Conductor de su propio podcast, un proyecto que sin saberlo de entrada es lo que siempre quiso, Willy promete que revivió. Allí se junta a “huevear” con colegas, excompañeros, amigos y gente que admira. Es apenas el último proyecto de un largo listado, pero es tal vez el que más lo enorgullece. Aquí, el entretenedor hablará de eso, la radio, Felipe Camiroaga, lo mucho que extraña a Kike Morandé en la tele y su última polémica.
Cuando Willy Sabor se aprestaba a posar para las fotografías que acompañan esta entrevista, cayó en cuenta que había olvidado los lentes de sol en su vehículo. Entonces avisó que mejor iba por ellos. Después de todo, no le demandaría mucho tiempo.
En teoría.
El trayecto desde la entrada del mall Casacostanera, al costado de Zara Home, hasta el estacionamiento, supone como mucho unos cinco o seis minutos. Pero el cantante, locutor de radio, animador, comediante, exbasquetbolista y desde hace poco youtuber, demoró al menos veinte. ¿Qué había pasado? Nada, o nada grave por lo menos, sino lo de costumbre: en su camino se cruzaron una, dos, tres, cinco personas que lo reconocieron para saludarlo, conversarle, alguno pedirle una selfie. Y él, que suele decir —aquí también lo hará— que su patrimonio más grande es la gente, acepta todo ese cariño. Le pasa en Vitacura, como ahora, y en Talagante, donde vive. Pero también en supermercados, bares, en la calle. En resumidas cuentas, adonde vaya.
Esa conexión tan estrecha con el público comenzó a fraguarse el febrero de 1997, cuando Fernando Ubiergo lo recomendó para formar parte del equipo de locutores de la incipiente Radio Corazón. Su entonación, el chiste fácil, su histrionismo, lo que engloba su personaje, hacían de él alguien a la medida del proyecto, y esa creencia se hizo realidad apenas cinco meses más tarde, ya consolidado como el más escuchado del país. Desde entonces ha pasado veintiséis años en los estudios.
Mientras, vino el Pase lo que pase, Morandé con Compañía y los peaks de sintonía con el ¿De quién es la casa?, más discos a su carrera musical, alguna dura caída en Chilevisión y una no menos inesperada que injusta pelea para mantener su nombre artístico, su identidad, que precisamente Corazón quiso arrebatarle. Porque son muy pocos los que conocen a Andrés Daniel González Bravo; en cambio, de seguro todos saben quién es Willy Sabor.
A continuación, Willy repasa su carrera en la radio y frente a las cámaras. Pero también la del cantante Andy Bravo y el basquetbolista e ingeniero Andrés González.
La firme con Willy Sabor
Mi hija me dijo: papá, la tele está decayendo, haz un podcast. Me tomó el hombro, me miró de una forma... Me hizo click inmediatamente. Yo venía de una reunión donde me estaban ofreciendo un programa en la noche, después de las doce de la noche, de entretención, humor. Le conté, pero ella solamente con lo que me habló, me convenció. La Andreíta veía muchos podcast, es seguidora de muchos comediantes. Y yo hablaba siempre con mi compañero de radio, el DJ Lolito, de hacer un programa por internet.
Con el podcast fue un pololeo de a poquitito. Yo algo conocía, poquito, entendía un poquito el concepto. Pero al principio no me convencía mucho. Lo hicimos en la terraza de mi casa, y en el primer capítulo falló una cámara, hueón... jajaja. Igual me acompañaron algunas marcas, teníamos algunos auspicios, no nos veíamos tan pobres. Pero es un mundo nuevo para mí. El tener un canal. Y todos los códigos que se manejan son distintos en YouTube.
Yo partí con el concepto de entretención al tiro, nada serio ni conversar: todo hueveo. Siento que la gente necesita reírse, hueón. Yo soy más de los humoristas tradicionales, no del standup comedy, pero la gente aceptó mi forma de hacer entrevistas y de mi forma de hacer el podcast.
