La Firme con Orietta Grendi, actriz: “No sé qué pasó con Amanda del Villar que todos caían rendidos a sus pies”

Entrevista a actriz Orietta Grendi, Amanda del Villar, para la Firme. FOTO: MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Llevaba 4 años retirada viviendo en Chiloé, hasta que le llegó un llamado para sumarse como la institutriz de Ganar o Servir (Canal 13). Aceptó sin dudar. La actriz se sincera sobre su vida obra, su conflictivo inicio teatral, paso por teleseries, arribo a realities, presente y futuro y más, siempre con un pie en la isla sureña: “Lo que más me gusta es la vida vinculada a la tierra”, declara.

—Habitualmente no hablo de mí, soy bajo perfil —advierte Orietta Grendi Cornejo (57) de antemano en uno de los patios de Canal 13.

La actriz generalmente prefiere que el foco esté en su recto personaje que ya ha pasado por distintos realities: Amanda del Villar, a quien califica como su “ídola”. Pero ahora, en entrevista con La Cuarta, se anima a salirse del papel que ponía “el garbo y la elegancia” en Ganar o Servir (Canal 13) para hablar de sí misma.

Al repetir ese concepto que ha patentado en pantalla, se acuerda de un momento ocurrido hace unos minutos mientras recorría los pasillos de la casa televisiva de Inés Matte Urrejola.

—¿Viste a la señora que hacía aseo? —dice—. Vi su sonrisa y no lo pensé dos veces, y por supuesto que la saludé, le sonreí y le pregunté: “¿Quiere una foto?”. Imagínate lo que es para esa señora que sino no se iba a atrever.

En entrevista con La Firme, Orietta hace un repasa de su vida y obra: desde su infancia en el Barrio Italia; el drama familiar que le significó decidir ser actriz; la prematura muerte de su hermana menor, a quien califica como la verdadera “Amanda”; su paso y salida por distintas teleseries en la década de los 90; su arribo a los realities y su paso por Ganar o Servir; su futuro —¿o no?— en televisión; sus proyectos fuera de pantalla; su vida en Chiloé; amor de pareja de y madre; redes sociales, cariño y funa; entre otras cuestiones. “Al poco rato uno se da cuenta de las diferencias entre Orietta y Amanda, porque yo soy mucho más sonriente y simple”, comenta.

Todo eso y más, a continuación.

LA FIRME CON ORIETTA GRENDI

Nací en el Barrio Italia, estudié en el Carmela Carvajal de Prat y ahí fue el primer taller de teatro en que participé, en segundo medio. Mi sueño era actuar. El profesor eligió el elenco para El paraíso semi-perdido, de Alejandro Sieveking... No me eligió y me dejó a cargo la escenografía, cosa que yo ¡jamás! había hecho en mi vida; incluso estaba eximida de las artes plásticas. Mi misión fue hacer el árbol de cartón piedra de esa obra, pintarlo con dorado. Recuerdo estar en el patio siendo la persona más feliz del mundo. En ese momento decidí ser actriz. Encontré que era lo máximo y me di cuenta que no importaba: quería actuar, tenía pensado qué personaje me darían, soñaba con él y no me lo dieron. Pero me encantó el sólo ser parte del teatro.

Siempre he amado el escenario. Tengo algo que decía don Juan Radrigán, que se llama “presencia escénica”, que es buena y mala, no importa si tú estás haciendo algo bueno o no: te ves. También tiene que ver con mi historia: Mi abuelito, Juan, a quien no conocí, hijo de una mujer peruana (tengo raíces peruanas), era obrero en la salitrera, pero (también) escribió y dirigió obras de teatro, y fue director de un diario en Iquique. Lo tengo en la sangre. Nunca he visto una foto de él, es uno de mis sueños.

Orietta recuerda sus inicios en la actuación en sus años escolares. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Tuve la fortuna de nacer en una familia que me heredó el buen comportamiento. Uno podría pensar que mi familia es como aristocrática... ¡Nada! Absolutamente nada... Vengo de una familia, no sé si sencilla —porque no creo que hayan familia sencillas—, pero de una familia originalmente del Barrio Italia, gente común y silvestre de trabajo; pero los modales eran parte de la enseñanza, no es que no es que la mamá o papá te enseñaran a comer: no había otra forma, todo el mundo comía con garbo y elegancia. El trato también: no recuerdo haber tuteado a mi mamá hasta mucho tiempo después, tanto así que en los trabajos me ha pasado que, teniendo jefes más jóvenes que yo, siempre va a ser “usted”. No es por sometimiento, sino para mí la manera más íntima de mostrar respeto. Me gusta que sea así, tratar a la persona de “señor director”. Me acomoda mucho la relación formal. Y fui criada en un ambiente así.

En mi familia no eran tan estrictos, pero era con normas claras; y dentro de esas formas, mi rol de hija era ese. Cuando entré a la universidad, al Campus Oriente de la U. Católica, descubrí que el mundo podía ser diferente. Por eso admiro tanto a la gente joven, y por eso creo que (existe) mi conexión con ellos. Cuando joven, me acuerdo que en el primer año ya me había pintado un mechón amarillo con blondor, cosa que hoy es es pan de cada día en la calle... no sé si soy la pionera ni mucho menos, pero (estaba) feliz con mi mechón con blondor, y vestida de negro y morado. Cambié radicalmente la forma de vestir. El ambiente estudiantil era muy diverso y hacía que uno como joven se sintiese con la libertad de probar.

