me encanta que me den en el gusto y, si no me dan, a veces me desespero un poco, jajaja. Soy súper de idea fija; si me pongo algo en la cabeza debo cumplirlo como sea. He regulado esa parte, adquirido más tolerancia a la frustración; ahora entiendo no en el último minuto que las cosas no se pueden, sino un poco antes, y que no haya un descalabro tan grande entre la gente a mi alrededor. Soy súper caprichosa y niña de repente.

MARIELA SOTOMAYOR
Mariela pasó un periodo por el programa de farándula Intrusos, aunque no le dejó un grato sabor de boca, aunque sí algunas reflexiones. FOTO: Luis Felipe Quintana

Me encanta ser diferente, y creo que soy muy diferente. Un jefe muy querido de la televisión, Carlitos Valencia, me decía: “En la diferenciación está el gusto, está el secreto; toda la gente en televisión quiere ser más inteligente, más linda o más sexy, pero tú eres cómo tú eres y así no te pareces a nadie, y tienes que seguir cultivando ese espíritu diferente”. No me gusta parecerme a nadie, me carga imitar, no me gusta verme como alguien; tampoco me gusta que me imiten. Con el tiempo he aprendido ciertas cosas que son muy lindas, que la gente te imita por cariño; pero me gusta tener y cultivar mi propio sello personal.

Siempre he sido muy curiosa. Siempre me ha llamado la atención saber más. Desde muy pequeña me hacía preguntas muy abstractas, como “de dónde venimos”, “qué es la nada”, “qué hay más allá de la muerte” y cosas así. Ese grado de curiosidad lo mantengo. No sé si soy copuchenta como antes. Hoy mi vida me ocupa tanto tiempo que me sería imposible vivir pendiente de todo el mundo.

Desde que tengo memoria sentí una gran fascinación por el mundo de la televisión. Veía el Festival de Viña y, con cuatro años, alcanzaba a imaginarme o preguntarme cómo sería detrás (de cámara). Siempre quise trabajar en televisión y, por supuesto, un gran sueño era estar frente a las cámaras. Tenía muy claro que debía trabajar mucho. Empecé estudiando periodismo y luego me vine a hacer mi práctica al SQP, pero siempre como una reportera detrás de las cámaras.

MARIELA SOTOMAYOR
Mariela siempre soñó con aparecer en pantalla, pero tuvo que hacer el camino largo en la TV. Foto: Luis Sevilla

En el 2003 estaba en tercer año de universidad, en una gira de estudio acá en Santiago y nos llevaron a la casa de Fernando Villegas, la misma del comercial de Tapsin. Llegamos y él, muy serio, nos recibió. Fue súper cortante, en su estilo. Cuando le dijimos que éramos estudiantes de periodismo, preguntó: “¿Son de primero o cuarto año’”. Y la profesora le dijo que había algunos de primero y otros de cuarto. “A los de cuarto les diría que terminan la carrera, y a los de primero que se cambien de carrera”, dijo él. Y yo, que amaba y defendía con todo mi carrera, me enojé. Trataba de hablar y preguntar, y me dijo: “Oye, ya po’, te estás robando el aire”. Y yo le contesté: “¿Sabe lo que pasa? Es la primera vez que estoy en su casa y probablemente sea la última, o puede que algún día venga y usted esté muerto, entonces aprovecho de preguntarle todo lo que quiero”. Me miró y dijo: “Lo que pasa es que tú eres puntuda, patuda y cara de raja... por eso te irá muy bien”. Me acuerdo que todos mis compañeros quedaron mirando como: “Qué atroz, la retó Fernando Villegas en su casa”.... Cuando salí, él se despidió muy amable. Acertó completamente, heavy.

Fui infiel con primer pololeo cuando muy chica. Claramente era el primer amor; uno vive emociones súper al borde y qué sé yo. Pero hoy, a pesar de que a veces he dicho que no creo en el amor, creo en el amor; la vida te da diferentes oportunidades para unirte a una persona. Y la verdad es que no puedo condenar a las personas que, aún estando en pareja, deciden tomar otro rumbo, o a quienes tienen una relación y deciden romperla para pasar a otra relación. Creo que la vida es súper generosa en ese sentido y todos los días te da la oportunidad de volver a empezar, y que “el corazón conoce razones que la razón desconoce”, jajaja. ¿Ahí qué vamos a hacer? (Se resigna)

La farándula fue absolutamente circunstancial en mi vida. Cuando estudié Periodismo nunca pensé en trabajar en espectáculo. Quería trabajar en Contacto (Canal 13), Informe Especial (TVN) o ser como la Eli de Caso; siempre me ha gustado mucho lo social. Yo tenía un jefe de carrera en la Universidad San Sebastián, el periodista André Jouffé. Un día me dijo: “¿Sabe qué? No la conozco tanto, pero estoy seguro que será una excelente periodista, ¡porque lo catete no se lo gana nadie!”. Era muy buena alumna, pero faltaba mucho a clase porque tenía a mi primer pololo, peleábamos, pasaba una semana llorando y no podía ir a la clase; me la pasaba en la oficina del director mostrando certificados. “Cuando usted termine su carrera me avisa y la ayudaré”, me dijo, y me puso en contacto con Natalia Freire, productora general de SQP, quien me abrió la puerta a la televisión casualmente desde la farándula.

MARIELA SOTOMAYOR
"Era muy buena alumna, pero faltaba mucho a clase porque tenía a mi primer pololo, peleábamos, pasaba una semana llorando y no podía ir a la clase", recuerda la periodista. Foto: Luis Sevilla

Años después me encontré con Fernando Villegas firmando un libro, cuando yo trabajaba para SQP y tenía que sacarle una cuña. Se la pedí y después le dije: “Usted no se acuerda de mí, pero estuve en su casa, en la del Tapsin”. “Ah, sí”, contestó y se acordó. “Y usted me dijo que yo era patuda, puntuda y cara de raja, pero que por eso me iría bien”, le recordé. Me contestó: “¿Y? ¿Tuve razón o no?”. “Toda la razón”, le dije. Fernando Villegas es un gallo muy serio, y yo después lo saludaba en los pasillos cuando estaba en Tolerancia Cero, lo piropeaba, me reía con él un rato, tiraba la talla y le conocí un lado distinto.

La chispita de aparecer en pantalla me persiguió de muy temprano. Aparecí en las noticias, en Las Últimas Noticias, como reportera del SQP en la segunda semana de práctica por una pelea que tuve con la Pampita. Había una atracción entre este mundillo y yo. Siempre quise trabajar frente a las cámaras. El día que llegué a reemplazar a Primer Plano a una compañera de vacaciones, los vi a todos tan secos, informados y adelantados, que era como la Nasa o el Área 51, donde estaban todos los archivos de las cosas más increíbles, y donde todos sabían todo, tan inteligentes en sus actividades. Me senté y pensé: “La gente que está aquí no tiene idea que un día me voy a sentar en ese panel”, que en ese tiempo estaban la Fran (García-Huidobro), Nacho (Gutiérrez) y Jordi (Castell). Entendía que era un proceso; y también que yo no era el prototipo rubia alta y ojos azules como en el 2010 se entendía que había que ser para estar frente a la cámara; una niña bajita como yo, con muchas curvas, no era un prototipo para la televisión, menos para que te pusieran de buenas a primeras.