Ahora es de entretención y farandulero, sin querer... ¡me pegué un cueazo!, jajaja. He tenido suerte, porque tuve invitados que han hablado cosas... por ejemplo, el Kike Morandé, cuando contó que lo habían echado por teléfono y que nunca más lo invitaron a la Teletón. Y eso, pa’ mí fue un regalo. Igual que el Profesor Rossa, cuando dijo que le debían plata, y en ningún lado lo había contado. Se replicó harto. Entonces, actualmente tengo una relación con la prensa súper amable. Como que saben que en mi podcast hay material que les va a servir.
Yo siento que el podcast me revivió. Y no quiero parar, yo ya no paro. Estoy muy agradecido, y aparte, ¿sabís qué? Es por el equipo. Un equipo potente, que se armó de a poco. Pepino, que es mi productor y que me ayuda mucho con lo que hacemos; Lolito, que hace las preguntas más al hueso; un equipo de producción, Willy Karaoke, gente de ventas... un equipazo, y porque ellos quisieron. Ellos son mi pilar fundamental. Ahora voy a tener programas de infomerciales, programas de algunos auspiciadores, programas de juegos, tengo un casting de humoristas. Voy a tener humoristas nuevos en mi canal, quiero tener gente nueva en mi programa, que se hagan súper conocidos.
Soy fan de mi hija, de la Andreíta. Desde el día uno. Siento que la juventud, y más que nada mi hija, me hace bien. Uno se informa de otra forma, me conecta con lo que está pasando actualmente, los gustos, lo que se habla, lo que se piensa. Es bueno relacionarse con la juventud, y qué mejor que con tu hija.
No puedo estar lejos de la radio; si no hago radio, me siento extraño. Ya llevo casi veintisiete años (NdeR: en febrero cumple los 27) y prácticamente nunca he parado. Cuando me cambié de radio la primera vez, ahí paré un poquitito, pero sabiendo que venía el otro proyecto. Partí en una gran radio como es Corazón, después en Candela; me cambié por plata digamos. Y ahora estoy en Azúcar. Con el Estallido Social y la pandemia quedó la cagá, entonces no había recursos pa’ seguir parando Radio Candela y se acabó, pero un mes antes ya sabía lo que iba a pasar, así que estaba listo con Azúcar. El jefe, José Luis (Muñoz), fue a mi casa a ofrecerme el proyecto. Y si me echan algún día, voy a seguir en una radio comunal. Ahora voy a hacer por internet: el Es la hora de tu podcast radio. No voy a dejar de hacer radio.
En mis inicios a mí me recomendó Fernando Ubiergo. Habló con Marcelo Zúñiga, que era el gran jefe de esa época, el director de Radio Cooperativa, Corazón y de Rock & Pop. Entonces, imagínate, estaba con los grandes, yo siendo cabrito, alguien nuevo en este tema. Y aprendí muchísimo. Conocí a grandes locutores, que son hasta el día de hoy maestros.
Cuando di la prueba para entrar a Corazón, pensé que me había ido como el pico, jajaja. Marcelo Aldunate y el “Mono” Stange, que es el director de la radio actualmente, llegaron a hacerme la prueba. Marcelo Zúñiga me pasa un papel con puras canciones y me dice hazte un programa de radio con eso. ¡A poto pelao, po hueón! Y yo pensé: voy a hacer lo mismo que hago cuando actúo, con el tono de Willy Sabor, hacer un programa de radio así como hablo yo. Y cuando digo Radio Corasssaon —imita su particular tono de voz—, me paran y esos dos hueones me dicen: di Corazón, 101.3. Y dije: aaaah, cagué, nos les gustó la hueá. Me pasé ese rollo. Llegué a la casa y me preguntan ¿cómo te fue? Parece que me fue mal, hueón... A la semana vuelve Marcelo Zúñiga y me pregunta: ¿Lo tuyo es un personaje o qué es lo que es? Y yo le digo, yo siento la radio así, po, una radio popular. Y me contratan al tiro como locutor. A los cinco meses estaba en el número uno.
