Ante su show ¡Se acabó el gueveo! La Maldo Presidente 2025, hace ficción con un arribo a La Moneda, pero, ¿quiere que se cumpla?... La polémica comunicadora repasa su historia, regreso al primer plano televisivo y nueva faceta de fotos sensuales; hace balances, se analiza a sí misma y mucho más: “No tengo nada de qué arrepentirme”, declara Paty Maldonado.
Érika Patricia Maldonado Aravena (74) advierte de antemano que está un poco “sorda”; eventualmente le cuesta escuchar alguna pregunta como, por ejemplo, sobre el “rol” que juega la sexualidad a su edad.
—... ¿Qué “locura”? —consulta ella, cerciorándose.
—Qué “rol” —aclara el reportero de La Cuarta.
—Háblame fuerte —pide ella.
—¡Qué “rol”!
Con eso bastaba, Paty entendió: “La sexualidad a mis 74 años es muy importante”, contesta ella sacando un vozarrón. Luego, en caso que quede alguna duda, alude a su marido, Jorge Pino, presente en la entrevista: “Sino pregúntale al viejo mira cómo lo tengo”, argumenta ella entre risas, ya que el hombre, sentado, está bien regaloneado por una de las integrantes de su equipo: “Le están haciendo masajes al hueón”, evidencia y lanza una larga carcajada. Y asegura: “Anoche no lo dejé dormir”, dejando poco a la imaginación, aunque sin aclarar si habla en broma o en serio.
En el barrio Bellavista, ya se acerca el mediodía dentro de la amplia sala de ensayo donde Paty prepara el estreno de su show La Maldo Presidente 2025, ¡se acabó el gueveo!; y ella, la protagonista, quiere ponerse a ensayar mientras la decenas de integrantes de su equipo —su marido incluido— escuchan la conversación, y ríen cuando sus declaraciones se vuelven estruendosas. “Ya, ¿hasta cuándo vamos a entrevistar?”, consulta la opinóloga para apurar el trámite, “porque estoy con la gente esperando”.
La Maldo Presidente 2025 es un stand-up en que Paty se mete en la ficción de arribar a La Moneda, espectáculo en que entregará sus eventuales propuestas: “Mi discurso lo va a dejar más feliz que nunca”, adelanta a su público, y asegura un desenlace insospechado para su obra. El estreno será en el Arena Monticello el 24 de enero a las 21:00 horas, para continuar el 30 en Zapallar, el 31 en Olmué, y ya el 6 y 7 de febrero en los Enjoy de Viña del Mar y Coquimbo, respectivamente... Y así durante el resto del verano.
En entrevista para La Firme, la también cantante y panelista de TV repasa su historia, desde su niñez en Estación Central hasta su presente en el estelar farandulero Primer Plano. Entre medio, su remonta a sus años escolares, su matrimonio, su filosa faceta política, salida de Mega, aterrizaje a CHV, relación con Julio César Rodríguez y Pamela Jiles, sexualidad, arribo a Arsmate, su lado de abuela, recientes experiencias al borde de la muerte; y minucias varias.
Eso y más, a continuación.
LA FIRME CON PATY MALDONADO
Mi mejor recuerdo niña es en Estación Central, donde viví muchos años, que en ese tiempo era un barrio, lo que significa la palabra, donde compartías con el resto de los cabros con los cuales prácticamente has nacido y crecido juntos, que había muy poca diferencia de edad, desde los siete u ocho años, hasta los diez, doce y trece años. Podías salir a jugar, dejar los patines o la bicicleta botada en la calle, ibas a almorzar y volvías a buscar la bicicleta. Ese recuerdo tengo de mi barrio: solidaridad, donde los vecinos se conocían todos y, si había una necesidad, estaban todos apoyando. Recuerdo a mi mamá, a la Silvita: “Vecina, ¿tiene un poquito de aceite?” o “¿Me convidaría un paquetito de arroz? Se lo devuelvo”. Eso era de barrio, que hoy no existe... Fui muy feliz.
No fuimos pobres, sino modestos; fue una infancia maravillosa y muy alegre. Hago una diferencia con la pobreza: para mí la gente pobre es la que tiene hambre y frío, y nosotros no teníamos ni hambre ni frío. Había una mesa con comida y llena de amor. Mi mamá nos esperaba en el invierno, cuando llegábamos del colegio todos mojados porque nos íbamos a pata, tres o cuatro cuadras, nos sacaba los zapatos, los ponía a la orilla de la estufa y nos secaba el pelo. Nací en una familia de amor, donde había padres, abuelos por los dos lados, tíos, tías y primos. Ahí crecí yo.
Tengo la mejor la mejor imagen de mi niñez y adolescencia. Vivíamos en una casita de dos piezas que mi padre construyó; se demoró mucho tiempo en terminarla el pobre viejo, ladrillo por ladrillo fue pegando. Dormíamos las cinco mujeres en una habitación, y a mi hermano se le fabricó una pieza en el techo —que le puso “la palomera”—, decía “buenas noches, mamá, buenas noches, papá”, subía a la habitación y —mentira— no se iba nada a dormir, subía por el techo y se iba, y volvía en la mañana; mi papá después lo pilló.
Sólo le tengo miedo a la pobreza, de hecho tengo muchos refrigeradores y freezers con comida. Creo que ese temor surgió con el tiempo, uno va adoptando otras características. No digo que “de esta agua no beberé”, porque a lo largo del camino a veces te da sed, pero no me gustaría volver a vivir en un dormitorio; seguramente por esa razón tengo una habitación demasiado grande. El refrigerador que mis padres tuvieron posteriormente se los cambié yo; teníamos uno de los antiguos, se usaban barras de hielo, eran hileras. Un día dije “esto tiene que ir a la basura”, y le compré un lindo refrigerador a mi madre, ¡que no se acostumbraba a que tenía un freezer, y que había para poner botellas...! Seguramente por eso fui alharaca, porque tuvimos las comodidades básicas solamente… Hoy tengo SEIS REFRIGERADORES, TRES MÁQUINAS DE LAVAR, DOS SECADORAS, TRES FREEZES... Es una enfermedad po’, estoy enferma.