MARIELA SOTOMAYOR
"No era el prototipo rubia alta y ojos azules como en el 2010 se entendía que había que ser para estar frente a la cámara", recuerda Mariela sobre su ingreso a la TV. Foto: Luis Sevilla

¿Quién inventó el tono “acahuinado” en mis notas? ¿Carlos Valencia (productor) o yo? Yo... Es una historia larga. Tengo una prima que falleció, hace como tres años, la Pame, y era súper especial en mi vida, era un poco mi hermana-mamá, viví con ella cuando estaba en la universidad y pasamos muchas cosas juntas. Ella era más buena para hablar, más que yo; ella tenía todas las noticias de todo lo que había pasado, y lo contaba todo como una película. Y un día, cuando estaba recién trabajando en Primer plano, conversaba con mi hermana menor, Carlita, y le dije: “Siento que mis notas son iguales a todas; al final da lo mismo quién le escriba y quién la lea porque son todas iguales... quiero hablarle a la gente de otra manera, más como yo”. Y mi hermana me respondió: “Deberías hacer tus notas como cuando tú copuchas con la Pame”. Era súper buena idea y se la planteé a mi jefe: “Quiero que la gente sienta que le estoy hablando a ellos”. Y me dijo: “Ya po’, Marieloca, probemos esta semana”... Fue un golazo, un gran peak de rating y al otro lunes todos los rostros y la gente que trabajaba en el canal se reían. Y Carlos me dijo: “Desde ahora no puedes hacer notas que no sean en este tono”

Me fui ganando un lugar en el corazón y la mente de la gente por mi tono particular (en las notas), y lo seguí haciendo con mucho éxito, salvo que hubiese un caso muy urgente, importante y serio en que hacía la voz del “Escándalo de la semana” o “La verdadera historia”. Pero este sello particular fue uno de los grandes aciertos de mi carrera, porque además de ser distinto y que me representaba, logré conectar mucho con el público, y la gente me sintió identificada, que efectivamente era lo que yo quería. De ahí en adelante surgió “Maldita moda”, en que mi crítica de los looks, y mis 30 segundos para criticar al mejor y al peor vestido de la semana, la adapte a ese mismo sello, y fue un boom que hizo que finalmente termináramos haciendo un programa aparte de Maldita moda.

Empecé mis notas con este tono “acahuinado” y, de repente, hicieron un focus group en CHV y Carlos Valencia me llamó: “Marieloca, hicimos un focus group y la gente que ve Primer plano quiere saber quién eres tú”. Me emocioné. “De ahora en adelante no vas a escribir tantos textos, vas a aparecer haciendo enganches en tus notas”, me pidió. Y justo quedé embarazada de mi primera hija... “Ya, cagué”, pensé. “La gente se olvidará de mí, y tendré que volver a empezar”. Fue heavy.

MARIELA SOTOMAYOR
Mariela recuerda cómo se fue haciendo conocida entre los televidentes sin aparecer en pantalla. Foto: Luis Sevilla

La primera vez que quedé embarazada todavía ni estaba pololeando con mi exmarido, era un pinche, el llamado de emergencia, jajaja. Fuimos amigos harto tiempo, empezamos a pinchar y nos juntábamos. Descubrir que estaba embarazada fue, primero, un impacto tremendo porque no lo buscaba; y segundo, no tenía pareja o pololo oficial. Fue un poco complicado. Llamé a mi mamá y papá, y dije: “Papá, ¿dónde estás? ¿Estás sentado?... Escúchame, tranquilo: me acabo de hacer un test y resulta que estoy embarazada”. “Chucha”, reaccionó él. “Pero no te preocupes”, le dije. Soy súper práctica, así que, para no ocasionar problema: “Tengo mi trabajo, salud y todo, así que no te preocupes... y en realidad, estoy más o menos en la edad”, le expliqué, jaja. Y él, blanco.

Con mi exmarido formamos una relación, nos fuimos a vivir juntos, nos casamos y todo, pero fue súper impactante el embarazo. Estaba en el minuto de crecimiento de Primer plano, cuando el público me quería conocer. Tenía que ir a hablar con mi jefe, que me había puesto todas las fichas, para contarle que estaba embarazada; sentí que le estaba fallando, porque me habían dado una gran oportunidad y no había sido lo suficientemente cautelosa para evitar una cosa así en ese momento. Por supuesto, andaba lloriqueando con los pasillos, jajaja, y mis compañeras me abrazaban, me llevaban para una esquina, conversábamos y arreglábamos el mundo. De repente, Carlitos, que era un jefe muy papá, me habló: “Marieloca, me dijeron que tenías algo que contarme. Yo, lágrimas... “Estoy embarazada”, le dije. Fue un apoyo súper importante; con mi sueldo de reportera y soltera, empezó una “Teletón” para ayudarme.

MARIELA SOTOMAYOR
Mariela recuerda lo inesperado de su primer embarazo y, por lo tanto, el contratiempo que le significó inicialmente. Foto: Luis Sevilla

Fue uno de los días más felices de mi vida cuando volví de mi primer postnatal y al par de meses hicieron otro focus group y Carlos (Valencia) me dijo: “La gente quiere que seas panelista”. Tuve la certeza más grande aún de que los sueños se cumplen cuando uno trabaja por ellos, y de forma súper natural. Empecé a aparecer en el programa y, al mes y medio, empezamos con “Maldita moda” en el estudio Primer plano, y a los dos meses estamos con Maldita moda como programa aparte.

Empezó mi carrera como panelista, pero me la gané absolutamente desde muy abajo, con mucho esfuerzo y sacrificio. Por eso me duele cuando algunas personas hablan de que reportear, andar sacando cuñas o correr detrás de alguien no es meritorio ni digno; fue el camino que hice para llegar a donde estoy. Me siento 100% orgullosa de ser periodista, de mi trabajo, del rubro al que pertenezco, y de lo que he hecho y emprendido. Los periodistas tenemos un tremendo lugar dentro de una sociedad: somos el cuarto poder, quiéranlo o no.

Soy muy buena comediante. Hice un stand-up en Minas al poder (CHV). En la experiencia que tuve cuando Alex Hernández me llamó para hacer Minas al poder fue súper positiva. La gente se rió muchísimo. Me acuerdo que después de la standapera que era la invitada famosilla, venía otra persona del programa, Bernardita Ruffinelli, que debía hacerme pebre y demoler mi stand-up, y me dijo: “No pude”, y tuvo que cambiar su speech. Lo pasé muy bien.

Respeto mucho el rubro de la entretención, y califico a la farándula como el gran escape de la sociedad, el minuto en que las personas en su casa empatizan con la gente famosa y se dan cuenta de que, al final, más famoso o no, da lo mismo, porque a todos nos pasan las mismas cosas. Muchas veces las personas encuentran una explicación o análisis en situaciones que también les han ocurrido cuando las ven en televisión en las vidas de los famosos. La farándula también nos da la posibilidad de exponer temas sociales en los medios de comunicación, y que este análisis sea aún más profundo; temas que a veces como sociedad no tomamos en cuenta o no le damos la importancia que tienen.

Al hacer farándula es muy importante entender que estamos hablando de personas y que, por más que alguna noticia nos pueda generar uno o dos puntos más de rating, hablamos de seres humanos con familia y que son personas como nosotros, y no nos podemos alegrar por la desgracia... jamás. Soy una persona muy sensible y empatizo. En Intrusos (La Red) no compartía la forma que tenían de hacer farándula, muy descarnada; muchas veces se gozaba con los problemas o fatalidades de algún famoso. Nunca estuve de acuerdo. Faltaba alma, corazón y sentimiento. Además, desde un principio me di cuenta que yo no encajaba en ese grupo, justamente por mis características. Independiente de que mi opinión puede ser divergente, soy capaz de darla; no me gustan las opiniones políticamente correctas y tampoco el populismo por el populismo. Chocaba con la línea editorial del programa porque, a pesar de venir de Primer plano, para mí hacer farándula tenía que ser mucho más profesional y, más allá de generar un punto más de rating, había que hacerlo con más responsabilidad y alma.