Ahora último me empecé a creer más el cuento. Siento que la gente me reconoce más. Y mi patrimonio más grande es la gente: en donde esté, siempre alguien se acerca. Yo converso con ellos, me saco fotos, tiramos la talla. Siento que Chile es mi casa, hueón. En un supermercado, en un bar, en la calle, siento que estoy en mi casa, en mi casa grande, larga digamos. La gente es muy cariñosa conmigo.
Yo era crooner, me contrataban para cantar en los food garden, los primeros patios de comida. Cantaba en el de Huérfanos y el de El Bosque Norte. De terno, con collera, y bajaba por una escalera cantando la de Nat King Cole, “Unforgettable”. Y la gente me miraba mientras comía completos, hamburguesas, jajaja. Eso es la calle. Los públicos, los pubs, los festivales. Yo de a poco empecé a crecer. Ahora con todas las plataformas, los programas de talentos, es más fácil, pero yo partí por las piedras, en la calle.
Mi papá y mi mamá se conocieron en una radio... incluso me hicieron arriba de un locutorio. Entonces, imagínate, tenía un tío que cantaba, otro tío que tocaba la guitarra. Puta, las fiestas eran orquestas, un hueveo..., todos buenos pa’l hueveo, así que tenía el bichito en la sangre. Mi papá (NdeR: Carlos González) es productor musical, creador de Los Hijos de Putre, po hueón. “La vieja Juliá”, “La agüita de Culén”, todas esas canciones son de él. Grabó con Ariztía el primer disco, Tommy Rey, era productor de Sony Music, así que lo llevaba en la sangre. Yo tenía dos o tres años y estaba en un estudio de grabación, tomando mamadera, y al lado grabando batería, bajo, coros. Siempre acompañando a mi papá. Y después se dio el vuelco que mi papá me empezó a acompañar a mí, po.
Mi papá dejó todo lo que tenía que hacer y me empezó a acompañar a mí. Hay un día clave, cuando él me ve trabajar en el tema. Al principio, claro, pensaba que era un hobbie, que lo hacía bien, pero un día me vio arriba del escenario, y de ahí nunca más se separó de mí. Fue un día en el Mississippi del Paseo San Damián, todavía me acuerdo.
Aunque no lo crean, yo era súper tímido cuando cabro. Mi mamá tiene una personalidad fuerte y mi papá también era más tranquilo, más creativo. Entonces, mi personalidad no la saqué de ellos. Fue un esfuerzo o una lucha contra mi timidez la que me hizo ser quien soy yo ahora. Hasta el día de hoy hay hueás con las que me retraigo, pero llega un momento en que aparece esa explosión.
Las personas de repente me retraen. Las personas medias avasalladoras, sí, me achican... hay hueones medios charlatanes que me retraen, es una hueá muy rara. ¡Los managers, hueón! A esos hueones hay que matarlos a todos, a todos esos culiaos. Esos hueones me cargan, porque de repente dejan como las hueas al artista. El artista quiere trabajar, pero el manager lo hace más difícil. No sé, po, un ejemplo: en un catering, dicen oye, faltan dos canapés, dos toallas, no actúa. ¿Cachái? A esos hueones, los managers, no los soporto. Los managers de todo Chile valen callampa, todos juntos.
Grabé varios discos, hice la canción de Hugo, la de Marrón glacé 2 y ahora soy la voz del chanchito de Noble. Siempre estoy ligado a un dibujo animado, hueón, jajaja. Siempre quise hacer esto, son experiencias maravillosas. Yo tenía un DJ que era joven, y cuando supo que yo cantaba la de Hugo y se emocionó, po hueón. Me dio un abrazo, fue una hueá muy rara. Entonces cuando hacís varias cosas que han sido importantes, de repente tú atacái el yo-niño porque te trae recuerdos bonitos. La gente ya te tiene buena, pero al saber que hacíai otras hueás, más cabro, que les llegan por otro lado, te quieren más. ¡La nostalgia!