Estudié teatro a pesar de mis papás. Pesó el tema familiar. Salí de cuarto medio como la mejor alumna, tenía el peso de cuando te va muy bien en la educación tradicional: “¡¿Cómo va a estudiar teatro?!”. Cuando había que dar la Prueba de Aptitud, dije: “Iré a dar las pruebas de teatro pa’ jugar, si ya sé que no lo estudiaré”; iba a estudiar Licenciatura en Teoría e Historia del Arte, que me habría encantado. Di las pruebas para jugar, con la buena o mala suerte de que quede en el segundo lugar, y Lorene Prieto en el primero. En ese momento me di cuenta de que no me quedaba de otra. Me matriculé y, cuando volví a mi casa, mi papá y mi mamá estaban con ataque (igual que Amanda). “¿Qué hago?”, pensé.

La decisión de entrar a Teatro ni fue fácil para Orietta, quien se tomó con la presión familiar. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Si no hubiese sido por Alberto Vega (1951-2023), yo no sería actriz. Me devolví a la universidad para renunciar a la carrera y me encontré con Alberto, que me preguntó: “¿En qué estás?”, y le conté. “Tú no puedes renunciar”, me dijo, y tuvimos una conversación muy hermosa que tenía que ver con el talento; no me conocía ni yo a él, simplemente había sido profesor evaluador. Me quedé.

Cada familia tiene su historia: en el caso mío tiene que ver con personas de esfuerzo, gente de mucho trabajo y que también les costó aceptar la opción de que su hija quisiese ser actriz siendo “la mejor” del curso. Desde ese ámbito, no son familias sencillas; una familia sencilla debería ser simplemente basada en la confianza y, si el hijo quiere ser carpintero, confiar en que le has entregado las herramientas para que sea carpintero... cosa que yo, por ejemplo, como madre sí he tenido la posibilidad de darle a mis hijos.

Mi abuelita, Esterilda, intercedió en la opinión de mis padres; vivía al frente nuestro. Estábamos en esta crisis familiar, tan conocida por los actores. Me pusieron muchas reglas y normas tipo “ya, perfecto, pero no puedes llegar hasta más allá de las 10 de la noche a la casa”. Y mi abuelita, que era una señora de campo, dijo: “La Oriettita va a estudiar lo que ella quiera, y cuenta con todo mi apoyo”. Al día siguiente, conversando con abuelito me dijo: “Mijita, no sé mucho por qué usted eligió esto, pero no se preocupe, todo va a estar bien”. Mi abuelita, que cuando yo tenía diez años, me enseñó a rezar, y me dejó de regalo en vida su imagen de la Virgen, que como vivo entre Santiago y Chiloé, la tengo cuidada con frazadas para que sobreviva a cualquier golpe, incluso un terremoto, y me acompañe. Es el recuerdo más hermoso, que una abuelita te regale algo tan especial e importante para ella, y que forma parte de mi infancia. Mi abuelita fue como mi salvadora.

Orietta relata el rol clave que jugó su abuelita, quien siendo una mujer "de campo" la apoyó ante todo. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Tuve una hermana que falleció a los 34 años, recién cumplidos, de leucemia linfoblástica aguda; estuvo un año así. Mi hermana “era” Amanda del Villar, jaja; era profesora de lenguaje y tenía un carácter como la Amanda de Granjeras (Canal 13), tenía mucha energía. Cuando se muere tu hermana menor, pero sobre todo cuando como padre se muere un hijo, de lo que me di cuenta ahí, y lo pienso por mis padres: La vida pierde toda lógica. Por eso tal vez asumo en la vida, no sé si desafíos, pero tomo decisiones y cuando estoy en situaciones límite, metida en la Patagonia en una avioneta cuatro motores, y que que piloto me dice que el sensor de la línea del horizonte está malo, que me llevó a pasear entre las montañas y que todos se sacudía, de verdad que lo único que he hecho en situaciones como esa es: dar gracias... dar gracias, simplemente agradecer... porque no hay lógica.

Estuve en teleseries como El amor está de moda, Adrenalina, Rosabella, Bellas y audaces. Tomé la decisión de salir de televisión después de Rosabella, que fue la primera teleserie de Megavisión. En el mejor sentido de la palabra, no soy una persona competitiva, ¿qué quiero decir? Si tengo un trabajo, lo hago; pero no estoy aspirando a ascender. En ese proyecto de Mega, como se estaba armando un área dramática, tengo la impresión de que había algunas personas que estaban más interesadas en abrirse camino, y otras que no; y uno va quedando fuera. Creo que fue una acertada decisión restarme, porque también me dio otras posibilidades que también son mi pasión.

Soy buena actriz, pero estoy segura de que (hay) muchas colegas y colegas tanto o más talentosos que yo. Entonces tampoco tengo ese problema o rollo de, por ejemplo, decir “no, no me llamaron porque envejecí” o porque no sé qué. De verdad no me llamaron porque no me necesitaban, ¡y no pasa nada! Porque mi fin nunca fue y nunca ha sido la televisión. Lo he dicho en más de una oportunidad: yo, Orietta Grendi, soy instrumento, y me gusta serlo.

"yo, Orietta Grendi, soy instrumento, y me gusta serlo", declara. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Cuando yo tomé la decisión de ser actriz pintando un árbol, eso habla de mí, habla de que miro la actuación mucho más allá que sólo actuar. Me empecé a cuestionar. Cuando me vine a la tele era porque no quería ser productora, todos me decían que era muy buena productora, y yo necesitaba demostrar que quería actuar, y que era buena... Pero llegué a incursionar en otras áreas, que me han abierto las posibilidades más increíbles; he gestionado diplomados de la Universidad Católica en Pica (pueblo en Tarapacá), ¡gratis para la comunidad! He estado en Villa O’Higgins apoyando el fortalecimiento de ecomuseos, ¡sola!... Al dejar la televisión, decidir no perseverar en eso, yo misma me abrí otros caminos.