MARIELA SOTOMAYOR
"Por más que alguna noticia nos pueda generar uno o dos puntos más de rating, hablamos de seres humanos con familia", declara Mariela sobre hacer farándula. Foto: Luis Sevilla

En el segundo embarazo tuve preeclampsia, que son alzas de presión muy grandes; producto del estrés mis arterias se achicaban mucho y pasaba muy poca sangre hacia el feto. Entonces mi guagüita estuvo con un decrecimiento intrauterino y Felipito nació de 30 semanas, con un riesgo vital súper grande, tanto para él como para mí; yo con presiones arriba de 220, y con una guagüita que pesó 1,84 kg y medidas 37 centímetros. Fue súper impactante, porque no había nada que pudiese hacer para que mi guagüita estuviese mejor. Los médicos pronosticaban que quizá podía estar dos o tres meses en la clínica. Yo, con mi perseverancia, le dije al médico: “No, antes de Navidad me llevo a mi hijo para la casa”... Y así fue... Y hoy día están los tres muy bien.

En el reality dije que me había separado cuatro veces, pero me separé del mismo, jaja... uy, la gente malintenciada que dice “con razón la dejaron todos esos hombres” (Pone voz de vieja cahuinera)... ¡¿Cuáles hombres?!... Me había ido a vivir al Cajón del Maipo buscando la paz, cuando ya veía venir el estrés en vida y, al mes y medio me separé a fines de febrero, y llegó la pandemia. Me vi sola, con mis dos niños en ese tiempo, viviendo en medio de la montaña, y perdí todos los proyectos que tenía mi agencia; todo paralizado, yo trabajaba con cruceros y clínicas estéticas que quedaron en stand-by. Incluso sucumbiendo en los inviernos más grandes del mundo, he tenido las ganas y fuerza de salir adelante, y una razón más muy importante son los hijos; quizá sin tenerlos me habría costado mucho más. Cuando uno sabe que es el sostén de su casa, uno sabe que debe sacar fuerzas de dónde sea. Lo único que hacía era pedirle a Dios que, por favor, me ayudara a descubrir qué podía hacer, con qué podía aportar a la sociedad y que me sirviera para trabajar.

Se me ocurrió ofrecer “Las verdaderas historias” para la gente. Me pasé la pandemia escuchando muchas historias de personas desconocidas que desde su casa me escribían para contarme sobre su familia, abuelitas que cumplían años, y yo armaba estas historias y se las mandaba por correo, grababan los videos en sus celulares y les preguntaba cuáles eran las canciones que le gustaban; era un trabajo súper artesanal y con mucho amor. Pero algo que sin duda me marcó, fue tener un programa de corte social orientado justamente a los adultos mayores, Juntos por un día, en TV+, por dos años y medio. En la pandemia en Chile se hicieron sólo dos programas nuevos de televisión, el Aquí somos todos (Canal 13) y ese. Fue un tremendo logro que alguien creyera en un nuevo proyecto televisivo cuando veíamos todo cayéndose a pedazos en diferentes rubros.

Mariela Sotomayor
Mariela, en Podemos Hablar, ha contado el complejo periodo que enfrentó en pandemia y, más adelante, una enfermedad que la aquejó por estrés.

El nacimiento de mi tercer hijo fue súper complicado, hasta estuve en riesgo vital. Quedé embarazada durante la pandemia, y en el sexto o séptimo mes tuve una pequeña hemorragia. Fui al médico y el doctor me dijo: “Mira, esto se llama acretismo placentario, que es: parto, hemorragia, muerte y funeral”. Tiene que ver con una complicación muy extraña, una rareza en la ginecología, porque hasta hoy no se sabe cuál es la causa que origina es que la placenta se enraice dentro del útero; el problema es que cuando estás en el parto y el médico abre la placenta, saca la guagüita, y toca la placenta para sacarla, se produce una hemorragia que se transforma en una piscina de sangre de la cual, en la estadística, de 10 mujeres en el mundo que sufren de esta condición, 6 se mueren... Fue terrible, porque ya tenía a mis otros dos hijos muy chicos y pensaba: “Qué será de mis niños sin mí, quién luchará y trabajará por ellos”. Tuve pesadillas horribles donde yo miraba a mis hijos como de atrás, tristes. Hice lo que he hecho siempre en los momentos más difíciles de mi vida: confiar en Dios. Me entregué a Dios, me despedí de mis niños, me fui a la clínica, pedí que me pusieran una playlist de Luis Miguel y fueron como cinco horas en el quirófano. Salió bien.

En Juntos por un día le daba razones a las personas mayores en su casa para estar tranquilos, en paz y en hacerlos caer en la conciencia de que la pandemia no era tan terrible, darles tips de cómo levantarse con mejor ánimo, resguardar su sistema inmunológico y enseñarles lo importante de reírse. La gente nos mandaba whatsapps con videos de los abuelitos bailando en la casa, cantando, tocando algún instrumento musical, y nosotros los pasamos en todos los programas. Fue una época muy bonita.

MARIELA SOTOMAYOR
Mariela revivió las complicaciones que le significaron su segundo y tercer embarazo, poniendo incluso su vida en riesgo. Foto: Luis Sevilla

“Me encanta operarme, encuentro que uno tiene que terminar lo que la naturaleza no hizo”, dije en el 2021 en Podemos Hablar... Cada vez que hablo de este tema me doy cuenta de que tengo que hacerlo con más cuidado, porque hay una gran responsabilidad detrás de hablar de físico, del cuerpo y de cambiar ciertas cosas. Quiero que se entienda que respeto absolutamente la libertad de cada persona de tener la imagen que quiera. Cuando hablo de cirugía estética y de cambiar, hablo de mí, de mi cuerpo y de lo que me parece. Creo que la imagen y la estética va mucho más allá de lo superficial, y es un poco mi bandera de lucha desde que hice Maldita moda y hoy en Santa moda. Creo que cuando uno se siente contento y conforme con la imagen que proyecta al mundo es cuando uno puede sacar más a relucir su interior. Cuando te sientes cómodo con tu ropa, pelo, cara y piel, creo que vas más seguro y eres una persona que puede demostrar o mostrar más fácil todo lo que hay en tu interior.

Me he ido perfeccionando, soy una persona muy perfeccionista. Tengo un TOC que es la simetría. Entro a los lugares mirando qué está derecho y chueco. Voy a un museo y si veo que están los cuadros cuecos los enderezo; o entro a una oficina, veo algo chueco, digo “permiso” y lo enderezo. Y como tengo una gran autocrítica conmigo, me gusta ir viendo de qué manera me puedo ver más como yo creo que para mí es el ideal... ¿Existe ese ideal?... Lo descubriremos más adelante, jaja. Pero esta búsqueda de sentirse cómoda con el físico tiene que ir acompañado de una gran responsabilidad con tu salud, y que tampoco se transforme en algo que te defina 100%. No creo que la estética defina si alguien es mejor o peor, pero he tenido la posibilidad durante estos años de ir perfeccionando ciertas cosas, buscando esa perfección en cuanto a mi piel, lucir de una manera saludable de acuerdo a mi edad.

