La Firme con Pin Montané: “He aprendido a no idealizar el amor, mucho, ¡a costalazo firme!”

Entrevista a Josefina Montane, actriz del nuevo musical de Juan Gabriel, para La Firme. Foto: Juan Farias / La Cuarta

Mientras actúa y canta en el musical Tú eres la tristeza de mis ojos, en homenaje a Juan Gabriel, la actriz repasa su vida y obra, analiza el presente y lo que se viene, por ejemplo, en Amores de Mercado, o incluso en el amor mismo. “Estoy creciendo y tomando las decisiones correctas”, declara.

—No siento que sea tímida, siento que soy mucho más introspectiva —reflexiona Josefina Montané Anwandter (36) sentada en un rincón del teatro, a pocas horas de que arranque la segunda función del melodrama musical del que forma parte.

La actriz está en el elenco de Tú eres la tristeza de mis ojos, que homenajea al mítico Juan Gabriel. Una mujer en su lecho de muerte recibe la visita del “Divo de Juárez”, trama que se va entrelazando con la historia del ídolo mexicano y hits como “Querida”, “Hasta que te conocí” o “Amor eterno”, en una serie de funciones que se realizara de jueves a domingo durante todo octubre en el Teatro Nescafé de las Artes.

Antes de partir a prepararse para cantar, actuar y ponerse su atuendo, Pin, como prefiere que le digan, conversa con La Cuarta, entre otras cosas, sobre su forma de ser:

—Por ejemplo, llego al camarín y hago mis cosas en silencio —analiza sobre sí misma—. Soy mucho más observadora; a veces, depende del estado de ánimo, pero no soy una persona muy entradora. Soy pa’dentro. Y siempre, desde chica, he tenido un mundo interno muy rico y que me gusta estar ahí.

Sin embargo, aquella es sólo una fracción de la intérprete que, en diálogo para La Firme, repasa su vida y obra, desde su infancia como la hermana del medio entre cinco; sus inicios en el modelaje, un rubro que poco gustó más allá de lo monetario; el despegue mediático con Soltera otra vez (Canal 13), teniendo sólo 22 años; su joven maternidad; su rol en el inminente remake de Amores de mercado (Mega); su relación con su colega Pedro Campos; las redes sociales; sus facetas no actorales… Eso y harto más, a continuación.

LA FIRME CON PIN MONTANÉ

¿Mi primer recuerdo de mi infancia?... Como (una) terapia, jajajaja... Las obras de teatro que hacía con mis hermanas en que, por ejemplo, una actuaba que se desmayaba, y yo lloraba, y lloraba real, como si realmente se estuviera muriendo alguien. Siempre fui la más teatrera. Somos cinco, soy la del medio. Siento que era la que no quería dar problemas nunca, muy empática; entendía el rol de mi mamá con cinco niñitas y la intensidad de cada uno. Yo era como “no voy a molestar”. Sentía que de esa manera sería reconocida por mi mamá, tipo: “Ay, la Pini, es la más linda, la que nunca molesta”... Nunca sentí que me reconocieran, jajaja... Después, con los años, sí, pero en ese momento, más chica, no.

La culpa fue lo que más me hizo ruido en el Colegio (Apoquindo): la culpa del colegio católico, el estar incluso haciendo ese rezo: “¡Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa!”... y yo como: “Soy una niña”, jajaja. O en segundo básico: “¡Te tienes que confesar! Tus pecados mega mortales”. Aparte, la exploración del cuerpo. Con todas esas cosas me sentía una pecadora, culposa, pésima. Fue lo primero que me hizo ruido. Y uno siempre en la adolescencia, en el periodo de 8° básico a 4° medio, uno quiere encajar, entonces yo era parte de eso. Y después caché que no.

Pin recordó su "teatrera" infancia junto a otras cuatro hermanas. Foto: Juan Farias / La Cuarta

Estudié en el mismo colegio que la Antonia Santa María. Yo iba en 8° básico y ella en 4° medio, me acuerdo perfecto, y ella fue a hacer una obra en mi curso, y quedé como: “¡Quiero ser como ella, actuar!”. Después la empecé a ver en las teleseries y dije: “Me calza, todo me calza”. Ahora nos conocemos y acabamos de tomar un taller de voz juntas, que fue todo el primer semestre. Nunca hemos comentado lo del colegio, lo asumimos, porque obviamente nos cachábamos.