Mi primer reality fue Granjeras, porque Pilar Reynaldos, productora, me invitó a audicionar. No tenían claro, pero sabían que necesitaban a una institutriz. Fui a una reunión con (Sergio) Nakasone, quien me tenía que explicar el personaje... ¡Y fue maravilloso! Me dijo lo que necesitaba, me despedí y pensé: “El personaje es mío”. La rompí con todo. Un día Nakasone me dijo “ha pasado el tiempo” y en un cassette me pasó el grupo de actrices con las que había audicionado, incluida la mía... ¿Con quiénes audicioné? No sé. Nunca vi el cassette, nunca me interesó. Quedó ahí en un cajón. Sabía que Amanda del Villar no existía como Amanda del Villar, no tenía nombre ni nada, pero era mío.

Tengo un exmarido también, bella persona también, Álvaro Yáñez, y él me dio la idea de que yo usara el guante como Amanda del Villar. Me separé en el 2015 de común un acuerdo, después de muchos años de casada, juntos, 19 años, con una vida más pituca. Después de que tomé la decisión de separarme, fue genial y dije: “Ya, chao auto”. Yo me sentía como “la señora Jumbo”, en el auto; tenía una vida, no sé si feliz, esa era mi vida. Decidí que además tampoco me iba a quedar viviendo en la casa (matrimonial). Me fui, sin tele, e invité a mis hijos, que eran muy pequeños en ese tiempo, y les dije: “Con el papá nos vamos a separar, súper buena onda, así que no hay problema, ustedes decidan con quién se van a quedar; pero si se van conmigo se quedan sin teléfono y sin auto”... Y me eligieron. Y en el 2021 me fui a vivir a Chiloé.

Orietta recuerda lo que fue su matrimonio y el cambio en su dinámica de vida. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Soy chilota de corazón, de corazón chilote. De hecho, tengo un programa de radio diseñado que se llama Chilote de corazón, de corazón chilote. Conocí Chiloé gracias a un bello novio inglés que tuve, maravilloso. Viajamos a Chiloé, debo haber tenido 21 u 22 años, me enamoré de Chiloé, estuve en una isla que se llama Llingua. Luego, muchos años después, volví por temas de patrimonio, que es mi pasión también, a un seminario que organizaba la Unesco; y conocí a quien es actualmente mi pareja, Víctor Contreras. Cuando le conté la historia del inglés, jajaja, yo que quería llegar a Lliungua, que era mi objetivo… Puedo decir que en este minuto vivo frente a Llingua, ¡y en estos cuatro años no he ido una sola vez! No lo puedo creer.

Mis hijos viven en Santiago, y nos vemos muy poco; es súper raro, pero tenemos una relación tan bonita, bella, que estamos siempre en el momento que queremos, podemos y nos necesitamos. Cuando les planteé la decisión de irme a vivir a Chiloé, les dije: “Miren, la verdad es que aquí en la ciudad soy feliz, pero me quiero ir a Chiloé”, y la respuesta de los dos fue... Ay, me emociona, me pondré a llorar... “Mamá, diste todo por nosotros, nos criaste; mereces ser feliz, tienes derecho”. Todavía ellos no entraban a la universidad, pero me decían: “Vamos a ir a la universidad, cada vez tendremos menos tiempo... ¿Y tú? ¿Tu vida?”. Son, de verdad, lo máximo.

Siempre quise vivir en el Sur. Lo que más me gusta es la vida vinculada a la tierra. Yo, Orietta Grendi, el otro día quería publicar en Instagram, y mis hijos me dijeron “¡mamá, por favor, no!”, cuando voy con los quintales de papa; porque siembro las papas que como y las cosecho, y espero que coincida con la Luna ahora que voy a viajar a Chiloé, porque me voy a mariscar.

"Lo que más me gusta es la vida vinculada a la tierra", asegura Orietta, quien reside en Chiloé. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Si uno pudiera pensar en alguien todoterreno: ¡yo! Con estos zapatos, con estos tacos, camino cuatro o cinco horas y me da lo mismo. Me encanta andar en micro y en metro, me gusta la gente común y corriente; como yo soy común y corriente, me siento cómoda en esos lugares... ¿Entonces qué mejor que Chiloé? Donde uno puede estar, ni siquiera conectado con la Pachamama, ¡simplemente con las cosas sencillas del mundo! Sé que ahora cuando viaje voy a comer milcao, que voy a estar con don Juan y doña María, que es mi familia adoptiva de allá. Vivo allá con la sencillez de lo que, para mí, tiene que ser la vida.

En mi comunidad de Chiloé tengo un rol absolutamente ad honorem, y me siento más que feliz, y soy la encargada de comunicaciones. Me he portado pésimo este año, pero armé una página web, tenemos páginas web de rescate patrimonial con la comunidad, cuando nadie sabe ni le interesa hacer rescate patrimonial, simplemente es un registro de lo que las comunidades hacen ahí. La gente me abre las puertas y genero lazos de confianza. Como persona, siendo instrumento, me puedo desenvolver en muchas áreas.