El Negro Piñera me dio mi primera pega en el Seriatutix. ¡Tú no existíai, po hueón! Fue uno de los primeros pubs del Negro, en Avenida Colón. Ahí partí cantando, con chaqueta de jeans, hueón, gorrito. Cantaba de todo un poco. Se lo agradecí hace poco en el podcast, emocionado. ¿Sabís lo que pasa? Hay que ser agradecido de la gente que cree en ti cuando erís cabro. Esto fue en los ochenta y tantos, imagínate. Cantaba en inglés, en español, los éxitos del momento.
Jugué básquetbol, en la Chile, en la Católica y la selección. Pero me aburrí porque sentí que algunos basquetbolistas, por su relación con los dirigentes, evitaban que la gente joven surgiera. Les daban el favoritismo a los hueones viejos, porque eran amigos de los dirigentes. Ahí me aburrí de la hueá del deporte. Igual, hasta el día de hoy soy amigo de todos, me invitan a los mundiales. La Católica juega todos los miércoles en el gimnasio nuevo, de lujo. Tengo contactos con todos los grandes basquetbolistas, tenemos un grupo de WhatsApp, vamos a los grandes eventos, comidas, partidos.
Soy administrador de empresas en mención marketing y estudié Ingeniería Comercial en la Universidad Central. Trabajé en administración, pero siempre con el bichito de la hueá artística, de la música, del humor y todo eso. Igual fue una bonita experiencia trabajar en ese tema.
Siempre sentía que el humor me abría puertas, ser chistoso me ayudaba a entrar más fácil en diferentes lugares. Me salía fácil, desde chico. Porque el humor, pa’ mí, puta, una sonrisa, con una buena talla, le podís cambiar el switch a una persona.
Una vez iba en el auto y se me cruza una camioneta y se baja un hueón más grande que yo... Y yo dije ¿qué cagá me mandé? Me van a sacar la chucha, me van a asaltar. En ese tiempo no había portonazos, pero me asusté. Y el compadre me dice: “¿Te puedo dar un abrazo?” Sí, po compadre. “Lo que pasa es que mi mamá te escucha en la radio y gracias a ti se sanó de cáncer”. No sé si me entendís... entonces tú decís, no tiene nada que ver, yo sé que no es así, pero el hueón le echa la culpa a que la mamá se reía y con esa alegría se curó de cáncer. Y me abrazaba emocionado. Entonces, tú decís, chucha, ahora que hay más conocimiento, puede ser. Tú sabís que la pena también enferma, po hueón...
Mi nombre es Andrés González... ¡más fome que la chucha!, jajajaja. Imagínate: ¡Con ustedes, el gran artista nacional Andrés González!... ¡¡¡no pasa ni una hueá, po hueón!!! Entonces mi papá me contaba que todos los artistas se cambiaban los nombres, que tenían el nombre artístico y el verdadero. Lo más parecido a mi nombre, Andrés, era Andy, y mi segundo apellido es Bravo, como Nino Bravo. Por eso partí como Andy Bravo.
Estoy tan feliz de que la persona que me puso Willy Sabor sea Fernando Alarcón... Es mi gran amigo, soy un agradecido de él. Y estamos hablando de un capo, po huéon. Yo lo admiraba... Me llego a emocionar. Es que lo hizo tan desprendidamente, de manera tan natural, tan buena onda, que lo tomé como un regalo de él. Imagínate ser bautizado por Fernando Alarcón: es lo máximo. Él era mi personaje favorito del Jappening con Ja.
Willy Sabor es lo que yo quería ser, me faltaba el puro nombre nomás. Es como mi escudo, hueón, mi arma. Mi carta de presentación. Mi tarjeta de oro. El martillo de Thor, en serio. Willy es Andrés reforzado. El verdadero es bien tranquilo, piola, no podís estar todo el día hueveando, jajaja. ¿Te imaginái en la casa? —”¿Dónde está el confort?”, pregunta con su tan popular tono—. Igual hueveo con mi señora, mi hija. Mi hija se ríe más de lo ridículo que soy, po jajaja. Pero disfrutan igual.