La rebeldía me vino en la adolescencia; no tanto, no rebelde-rebelde. Pero para mí era muy importante mi libertad, y siempre lo ha sido. Vengo de una familia muy conservadora, que mis papás ponían muchos permisos para salir, y yo quería expresarme y salir. Quería salir más, tener más libertad, y no me la daban (...) Me puse más tímida en la adolescencia, creo que por la transición de ser niña a mujer: el cuerpo empieza a cambiar, las hormonas a afectar, empecé a sentir las miradas de los hombres y me cohibía un poco y me sentía incómoda con mi físico. Empecé a intentar pasar desapercibida.

"Empecé a intentar pasar desapercibida", recuerda Pin sobre su adolescencia. Foto: Juan Farias / La Cuarta

“Era depresiva, me lo cuestionaba todo, filosofando todo el tiempo”, dije en Café con Nata (Súbela) hace unos meses... ¡Qué horribles esas entrevistas que uno da! Jajaja, tanto que habla de uno... ¿Llevo cuántos años de carrera? ¿Cuántas entrevistas he dado? ¿En qué momentos me han pillado esas entrevistas? Es muy raro lo que pasa. No tengo por qué estar de acuerdo con la Pin del pasado, jajaja. Es interesante, heavy... Más que depresiva, sentía que era muy intensa y dramática, las emociones viviéndolas muy a flor de piel todo el tiempo. Bueno, hasta el día de hoy, que lo tengo controlado, por la terapia, jaja. Si sufría, era con todo, todo o nada. Me comparaba con mis hermanas.

A los catorce partí como modelo, pero antes ya hacía comerciales... Toda una vida trabajada (Pone una voz chistosa como “con la papa en la boca”)... Mi mamá nos ofreció hacer comerciales y nosotras como: “¡Ya!” (Con voz de niñita), felices. Íbamos a castings, y de repente quedamos, y de repente, no. Era entretenido. Aparte (mi mamá) veía que me gustaba ene, si era teatrera.

Pin analiza sus inicios en los comerciales y modelaje, un rubro que la parecía más bien frívolo. Foto: Juan Farias / La Cuarta

El modelaje no me gustaba mucho, había estándares brígidos. Empecé en el 2003, que la moda era de cuerpos súper flacos como Paris Hilton, Lindsay Lohan y toda esa época, la tendencia de cuerpos muy raquíticos. Yo no tenía ese cuerpo, entonces sentía siempre una presión, porque, por ejemplo, no clasificaba para los desfiles pero sí para los comerciales, porque decían que tenía un cuerpo más “voluptuoso” que el que se necesita para las pasarelas. Hacía fotos y siempre era tema mis glúteos, jajaja, entonces decía: “No entiendo esto, si me siento bien con mi cuerpo, no me considero demasiado flaca ni gorda”. No era tema (para mí), y que empezará a serlo por este trabajo, fue fome. “No quiero entrar en eso, quiero estar más con mis amigas y las fiestas de quince”, dije. Quería otras cosas. El modelaje lo pensé, más frívolamente, como un recurso económico bacán.

No siempre he sido tan segura con mi cuerpo, me han hecho dudar ene. Pero cuando caché que no me hacía bien, empecé a trabajar seis meses sí, juntaba platita; y seis no, y le decía “no” a lo que fuera, por salud mental, siendo muy chica. Hoy veo para atrás y digo: “Ay, qué inteligente, Pin”, jaja. Lo encontraba muy superficial y, aparte, no me generaba nada, ni un crecimiento personal.

Alejarse del modelaje para Pin fue una cuestión de "salud mental". Foto: Juan Farias / La Cuarta

Siempre quise estudiar Teatro y mis papás no me dejaron; y más que no me dejaran, yo no estaba muy convencida. Tenía 18 años, me sentía una niña todavía; obviamente lo que me decían mis papás para mí era “sí, ellos me aman, quieren lo mejor para mí, los escucharé, tienen razón”. Me hubiese encantado tener esa personalidad de “¡no, yo sé lo que quiero!”. Pero no la tenía po’. Y cuando entré a Soltera otra vez (Canal 13) fue: “Esto es lo mío, siempre lo supe, ahora me hace mucho sentido estar acá, quiero seguir creciendo acá y no me moveré ni moverán de acá”.