Estaba sentada tomando té, mirando el mar y la Isla Llingua, y me llamaron de la productora CookingMedia (la que hace Ganar o Servir, Canal 13) para preguntarme si me gustaría sumarme al nuevo proyecto que se grababa en Perú. Ni siquiera lo pensé y dije que sí. Viajar, en realidad, fue lo que más me entusiasmó. Dejé de trabajar hace muchos años, cuatro o cinco. Nunca he vivido de la televisión; “la amo”, me encanta, pero digna hasta el final. Si no hay espacio para uno, tampoco es tan terrible, está lleno de actores y gente que quiere trabajar. Esto es un ciclo nomás. Volver fue espectacular y me fui a vivir tres meses a Perú, y me regalé un mes de estadía allá.

Orietta se encontraba absolutamente en otra cuando fue contactada hasta Chiloé para sumarse al reality. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

No daba entrevistas. Fue una decisión por el personaje Amanda del Villar. No es falsa modestia. No es que oculte cosas, sino que siempre me he sentido instrumento. Ahora pienso que la gente me dice “Amanda” en la calle, y no me ofende, me siento contenta. Yo pensaba: “Si empiezo a decir que soy Orietta Grendi, la creadora del personaje, se mata la ilusión”... No se mató nada, porque al poco tiempo decidí contarle a la gente que era actriz; y no se murió nadie, fue al revés: se potenció. Pero en ese momento también tenía que ver con lo que para mí significa ir a un reality, que es un espacio que a veces se podría ver como un género menor entre la gente especializada; pero yo llevo años trabajando en esto y puedo decir que es de los géneros más difíciles, sobre cuando incorporas a un personaje de ficción como Amanda del Villar, porque se relaciona personas, no personajes.

En el momento en que ingresaba en la locación me transformaba en Amanda, y eso significa no salirme nunca; debes estar grabando 30 minutos, una hora o antiguamente tres horas, y siempre ser coherente. Además, no sabes lo que el participante te va a decir o cuando se van a poner a pelear. Ellos no entran en la ficción de Amanda del Villar, porque es Amanda del Villar la que entra a una realidad.

Me pasó en Canal 13, cuando trabajé para un matinal que nadie vio, que venía a grabar dos o tres veces a la semana, cuando estaba Carlo von Mühlenbrock. Y les costó entenderlo, porque la tentación con Amanda del Villar es actuar; ahora ya no. Si tratas de ponerte en el papel del personaje, no funciona.

!A veces me sentía tratada como personaje de reality, pero tenía plena conciencia de que soy actriz", reflexiona Orietta. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

No soy un personaje de reality, lo tengo súper claro. Pero cuando toco las teclas que toco como actriz, creo que para el grupo humano, de producción o de contenido con el que trabajo, no es fácil; a ellos les costaba más darse cuenta de la diferencia entre uno y otro. A veces me sentía tratada como personaje de reality, pero tenía plena conciencia de que soy actriz. Por ejemplo, me pasaba con las lágrimas y los llantos que como actriz me di cuenta y sé cómo generar espacios de intimidad, que son súper necesarios también en un reality, y la lágrima es real; pero que está dirigida por esta actriz. Ahora, es súper difícil. No es que yo diga “ahora me voy a poner a llorar”; tienes que generar un momento exacto y preciso para tocar la tecla con ese participante, para que ese participante se conecte de verdad con ese minuto, aquí y ahora, y eso a ti te genera lágrimas. Es muy difícil.

“Todos se sienten con derecho a las mujeres a saludarlas de beso… fatal”, dije hace unos años en una entrevista. Me da ataque. Lo mismo me pasa cuando los niños o niñas no quieren saludar de beso; yo a un niño o niña jamás lo obligaré a saludar. Y se lo dije a los participantes de Ganar o Servir: el saludo es un tema socialmente aprendido, y el tema del beso me carga, ¿por qué por ser mujer te tienen que saludar de beso; y si eres hombre, de la mano? Creo que la formalidad siempre es necesaria y buena. Y en el caso de los niños y niñas, creo que es indispensable jamás obligarlos a hacer algo que no quieren. Si un niño no te quiere saludar de beso, o no te quiere abrazar, está en su derecho: el cuerpo de cada persona es único y todos tenemos que cuidarlo y respetarlo. Eso significa que “no” es “no”, que también lo dice Amanda; eso no es sólo para mujeres, sino para todos.

"Si un niño no te quiere saludar de beso, o no te quiere abrazar, está en su derecho", plantea Oriana tajantemente. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Oriana Marzoli podría ser mi sucesora. No es chiste. Pero tiene que ver con algo que para mí es importante, y que es autoestima de la gente, y qué teclas quieres tocar: creo que todos los que estaban ahí podrían ser en algún momento Amanda del Villar. Es una cosa de tomar la decisión. ¿Fue un juego? Sí, pero un juego en serio, porque Oriana es una mujer muy estudiosa, trabajadora para tener la visibilidad que tiene; no cualquiera puede. En eso creo que se parece mucho a Amanda.

En la pelea de Luis y Pangal la pasé mal por varias razones. Uno, cualquier acto de violencia, no solo físico, siempre es un estrés. Dos, creo que para nosotros a nivel de producción al vivir esa situación en vivo y en directo, hay que manejarla. Tres, nunca entendí por qué a Pangal le molestaba que le dijeran “Quico”, de verdad que no lo entiendo, no pude entender por qué. Tengo la impresión de que el encierro a ellos sí les jugaba en contra. Me pasó que, como actriz, no manejaba toda la información, que a veces pasa en un reality. Fue difícil porque, a pesar de lo preparado que uno pueda creer que está, siempre un acto violencia es algo que como equipo no es fácil de manejar.