Yo soy un showman... como los cuchillos Victorinox, que hacen de tijera, cuchillo, cortauñas. Soy multiuso: Willy Multiuso.
He pensado hacer standup... pero solamente lo he pensado. Siento que no es lo mío. A mí me gusta acercarme al público y huevear a la gente, pero hay hueás que no van conmigo. Yo interactúo mucho, tiro la talla, canto y cuento chistes sin censurita con permiso y hago concursos: multiusos, po. Pero pararme a hablar... hay otra cosa que me dijo mi hija y que me tocó: Tú, papá, no eres comediante, eres entretenedor. Tiene toda la razón, po hueón. No estoy encasillado en una pura hueá. Siento que en el standup no encajo. Y puta, ¿sabís algo que me pasa a mí? De repente veo a un standupero pero no me río tanto, incluso hay algunos que me incomodan. Estoy viejo, po hueón. Me gustaría aprender de ellos sí. Vos cachái que estái viejo cuando no entendís las hueás.
En mi casa ven teleseries coreanas y las encuentro espectaculares. Hay tomas, historias que son tan distintas, hueón... tocan temas importantes, el amor brígido, personas que vienen del pasado, viajes en el tiempo. Mi señora y mi hija son fanáticas..., ahí —en ese momento, Willy hace el corazón coreano con los dedos—. Mi hija sobre todo, le gusta Jungkook, todos esos hueones. El de Aterrizaje de emergencia... hay un hueón que se llama Hyun Bin, que es como el Brad Pitt de los coreanos, un hueón rico. Ya los cacho a todos. Estoy actualizado.
Me he dado cuenta que mucha gente me dice: tengo un primo, un tío, mi papá, mi hermano, que es igual a vos, hueón. Esa hueá me pasa, siempre hay un hueón parecido a mí. En la personalidad, un hueón bueno pa’ los asados, pa’ la talla, simpático. A mí me ven como el tío buena onda, por la forma de reírme, por la forma de hablar, y el estado de ánimo también. “Mi tío es igual a vos”... entonces está el hecho de relacionarme con el tío buena onda. Porque yo soy el típico guatón simpático. Y no sé, siento que la gente me quiere más que antes, no sé por qué. Un cueazo, nomás jajaja.
Una vez en un supermercado, esperando un carrito, debo haberme sacado más de cien fotos. Toda la gente que iba entrando me pedía fotos. Pero, ¿sabís lo que me llama la atención? Que está la abuelita de 96 años y está el niño de 8. Soy transversal. De todo: hombre, mujer, chico, grande... coreano, jajajaja.
Pase lo que pase fue mi primer programa gracias a Felipe Camiroaga y “Huevito” Sagüés. Ellos me vieron actuando y me ofrecieron un espacio. Felipe siempre fue un gran apoyo en mi carrera, y yo aprendí mucho de él. Yo tomé todos los consejos que me dio.
La primera vez que entré al Pase lo que pase, Felipe me presenta y yo hablaba normal, estaba nervioso, y me dice: “Habla como en la radio, po hueón, como Willy Sabor”. Está en video. Él me dice eso al aire, y empecé al tiro a cambiar el tono. Fue un chispazo, un consejo tan importante, para soltarme. Felipe era un hueón angelical, tenía un poder... por eso la gente lo amaba.