A mí primera hija (Colomba Sivori) la tuve con 20 años. El proceso fue bacán, porque yo quise tener a mi hija, estaba súper segura de que la quería tener. Siempre, de niña, tenía esa ilusión de ser mamá. Me cayó un balde de agua fría de la realidad: uno idealiza demasiado la maternidad y, siendo una niña de 20, es complejo, difícil, y en una relación que solamente es un pololeo. Lo he disfrutado, me ha hecho crecer, me hizo madurar muy rápido, y es lindo vivir la vida para mí y para mis hijas. Fue bacán tener ese sentido de responsabilidad tan chica. Siento que si no me hubiese descarrilado, jajaja. Entré a las teleseries y a la exposición (mediática) ya siendo mamá. Mi hija fue la que me tuvo siempre los pies en la tierra.

"Mi hija fue la que me tuvo siempre los pies en la tierra", declara Pin. Foto: Juan Farias / La Cuarta

Estuve a punto de entrar a Bienvenidos, al principio, habría sido una Tonka (Tomicic), JAJAJA... No, no sé... Iba para allá (para ser comunicadora) y tuve un proceso eterno, de casting, de preparación y todo, y yo antes de empezar, dije: “No me siento preparada para esto, no es lo que yo quiero”. No me sentía cómoda. Pensé que sería un poco como la actuación, pensaba que por ahí podía entrar... Bueno, finalmente fue gracias a ese casting, que me vieron y quedé en Soltera otra vez... Pero pensaba que sería un escalón para llegar a actuar.

Fue fuerte la exposición con Soltera otra vez. En LUN apareció mi trasero en primera plana, portada, ¡fue heavy po’! La grabé cuando tenía 21 años y salió al aire con 22... una guagua po’. Yo seguía moviéndome en este mundo más conservador. Me acuerdo que iba a hacer las obras y veía a las señoras mirándome, jaja; no era una mirada muy amorosa. Siempre está el prejuicio como de “ay, esta niñita que se anda mostrando”; o quizá eran rollos que yo me pasaba también. Pero fue muy brusco el cambio de ser una NN a que todo el mundo me conociera. Salía, me miraban y era incómodo. No estás acostumbrada a que te miren de pies a cabeza. Ya lo entiendo. De a poco fui entendiendo que es así, y que a veces también tiene que ver con el cariño, y que es la misma gente que después te ve y consume tus teleseries y obras. Ya no me incomoda, pero me costó acostumbrarme.

Mi mamá me retaba por cosas que decía en las entrevistas. Dije que tenía celulitis, jajaja. “¿Por qué dices tantas cosas que la gente se va a fijar?”, me retaba, y yo como: “¡Qué importa!”, jaja. No fue nada polémico, son detallitos, divertidos. Nada importante.

"Fue muy brusco el cambio de ser una NN a que todo el mundo te conociera", declara Pin. Foto: Juan Farias / La Cuarta

No haber estudiado Teatro era más una inseguridad mía que del resto. Me encantaría haber tenido la experiencia de la escuela (de Teatro), generar una compañía, pertenecer a una generación y conocer a tus pares y profesores. Todo he ido aprendiéndolo de a poco. Grabo teleseries y, paralelamente, cuando estoy en mis tiempos muertos, tomo talleres, ¡siempre! Este año he tomado dos por ejemplo, de actuación y el de voz. Así he hecho mi “escuela”, pero me hubiese encantado haber pasado por una escuela. Al principio me sentí súper bien recibida (por los colegas). Pasa en estos trabajos que es mucho de equipo, y siempre fui una esponjita que llegué a absorber y aprender de todos, desde unas ganas muy reales de saber.

Mi segunda hija, Mila (de su hoy exmatrimonio con Darko Peric), fue por parto natural, sin anestesia, súper planificado. Como era yo tan chica con la Colomba (la primera), en mi parto no sabía ni siquiera qué estaba pasando, era como “te vamos a poner oxitocina para las contracciones”, y yo “ya, sí vamos”. También me pasó que, ya teniendo a mi hija en los brazos, la gente me veía como una niña, me daba muchas instrucciones de cómo debía ser mamá: cómo amamantarla, cómo sacarle los flatitos y cómo mudarla... Sentí que todos me decían muchas opiniones... Con mi segunda hija dije: “Este parto será distinto, me hago cargo yo”. Así fue. Estudié harto para que nadie me dijera lo contrario y fue bacán, muy lindo. Viví dos partos distintos y me sirvió mucho saber qué pasa con el cuerpo de uno cuando está pariendo. Me fui en esa volá. No sé si cambió mi relación con mi cuerpo. Parir es una cosa tan humana-animal que quería irme por ese lado, como se ha hecho siempre, no tantas luces blancas (de clínica).