Como mi trabajo es posicionar marcas que en su mayoría tienen que ver con la estética, tengo acceso fácil a tratamientos y cirugías innovadoras, que son cada vez menos invasivas y más seguras, hechas por excelentes profesionales, entonces digo: “¿Por qué no?”. Me he sometido a diferentes tipos de cirugía de las cuales siempre he tenía excelentes resultados. Mi experiencia ha sido siempre buena y, de hecho, me preocupo mucho de estar diciéndole a la gente que es muy importante que a la hora de renovar su imagen tienen que, primero, ser responsables con sí mismos, buscar a los especialistas que correspondan.

Mariela Sotomayor
Mariela en una participación en La Divina Comida (CHV), donde contó un complejo episodio de su padre durante la dictadura.

Hoy día, ¿qué me quiero hacer?... Pero no quiero que me critiquen, ni que digan que no estoy nunca tranquila, ¡no!... La verdad es que durante el último tiempo he llorado bastante —y ustedes lo han podido ver—, pero esa lloradera del reality viene de antes... Siento que llorar termina marcando ciertas partes de tus ojos (la piel alrededor de la zona ocular). Me quiero hacer un refresh, una mini blefaroplastia que consiste en estirar un poquito la piel debajo de los ojos... ¡muy poquito! Porque sé que tengo 41 años y estoy joven. PERO tengo muchas ganas de hacerlo... Y CREO QUE LO HARÉ, por supuesto siempre con mis excelentes doctores... ¿Sabes qué? Lo voy a decir: Creo que muchas veces en el rostro llevamos muchas marcas de cosas que nos han pasado y que queremos olvidar; y uno puede hacer un buen acto de psicomagia y eliminar esas marquitas para borrar un poquito... Vengo de una separación, por supuesto que hay un gran dolor detrás... Creo mucho en que hoy las personas podemos ir dirigiendo cómo nos queremos ver; con responsabilidad, y no es lo único ni lo más importante.

El año pasado como mi programa, Santa moda, regalamos una cirugía plástica a una mujer que había sido mamá dos veces, y participó en un concurso; hoy está feliz. Lo seguiré haciendo, es mi ánimo, a través de mis redes sociales, regalando a las personas diferentes procedimientos estéticos que les dan un nuevo aire y que apoyen muchísimo su autoestima, que para mí es súper importante: la estética, para mí, está muy ligada a la autoestima, y la autoestima, para mí, es un motor profundo que te hace moverte mejor en la vida.

Cada persona puede elegir, cada uno tiene la libertad y derecho de verse cómo quiera. Y si alguien quiere tener unos kilitos de más, y le gusta, está en todo su derecho, porque es su cuerpo; y si alguien quiere rebajar algunos kilos porque siente que no le acomoda, también. Y si alguien quiere hacerse algo para renovar su cara o atenuar las líneas de expresión, también. Y la que no quiere y quiere que las marquitas de los años estén en su rostro, también. Y las que se quieren dejar las canas, maravilloso que lo hagan. Y las que se quieren teñir de todos los colores el pelo, también maravilloso... Es la gran libertad de poder elegir cómo nos vemos.

MARIELA SOTOMAYOR
"Si alguien quiere tener unos kilitos de más, y le gusta, está en todo su derecho, porque es su cuerpo", manifiesta Mariela. Foto: Luis Sevilla

En el 2022 tuve el síndrome de Burnout. Fue un momento súper angustiante, estaba con mucho trabajo, me estaba yendo muy bien, y resulta que mi cerebro me dijo que no podía seguir. Empecé a sufrir crisis de pánico y no podía concentrarme ni en tareas muy pequeñas. Tuve que parar. Vino toda la pasada de cuenta de hacerlas todas y de ser una súper mujer. He cambiado mis circunstancias de vida. He aprendido a delegar, a confiar, en otros y en los equipos con los que trabajo y habilidades de cada uno. Independiente que uno las puede hacer todas y muy bien, uno no tiene que hacerlas todas.

Me reconcilié con Vasco Moulián después de que me sacaron de Zona de estrellas (Zona Latina). Con Vasco siempre hemos tenido una buena relación y un gran respeto, desde que nos conocimos hace muchos años, cuando yo trabajaba en SQP. Es muy inteligente, muy simpático y con un humor muy entretenido... En Zona de estrellas nos cruzamos, y no era el momento de él ni el mío, y finalmente terminé saliendo del programa. Pero con el tiempo limamos las asperezas. No he tenido contacto reciente con él, pero sí por teléfono y Whatsapp, y él sabe que lo quiero harto, y él también a mí. Nos tenemos mucha confianza; somos de esa gente que no se ve nunca, pero cuando se encuentran se cuenta todo.

Tras separarme por cuarta vez de mi exmarido, con la madurez que he alcanzado —que por supuesto no es la definitiva, porque uno siempre va camino a la madurez—: lo veo como una persona muy importante en mi vida. Fue con quien construí una familia, el padre de mis hijos, un muy buen papá, y una persona a la que respeto mucho y deseo que su vida sea maravillosa; espero que él sea muy feliz y siga teniendo el contacto y la relación maravillosa con sus hijos. Que todas las diferencias que tuvimos durante muchos años, que finalmente desembocaron en que nos separamos, vayan quedando cada vez más atrás, porque, al final —y lo viven todas las mujeres separadas de este país—, uno siempre debe seguir en contacto cuando es el papá de los niños. No hay nada más bonito para los niños que ver que sus papás — independiente que no estén juntos— tengan buena relación, de respeto, paz, armonía y buena onda. Me siento tan plena en el ámbito personal que no hago más que desearle un futuro maravilloso y, por supuesto, que algún día encuentre, si es que así lo quiere, a una pareja que sea su complemento y lo haga feliz.

Mariela Sotomayor
A fines del 2023, Mariela se refirió a los líos que le generó una relación posterior a la separación con su marido.

En octubre del 2023 conté en La Cabaña () que estaba en una relación con un viejo amigo y socio, pero ya no... ¿Cómo lo puedo explicar?... Tuve un matrimonio muy difícil, marcado por varios quiebres, y ese ir y venir, volver a intentarlo y fracasar, hacía que fuera más doloroso todavía. La relación se deterioró muchísimo y decidimos terminar. Pero yo tenía un amigo, que era amigo de la familia —que NO es el mejor amigo de mi marido—, parte de nuestro grupo de amigos, en el que siempre confié y respetaba muchísimo, y ha estado conmigo en las buenas y malas desde que no conozco. Nos pusimos a trabajar juntos y, por esas cosas de la vida, comenzamos una relación de pareja. Fue un soporte fundamental después de mi separación, y lo admiro muchísimo; es de los hombres más inteligentes que conozco y con un tremendo corazón... Pero yo venía de una ruptura y todo lo que tiene que ver con una separación reciente, y el estar recién empezando una relación, hizo que las cosas no pudieran seguir. Y como valoramos muchísimo nuestra amistad y cariño, decidimos seguir siendo amigos, trabajando juntos, pero no como pareja... Y hoy día somos grandes amigos y tenemos una excelente relación, y hemos trabajado juntos con grandes resultados... Es una persona muy importante en mi vida.