Si aprendía un poquito de inglés, Felipe Camiroaga habría sido el número 1 del mundo. Es, por lejos, uno de los hueones más importantes de la televisión nacional. Escúchame esto: Don Francisco se estaba retirando, ¿quién venía después? Felipe, po hueón. Tenía todo: el cariño de la gente, el carisma, era un hueón que le gustaba ayudar, un hueón cariñoso, desprendido, exitoso. Cuando murió, quedé pa’l pico. Fue como si se hubiera muerto un familiar, casi un papá. No, hueón, yo lo quería más que la chucha, estaba muy agradecido de sus consejos y de su amistad. Con este hueón trabajamos en el Pase lo que pase y después nos fuimos a la Radio Corazón. Hicimos una bonita amistad, a pesar de que no éramos yuntas... Porque igual él, por ponerte un ejemplo, íbamos a una fiesta y era el primero en irse. Siempre fue diferente, especial, un hueón que ayudaba silenciosamente a mucha gente. Él me contó una vez a mí que nunca quiso casarse, él quería tener un hijo pero nunca casarse.
¿El Kike Morandé? Yo soy un hueón agradecido de él hasta el último día de mi vida. Porque no sólo yo sino todo el equipo de Morandé, cuando trabajábamos, el hecho de que nos cediera su espacio, su escenario, es una hueá que no hace nadie. No lo hace nadie porque siempre hay celos, eso de cuidar su hueá. Kike Morandé era el dueño y, como dueño, te cedía el espacio pa’ que tú te desarrollarai. Y si tú te dai cuenta: el Ruperto, el Beto, Toto, Belén, Kurt, Pablo Zamora, todos le hacíamos el show al Kike.
Kike Morandé debe ser uno de los cinco personajes más importantes de la televisión chilena. Yo no entiendo, hueón, te juro que no entiendo que ningún canal tome al Kike Morandé como uno de sus animadores principales, que le den un programa. Cuando me contó que lo habían echado por teléfono, yo no lo podía creer. ¡Penca la hueá!, como decía el Popín. ¿Qué pasó ahí? Han sido muy injustos con el Kike, absolutamente. Es hueá de ver los comentarios, de sus podcast, sus apariciones: la gente lo echa de menos.
Lo trataron de funar y eso golpeó al Kike. Pero me acuerdo que en el programa yo nunca vi una mina en pelota, a lo más eran las tallas del momento. Pero después, con el tiempo, nos empezamos a actualizar de lo que estaba pasando, y al final del programa, era hueveo, nomás. El cambio de humor afectó. Pero es injusto. Te digo yo, hablando del Kike, debe ser uno de los hueones más potentes de la televisión. No podís ir al Canal 13 a ofrecer un producto, una entrevista y que un sacohuea del Canal 13 le diga no, necesitamos rostros. ¡Que le diga al Kike Morandé que no es rostro! La media desconocida... penca la hueá. Un ninguneo. Yo no sé cómo los canales pueden ser tan hueones. Ya, sé que Morandé con Compañía no, pero un programa más chico. Los canales si agarran al Kike y hacen lo que sea con él, la gente lo va a ver. Por eso la tele se está muriendo, hay hueones a los que no los quiere nadie.
Morandé con Compañía fue mi programa favorito. Tenía a mi animador favorito, mis compañeros favoritos, mi equipo favorito. Yo gozaba haciendo reír al Kike. Yo era el hueón más feliz haciendo reír a mi jefe. Entonces ahora, cuando lo invité al podcast, él cuenta todo y se replica en la prensa, después me llama y me dice: “Willyto, ¿qué es lo que es YouTube, qué es lo que es podcast?”. Hueón, era una vuelta de mano. Yo soy el hueón más feliz de que Kike Morandé esté en las redes sociales. Encuentro la raja lo que está haciendo. Hable lo que hable, lo tenemos de vuelta.
El show de Willy Sabor fue uno de los fracasos de mi carrera. Fueron malas decisiones, pero yo no las tomé todas. Antes tuve El Sabor de la noche y ese anduvo muy bien, era un Morandé con Compañía pero más rasca, jajaja. Y después viene El show de Willy Sabor, pero yo no quería competir con el Kike. Y hago el programa en el mismo horario que Mekano, hueón. Imagínate, ahí se daban un piquito y marcaban 60 puntos. A mí me entregaban con 1,8, el Tremendo choque, y yo lo subía como a 8, pero no servía de ni una hueá. Al final, uno aprende de eso. Lo pasé mal... sentía que estaba haciendo todo mal. Es una ley de vida: tú no podís entregarle a alguien una cosa tuya, tu programa, tu empresa. Tenís que estar tú metido hasta el final. Yo delegué desde el día uno. Cometí ese error, de delegar a personas y no hacer nada.