Pin recuerda sus dos experiencias convirtiéndose en mamás, siendo ambas muy distintas. Foto: Juan Farias / La Cuarta

“Hay cierto tipo de cosas que me quitan el sueño; si no lo hago no dormiré tranquila nunca más”, dije en Café con Nata... Hay muchas cosas que me quitan el sueño, jaja, muchas... Hoy día ya estoy más segura, no puedo decir que soy “insegura”, jajaja, no... Las injusticias y la gente mala me remueven. Eso ha sido muy revelador en mi vida, ahora que tengo 36 años, darme cuenta de toda la gente que he conocido, y hacer limpieza de quiénes sí y quiénes no. Hoy soy una persona muy selectiva, porque las traiciones sí que me quitan el sueño... No me han traicionado mucho, porque tampoco soy una persona muy fácil de conocer, me cuesta entregarme y confiar, me cuido mucho; porque soy entregadísima, pero me tomo mi tiempo para conocer a las personas. No es que ande “nadie me puede conocer”. Me tomo mi tiempo. Una vez que me entrego, y que me traicionen, es horroroso.

“¿Cómo lidias con que todo el mundo te diga que eres linda?”, me preguntó Jordi Castell en una entrevista (en El Aperitivo, de Velvet)... Antes me daba un poco de lata, decía “qué fome que vean solamente eso”, y hoy día digo “gracias, me encanta, sí, qué rico”. Hoy no me acomplejo. Antes quería demostrarle mucho a la gente que yo sí podía ser actriz, que yo sí podía bailar, que podía cantar, que podía pintar. Hoy siento que no tengo que demostrarle nada a nadie, es lo que soy y me encanta.

"Hoy siento que no tengo que demostrarle nada a nadie", declara la actriz. Foto: Juan Farias / La Cuarta

En el musical Tú eres la tristeza de mis ojos (sobre Juan Gabriel) hago el papel de Angélica, la doctora y mejor amiga de Victoria (Carmen Gloria Bresk), que la está cuidando. Me gusta porque me recuerda a amigos que han tenido mis papás; de hecho, mis papás tienen un amigo que es doctor, jaja, entonces me recuerda a ese amigo que, cada vez que pasa algo, es el doctor de la familia, pero que no es nuestro doctor, sino el amigo, lo vemos en contexto de asado, familia, matrimonio, funerales y bautizos. Me acuerdo de esas relaciones que siempre están. Angélica está siempre para los niños, para Victoria, conoce toda su historia; más que la doctora es la amiga que le toca vivir esta situación de informarle a la familia lo que está pasando (su agonía), que es súper complejo.

A Juan Gabriel lo he escuchado toda mi vida. Siento que está en el inconsciente colectivo. La otra vez trataba de recordar por qué conozco todas las canciones. Siempre he sido una inquieta musical, de repente estoy con gente que me dice “¿por qué conoces estas canciones que son antiguas?”. Me gusta mucho más la música antes de la tecnología, jaja. Creo que debe haber sido con mi abuela quizá (que conocí la música de Juan Gabriel). Mi familia es muy de de del asado regado, de música y de cantar. Obviamente aparecen las canciones de Juan Gabriel también.

Me dedico a la actuación, al maquillaje, al arte y al canto. Todo lo necesito para sobrevivir, jaja. Obviamente que paso por periodos en que necesito más el silencio que me entrega la pintura; otras veces necesito más el canto, tirar para afuera; otras veces, el llanto, que también sirve. Siento que soy una persona muy inquieta en ese sentido, con mis emociones. Como de niña era bien extrema con las emociones, hoy las voy controlando, manejando y entendiéndolas, a través del canto, la pintura y la actuación. A través de esas herramientas voy entendiendo a mí también. Y lo necesito para sobrevivir.