Estuve dos meses negociando para entrar a Ganar o Servir, principalmente porque mi foco en la vida son mis hijos; era difícil la logística de cómo dejarlos para entrar tranquila. Por otro lado sabía el nivel de exposición que podía tener; me conocía yo, con mi carácter; aunque nunca pensé que sería así con la exposición, ni que me vería enfrascada en discusiones tal álgidas como las que ocurrieron, ¡nunca!... Me lo cuestioné bastante, de hecho, un par de veces dije: “No, muchas gracias por la oportunidad, de verdad, si tienen otro proyecto para mí, feliz”. Había ganas mías de participar, pero había un poco de temor, y de parte de la producción también había ganas. Me decidí a participar, pero iba muerta de miedo.

Uno de los actos más relevantes que he hecho durante mi carrera fue matar mi ego muy temprano. Entré a trabajar y era la periodista reemplazante o practicante. Entendí cuál era mi lugar, y desde ahí, trataba de brillar. Nunca me creí el cuento. Me ha facilitado mucho la vida, porque cuando me caigo sé que me tengo que levantar nomás. He realizado programas y proyectos propios durante todo este tiempo. Lo vi como una gran oportunidad personal de conocer cómo era la experiencia de un reality show, pero sin apostar mucho a lo que podía pasar después. Lo vi más como un crecimiento personal más que como algo que me pudiera hacer muy famosa. Además, entendía que me iba a ir eliminada súper rápido por las competencias, nunca he corrido, ¿cómo lo iba a hacer? No le puse mucha expectativa a eso, sino a saber cómo era estar en un reality.

MARIELA SOTOMAYOR
"Lo vi como una gran oportunidad mía a nivel personal de conocer cómo era la experiencia de un reality show", plantea sobre su motor para entrar a Ganar o Servir. Foto: Luis Sevilla

De Ganar o Servir salí clarita. Fue como estar cuarenta días en el siquiátrico, literalmente, una terapia de shock. Pude reencontrarme conmigo. Fui afortunada de hacer el ejercicio de salirme de mi mundo, porque cuando te metes a un reality te sales de tu vida; la dejas en manos de tu gente, todo organizado, y te metes en una burbuja en que tus obligaciones diarias son otras, no conoces a las personas con que convives, estás siendo grabada y observada todo el día y, más encima, todo lo que te pase lo verá mucha gente. Puede generar efectos positivos negativos. Entré en una etapa de reconstrucción mía. Tomé lo que me estaba pasando ahí para hacerlo un aporte en esta reconstrucción. Puede lidiar con mis principales y mayores temores, con cosas que habían pasado como el bullying y hacer este acto de psicomagia de transformarlo en una nueva oportunidad para superar. Pude conocer lados míos; a veces uno dice “no, yo no soy así”, y pude reconocerme en mis defectos, mirarme, pero con amor.

He tenido muchos prejuicios con mi cuerpo, y este reality fue deshacerme de todos los prejuicios. Partí teniendo que sacarme la ropa en el desierto, ¡no sola!, no sola con un fotógrafo o la producción, ¡sola con diez hombres espectaculares, guapos, y mujeres guapísimas! En ese minuto dije: “No, Dios mío, por qué! ¡Despiértame de esta pesadilla!”. Tener que bañarme, afuera, llamar a Austin (Palao) o a cualquiera de mis compañeros para que me tiraran un balde de agua, mostrar las piernas, que es mi talón de Aquiles porque es lo que más me cuesta bajar, me hizo ser mucho más valiente y aceptarme mucho más. Fue súper positivo en ese sentido. Me aprendí a querer más, a no tener tanta vergüenza de mostrar mi cuerpo. Cuando nos hicieron hacer de “Adán y Eva”, ¡nooooooo!... Yo me quería moriiiir, jajaja… “¡Dios mío, pásenme más flores! ¡Unas maravillas, una enredadera, algo para taparme!”, decía. ¡Pero me atreví, fui! “No sé cómo estoy haciendo esto”, pensaba... Fue maravilloso. Hoy me siento más cómoda con mi cuerpo, más contenta, satisfecha, menos avergonzada y con menos prejuicios... A veces uno tiene esos prejuicios con uno mismo.

Mariela Sotomayor - Camila Recabarren - ¿Ganar o servir?
Mariela protagonizó la primera gran pelea ante Camila Recabarren, donde lanzó su primer y feroz "palabreo".

“Siempre que voy a entrar a un grupo de personas, siento un miedo tremendo”, declaré en el 2018 sobre el bullying. Y me pasó en el reality fue revivirlo absolutamente en carne propia, transportarme en el tiempo a las sensaciones que sentía cuando era víctima de bullying muy chica en el colegio. Como les dije a mis compañeros cuando me despedí, creo que tengo una personalidad bastante particular. A veces soy un poco avasalladora, hablo fuerte y soy muy segura de lo que digo; porque de las cosas de las que no estoy segura no hablo, trato de desarrollarme en los ámbitos que conozco, entonces cuando hablo es con seguridad, y por eso a veces asusto a las personas. Uno llega hablando muy fuerte, queriendo contar muchas cosas, sabiendo de muchos temas entretenidos, y no falta la que dice: “Ah, cree que se las sabe todas”... Y no me las sé todas, pero me sé varias; hablo de lo que sé. Mi forma de ser, súper innata, de repente puede molestar a personas que tengan un mayor o menor grado de seguridad o inseguridad.

Cuando llegas a un reality show donde todos están compitiendo por quedarse más tiempo y por aparecer más (en pantalla), claramente me pueden ver como una especie de adversaria peligrosa que puede quitarte espacio o protagonismo, que en ningún caso ha sido mi intención, porque nunca para brillar he necesitado apagar la luz de otro… nunca.

Pude mostrar una faceta mía con los medios de comunicación. Independiente de todo lo que se dice de que soy la reina del “palabreo” y bla bla bla, creo que hay algo muy cierto que le puedo decir a la gente, y que puede sonar muy básico, pero es así: lo que uno tiene que hacer es pensar antes de hablar, nada más. El lenguaje y la comunicación es vital, súper importante. Las grandes rupturas en el mundo ocurren por falta de comunicación, tanto las guerras, separaciones como desacuerdos en el trabajo. Quizás con el tiempo le hemos restado importancia a la comunicación. Es vital para que podamos vivir en sociedad, expresarnos, entendernos y llegar a un acuerdo. Siento que (conmigo) la gente ha valorado mucho el poder de la palabra, de comunicarse.

MARIELA SOTOMAYOR
"El lenguaje y la comunicación es vital, súper importante", declara Mariela a propósito el valor de su forma hablar en el reality. Foto: Luis Sevilla

Cuando había un “Cara a cara” en Ganar o Servir, pensaba casi todo el día por quién votaría. Ahora, independiente de la estrategia (de equipo), siempre fui súper fiel a mí y voté por personas que realmente sentí que tenía cosas por resolver. El argumento nacía solo. Cuando estás hablando de una verdad, no tienes que inventar nada. Pero es importante pensar lo que uno quiere decir para ordenar las ideas; pero no hay nada más que eso: no hay un libreto ni diálogo preparado, no teníamos acceso a lápiz, hojas ni celulares; no había cómo anotar nada. Cuando he visto los “cara a cara” ahora, hasta yo me impresiono e impactó un poco, porque ni siquiera me acordaba de todas las cosas que decía.

Soy la primera periodista que se mete a un reality. No se me produce un conflicto interior entre periodista y chica realtity. Soy la misma de siempre, la misma que llegó de Chillán a hacer su práctica al SQP en el 2007, que trabajó en programas de farándula, que es mamá, y soy así las 24 horas del día. Soy la misma Mariela, solamente que con más experiencia. Pude derribar muchas cosas emocionales que quizá impedían que pudiese mostrar otras facetas, pero soy la misma: soy Mariela Sotomayor nomás, nada más.