No apareció en pantalla, pero sobre todo con cuando ocurrió lo de Fabio (Agostini, que le escupió el vaso a Luis), la Amanda se mandó un discurso que lamento que no haya salido editado, porque hablaba justamente de las cosas que se aceptan y no; y fui muy ruda, y era Orietta Grendi sintiéndome también responsable.

Amanda del Villar conversando con Luis Mateucci en el reality, con quien entabló buena onda. Foto Cedida

No sé qué pasó con la Amanda, que todos caían rendidos a sus pies. No hubo uno que se resistiera (a participar en alguna actividad). Conmigo era como que esperaban a que llegara la mamá para que los retara, jajaja. Con (Luis) Mateucci logré conectar, pero también con Pangal (Andrade). Era súper entretenido que Amanda del Villar podía transitar con todos los participantes, y a todos darles un cachito o hacerles cariñito. Cuando Facundo (González) no lo esperaba, yo en vez de decirle “opa”, lo miraba feo. Era sorprenderlos siempre.

Estuve fuera unos capítulos de Ganar o Servir. Necesitaba tomarme unos días. Llegaba todos los días a las 7:30 AM, y era necesario también darle un respiro a Amanda dentro del propio reality; y creo que fue súper acertada la decisión que tomamos con la producción. Creo que generó más expectativa en la gente; y coincidió justo con Amanda empezó a tener más interacción con las redes sociales, y de pronto empezamos a soñar con un montón de cosas que no pudimos hacer; se les había ocurrido incluso que Amanda saliera vestida de Amanda por las calles de Perú... Lo pasé increíble, pero igual estaba sola en otro país. Era necesario. Paré muy poco, una semana, y después tuvimos que esperar tres días para que coincidiera con la entrada de la Pamela (Díaz); pero acá (en pantalla) se sintió como un mes.

Mis temores y riesgos con revelar que Amanda no era alguien real tenían sólo que ver con que soy una persona muy respetuosa con el formato reality, y fue mi manera de fortalecer eso; también, suena raro cuando no lo hice, pero de verdad creo que soy una persona humilde, no me creo el cuento; además, no soy estrella. Mi mamá tenía un libro que decía: “Las estrellas miran hacia abajo”, y yo no miro pal el frente.

En un principio, a Orietta le daba cierto temor mostrarse abiertamente como la actriz detrás de Amanda. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Era necesario mostrar que Orietta estaba detrás de Amanda, primero, porque los tiempos han cambiado. Hoy, con las redes sociales, estás mucho más expuesto, sería súper ñoño de mi parte decir: “Yo soy Amanda”; basta con que alguien diga “espera, yo la vi acá”... Tiene que ver con la verdad; la verdad, a partir de las redes sociales, se debe manejar de otra manera.

Amanda ha evolucionado en estos años, pero lo interesante es que en ese reality grababa como dos o tres veces por semana, no más; después fui invitada a cuatro realities más, una o dos veces a cada uno. Sin embargo, a la gente igual le quedó (en la memoria). Hoy la fama se percibe diferente porque están las redes sociales, pero la gente no se había olvidado de Amanda. Creo que se olvidarán de todas maneras, porque vendrá otro reality.

La gente es puro cariño. Hoy cumplo cuatro meses con mi instagram, y al principio me preocupaba, porque sé que cuando uno está en un personaje mediático empiezan a aparecer las historias más insólitas, casi se podría decir que tengo una guagua de dos meses no reconocida; eso me preocupaba un poco. Pero es tan impresionante que sólo puedo contar que recibo todos los días 600 comentarios y, si hay uno mala onda, es mucho. No sé qué pasa, no tengo la explicación de por qué tanto cariño... ¿Por qué la gente mira con tanta simpatía este personaje?, me lo pregunto...

"No sé qué pasa, no tengo la explicación de por qué tanto cariño", dice sobre los televidentes en las calles y redes sociales. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Me siento muy linda, y creo que es por el cariño de la gente, que me ve linda. Hay una estima de parte del público que no sé por qué es. Es tan curioso, que la gente mayor y joven, que se supone que aspiran a cosas distintas por los momentos que viven, confluyen en “la Amanda”. ¿Qué cosas creo que impactan? Es que Amanda y Orietta son personas respetuosas.

El otro día, alguien me puso “quiero ser como tú” y le dije a mi hijo: “¿Por qué la gente es tan buena onda conmigo?”. “Me pasa lo mismo”, me dijo. “Yo también quiero ser como tú, porque eres una mujer consecuente, una persona que se atreve a cumplir los sueños”. Lo que en la gente con la mezcla de Amanda y Orietta: Amanda tiene aceptación en la gente porque muestra los sueños de la gente, lo que la gente quiere y la mirada crítica; y lo interesante es que es gente de distintas edades y grupos sociales; voy a Estación Central y soy una más. Creo que Amanda es un instrumento, pero tan maravilloso, que es aceptado por distintos grupos de personas. Es como si todos apuntáramos a la necesidad del buen trato, de que puedes decir las cosas de manera seria y no por eso ser agresivo, que no es necesario gritar para hacerse escuchar y que la precisión en el lenguaje nos ayuda a todos.

Al principio me tiraban (comentarios en redes sociales con) la cuestión de la dentadura; supieran que nadie tiene los dientes disparejos porque quiere, uno los tiene (así) generalmente porque no tienes la plata para hacértelo, y no me complica nada decirlo; segundo, vivo en una isla donde todo es mucho más difícil... Pero da lo mismo, no es tema. Además, me parece súper irrespetuoso que alguien se sienta con el derecho de decirle a otro: “Oiga, hágase la cirugía”.