Siempre me ha dado vergüenza cantar. Todavía (en Tú eres la tristeza de mis ojos, por supuesto, también canta). Actuar no me da tanta vergüenza. El cantar siento que es un lugar muy vulnerable con la voz. Uno está súper nerviosa antes de cantar y se te empieza a acelerar la cuchara y la respiración también, y tienes que dar una nota limpia, jaja. Te delata. Es un desafío saber controlar esa herramienta. Me expone, pero me gusta mucho.

"El cantar siento que es un lugar muy vulnerable con la voz", analiza la actriz sobre su faceta en el canto. Foto: Juan Farias / La CUARTA

Previo a la pandemia tuve un vértigo por estrés, porque tomaba demasiados trabajos. Soy ansiosa y necesito resultados rápidos, jaja, para mí. Me exijo demasiado y quería tener una carrera y crecer rápido; tomaba muchos trabajos y tuvo sus consecuencias. No me pude levantar en dos semanas de mi cama, porque si me levantaba vomitaba así: ¡AAAAAHH!... exorcista, heavy... Después de eso he estado muy tranquila y entendí que todo toma su tiempo. Por lo mismo, también hoy día me hace mucho sentido esta obra porque (también) interpreto a La Muerte, que habla mucho del tiempo: todos sabemos que en algún momento nos vendrá a buscar, ella nomás sabe cuándo es el minuto, qué va a suceder. El tiempo no lo controlamos, entonces me hace sentido hoy día estar haciendo esta obra, porque todo su tiempo.

Debo tener tranquilidad y, después de ese episodio (el del vértigo), he ido creciendo y tomado mi tiempo, sin esta ansiedad de querer demostrar, sino piola, tranquila. Sé que estoy creciendo y que estoy tomando las decisiones correctas; no por el querer hacer, hacer, hacer, hacer y llenarme de pega... Y también siento que es una forma de evadir el llenarse de pega. Ahora no tengo que evadir nada.

"Siento que es una forma de evadir el llenarse de pega", plantea la actriz. Foto: Juan Farias / La Cuarta

Cada vez estoy menos insegura... Estoy en un muy buen momento, jajaja, va a salir esta entrevista como “la hueona que está en el mejor momento de su vida”. Estoy tranquila. Obviamente tengo mis cosas, no estoy 100% bien, hay cositas; pero personalmente siento que el tiempo, los 36 años, me dan un carrete de vida que es inevitable, que me da más seguridad. Yo no me doy cuenta porque estoy en mi día a día, viviendo, pero de repente hay gente que me hace notar la carrera que tengo y las cosas que he hecho, y digo “wow, en verdad sí”... Sí, sigo siendo insegura, pero ahora lo acepto, jajaja, y eso hace que lo perciba de otra manera.

Estoy grabando Amores de mercado (Mega), hago a Chantal. Lo encuentro súper entretenido. Aparte, ¡en todas partes del mundo hacen remakes! En Chile es como: “¡No! No toquen mi teleserie!”, jajaja. ¡Son teleseries de hace 23-24 años! (Amores de mercado es del 2001). O sea, mi hija no tiene idea quién es el “Pelluco”, no tiene idea, una niña de 20 años no tiene idea. Encuentro bacán rescatar historias que nos pertenecen a nosotros como chilenos, que nos identifican, que tienen personajes tan memorables, volver a mostrarlos, y que no se queden esos guiones tirados en las bodegas. Aparte, un remake no es como la original: es una reversión. Me parece súper interesante, entretenido y siempre desde el respeto, y honrada de participar en el remake de una tercera que fue exitosa... Mi papel lo hizo la Cata Pulido... No hablé nada con ella (para el personaje), jaja.

La actriz se refiere al remake de Amores de mercado (Mega), del que será parte como Chantal. Foto: Juan Farias / La Cuarta

Participo en muchos casting de cine, pero nunca quedo, ¡ay!... Ya va a llegar, ya va a llegar... Ahora quedé en uno. Estoy muy feliz, ¡por fin! Empiezo ahora a fin de mes... pero no puedo contar. Rompí esa racha. Pero desde chica que hago castings, entonces tengo muy asimilado el “no, next”, porque también entiendo que no era un personaje para mí y hay factores y decisiones que no tienen que ver con mi trabajo. No hay que tomárselo a personal. Y lo paso tan bien haciendo los castings, ¡me la creo con todo! Te dan, ¡nada!, una escena, y con esa escena creo todo un universo.