Era buena para pelear en el colegio. ¿Razones para pelear? Todas. Fui matona de chica. Por ejemplo, llegaba mi hermana y me decía, gimoteando: “Hermana, esa cabra me pegó en el recreo”. “¿Quién te pegó?”, le preguntaba... ¡Y PA! ¡PA! ¡PA!... Listo, “no le pegues más a mi hermana”. Así se arreglaban las cosas antes; ahí no venía la mamá a decir: “Llamaré a Carabineros para decirles que le pegaste a mi hija”... Nooo, bullying hubo siempre, pero los problemas se arreglaban a patadas y combos.
Sufrí de epilepsia desde los dos a los catorce años, el famoso “petit mal” (término en desuso para referirse a las crisis de ausencia, un tipo de convulsión epiléptica), que no es la epilepsia en que te caes al suelo. Mi papá me enseñó a defenderme. Yo llegaba a la casa, cabra, llorando y le decía: “Papá, en el colegio la cabra del frente se ríe de mí cuando me da ‘la cuestión’”, que hacía le decíamos nosotros (a la epilepsia). “La próxima vez que vos llegues llorando aquí te voy a aforrar a vos por tonta”, me dijo. “Si se ríe de ti, anda y afórrale”... Tal vez hoy día la gente dirá “¡qué horror, cómo le enseñaron la violencia!”... Ja, ¿Y qué querías que hiciera? ¿Qué atravesara la calle y le dijera “eso no se hace, cómo te ríes de mi enfermedad”? Al primer combo, nunca más (me molestó). Aprendí a defenderme de esa manera, hasta el día de hoy: me pegas una bofetada y prepárate para las consecuencias... ¡Me parece una excelente escuela! EXCELENTE ESCUELA.
Me llamo Clorinda Érika Patricia. Antes se ponían tres nombres, por lo tanto legalmente me llamaba Clorinda, pero no me gustaba, era muy de vieja. Mi papá tenía un íntimo amigo... ¡AJJJ!... que al caballero yo le gustaba un poco; habían sido compañeros de colegio, así que era bastante mayor que yo, y yo le cerré un poco el ojo... ¡No pasó nada! No vengan a pensar algunas cosas malas... Lo conquisté para que me ayudara a cambiarme el nombre, en secreto. Mi padre vino a saber años después. O sea, hay una parte en el libro de nacimientos en Chile que dice “nacida en tal fecha”, bla bla bla, “Clorinda Érika Patricia”, y al lado dice: “A partir de hoy no se llamará Clorinda”, y legalmente me llamo “Érika”.
Siempre me han gustado los hombres mayores. Jorge (Pino) es el único hombre que he tenido en mi vida de la edad mía. De cabra, nunca. De cabra —tengo que reconocer—, que me gustaron los hombres mayores, no tienes por qué decir “viejos”, porque si yo tenía dieciocho años y el hombre tenía 45, 48 o 49, no era un hombre “viejo”, era mayor, más grande nomás... Pero siempre me gustaron, siempre.
Entré a la política en las juventudes de la Democracia Cristiana. En mi casa siempre escuché, siempre se habló de política, por parte de mis abuelos, de mis tío y de mi padre, que fue dirigente de la cuarta comuna por la DC. Y me metí en todo el cahuín de 1970. Hicimos tomas como la Santa Julia y varias otras poblaciones, pero en la que más participé fue en la Villa México, ¡que fue grande po'!, no dos departamentos: la mitad de la villa, y la organizamos nosotros los cabros, acompañados de los dirigentes DC... Los DC no se vengan a limpiar las manos ahora, porque TODOS son inocentes palomas ahora; de los partidos políticos, no hay NADIE que haya participado en NADA, todos “¡uy!, ¡qué atroz, qué espanto, qué violento!”. NO, fuimos preparados por la Democracia Cristiana, que en esa época estaba Eduardo Frei Montalva y él preparó todo el cuento en la calle Jotabeche, en el segundo piso. Caí en cana como tres o cuatro veces.
La política la conozco hace mucho, porque participé en todo, del 1970 al 1973, en todas las manifestaciones que se hicieron en las calles. “¿Vamos a tirarle maíz a los milicos?”, decían (durante el gobierno de Salvador Allende). “¡Vamos a tirarle maíz!”. Necesitábamos que los militares se pusieran los pantalones. Participé muchas veces. Siempre me gustó. Y después, fui candidata dos veces... ¿Qué me gustaba? Me gusta movilizar gente, tengo hartas condiciones para eso; y segundo, porque en esa época luchábamos por la libertad.
A ustedes les contaron la historia, yo la viví; es la diferencia. Cuando alguien me dice “sí, pero mira lo que pasó...”, respondo “sí po’, ¡pero yo la viví, a ti te la contaron, la leíste y el que la escribió la escribió a su pinta”. Yo participé, vivía en la comuna de Estación Central, donde no vivía la gente rica y millonaria, que vivía de la Plaza Italia pa' arriba. Viví la política de otra manera, no diciendo: “¡Ay, qué atroz, qué horror, qué espanto!”... ¡A combos! En la calle.
Me pifearon, ¡pero como bestias!, en el Festival de Viña de 1974, porque era pesada, no porque fuera mala cantante ni por política; en esa época no se peleaba por política. A mí no me gustaba reírme mucho, porque como me reía fuerte, muchos de mis colegas me decían que era “muy ordinaria”, entonces traté de ser “señorita”, JAJAJA, y no me resultó; empecé a caer mal... Me pifiaron, y a partir de ese instante dije: “Yo no soy esa que tú te imaginas, una señorita tranquila... ¡No! Tengo que ser como soy”. Soy la Paty Maldonado que se crió en un barrio, que estudió en buenos colegios, que no fue a la universidad —porque en esos años era muy difícil ir a la universidad, sobre todo para una familia de clase media—, estudié peluquería, fui peluquera, cantante, lady crooner... Las he hecho todas... Y después, en el Festival de 1979, fue distinto.