Amanda cuenta que la inmensa comentarios que recibe en redes sociales son de buena onda, salvo contadas excepciones. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Orietta, la actriz, igual tiene operaciones estéticas. Me operé la nariz cuando era más joven, por lo tanto, yo tampoco podría decir así como que “soy 100% natural”. Pero es súper entretenido esto, por eso solo puedo dar las gracias; esto de ser una señora que está por cumplir 60 años, que tiene las arrugas, y ser común y corriente... No, no soy común y corriente, uno dice esas cosas, pero finalmente si estamos acá y trabajamos en televisión, por más que uno quiere, tampoco es tan común y corriente.

Me encanta la televisión, ¿y si me gustaría seguir trabajando en televisión? Me encantaría. Si el garbo y la elegancia pudiesen tener un rol —ojalá en Canal 13, donde más he trabajado y conocido a gente tan maravillosa—, me encantaría tener un espacio, pequeño.

Me impresiona la llegada que tiene Amanda (del Villar) en personas de distintas edades. Nunca había tenido tanta gente joven a mi alrededor, adolescentes, cabros de 25 o 30 años de los que se paran en Santa Lucía a vender comida, y dicen: “Oye, mira, la Amanda”. El otro día una niña escribía en redes sociales: “Cuando grande quiero ser como usted”. Una señora, con las arrugas que tengo —que las amo, ojalá cada día tenga más porque estoy viva—, con las canas, con una dentadura imperfecta y con muchos modales también que tiene tanto que aprender; pero al tener todo eso y tener la posibilidad de llegar a gente tan diversa, digo: “Ojalá, mi sueño, sería tener un espacio en televisión”. Lo voy a hacer, pero si no tuviese la posibilidad también puede ser a través de otros medios.

Orietta aclara que, de momento, no tiene planes de continuar en televisión... aunque le encantaría. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

No me convocaron para Palabra de honor (el próximo reality de Canal 13), y no iré en este. Pero tampoco me ofende; por el contrario, tengo la impresión de que dos veces Amanda no sé si funcionaría. Amanda tiene su ciclo y va a seguir viviendo en el tiempo y en el recuerdo, yo creo, como ha vivido siempre. Pero no fui considerada para este... y no tengo ninguna oferta de Canal 13 ni de televisión... Si vuelvo a Chiloé, haré teatro, andaré como ando. No tengo esas expectativas de “ahora volví a la televisión”... No, el mundo tiene tantas cosas bellas, y yo estoy ahí, en el mundo.

Estoy armando un stand up comedy y además empezaré a trabajar en una área de capacitación con un tema súper delicado, pero qué sé cómo se hace, y que tiene que ver con la Ley Karin (busca garantizar espacios laborales seguros y libres de acoso). Lo estoy diseñando y creo que será un aporte. Entonces no salgo ni me vinculo mucho con nada. Además, esto es como el teatro: te quieres y te abrazas mientras dura el espectáculo. Me habría encantado juntarme con ellos (los participantes de Ganar o Servir), pero yo podría ser la mamá de ellos.

Mi show de stand up lo tengo preparado y creo que será entretenido. Tiene que ver con esto de Amanda de ser un puente de lo la gente espera, quiere, de los temores que tenemos a veces las “Amandas” del mundo y el riesgo que se corre de que se pierdan ciertas cosas. Lo presentaré en Santiago, espero que a mediados de octubre, no más allá. No puedo adelantar dónde será.

Orietta prepara un show de comedia y da algunas luces de qué tratará. MARIO TELLEZ / CUARTA

Fui directora del Museo de Arte Colonial San Francisco, fui la primera mujer, en un momento de transición de los curitas. Me llamaron porque estaban empezando a profesionalizar el propio museo, y hasta ese minuto siempre había sido un hombre franciscano el que había tomado ese rol. Mi experiencia ahí fue breve, no creo que haya estado más de tres o cuatro meses. Ellos necesitaban generar cambios al interior del propio museo, me tocó la dura misión de gestionarlos; significó que mucha gente dejó de trabajar ahí porque eran los planes de los curitas, y cambiar y modificar el equipo de trabajo, incluida yo.

Cuando apareció en las noticias (En abril, un supuesto exfuncionario que en redes la acusaba de “violenta” y de decir “palabras hirientes”) de una persona que decía que yo gritoneaba y todo, dije: “Qué impresionante”. Si hay algo que yo no hago en la vida es gritar... Sentí miedo, sí, miedo, porque me di cuenta que cualquiera hoy puede decir cosas. Sentí un miedo que me ayudó mucho para, tres días después, armar mi instagram, y dije: “Esta soy yo, el miedo paraliza y no puedo tener miedo a las cosas que alguien diga, que pueda inventar porque se le ocurrió, o porque a alguien tú lo miraste”. Hay momentos para cada cosa: hace cinco años que no trabajo en el museo y, justo ahora que tengo un personaje mediático, casualmente, aparece una persona. No me puedo hacer cargo de eso. No me voy a hacer cargo. Jamás hice eso. Tomé la decisión de simplemente mostrarme tal cual soy y, casualmente, fue muy curioso, porque en este mundo en que las redes sociales te destruyen en un segundo, el propio público y compañeros que tuve tomaron la decisión de cuidarme.