Voy a sacar mi cuarto libro para cololear. Este lo voy a sacar con mi hermana, que también pinta, unos bichos en acuarela, creados en su cabeza, pero inspirados en insectos reales. Lo que hice fue agarrar estos bichos de acuarela, los tracé, diseñé y enchulé un poco. Se va a llamar Bichos. Todavía no puedo lanzarlo, porque me gusta hacerlo yo. Eso es lo que encuentro rico en el contacto con la gente; no a través del Instagram, sino que me compren los libros y yo hacerles la cartita como “Querida Alejandra, gracias por el libro que me compraste”. Me gusta hacerlo yo. Podría tercerizar todo y tener una empresa aparte; pero no es el sentido que le quiero dar a esa faceta mía, todavía no... ¡Todavía no!

Josefina será parte de una película, tras una seguidilla de rechazos en castings. Foto: Juan Farias / La Cuarta

Puse muy instagram privado hace un tiempo, pero lo “desprivaticé”. Tengo contradicciones con el Instagram. La sobreexposición: en algún minuto me vi muy sobreexpuesta con que compartía muchas cosas de mi vida; la gente tenía mucha opinión de mi vida, sin conocerme. Ha sido una relación con el Instagram que he ido manejando y controlando para que sea favorable para mí. Una vez que dije “Ok, ya cacho de qué se trata”, lo volví a abrir. Fue un ciclo: antes exponía demasiado, ¡lo cerré”, hice el cambio drástico, ahora empecé de nuevo, pero cuidándome y respetando demasiado mi intimidad.

Reviso poco los comentarios (en Instagram). Me gusta que sea un canal con el cual uno se conecta con la gente, pero no me muero por los likes ni por los seguidores... Está nomás... Creo mucho más en las relaciones humanas, en mirarse a los ojos, en tener una conversación. Por ejemplo, me molesta mucho cuando la gente está en el teatro y pesca su celular, ¡me molesta mucho! ¡Mucho! O ir al cine y que la gente saque su celular. O estar comiendo, y que la gente esté en su celular, ¡esa hueá! ¡Ajjj! No tengo paciencia con esa gente, me pone muy mal genio. Cada vez soy más de: “Esto (el celular) es algo práctico”. Vivimos tantas décadas sin esto y hoy no podemos vivir sin esto. Trato de desapegarme, que no sea tan necesario.

"Me molesta mucho cuando la gente está en el teatro y pesca su celular", admite Pin. Foto: Juan Farias / La Cuarta

Me enamoré nomás (de Pedro Campos), jaja, no sé si influyó el que hayamos sido pareja (Marina y Eric) para Amar Profundo (Mega). Fue como en cualquier trabajo que te enamoras de una compañera, o en un café que te enamoras de una persona. No tiene que ver con los roles, ni que sean teleseries ni que seamos actores; es como la vida misma, que hay parejas, que se enamoran... Les da mucho morbo eso, ¡es heavy!, jaja.

Estoy feliz (en enero, en la prensa rosa apareció que estaban “distanciados” con Pedro)... Yo no sé por qué inventan cosas... Voy a retomar lo del Instagram: ¿Por qué hoy día mi pareja tiene que ver con lo que suba a Instagram o no? Creo que esa conclusión la sacaron, porque, quizá, no subíamos cosas a Instagram. Pero nunca estuvimos distanciados. Es raro. Si yo no subo nada a Instagram de mis hijas, ¿ya no tengo hijas? Es raro que asuman cosas solamente por el Instagram. Instagram no es mi vida... No me molesta que se especule de eso, me da lo mismo... ¿Si puede afectar a la pareja así como “si el ruido suena es porque piedras trae”? Jajaja. No, no, no. Me dan risa las conclusiones que sacan. Lo veo tan lejano a mi realidad. Sé lo que está pasando en mi vida.

He aprendido a no idealizar el amor, ¡mucho!, ¡a costalazo firme! Me ha costado el amor. Ya entendí ya, jajaja. La primera regla es muy cliché y frase de libro: “Ámate a ti misma”, jajaja. Pero es verdad.

Pin y Pedro Campos se enamoraron durante las grabaciones de Amar Profundo (Mega).

¿Si tendría más hijos?... Qué difícil pregunta, jajaja... Me dan ganas de tener un bebé más... Pero no sé, nunca se sabe.