¿Si me considero la intérprete más grande de Chile? No, hay una diferencia. Sin el ánimo de caer en el egocentrismo... jejeje... me considero la mejor bolerista que ha tenido LATINOAMÉRICA, no de Chile; detrás mío hay una cantante, vieja, mayor que yo: Nelly Sanders, chilena, extraordinaria. En Latinoamérica hubo muy pocas boleristas (no estoy hablando de baladistas). Un ejemplo: la Celia Cruz dijo que ella era perfecta en la salsa, y estoy plenamente de acuerdo; “pero tengo un defecto”, dijo, “no sé cantar boleros, porque para cantar boleros hay que saber cantar”.
Me casé de negro a los 36 años. Es normal que la gente se case de blanco, es una tradición. Yo siempre he sido transgresora, nunca me ha gustado ser oveja, ¡no soy oveja! Y si soy oveja, no camino para el lado que van todas las ovejas: voy en el sentido contrario, no tengo por qué ir con la manada. Cuando vi que la gente de mi edad se casaba de blanco, ¡viejas que estaban más pisadas que freno de micro po'!... ¡para la hueá!... ¡a dónde po'!.. ¡todas de blanco, con velo, guantes blancos y lágrimas en los ojos!... ahí dije: “No, ya vengo de vuelta!... ¡De negro! El que más se impactó fue mi papá. Cuando me fue a buscar a la casa para llevarme a la iglesia, me dijo: “¿Usted está loca o qué?”. “Papá”, le dije, “tengo 36 años”. Medias negras, zapatos negros, vestido negro y velo negro.
Perdí gemelos. Fue complicado, porque tenía síntomas de seis meses y medio de embarazo, estaba avanzado; nos supimos por qué, se ahorcaron. Fue muy heavy para mí como mujer, porque tenía toda la ilusión y esperanza de que Javier (el mayor), fuera acompañado de sus hermanos o hermanas. Fue muy difícil; yo estaba separada en ese tiempo de Jorge; la pena fue sola. Me fui a una casa que me prestaron en un balneario espectacular —en Zapallar creo— de una amiga, y me fui a pasar la pena con mi hijo... Pero después todo pasó. Me puse en la buena con Jorge, nos volvimos a juntar, me embaracé de la Patricia Andrea, ¡y ya! Ya pasó. No es que para mí ya no sea tema, siempre digo que “yo habría tenido cuatro hijos”, pero no fue nomás…
Vamos a cumplir 39 años de matrimonio con Jorge, con idas y vueltas... ¿Qué pienso de la monogamia?... No creo en la monogamia. Creo que todos los seres humanos estamos dispuestos a la infidelidad —llamémoslo “infidelidad” por decir una palabra—. Creo que fue la religión la que encauzó, porque sino seríamos una sociedad muy desordenada. Si hoy tuviéramos la libertad para “ya, estoy con mi marido, pero me gustó el hueón de al lado y me acuesto con él, y me gustó el del frente y me acuesto con él”, sería una sociedad muy desordenada, no habría orden, moralidad ni nada; por lo tanto, creo que la religión encauzó al individuo: “Oye, para, no puede ser; tienes que ser de una mujer, tener una familia”... Pero no creo en la monogamia, creo que estamos todos expuestos a mirar pal lado.
Tengo la postura de no delatar infidelidades de otras personas, a pesar de que sea —por ejemplo—mi hermana; o si mi hija le “pegara en la nuca” a mi yerno, yo no diría nada, sólo hablaría con ella para decirle: “Sabes el riesgo que corres y lo que tienes que afrontar si te pillan, piensa bien lo que haces”. Y al revés: si mi yerno le “pegara en la nuca” a mi hija, yo hablaría con él para decirle: “Oye, hueón, no sé si mi hija se lo merece o no, pero sabes lo que está pasando, a qué te arriesgas”. O sea, no le diría ni a él ni a ella, porque mañana es muy probable que ellos se pongan en la buena; en la cama se arregla todo, en la cama se paga la luz, el agua, el teléfono, las diferencias, etcétera; entonces, generalmente, si uno se mete la persona queda muy mal... Vi a mi cuñado y a mi papá ser infiel: “Eres cómplice”, me pueden decir. No, simplemente mi madre amaba a mi padre y mi papá engañaba a mi mamá porque tenía un sistema de vida. En esos años tener dos o tres mujeres era “normal”; de repente se moría el gallo y llegaban dos mujeres, con hijos. Por eso que hoy no existen los “hijos naturales”. Se ha ido acomodando la sociedad. No soy partidaria de que se “peguen en la nuca,” ni que tengan dos familias, ¡no! Pero es parte de la vida.
La sexualidad a mis 74 años es muy importante. No importa que no sea todos los días, porque eso pasa hasta los 40 o 45, que le das como combo en fiesta, pirim-pimpín, pirim-pimpín… andas ganosa. Pero después eso se va mermando y cambiando por otras cosas; se va poniendo en forma de compañía, acompañarse y, de vez en cuando, pegarse un salto, porque ya tampoco puedes hacer muchas locuras porque de repente te quedas doblada como un wantán po'; no puedes sacar una pierna de la otra. Pero a mí me encanta. Y sino, como lo digo en mi espectáculo: hay juguetes, ¿y por qué no aplicar los juguetes? Si estas viva todavía.
Recomiendo la fórmula de dormir en piezas separadas y no lo digo en broma, es en serio. Todo el mundo debería dormir en piezas separadas, aunque sean jóvenes, porque tienes tu propia libertad y espacio, como si te quieres ver una película a tu pinta; y si te quieres cambiar para la pieza del lado, ¡te vas para la pieza de al lado! Pero tienes que tener tu espacio, tu l-i-b-e-r-t-a-d.