El cariño de la gente ha sido increíble. Estoy pasando por un momento súper especial en mi vida, y el apoyo, cariño y empatía de la gente ha sido un tremendo regalo que recibo con mucho amor y como una gran responsabilidad. Las personas que tenemos la capacidad de tener voz, a través de un micrófono o las redes sociales, tenemos una tremenda responsabilidad, y así lo tomo.

A pesar de que muchos de los participantes viven de los medios de comunicación, sentía que podía existir cierto resquemor frente a mí o lo que yo representaba, la farándula, pero nunca pensé que sería tan letal. Pensé que, quizás, las personas se darían más el tiempo de conocerme y entender que la farándula era una parte de mi trabajo. Pero no fue así. Tuve que defender mucho mi profesión, trabajo y experiencia, y lo tuve que poner muchas veces sobre la mesa porque lo vi necesario. Muchas personas he escuchado que dicen: “¿Pero Mariela por qué saca su título?”. Fue por lo que me atacaron. Si a mi nadie me hubiese sacado en cara que era periodista de farándula, nunca lo habría repetido, porque todo el mundo lo sabe, nunca lo he escondido. Lo saqué porque estaban atacando mi profesión y con lo que me gané la vida durante muchos años, y me siento muy orgullosa.

Represento a muchos colegas periodistas que se han sacado la cresta durante muchos años. Sabemos que el trabajo de reportero es súper duro. He trabajado a todas las horas del día, en todas las estaciones del año, con frío, calor, lluvia, enferma, con hambre, sueño, triste y enojada. Sé lo duro que es. Me he pegado los plantones de catorce horas esperando por una noticia, he tenido que correr detrás de los autos, de algún famoso, o hacer preguntas incómodas, porque era mi trabajo. No es motivo para que alguien quiera enrostrármelo como algo negativo... Que me hayan llamado con estos famosos, siendo periodista, lo veo como un honor.

No recuerdo que me hayan dicho algo tan tajante como las declaraciones de Faloon (Larraguibel), cuando trató de menoscabarme y menoscabar mi profesión porque corría detrás de ella (para sacarle cuñas cuando ambas estaban en CHV), que nunca corrí detrás suyo porque siempre estuvo ahí en el canal, jajaja.

MARIELA SOTOMAYOR
"Represento a muchos colegas periodistas que se han sacado la cresta durante muchos años", declara Mariela sobre su paso por el reality. Foto: Luis Sevilla

Me ha tocado hablar harto de Luis Mateucci. No tengo la intención de que mis palabras se orienten siempre a él, o se vean como un ataque. Simplemente estoy hablando del personaje que vi en el reality y cómo fue conmigo; quién sabe, a lo mejor fuera de los realities es distinto. Creo que representa a un tipo de hombre súper independiente y que vela, primero, por él, y no está mal, pero a veces complica a las mujeres cuando entablamos una relación de pareja con una persona que vela primero por él. Una relación de pareja tiene que ver con una sincronicidad, cada uno cuida al otro. Ahí lo veo complicado. La experiencia nos ha dicho que Luis es de esos hombres —y no lo quiero tipificar— que te hacen sufrir. Y las mujeres ya estamos aburridas de sufrir, no queremos que nos metan el dedo en la boca, ni que nos endulcen el oído con palabras lindas, y después de unos días te muestren que en, el fondo, nunca se preocuparon por ti o que no fuiste lo más importante. Las mujeres nos estamos dando cuenta de que, a través del amor, merecemos ser felices. Como nos damos cuenta de que merecemos ser felices, de que queremos que nos hablen con la verdad, Luis no me calza ese perfil.

A veces hay cosas que pasan delante de mis narices y no me doy cuenta. El reality me hizo darme cuenta (cuando Mateucci y Faloon le escondieron su “péndulo”) que, en ese sentido, soy súper ingenua. Mi mamá siempre me dice: “Es que tú eres muy ingenua”. Y miraba a mi mamá cuando decía eso y pensaba: “Mi mamá no sabe naaaa’”. Con los años me doy cuenta que mi mamá tenía razón. Pero a uno le gusta pensar que no es ingenuo para no pensar que puede haber algo que no estás viendo. Diariamente soy súper espontánea, se me nota si estoy contenta, triste, enojada o preocupada; entonces tiendo a pensar que las personas son iguales, pero muchas veces no es así.

Verme en el reality caer redonda en que Luis (Mateucci) me había escondido el péndulo y que yo juraba de guata que no había sido él, fue una alerta de que todavía sigo siendo ingenua. Pero, ¿sabes?, uno siempre debe mantener un grado de ingenuidad ante la vida, mirar con ojos de niño... Como periodista muchas veces uno tiene que desconfiar, pero me gusta mucho creer en la gente, en los sueños y proyectos. Pero de repente me paso un poco de ingenua.

MARIELA SOTOMAYOR
Mariela no tuvo una gran experiencia con Luis Mateucci en el reality, a pesar de que al inicio parecía ir todo buena onda. Foto: Luis Sevilla

A Oriana Marzoli nunca la conocí personalmente antes del reality y nunca me tocó hablar de ella en ningún panel. Sabía de Oriana, nada más, y que era una chica terrible, súper conflictiva, confrontacional y la “villana de los realities”... Pero conocerla fue súper impactante, porque conocí a la verdadera Oriana. En muchas conversaciones me habló de su familia, de que es hija única —¡y ahí uno entiende tantas cosas!—, su mamá vive muy cerca de su casa y está siempre pendiente de ella, tiene a su perrito que ama, trabaja con grandes marcas, es una niña que está siempre en busca del amor, tiene una forma de querer muy apasionada, es muy divertida, tiene un tremendo sentido del humor, y es muy niña. Todo eso me provocó gran ternura. Pude conocer a Oriana detrás del personaje, y nos agarramos mucho cariño, independiente de las diferencias que a veces tuvimos y conversamos; nunca hubo una falta de respeto.

“Cuando respondo, no respondo con una bala, respondo con un misil; no creo que sea algo de lo que daba sentirme tan orgullosa”, dije en el React de Ganar o Servir. Me han pasado la cuenta mis “palabreos”. Soy muy apasionada, y la pasión con me tomo cada cosa que hago en la vida se refleja en lo que digo. Con el tiempo he tenido que aprender a lograr un equilibrio, porque muchas veces uno puede tener la razón, pero también tiene que pensar en el que este está escuchando... Ahora, en el reality era un poco imposible tratar de no herir al otro, porque eran realmente estocadas grandes las que me tocaron.

No estoy contando ninguna historia, la gente vio cómo me trataban algunos compañeros, cómo se dirigían a mí, las faltas de respeto, las malas palabras y las burlas. Es cuando uno tiene que sacar su artillería y defenderse, porque uno no tiene que permitir que nadie lo haga sentir mal. Y si una persona no le caes bien tiene que tener la capacidad de decírtelo; pero no estoy de acuerdo con hacer esta especie de “bullying” o maltrato medio asolapado. Somos todos distintos y podemos tener grandes diferencias, pero voy de frente; y cuando alguien no me cae bien o no me gusta alguna actitud, se lo digo, con respeto; no busco hacer daño o mitigar su personalidad para bajarla o apagarla. Me indigna esa cosa por detrás, media por el lado, que es muy típica. Yo voy de frente, y no tengo miedo a ir de frente.

Oriana - Mariela Sotomayor
Mariela y Oriana, en líneas generales, se llevaron bien dentro del encierro, salvo por algunas diferencias que no pasaron a mayores.