Miraba la foto de esa persona (que acusaba de malos tratos) y ni siquiera la había visto (a la persona en cuestión). Ahora que estoy mucho más expuesta que antes, va a pasar en algún momento que cualquier cosa que uno haga o diga, alguien va a decir “me miró feo”; pero no puedo vivir pensando en eso. Hay momentos y conductos regulares; y cuando las cosas se hacen de manera seria, se nota.

Orietta sueña con viajar por Chile predicando sobre el "garbo y la elegancia". MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Mi sueño es viajar por Chile (enseñando garbo y elegancia), pero tengo la impresión de que las municipalidades no me van a tomar en cuenta, jajaja. Creo que a la gente le encantaría, pero no es algo que necesariamente las instituciones necesiten. Pero apoyar a la gente en todo esto fortalecería, no solo la autoestima, sino que muchas veces el propio nivel sociocultural... Pero me encantaría: si me lo dicen prendo con agua.

Hace diez años que amo la fotografía, incluso puse un instagram (personal) por si a alguien que le gustaban las fotos me las pescaba. A la Orietta Grendi no la pesca nadie, pero a la Amandita sí, jaja. Amo la fotografía. Ahora hice tres rutas en Machu Picchu y el único peso que llevaba era mi cámara Pentax semi-profesional reflex. Soy una persona de detalles; por ejemplo, en la pandemia cuando teníamos permiso para salir, salía fotografiar las fachadas de Barrio Italia, las puertas. Soy una fotógrafa de lo marginal, de lo que no es visible a primera vista. Me encanta. Voy por el campo, veo una lucecita y no puedo creer esa luz; y saco una foto... El miedo en lo urbano, en la ciudad, hace que no salga con mi cámara. En Chiloé sí, pero no es como “voy a ir a tomar fotos”; es estar con la cámara. Con mi pareja salíamos en la madrugada sólo para ver a la garza.

En el momento que me separé empecé a viajar más. Hicimos el circuito W (de Torres del Paine) con mis hijos... y genial. Y Machu Picchu lo hice recién; menos mal lleve mis bototos, aunque tuve que comprar parka. Me encanta el trekking, caminar, no le tengo miedo nada, soy cuidados; pero no me doy por vencida. Cuando estaba en Machu Picchu me esguincé el pie en una de las escalinatas y dije “esta cuestión es fractura”. Pisé, pude caminar y seguí. Me encantaría recorrer todas las islas de Chiloé; con mi curita amigo, Arturo Mancilla, que espero seguir acompañándolo; he tenido la fortuna de que me ha invitado a que me suba con él a veces a lanchas más estructuradas que otras; él no tiene miedo y me sumo a él.

26/08/2024 ORIETTA GRENDI, ACTRIZ MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Simplemente voy y me vinculo con las personas, y me pongo al servicio de ellas. Si es a través de la fotografía, a través de la fotografía; si es a través de una obra de teatro, una obra de teatro... No importa cómo... Yo voy a los lugares y, si la señora sólo quiere conversar, conversamos. Hasta antes de la pandemia, como siempre me he sentido mucho más joven de lo que soy, iba a una casa de ancianos a visitar abuelitas, simplemente para estar con ellas y conversar, y seguirle la corriente a la que tenía el Alzheimer, sin ni un rollo. Ir y estar con la gente.

Encuentro que me parezco a Amanda, pero en lo que no nos parecemos es en el orden... En la precisión del lenguaje sí que nos parecemos; y creo que a las dos hay varias cosas que nos dan ataque: esto va a ser horrible, pero lo he visto a veces, que es —pido perdón si es que alguien lo hace, no es mi intención ofender— cuando la gente come y empieza a gesticular y mostrar, y hablar cuando come; me da ataque que la gente se cole en la fila y haga como que no pasa nada; me da ataque que alguien se sienta con derecho a gritarle a otro; me da ataque que alguien quiera demostrarle a otro su superioridad; o cuando alguien humilla a otra persona. Me molesta y salgo como defensora del mundo entero. Y me da ataque la provocación; todos podríamos vivir harto más felices si simplemente tomáramos la decisión de aceptar al otro en su diferencia. Sé que puede sonar difícil, ¿pero por qué va a ser tan difícil? Cuando la gente es amable todo funciona.

Al poco rato uno se da cuenta de las diferencias entre Orietta y Amanda, porque yo soy mucho más sonriente y simple. Amanda es mi ídola.

Cuestionario Pop

Si no hubiera sido actriz habría sido licenciada en Teoría e Historia del Arte; también habría sido abogada, pero habría sido muy pobre, porque solo habría defendido a la gente buena. Cuando termine la escuela de Teatro quería estudiar Derecho. También quería ser alcaldesa cuando era muy joven. Mi sueño era ser alcaldesa de una comunidad de escasos recursos... Ya no es un sueño, soy mucho más feliz ahora, viajando por todos lados, con mi comunidad chilota; cómo la echo de menos, paso más frío acá en Santiago que allá, que tengo la madera, la conversa y el mate.

En mí época de estudiante de Teatro en la U. Católica yo desaproveché la universidad lo que tiene que ver con estudios. También tiene que ver con la historia que se vivía en el país; ingresé a la universidad en el 1985, en que era indispensable para los jóvenes tener una posición política, en el sentido de tener una posición de lo que querías para tu vida. Yo ni siquiera era muy organizada o estructurada, pero para mí era importante trabajar por un mundo mejor. Creo que me dediqué harto a eso; no al ámbito de la política, sino como estudiante; por ejemplo, iba al trabajos voluntarios en La Legua, y cuando terminaban no podía creer que terminaran, si la gente igual necesitaba ayuda; yo seguía yendo a La Legua con un amigo, a trabajar con la gente y hacer talleres de teatro con los niños. Me dediqué a eso.