Debuto en Arsmate el 27 de enero, que terminó de sacarme las fotos. Mis límites son mis hijos, nietos y mi marido: mi familia. Quiero que mis nietos me recuerden como “la vieja loca, puta que era loca, se teñía el pelo de colores, puta la vieja simpática, trabajaba en televisión... y mira la foto de mi abuela, ¡la cagó!”; pero que no digan ‘¡qué atroz!, ¡qué espanto!’“. No lo hago porque sea rentable, sino porque me simpatiza; encuentro que las mujeres de mi edad todavía tenemos algo de sensualidad: la mujer nunca pierde la sensualidad. Y si detrás de eso hay un billetito —que a mi mánager ya se le está cayendo la babita, tiene los dientes largos, parece un león el huéon—, ¡bienvenido! Hay gente que ha ganado mucha plata.
Si me pones un millón de dólares en la mesa, me empeloto al tiro... si quieres me empeloto ahora, JAJAJA. Y mi marido dice: “No te preocupes, yo te ayudo a sacarte la ropa por un millón de dólares”... Creo que la gente joven, cuando tiene un buen cuerpo, no es pecado mostrarlo, mientras sea bonito y digno... Pero yo he visto cosas que son horrorosas.
En el 2019 salí paulatinamente del Mucho gusto (Mega). Para mí no fue novedad (la sacaron de pantalla y en el 2021 no le renovaron contrato), era segunda vez que me echaban por política (durante los 90 también)... ¿Quedé sentida con Mega? El negocio es negocio. Lo que pasó, pasó, chao. Tengo excelente relación con Andrea Dell’Orto, que ahora es jefa mía en CHV, y con el Pato Hernández. Las cosas son como son y punto. Chao. La televisión es cíclica, uno va y viene. Cuando ese ciclo se me vino en contra, ¿cómo lo viví? ¡No hago ni un mea culpa, ni una hueá! Lo que he hecho ha sido consciente porque lo que menos tengo es de estúpida. No hago mea culpa.
La televisión es una droga porque me gusta mucho, me gusta comunicar; pero me gusta todo lo que sea el espectáculo. Nací para el espectáculo. Me subo al escenario a hacer mis cafés concerts o mis monólogos y soy la mujer más feliz del mundo. El sábado hicimos una actuación para una empresa en el Enjoy, maravillosa, sólo cantando. Yo canto, actúo, hablo, soy panelista y todo lo que está relacionado con el espectáculo. Con la televisión al principio (cuando salió de Mega), dije “chuta, ¿qué va a pasar ahora?”. Pero al mismo tiempo empecé a pensar: “¿Cómo me replanteo? ¡Qué voy a hacer? ¿Me dedico a la costura de nuevo? ¿A la peluquería? ¿Me instalo con una peluquería?”. Me empiezo a rearmar, no soy una persona que me quede en la casa lamentando “qué voy a hacer”. Me gano la vida en lo que sea, mientras sea digno.
Quiero aclarar algo, porque la gente de repente no sabe para dónde va la micro: Cuando alguien dice “yo fui perseguida en el gobierno de Pinochet”, yo puedo decir que yo he sido perseguida en el gobierno de la Michelle Bachelet y de (Gabriel) Boric. Fui perseguida al extremo de que me cerraban un negocio por gusto; pero yo no podía reclamar. ¿Yo no tengo derechos humanos? He sido despedida de los trabajos, ¿pero yo no puedo ser exonerada si soy la Paty Maldonado?... ¿Cuál es la diferencia? He sido perseguida igual.
Amenazada de muerte, me amenazaron de muerte en la época de Pinochet (por un artículo que escribió por el asesinato de Orlando Letelier) y tuve que sacar a mi hijo del país. Cuando hay gente que dice: “En la época de Pinochet me amenazaron de muerte”, ¡¿y a mí?! Tuve que sacar a mi hijo del país en 24 horas, y a mis padres; y a mi hija, ya grande, en el Colegio Providencia, tuve que ir a decir “me pasó esto, me amenazaron...”, y me respondieron que “no puede salir del colegio mientras no venga el padre o usted a buscarla”. He pasado por igual, pero no ando con un cartel pegado en el pecho. Me metí en este cuento y lo asumo.
Lo único que me ha afectado enormemente es que mi familia ha pagado el pato. Tengo dos hermanas profesoras, han sido PERSEGUIDAS en los colegios sólo porque son hermanas de la Paty Maldonado; es un crimen, porque ellas nunca se han metido en nada. A una hermana —que hoy tiene un cáncer espantoso, fue directora, está con la licencia y tratamiento definido—, hubo un hijo de puta que la persiguió: “No te voy a dejar tranquila sólo por ser hermana de la Paty Maldonado”. “Pero, colega, ¿qué culpa tengo yo?”, respondía ella. “Mala cuea, la hueona me caía mal”, le insistía él. Yo le decía a mi hermana: “Es que no te sabes defender, porque yo le salgo con la patada en la raja y el combo en el hocico por atreverse a decir eso; tú eres la directora”. Tal vez es lo único que me huevea un poco, pero el resto no: lo que he hecho ha sido totalmente consciente (...) No tengo nada de qué arrepentirme, nada, todo lo que he hecho lo volvería a hacer.