Con la fama de Ganar o Servir me subieron mucho los seguidores en Instagram y me empezaron a saludar mucho más, aunque siempre he sentido el cariño de la gente en la calle desde Primer plano; a pesar de que por mis características y carácter no soy monedita de oro, y nadie lo es. Pero siempre he tenido esa suerte de ser recibida con mucho cariño en todos lados. Claramente ahora ha tenido un impacto mayor. Con mi hija vamos caminando por la calle y las niñas le gritan: “¡Amamos a tu mamá!”, y ella se siente muy feliz, sobre todo mi hija mayor que es la que cacha mucho más lo que está pasando.

La gente es muy cariñosa en la calle, me piden fotos, me hablan y es como si fueran unas tías, muy como familia, y me dicen: “El otro día la vi tanto sufrir, tanto que lloró”, “oiga, que era mala esta con usted”, o me cuentan “Mariela, el péndulo se lo sacó Luis”, jaja. Cuando salió en el reality que Luis y Faloon habían tomado mi péndulo, la gente me empezó a avisar en la calle, y eso me parecía tan lindo; la gente no pierde la capacidad, esa ingenuidad tan linda. Por eso tuve mucho cuidado cuando salí del reality de no publicar en mis redes sociales nada más que los compromisos con mis clientes y marcas con que trabajo. Respeté mucho a la señora que está en su casa viendo el programa, y que no entiende por qué la niña está y no está en el reality. Quería mantener esa magia, y lo logré, porque recién he empezado a subir cosas para mis seguidores.

Por supuesto que no volvería a entrar a un reality en este momento. Pero más adelante no lo sé. Me pareció muy entretenido todo lo que viví, independiente de lo malo. Entraría mucho más aleccionada, ya conociendo cómo es el tema. Pero algo que no haría es entrar en un reality de competencia, no porque crea que no puedo aprender a competir o entrenar mi cuerpo para rendir mejor, sino porque mis habilidades y aporte van por otro lado: la convivencia. Y en cierta forma, el estar pendiente de competir y rendir me estresaba mucho y no me dejaba fluir en otros ámbitos... Entraría, ponte tú, en un “Gran Hermano 4″, o por un tiempo definido, que ya lo hacen algunos, más que nada porque tengo todo un mundo acá afuera con mis niños.

MARIELA SOTOMAYOR
Mariela le cierra la puerta a cualquier chance de volver a un reality en el corto plazo. Foto: Luis Sevilla

Soy una máquina de hacer proyectos. Ahora, lo primero es seguir trabajando con mi agencia de comunicaciones, Lengua, que posicionamos marcas, con mucho éxito, y a eso estoy dedicada en gran parte. Pero también hay varios proyectos que se están trabajando. Uno tiene que ver con mi posible regreso a la farándula; el otro es de tipo social, ir en ayuda de las personas que más lo necesitan; y el otro es con escuchar a la gente, hablar directamente, y es un proyecto de radio. Son cosas que obedecen a diferentes temas que me apasionan: lo social, el espectáculo y comunicarme con la gente, que me gusta mucho mantener un contacto directo, escuchar y hablar. No creo que sea una gran sabia, absolutamente no, pero a veces logro hilar muy bien mis ideas y orientar a ciertas personas en momentos de la vida, siempre apoyada por profesionales obviamente; pero esa capacidad me encanta explotarla, y creo que es un gran servicio.

No puedo hablar de mi regreso a la farándula, pero en su momento contaré todos los detalles (en la prensa se ha informado que Mega y Canal 13 preparan programas de farándula y que Mariela estaría entre las cartas). Ahora, después del estallido social en Chile, siento que se generaron diferentes puntos de vista a a partir de la farándula, e incluso de otros tipos de rubros, y creo que como sociedad tenemos que aprender a sacarnos el prejuicio de que hay trabajos de primera y segunda categoría, principalmente porque cualquier trabajo que realice una persona tiene el objetivo primordial de sustentar su vida. Por lo tanto, no puedo decir que ningún trabajo es más importante que otro, porque a fin de mes el sueldo de cada persona es prioridad para todos.

La farándula debe hacerse con mucho profesionalismo, y los medios de comunicación tendremos que estar a la altura. No es posible que muchas veces se saque un titular de un comentario que no sabes quién ni por qué lo hizo. Debemos ser responsables. Cuando trabajamos en la época de Primer plano, para poder sacar un reportaje trabajamos una semana, y a veces hasta dos; investigábamos y buscábamos a las diferentes fuentes, a las dos caras de la moneda, entrevistábamos a profesionales y buscábamos material de archivo. Esa es la farándula que la gente espera volver a ver, hecha con rigurosidad, respeto y sentido del humor. Estamos en un mundo en que todos los días vemos cosas más terribles que el día anterior, pero también debemos ser capaces de mirarnos con un poco más de amor y humor. Lograr ese ensamblaje perfecto creo que es la gran misión del espectáculo y la prensa de farándula.

MARIELA SOTOMAYOR
"La farándula que la gente espera volver a ver es con profesionalismo, rigurosidad, respeto y sentido del humor", declara Mariela, que pronto regresaría al rubro. Foto: Luis Sevilla

Me encantaría volver a incursionar en la comedia, porque no hay nada que me guste más que conversar con la gente. Soy muy fanática de ver stand-up, me encanta. Pero es una veta que todavía no he podido explotar, porque he tratado de hacer paso a paso, y he ido tomando lo que la vida me ha dado; además, tengo tres niños. Es un un ítem pendiente del cual espero hacerme cargo muy pronto, crear algunas rutinas de stand-up, mis propios libretos, estrenarlos y probarlos con algunos públicos. También, que es muy importante, estoy preparando actividades con personas en diferentes lugares, que son una mezcla entre coach y relatos tipo stand up. Hoy estoy a caballo de eso.

Hace un tiempo me invitaron a participar en una película, que todavía no se estrena, en que Eugenia Lemos es la protagonista, Niñitos de chocolate, y aparezco haciendo un poco de mí misma, de una directora de un canal de televisión que busca subir el rating. Para mí, el teatro y la actuación son una tremenda pasión. Nunca he sido más feliz en la vida que arriba de un escenario, con los focos encandilándome los ojos e impostando la voz para que todos me escuchen, porque soy de la antigua escuela, no actuaría con micrófono.

En mis redes sociales promociono a una casa de apuestas, a un casino online, Rojabet (En medio de masivo que se han vuelto los auspicios de casas de apuestas). Me ofrecieron muchas veces trabajar con casinos online. Lo pensé mucho porque me preocupé de ver la confiabilidad que tenían y la seriedad detrás; por eso me negué a trabajar con diferentes casinos online. Pero hoy día estoy trabajando con Rojabet porque me da 100% confiabilidad. Presenta realmente la oportunidad de jugar y tener la posibilidad de ganar, y creo que el azar ha estado siempre presente en nuestras vidas de la lotería, la Polla Gol o el Kino... (En el caso de los menores de edad o los jóvenes) ahí la responsabilidad es de los papás. El papá que le pasa un celular a su hijo es el que tiene que hacerse responsable de lo que hace su hijo con el teléfono o computador. Las personas que juegan saben que está la posibilidad de ganar o no.