El fracaso se pasa con la familia. Es como un rompimiento. Yo los viví en familia, ¿qué mejor? Mi señora, mi hija, mi familia completa, mi mamá. Son los que están en las buenas y en las malas contigo, fundamentales. Yo prefiero mil veces, si me preguntái, si no tengo que hacer, estar en la casa, cocinarles, prepararles algo rico. Disfrutar la familia. Hay que hacerlo.
La Radio Corazón inscribió no sólo Willy Sabor sino que más de 30 marcas pa’ cagarme. Guillermo Andrés, Willy Sabrosón, Willy, Sabor, El Sabor de Willy, Sabor Willy. Si cuando me voy a Candela, mi jefe me dice: “Te vai de aquí, pero sin nombre”. Quedé pa’ la cagá... pero al final no resultó. Mega me pasó unos abogados. Felipe Claro, del Grupo Claro, y él, experto en marcas, me ayuda a inscribir la marca Willy Sabor como pseudónimo, que es reconocido por la gente. No soy un auto ni una lavadora, ni nada, soy un ser vivo reconocido por la gente, y eso es lo que me hizo ganar.
Morandé con Compañía me hizo un homenaje cuando me estaban quitando el nombre. Me rebautizó, hicimos todo un show con el tema, pero me hace un homenaje, hueón... aparece mi hija cantando. ¡Noooo, hueón, quedé pa’l pico! Lloraba como cabro chico. No me lo esperaba.
Mi mayor satisfacción es tener mi propio canal de YouTube. Ser mi propio jefe. Aquí no tengo a ni un conchesumadre, no tengo editores, jefes, un director. Hago lo que se me para el hoyo. Así que: ¡métanse los programas en la raja, me importa un pico!, jajajaja. Ser dueño de mi personaje, tener un canal, ser rostro de grandes marcas como Doña Carne, por ejemplo, y que podamos crear, inventar cosas, sin que haya nadie que me hinche las bolas, eso es. Porque siempre hay un hueón que la caga. Ahora no creo que tenga límites. De hecho, tengo preparada una sorpresa para fin de año.
Lo más difícil pa’ mí fue el Estallido Social y la pandemia, lo pasé como el hoyo. Sé que hay mucha gente que ahí se hizo rica, pero yo me sentí bloqueado total. La pandemia no es que me mató, porque las marcas y la radio me ayudaron mucho a salir del estrés. Pero lo que a mí me complica es que estoy en una pega que es muy vulnerable, po. Todo depende de los ánimos. Pasa algo, como los mineros, los tsunamis, los incendios, los terremotos, las tormentas, las pandemias y los estallidos, y la primera hueá que caga son los artistas. Somos los primeros en parar y los últimos en volver. En este país hay súper poco respeto por los artistas, por la gente que se dedica a esta hueá.
Si hubiera podido entrevistar a alguien en mi podcast, uno soñado, hubiera sido a Elvis Presley. Habría sido fantástico. Un hueón bueno pa’l hueveo, chistoso, mino. Hubiera tenido que tener aserrín en la hueá, mojado entero... y puta, uno vivo, po. Un hueón que encuentro súper entretenido, que he tenido la oportunidad de conocerlo y me encantaría tenerlo en el podcast es Felipe Izquierdo. A ese hueón lo encuentro capo. Podríamos hacer un podcast de un día entero y nos cagaríamos de la risa.
Espero que en mi lápida diga “Este fue un hueón simpático y exitoso”. Estoy en un proceso de a largo plazo en muchas hueás, pero espero antes de morir ser un hueón exitoso. Me falta eso. No me considero todavía exitoso a todo nivel. Siento que me falta algo.