En el 2021 dije que la tele estaba muy mala, y ahora está más mala, jaja, porque creo que a la TV de hoy le falta humor; está dedicada sólo a lo que es prensa, a lo los muertos todos los días, ajustes de cuentas, portonazos, accidentes y qué sé yo. A la gente le hace falta reír y quiere reír. Tienen que volver los matinales de antaño, les guste o no a los dueños de canal; tiene que volver a ese desorden que había en las mañana donde la gente se alegraba. No toda la gente trabaja y hay gente que trabaja en la casa, se pone en el televisor y ve. ¿Pero qué van a querer ver si ya mataron a tres, a cinco o un portonazo a un viejito que casi lo matan? Por eso le ha ido tan bien a TV+, al programa de nosotros, Tal cual, porque hueveamos y somos de verdad. La gente, aunque sea farándula, quiere ver algo distinto. Es un fenómeno cíclico, va cambiado; la farándula tiene que buscar un sistema entretenido. CHV lo está haciendo bastante bien en el Primer plano, llevando el móvil y eso es atractivo.
El público del TV+ (de Tal cual) es exquisito, de gente más grande que quiere divertirse y reír, que es lo que le falta a Chile hoy: reír. Por eso estoy haciendo estos espectáculos, porque la gente va y sale riendo. El público de CHV (Primer plano) es distinto. No pensé que me iba a meter a hacer farándula, porque pocazo me gusta meterme en la vida de los demás; entonces estoy tratando la situación de otra manera, por ejemplo: ¿por qué le damos como bombo en fiesta al hombre que engañó pero no hablamos de la mujer que se metió en el cuento? Trato de equilibrar, que no sea cargado todo para un lado, porque hoy la mujer es todo, aunque se mande el cagazo hay que solidarizar porque es del mismo género... ¡Las huevas! Yo solidarizo con las mujeres inteligentes y trabajadoras, no solidarizo con las huevonas tontas, ¡no! Por el hecho ser mujer no las apoyo. ¿Cómo voy a apoyar a una mujer que es diputada (Maite Orsini), que le pago de mi bolsillo, para que pida licencia y no vaya a trabajar y lo está pasando la raja? A los cinco minutos de tomarse licencia estaba tomándose un café y esperando al “Mago” Valdivia. En cambio, ¿cuánta gente está esperando que le den licencia y está enferma de verdad?
Con Julio César Rodríguez, o el “Pajarraco” —que así le puse—, trabajé con él (previo a Primer plano), lo llevé a Radio Agricultura, porque la radio tenía una tendencia política distinta, y él se había mandado unas opiniones respecto a los empresarios, y la Agricultura la manejan los empresarios, los agricultores. Al principio fue como “no, Patricia”, pero yo dije: “Quiero traerlo”. Me gustaba que tuviera una línea política distinta. Yo no me fijo en eso... ¡El que se fija políticamente en mí es porque es HUEÓN nomás!... A mí me interesa que la gente sea inteligente y profesional. Y durante el tiempo que trabajamos nosotros con Julio César en la radio, no tuvimos ningún problema, ¡al contrario!, muy por el contrario, hicimos una excelente dupla. Y después llevé a la Francisca García-Huidobro.
Es muy divertida la Pamela Jiles. Con ella tuvimos una gran relación, hicimos cosas juntas en televisión, fuimos jurado juntas en Molina (festival) y preparamos cierto show donde nos disparábamos unas con otras. No tuve mayores problemas... Después me lanzó algunas pesadeces y le contesté; pero yo tengo una muy buena relación con ella. En el 2016 dije que “está loca, que se mete en el bosque y se pierda con el lobo”, jajaja... “La Abuela” tiene su personaje y le tengo cariño, le tengo buena. Si ella me lanza una pesadez, le tiro tres; no tengo problema en ese sentido. Pero nos llevamos bien.
¿Y el Negro Piñera? ¡No! No es tema.
Estoy más relajada con la televisión. Le estoy dando el 100% al espectáculo, a los monólogos y a los cafés concerts. 100% siempre a mi trabajo. Me gusta ser muy profesional y soy muy jodida en la parte profesional, pero hoy día estoy contenta con lo que hago. Estoy contenta. Me siento muy realizada. Me pongo nerviosa, estoy a punto de estrenar una obra que no es menor (La Maldo Presidente 2025, ¡se acabó el gueveo!), que tengo un discurso bastante, serio, ¡pero hueveo! Tiene alta responsabilidad esto, estoy nerviosa, pero me gusta esa adrenalina. Me mantiene joven. En el show hay mucho en serio que está camuflado en broma. Hay mucho de ficción, porque alguien puede decir: “¡Lo que dijo La Paty Maldonado!”, pero yo respondo: “Es ficción, anda a ver el espectáculo primero y te vas a reír a mandíbula batiente”.
Yo di la idea de La Maldo Presidente 2025. Miguel Anabalón es actor y fue director de televisión, hizo un programa muy exitoso, Luz, cámara y usted (conducido por Paulina Nin), y se dedicó definitivamente a la actuación porque le gusta; trabaja conmigo hace mucho tiempo. Él me traspasó la idea al libreto porque yo no sé escribir en el computador, escribo en cuaderno todavía. Y en esta oportunidad, trabajó mi hijo (Javier) y la Eliana (Vivanco), que trabaja como actriz con nosotros. Vamos lanzando ideas y vamos acomodando. Pero la que termina haciendo todo el cuento a la pinta mía, soy yo.
¿Cuál sería la primera medida que tomaría si fuera Presidenta de Chile?... Jejeje... Daré solamente un par de medidas, porque no las doy gratis. Una de las medidas que se haría de inmediato, ¡por ley!, es: se le devuelve la estrofa que le robaron a la Canción Nacional: “Nuestros hombres, valientes soldados…”, gústele a quien le guste. Y la otra sería: devolver al General Baquedano a la Plaza Italia... y al que pille rayándola, ¡le rayo el culo!
Me siento más “momia” que nunca, pero soy de “ultraderecha”. ¿Cuál es la diferencia? De partida, para mí, en Chile no existe la derecha, y tampoco existe la extrema derecha; sí existe la izquierda y la extrema izquierda, sino acordémonos de lo que pasó el 18 de octubre (del 2019). Yo soy así... yo soy así... A mí se me ocurren ideas... ideas un poco... terroristas, que las aplique cuando estaba joven; pero hoy día mi forma de pensar es más tranquila.