MARIELA SOTOMAYOR
"Nunca he sido más feliz en la vida que arriba de un escenario", confiesa Mariela sobre su atracción por las luces. Foto: Luis Sevilla

¡Me encanta el Cajón del Maipo! ¡Lo amo! Fue un refugio para mí durante la pandemia… Vi extraterrestres, OVNIs, el raco (esporádico viento cálido en épocas frías), nieve... ¡Maravilloso! Pero hoy estoy muy contenta dónde estoy viviendo, que también es lleno de naturaleza, en El Arrayán, súper lindo, muy seguro, y más cerca de mí centro de operaciones: Santiago. Pero fue un milagro que se me haya ocurrido tres meses antes de la pandemia irme para allá.

“Tomé la decisión de que a los 45 o 50 años no voy a trabajar más”, declaré hace unos años... ¿Cuándo dije eso? ¿Viste que era tonta? ¿Viste que era ingenua?, JAJAJA. Tengo 41 y todavía no pieeeeenso en dejar de trabajar. Uno dice tantas tonteras... Hoy día valoro más que nunca la posibilidad de fijarme metas, también para descansar un poco... ¡Pero claramente entiendo que con tres niños chicos y 41 años todavía me queda mucho por trabajar! Lo que he podido es tener mi propio emprendimiento, elegir las personas, rubros y clientes con los que trabajo. Ahí está mi gran libertad. ¿A quién no le gustaría dejar de trabajar a los 45 o 46 años? ¡Sería increíble! Seguramente era uno de los sueños que tenía po’. Me encanta trabajar, pero también con la madurez he ido buscando cada vez más los espacios para estar con mis niños, que están en edades súper demandantes, en que la presencia de la mamá es súper importante.

Cuestionario Pop

Si no hubiera sido periodista, me habría gustado ser actriz.

En mi época de estudiante de periodismo era muy desordenada, carretera, polémica y preguntona, pero muy buena alumna.

Tengo un apodo que a mi mamá no le gusta mucho. Cuando yo estaba en la universidad, mi mejor amiga tenía a su suegro, el tío Eduardo, y cada vez que comentaba alguna copucha decía: “Lo que pasa es que esa es ‘zorra’”, en el sentido de pilla o astuta. Entonces mi amiga me puso “Zorrita”, y mis compañeros de la universidad, absolutamente todos, me dicen “Zorrita”, hasta los profesores; y hasta el día de hoy somos “Las zorritas” con mi mejor amiga. Fue mi primer apodo. Después vino “Marieloca” y “La lengua del pueblo”.

Un sueño pendiente es cantar. Me gustaría mucho. Canto de manera aficionada y me gustaría algún día grabar un disco. No sé si un disco comercial, pero sí tener la posibilidad de decir: “Lo hice”. Grabé una canción cuando hice el Juntos por un día, que era la canción de la Paloma San Basilio, que la adapte un poco.

MARIELA SOTOMAYOR
Así como Mariela tiene pendiente hacer comedia y actuar, también le gustaría cantar. Foto: Luis Sevilla

Una cábala que es el mantra, que es el más poderoso del mundo: Om Ah Hum Vajra Guru Padma Siddhi Hum, que es de protección y descubrí en uno de los momentos más angustiantes de mi vida, en que de noche no puedes dormir, con una crisis de angustia, no puedes respirar, sientes que el cuerpo se mueve entero y hay algún descontrol de tus emociones. Fui a YouTube, puse “el mantra más poderoso del mundo”, escuché de qué se trataba, lo empecé a cantar y cosas maravillosas pasaron en mi vida. Diariamente hago eso; y lo otro, muy importante es: empezar el día diciendo “gracias”. Doy las gracias y digo “gracias” desde que abro los ojos, mientras me baño, me ducho y me visto, hasta que salgo de mi casa. Gracias, gracias, gracias.

Una frase favorita mía es “ser el puente conector entre las personas y cumplir sus sueños”. En mi vida me gusta mucho ejecutar ese poder, esa perseverancia que tengo, en hacer que las personas cumplan sus metas. Soy una facilitadora, es mi misión en esta vida. Y otra, que me encanta, es que “soy una coleccionista de personas”. Colecciono personas. En mi día a día me encuentro con tanta gente y me gusta cuando siento que alguien tiene una característica especial y digo: “Esta persona es para mí, la atesoro”. Soy muy de abrazar y generar alianzas.

Un trago favorito es el tropical gin, con jugo de pomelo.

Un trabajo mío que no se sabe es que vendí longanizas. Cuando recién tuve a mi primera hija, por supuesto te bajan las lucas, y dije: “Chuta, tengo que hacer algo más”. Se acercaba el 18 de septiembre y me puse a vender longanizas de Chillán. Llegué a vender 100 kilos en un mes.

MARIELA SOTOMAYOR
"Soy una facilitadora, es mi misión en esta vida", declara la periodista sobre sí misma y su rol social. Foto: Luis Sevilla

Un cantante favorito es ¡Luis Miguel! Lo amo, con toda mi alma, y tengo la certeza de que algún día lo conoceré y seremos grandes amigos. Me gusta “La incondicional”.

Un hobby es el yoga, me gusta menos de lo que me gustaría; me pongo nerviosa, jaja. Me gusta hacer manualidades, pintar y el puntillismo.

Mi primer sueldo lo gaste en... ay, qué terrible: en carrete, JAJAJA. Eran 50 lucas al mes. Yo trabajaba en un canal chiquito de Concepción al frente de mi universidad, donde era reportera... No había caso: me pagaban y pasaba inmediatamente donde mi amiga “zorrita” a comprar la promo con los cigarritos, y hasta ahí llegábamos, jajaja. Soy una muy buena gozadora de la vida. No tengo ningún juicio contra quienes les gusta tomarse un traguito o qué sé yo. Uno debe tener una vida saludable, ¿pero qué le vamos a hacer? Así es la vida, así soy yo. Mi vida también tiene mucho que ver con lo social, así que generalmente mis reuniones oscilan entre un pisquito sour y un tropical gin.

Una periodista chilena que admiro es Mercedes Ducci, por su aporte en destapar grandes situaciones que era necesario hacerlas de conocimiento público en la Historia de nuestro país.

MARIELA SOTOMAYOR
Mariela Sotomayor Foto: Luis Sevilla

Una película que me hace llorar, que ni siquiera la puedo ver de nuevo, es Coco, jajaja... Recuéééérdameeee (Canta brevemente)... La pude ver una vez... ¡Nunca más! Pero mi película favorita de la vida es La boda de mi mejor amigo, porque soy Julia Roberts. La he visto tantas veces, y creo que con la esperanza de que ¡Julia Roberts se quede con el amigo! Pero no pasa esa huevá, jajaja.

Por supuesto que creo en el horóscopo. Como el teléfono nos escucha y uno de repente habla de los signos, me sale mucha información de Virgo, entonces diría que guía mis decisiones. Me preocupo mucho de cuando Mercurio está retrógrado, porque me he he dado cuenta de que de verdad pasan muchas fatalidades; y además conozco mi carta astral, y tengo unos ascendentes brígidos: Capricornio, Escorpio y Leo, que equilibran a este Virgo, que me la paso todo el día limpiando porque mi afán en la vida es que todo esté muy limpio y ordenado.

Si pudieras tener un superpoder sería teletransportarme.

Un placer culpable es el pisco sour Sabor Catedral.

Si pudiera invitar a tres famosos de la Historia a un asado, serían, primero, Luis Miguel; segundo, Nicolas Cage, que me encanta físicamente y como actor; y la Cleopatra, la admiro, es el símbolo de la belleza y el poder.

Mariela Sotomayor es una mujer muy bendecida y su vida es la prueba de que los sueños se cumplen.

COMPARTIR NOTA