Como mi nombre es Orietta, ya que me digan “Ori” para mí es lo máximo. Pero en Chiloé me dicen “Doña Ori”, y ahí soy más feliz. Cuando llegué a Chiloé, era famosa; o sea, me refiero a que la gente no se olvidaba de los realities. Había mucha expectación con eso, la gente me decía “usted, la que trabaja en la tele, qué gusto”; y me encargué de decirles “no, yo soy una vecina”. Y se les olvidó, y fue maravilloso para mí, empezar a ser la vecina y no la actriz que llegaba de la tele. Espero que siga siendo así.

Un sueño pendiente es seguir viajando.

Orietta repasa sus años universitarios que, según explica, no estuvieron marcados mucho por el estudio. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Una cábala es que no uso color amarillo en la ropa. Es un color precioso, pero alguna vez escuché que el amarillo da mala suerte en teatro... ¡Veo la ropa más hermosa y no me pongo!

Una frase favorita es “con garbo y elegancia”... De verdad.

Un trabajo mío que no se sabe fue ensobrando cartas de una AFP. Pasé por Casado con hijos (Mega), uno como actriz ha pasado por muchos programas. Fui vendedora en 3° medio, en una tienda, El Dólar, una boutique; fui tienda por tienda pidiendo trabajo, llegué a una oficina y un señor me dijo: “¿Cuál es su experiencia?”. “No tengo”, contesté. “Entonces no me sirve”, me dijo. Y le respondí: “Si usted no me da la oportunidad nunca tendré experiencia y todo el mundo me pide experiencia”, por eso me gusta la juventud. Lo convencí, trabajé y gané mucho.

¿Un cantante favorito? Amaba a Joan Manuel Serrat, pero ya no; amaba a Joaquín Sabina, pero ya no. Estoy en crisis con ellos... A Sandro lo amo; tenía planeado que si él moría antes que yo iría a su funeral, y no pude; pero quería ir... Por eso palpitar, que tiene tu mirar... ¡Noooo! Me derrito, me derrito... Una cantante que amo, y que algún día me daré el lujo de cantar y bailar, es la Raffaella Carrá... espérense nomás.

Con mi primer sueldo le compré una caja de mercadería a mi mamá, y seguramente también una plancha. Con mi hermana siempre que ganábamos algo, comprábamos mercadería para la casa. Mi primer trabajo fue en El Dólar y llegué tan casada a mi casa, porque trabajábamos hasta las 11 PM, que ni siquiera te daban ganas de cenar para Navidad.

Orietta contó cómo a punta de astucia consiguió su primer empleo. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Un hobby oculto es la fotografía, y caminar, ¡ay!, amo caminar; mis hijos me pusieron el apodo de “Patita Rapidita”, que yo camino, camino y camino.

Una actriz que admiro es Greta Garbo. La Amo. También a Malú Gatica; Myriam Palacios, que además fue una súper buena amiga, y me emociona... Y todas la actrices mayores que estaban cuando entré a trabajar en Canal 13, en el 1992, ¡todas! Esas señoras no sólo tenían garbo y elegancia, sino que siempre buen trato. Y yo, que no les llego ni a las rodillas ni a los talones, creo que aprendí de ellas.

Un talento oculto es la cocina. Me gusta hacer comida tailandesa, india o díganme de dónde y yo lo estudió y lo preparo, o simplemente intuición.

Una película que me hace llorar es La dama de las camelias.

No tengo placeres culpables, lo que quiero lo hago.

Ahora decidí no creer en el horóscopo, porque a veces se cumple todo lo que dice, entonces prefiero no leerlo, jaja. Soy Piscis con Aries, porque nací el 19 de marzo.

Orietta cuenta que dejó de creer en el horóscopo para evitarse malos ratos. MARIO TELLEZ / LA CUARTA

Si pudiera tener un superpoder me gustaría ser invisible, porque a veces es bueno que no te vean; no por ocultarse, al revés, es para “menos es más”, y mirar.

Si pudiera invitar a tres famosos de la Historia a una degustación, cocinaría para ellos; haría una degustación de comidas del mundo, y elegiría los platos que me gusta preparar. Invitaría a la Greta Garbo, pero ella no aceptaría mi invitación; admiro su sabiduría y sobriedad, tomó la decisión de dejar el cine y todo lo que tenía que ver con la actuación en el momento que estimó conveniente y simplemente tener vida privada. A Elena Garro, que fue una de las mejores escritoras latinoamericanas, mexicana, y viuda de Octavio Paz; se tuvo que exiliar en Francia porque hizo comentarios inapropiados en un momento en que todos estaban para otro lado en el mundo; amaba la soledad, y la habría atendido y cocinado todo lo que hubiese querido. Y a (August) Strindberg, autor de la obra La señorita Julia, que se lo acusó de misógino; escribió a inicios del siglo XX, y todo lo que se lee pareciera que es en contra de la mujer, PERO si uno ve los cambios que vivía el mundo, además considerando su propia historia personal de fracasos, habría entendido que en realidad no era un misógino, simplemente el reflejo de una época.

Orietta Grendi es una mujer común y corriente, ¡no sencilla!, por cierto, es una persona compleja; chilota de corazón; ama a la gente común y silvestre; me encanta andar en micro, caminar, las aventuras y cree tener los pies bien puestos en la tierra. Y una mujer agradecida.

COMPARTIR NOTA