No me siento de derecha, porque creo que la derecha que está hoy gobernando (la oposición) en Chile es una derecha traidora, acomodativa, quiere seguir mamando; igual que los socialistas, hay viejos decrépitos que todavía están en el Congreso po', ¡cuando ya no les queda una neurona buena! Porque quieren seguir teniendo su sueldo, que es bastante bueno. Creo que tiene que haber una renovación; y no estoy hablando que los viejos no sirvan, ¡no, señor! ¡¿Pero la Isabel Allende cuánto periodos lleva'?! ¡Ya no tiene dónde meter más plata! Lo más impresionante que he visto en los últimos años en política es que una senadora no sepa de la Constitución, ¡eso lo juro por Dios que nunca lo había visto! ¡Que una ministra de Defensa (Maya Fernández, por la truncada compra de la casa de Allende) no sepa la Constitución...! Hay que mandar a las dos viejas pa' la casa po', a ver teleseries. Soy extrema en ese sentido: las doy de baja.
¿Mi opinión de la democracia? La democracia tiene varias aristas: ¿Cuál es la democracia? ¿La tuya o la mía? Para mí, democracia es la libertad de pensamiento, en qué puedo expresar, ¡sin pasarme de esta raya a la de allá! Eso es democracia. La democracia existe dentro de las cuatro paredes de mi parcela; pero si yo me meto a la parcela tuya, ya dejó de ser democracia, estoy agrediendo la democracia. Creo que la democracia, bien entendida, en que yo pueda decir lo que siento y pienso, y no ser perseguida, en cualquier gobierno, debe ser así: libertad de expresión.
Me gusta el orden. La dictadura, para mí, es la que tiene Corea del Norte en la cual los individuos, las mujeres tienen que cortarse el pelo de una manera, y vestir de una manera, etcétera. Acabo de leer un artículo que me impactó: una pareja que tiene un hijo de tres años habló mal en contra del gobierno, los denunciaron y cayeron presos con el niño y todo por cuarenta años; o sea, cuando el niño salga de la cárcel va a tener 43. Eso es una dictadura criminal. Dictadura es la que tiene (Nicolás) Maduro, que no quiere entregar el poder, que no fue elegido, que tiene a cientos y cientes de detenidos, que ha habido no sé cuántos muertos, porque el hueón sacó a los militares criminales a la calle... ¿Y lo de Pinossshet? Típico... Pinochet fue llamado por el pueblo. Pinochet no se tomó el poder porque los milicos se volvieran locos: no, el pueblo presionó de tal manera en la calles, ¡todos los santos días! Me acuerdo que en esa época, a las 21 horas, de Arica a Punta Arenas, se escuchan las ollas. Fue una presión impresionante.
No digo que no haya habido errores (con Pinochet), como en cualquier gobierno, ¡no me cabe la menor duda! Acá en Chile sacaron a un militar de un departamento, que pidió asilo y lo mataron acá en Chile, ¡con este gobierno! ¿Un error verdad? El venezolano que mataron (el exmilitar Ronald Ojeda, asesinado y presuntamente el régimen venezolano estaría detrás) fue un error del gobierno de Boric. Se cometen errores, en todos los gobiernos, no digo que no; pero en su mayoría dejó un país ordenado, política y económicamente, y a través de todos los presidentes, ¿por qué no cambiaron eso? ¿Por qué no lo cambió Aylwin, Lagos, Frei, Bachelet o Piñera? ¿Por qué siguió la misma estructura financiera? Porque fue un excelente proyecto, que resultó. Dejó un país arriba en la economía y en todo el mundo, ¡éramos envidiados por Latinoamérica! Hoy pasamos a ser otra vez una mierda como país. Por eso lo defiendo y lo defenderé.
He reconocido las “heridas” (por violaciones de los Derechos Humanos, según dijo el programa Pero con respeto en el 2021)... Tal vez va a ser bastante fuerte... “las heridas”... pero fíjate que el primer piedrazo que me pegaste fuiste tú, y me sacaste el ojo, ¿entonces yo me tenía que quedar tranquila y no reaccionar? Me defendí, y no sólo te saqué un ojo, te saqué todos los ojos, y todo lo que pude. Cuando provocas, y conviertes un país en una división espantosa, como estuvimos nosotros, divididos de una manera espantosa, asaltos, salían los del MIR y el Frente Patriótico a matar, había que defenderse. Había más de 10 mil personas en Chile, militares, extranjeros. Cuando la gente no ha leído la Historia, o la ha leído de una manera distinta, puta que le cuesta entender. Es como cuando le explico a un cabro: “Mira lo que tengo aquí”. “¿Qué es esto?”, responde. “Una tarjeta, que dice ‘familia Maldonado: puede comprar un kilo de pan diario’”. ¡Y éramos ocho! No lo puedes entender porque vas al Jumbo y hay 50 estilos de pan, ¿cómo vas a entender eso?
Hubo muertos y desaparecidos, todo lo que quieras, estoy de acuerdo, ¡pero no fue al azar! Fue provocado. La víctima siempre es “es que yo no hice nada”. “No”, digo,“hiciste mucho para que eso pasara”. ¡Y el primero que hizo eso fue (Salvador) Allende! Entonces atentó contra los Derechos humanos... lamentable. Pero en todas partes pasa lo mismo, ocurre exactamente igual; en España se pitearon a un millón de personas (alrededor de 500 mil, según estimaciones). Con Fidel Castro, ¿cuántos arrancaron y a cuántos mataron? Pero esa dictadura sí se puede soportar y es normal que maten. Es normal que Maduro mate, es normal. Es normal que en Nicaragua se piteen a dos curas porque están haciendo una misa y es ilegal la religión... No, pero “lo que Pinochet hizo es terrible, ¡cómo se te puede ocurrir!“. Váyanse a la conchesumadre, no estoy ni ahí.