Me encantaría vivir en el extranjero, es un sueño que en algún momento lo haré. Siento que culturalmente quiere conocer otras dinámicas y culturas, enriquecerme, conocer otros seres humanos que hayan crecido en otras realidades. Me encantaría que fuera en lugar en que se hablara español, porque me cuestan los idiomas... Lo que salga.

Estamos en el año del Dragón (del horóscopo chino). Es mi año, entonces me siento en mi año, jajaja... La hueona muy del horóscopo chino... pero de algo hay que agarrarse: yo me agarré y dije: “Y este es mi año”, y lo manifesté, que me carga decir eso de “decreté”, pero debo a asumir que sí soy un poco de esas.

"Este es mi año", declara Pin, muy optimista. Foto: Juan Farias / La Cuarta

Cuestionario Pop

Si no hubiera sido actriz, habría sido artista, de óleo y exponer.

En el colegio me iba más o menos mal, pero en la universidad estudiando Diseño gráfico siempre me fue bien, porque hacía algo me gustaba. Siempre me ha gustado dibujar y diseñar, hasta el día de hoy lo hago. Estaba en uno de mis tantos elementos, jaja.

Un apodo que tengo es “Pin” y mi papá me dice “Pinorosa”.

Un sueño pendiente es vivir fuera.

Una cábala es siempre pensar en mi abuela antes de cualquier cosa, sobre todo en el teatro, no sé por qué; cuando tiene que ver con la voz, con cantar, también. O ando con una chaqueta, pañuelito de ella... o su petaca, jajaja.

¿Una frase favorita?... No se me ocurre nada, jajaja, pero en honor a Juan Gabriel diría: “Lo que se ve, no se pregunta”.

Pin sueño con irse a vivir fuera del país... ¿Cumplirá su anhelo? Foto: Juan Farias / La Cuarta

¿Un trago favorito? Ahora me está gustando mucho el London mule. Y me gusta el Negroni, me fascina.

¿Un trabajo mío que no se sabe? Hay unas fotos de la Revista Tú que hice cuando era muy chica... ¡Son horrendas, fatales! Hicimos a Las chicas superpoderosas, disfrazada de “Burbuja”.

Una cantante favorita es Aretha Franklin. Me encanta.

Mi primer sueldo lo gasté en una cyber shot, una cámara. Fue haciendo revistas. Mi primer sueldo fueron como 20 lucas, hice dos y con 40 lucas me pude comprar la cyber shot.

Ninguno de mis hobbies es oculto, a todos les he sacado provecho, jajaja. Soy un poco nerd, jaja, me gustan los comics, Games of Trones.

¿Un talento oculto? Levanto un ceja y la otra no... (Efectivamente lo hace)... ¡No lo hace todo el mundo!

Una actriz chilena que admiro es Aline Kuppenheim, sí o sí.

"Soy un poco nerd", confiesa la actriz sobre algunos de sus pasatiempos. Foto: Juan Farias / La Cuarta

La primera película que me hizo llorar, y que me removió, fue Forrest Gump, y Corazón valiente. Con esas dos películas, que yo era muy chica, dije: “Yo quiero hacer una película”. Me removieron a nivel celular y pensé: “No puede ser que con una película me pasen tantas cosas” y “Quiero dedicarme a eso toda la vida”.

Seee, creo en el horóscopo, pero hay veces que creo más que otras. No soy como: “A ver, ¿qué signo eres?”, y que te voy a juzgar por tu signo, ¡no! Pero me sirve a mí para tranquilizarme, exteriorizar y tercerizar mis problemas, como “ah no, es culpa de que soy Aries, porque tengo el ascendente en no sé qué y me está pasando esto”. Es para delegar mis problemas y situaciones.

Si pudiera tener un superpoder, ser invisible, me encantaría sapear a todo el mundo, jaja.

Un placer culpable es el chocolate. Soy adicta, me puedo comer una barra de Trencito en una noche, al tiro.

Si pudiera invitar a tres famosos de la Historia a un asado, me encantaría invitar a Lady Di, con la con la Reina Isabel... a ver qué pasaría; y la tercera, Gabriela Mistral, a controlar qué sucede.

¿Quién es Josefina Montané? Le carga que la hagan describirse. Siente que es una cosa que tiene que hacer el resto. No sé podría describir a ella misma.

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