¿Y reconocer lo negativo (las violaciones a los DD.HH.) sin un “pero”?... Sería bueno que fuera a identificar los cadáveres que están en el Instituto Médico Legal, hay muchos ahí; lo que dijo (Johannes) Kaiser no es malo, no es una cosa que sea extrema, ¿por qué no se reconocer a esa gente?, ¿por qué no van a reconocer esos cadáveres que han estado tanto años ahí? (durante el 2024 comenzaron los análisis de 1.162 ‘restos esqueletizados’, según Ciper)... Lo que pasa es que yo creo que la izquierda es maquiavélica. La izquierda, el comunismo es el cáncer del planeta. Entonces no creo en la izquierda, no somos iguales, ¡es imposible! ¿Cómo yo voy a ganar más que un científico que está descubriendo la píldora para que nadie se muera de cáncer? ¡A ese hueón hay que pagarle de rodillas! No somos iguales.
Fui candidata a diputada en 1989 y 1997, saqué hartos votos... no me acuerdo cuántos… 35 mil y 52 mil; pero por el pacto que había con el (sistema) binominal, no quedé. Hoy hay diputados en el Congreso CON MIL VOTOS (Hernán Palma, el menos votado, sacó 948 en el 2021). Ya no me interesa volver a intentarlo. En el 2020 me ofrecieron: senatoria, diputación y la Constituyente.
¿Te digo algo?... Le pongo color: me ofrecieron ser candidata a la Presidencia... ¿De qué partido? No te diré nada más. Yo habría salido (electa)... ¡Estás más hueón que voy a ser Presidente de la República ahora que debuto en el Enjoy y Monticello! Ahí gané la candidatura, ¿pero serlo de verdad? No. Creo que ya no estoy en edad. Lo que me quede de vida quiero estar tranquila... Además, sería muy drástica, no sería buena candidata y, para muchos, no sería buena Presidenta: le quitaría la plata a los exonerados EN EL MINUTO; y a los de “la primera línea” ahora, y se las doy a los viejos... Pero quiero disfrutar de los nietos, de los shows que estoy haciendo, tengo un equipo maravilloso de gente que trabaja conmigo; lo pasamos tan bien.
Pienso trabajar hasta que me muera. El día que deje de trabajar será porque, como decía mi abuela del campo, “le entregué la jeta a Cristo”, porque si dejo trabajar ahora, me voy a morir, ¡me muero!, no puedo estar sin trabajar, ¡no puedo!
No he tenido tiempo de avanzar en mi libro póstumo (una autobiografía que, según ha adelantado, causará polémica). He escrito harto, HARTO; pero él (punta a su mánager) quiere que yo muera arriba en el escenario, por eso me hace trabajar tanto: entre el canto, el monólogo, después el café concert, Primer plano, Tal cual, y ahora con la fotografías medias sexy para mujer mayor, corro de un lado para otro... ¡¿En qué minuto me siento a escribir?! ¡No he tenido tiempo!
El accidente que tuve en la Ruta 68 en el 2023 al principio me generó un cambio en mi relación con la muerte, y hasta el día de hoy me generó un problema: no puedo manejar porque le tengo miedo al manejo, y me asusto por huevás, como que pasa un auto muy cerca mío y le hago el quite; me quedé con esa tranca. Fue un accidente demasiado cruel. Pero no me generó un cambio de vida. Al principio dije: “Sí, me voy a tranquilizar un poco más...”, pero las pelotas, sigo trabajando igual.
Me dio una gastroenteritis con complicación de la diverticulosis (julio del 2024). Perdí un show en Argentina... ¡Ay!, no me quiero acordar de eso, porque caí a la clínica... No me quiero acordar, por favor, casi me morí; aparte de eso perdí hasta el alma, porque ya todo el equipo para la actuación había partido para Argentina, con el hotel y todos los gastos; y yo, en la clínica, muriéndome. Lo de Argentina lo vamos a retomar en mayo; ahora no podemos, estamos copados. Mi idea es hacer el show en Argentina y en otras partes.
Estuve pata de laucha con la gastroenteritis. Si me hubiera reventado uno de esos globitos, no estaría contando el cuento. Fue por algo que hice con comida: a las once de la noche me comí un tremendo pedazo de costillar de chancho, con Coca Cola con harto hielito... Se empaló la hueá, no subió ni bajó, quedó ahí... No, no, no, los dolores fueron tales que pensé que era otra cosa; llegué a pensar una palabra fea y dije “este no es normal, es otra cosa que ahora explotó, y ahora no tengo nada más que hacer”. Fue feo pero ya no vuelve a pasar, porque a raíz de eso he bajado ocho o nueve kilos; me estoy cuidando de no comer NADA de noche, me tomo mis lechecitas y mi arroz con leche.
Tengo dos hijos maravillosos, el descueve, bien criados como corresponde, con una base rígida, ¡rígida, compadre! Mi hijo tiene 37 años y no se le pasa por la mente levantarme la voz, y a mi hija tampoco. Estoy contenta, muy feliz. Tengo tres nietos maravillosos. Soy la mujer que quiero: hoy estoy plena.
¿Como abuela no soy tan “rígida”? Tengo una forma distinta de pensar: no creo en el amor con la falta de respeto. En el amor, cuando es amor y está bien encauzado, los nietos, hijos y sobrinos tienen que respetar. Respeto. En mi casa existe el respeto. No le permitiría a un nieto que me falte el respeto, porque LA PATADA EN LA RAJA LE LLEGA EN EL MINUTO; le guste a sus padres o no, le pego la patada en la raja igual. No he tenido ese problema (tengo un nieto de 17, una nieta de 12 años y uno de cinco meses), porque saben mi forma de pensar. Por ejemplo, si van a almorzar el domingo y veo que mi nieta tiene aquí abajo (de la mesa) el celular, yo sólo la miro y le digo: “Saca esa hueá de ahí o te la hago re cagar”; pesca el celular, lo guarda y me dice “ok”. El respeto se gana con disciplina, y en mi casa existe la disciplina.
Cuando alguien me saca de mis casillas, reacciono violentamente. ¿Si me arrepiento de alguna de esas reacciones? De ninguna. JAMÁS atacaría a alguien si no me ataca. JAMÁS he insultado a alguien si no me insulta. Si un hueón me dice “facha culeada”, yo le digo “y la conchetumadre”. Listo po'. Tienes que recibir de lo mismo; no le voy a decir “ay, qué roto y qué atroz, ¡ubícate”. No soy de esas. Y he sido agredida. Una vez por un fulano con un palo le fue a pegar a mi camioneta, y yo con un palo le saqué la conchesumadre y tuvo que arrancar. No hagas lo que no te gusta que te hagan. Reacciono así, no soy una persona que diga: “Bueno, ya, OK, el gallo a lo mejor estaba volado”... ¡No! Le saqué la chucha igual.
Soy soberbia. Es un defecto. No puedo ser perfecta, porque sino la gente iría a mi parcela y me pondrían: “Gracias, Patricia, por el favor concedido”. Soy soberbia: cuando siento que alguien me hace daño, nunca termino de buscar el momento para cobrarla.
No me da miedo la muerte; pero me da miedo el cómo, la forma. Pero la muerte es lo único seguro que tenemos, lo único que es tuyo y mío. Es lo único. Quiero una muerte tranquila, arriba del escenario, actuando por ejemplo, ¡y a piso!, “¡¿hay algún doctor en la sala?!”, “sí, se murió la vieja”... Así me gustaría morir. O en mi cama, con mi familia.
Cuestionario Pop
Si no hubiera sido cantante ni comunicadora, me habría gustado ser peluquera.
Un apodo es “La Maldo”.
Un sueño pendiente es hacer una película de mi vida. ¡Sería muy entretenida la película! Contar todos los pormenores que la gente no sabe. Actuado y dirigida por mí; yo me encargo de las luces, del sonido y toda la hueá.
No tengo cábala.
Una frase favorita es que “soy la dueña del espectáculo”.
Me arrepiento de haberme devuelto a Chile, nunca lo dejaré de reconocer, porque me vine en un momento que yo estaba como cañonazo, yéndome bien, vinculándome con el ambiente (musical)... y se me ocurrió venirme. Ahora todos dicen: “Paty, pero tienes nietos e hijos”. Sí, pero también los habría tenido fuera. Me habría encantado. Trabajé harto en Estados Unidos y otros países, pero dejé una carrera en el aire. Me da vueltas en la cabeza. Cuando veo el éxito que tenemos en los cafés concert y cómo la gente aplaude, digo: “Imagínate haciendo esto mismo en Estados Unidos”.
Mi primer sueldo lo recibí a los diez años, que ya no me acuerdo de la plata; y me compré unos cuadraditos de manjar y dos berlines a mi mamá.
Un trabajo mío que no se conoce es que cuidé niños en Estados Unidos, una pareja de niñitos que eran síndrome de Down, de padre norteamericano y madres judía. Una amiga me llevó para que estuvieran un día y los niños eran bien tranquilos. Y me echaron, porque se me ocurrió mostrarles un vídeo de mi actuación en Chile; y él, abogado, que hablaba castellano, me dijo que le mostrará lo que hacía en Chile. Yo cantaba. Le mostré y me dijo: “¿Usted es esta? ¿Por qué está cuidando niños?”. “Es que en la noche canto y me gusta ganarme (un dinero extra)”, le expliqué. Y le dio plancha; encontró que era tan bueno lo que le mostré que no era para que cuidara niños. “Perdóneme, pero no puedo creer que usted esté aquí”, me dijo. Me fui.
Un cantante favorito, de los míos, es Frank Sinatra, lejos; para mí ha sido uno de los más grandes cantantes de la historia. Y de las salseras, la Celia Cruz.
Una amiga de la tele es la Raquel Argandoña; y a amigo-amigo, que no está en la televisión: Jaime Campusano; y amigos, Lucho Jara y José Miguel Viñuela.
Un pasatiempo oculto es que pego lentejuelas en la ropa, la intervengo. Me quedan cosas preciosas, lindas y bellas. Me trastorna hacerlo.
Una película que me hace llorar es La novicia rebelde, que la he visto dos millones de veces y ET, que la vi dos millones uno.
No creo en el horóscopo, no tengo cábala ni creo en ninguna huevá. Soy Virgo y Tigre.
Si pudiera tener un superpoder... No lo puedo decir porque sino... JEJEJE... Terminaría con el hambre de África. No puedo entender que un niño se arrastre, pidiendo comida, y muriendo en el camino. No me calza que todavía en este siglo un niño se muera de hambre en las calles.
Un placer culpable es el cola de mono... Ooooh, me tomé catorce litros este año, catorce litros.
Si pudiera invitar a tres famosos de la Historia a un asado, uno sería Pinochet... ¡¿Creíste que te iba a decir otra hueá?! ¡¿Te pillé de sorpresa?!... ¿Algún tirón de oreja? Le daría un gran abrazo. Gabriela Mistral. Y Margaret Thatcher. A los tres que estoy nombrando les daría un gran abrazo.
Patricia Maldonado es una mujer con muchos defectos y algunas cualidades que nadie puede discutir. Tiene una lealtad por sobre lo natural, fiel con las amistades, leal hasta que muera. No es corrompible, no puedes comprarla con nada. Hace años tuvo la oportunidad un par de veces de entrar en el paquete de los corruptos; su vida sería muy distinta, pero no le calza, viene de una educación distinta. Es soberbia cuando le fallas. Consecuente con sus pensamientos político hasta que se muera. Pero tiene defectos: es soberbia, vengativa y agresiva cuando alguien la agrede. Es una persona común y corriente.