Me sentí dolido con la Paty Cofré, porque pensé que yo era amigo de ella. Pero ella no lo vio así. Yo no puedo tratar de mentirosa a una persona que tiene una edad ya importante, porque capaz que ella no se dé cuenta de lo que está diciendo. Primero que nada, tú sabes que el podcast es un emprendimiento, tenís que pagar cámaras, gente a cargo de las redes sociales, asistentes. Entonces, mis compañeros me decían oye, llámate a la Paty Cofré, pa’ partir. Yo la llamé y seguramente ella no entendió. Me imagino que no cachó. Me cobró plata, le dije ¿cuánta plata?, y me dijo igual que no. A todo me dijo que no. Me sentí decepcionado y me sentí un poquito mal, porque simplemente no me pescó. Si tú ves mi podcast, la cantidad de invitados, y de todas las edades, ella es la única que me dijo que no, po. Y más encima la entrevistan, y dice que yo no soy su amigo y que ni siquiera la llamé. Y esa hueá es mentira. Está bien, es su versión, yo pa’ ella fui un compañero de trabajo, nomás. Trabajábamos en eventos... tengo videos de ella bailando con mi papá, filmado por mí. Bueno, da lo mismo. Fue una equivocación haberla llamado, nomás. Yo creo que ella sabe que la cagó conmigo, pero da lo mismo, yo igual la quiero, la respeto y si necesita mi ayuda, lo que quiera.
Gonzalo Núñez, mi compañero de colegio y mi mejor amigo de la vida, se suicidó. Se mató y dejó la cagada en la familia, después murieron las abuelas, la mamá, al papá le dio una trombosis. Quedó la cagada. La muerte de él me cambió la vida. Gracias a él me dediqué a esto, fue la motivación pa’ hacer reír a la gente.
Si no hubiera sido entretenedor, me hubiera gustado ser empresario. Siempre, de cabro chico, sentía que los jefes llegado el momento te maltratan, se aprovechan o se creen más pillos que uno. Los jefes de repente creen que uno llega a la empresa y como que no crecís, hueón, que llegaste y te quedaste ahí, de porte, de edad y de personalidad. Ese abuso que existía antes, nunca lo acepté. Entonces, de no haberme metido a esta hueá, ahora con todo lo que sé y todo lo que podís hacer ahora, podís tener tu propia pyme, tu propio emprendimiento. Yo tengo una empresa con dos amigos, que se llama Willy Importa, donde traigo cosas de afuera y las vendo, po. Terminé siendo un poco empresario igual, jajaja.
¿Un sueño? Disfrutar un poco unas vacaciones, un año sabático. Sería, puta, sanador.
No soy cabalero. Ponerte un buen perfume, nomás. Recomiendo el Tom Ford.
Mi frase favorita: ¡¿De quién es la casa?! Del banco... jajajajaja.
Canté “El león” en el Monumental y quedó la cagá. Estaba el Kike Morandé animando y me invitan a mí pa’ hacer un show, me estaba yendo la raja y cuando termino digo: Voy a cantar una canción que siempre canto en mis shows. Empiezo y no, quedó pero la cagá. Una vez estaba en una reunión, y me encontré en el ascensor con un compadre que me dice, oye, yo estaba en el estadio cuando cantaste “El león”, un colocolino. Salió en la prensa así, con una foto grande mía, y la de los jugadores nuevos, chiquitita. Hay que ser muy hueón...
Mi picada favorita es el Munich de Vicuña Mackenna. Ricos completos. Ahí me pedía completo con schop. Tiene que ser con schop. Dos completitos y dos schops, jajajaa. El completo me gusta con tomate, americana, chucrut, mayo.
Trabajé también en Sony Music, en la parte administrativa. ¡Fome la hueá! Ni un brillo. Sello culiao. Pero igual gracias, jajaja.
Mi primer sueldo lo gasté... en el Munich. Iba a comer completos, sí. No, hueón, jajaja, eran como 17 mil pesos, y fui a comer completos pero al Palo Alto, en Bilbao.
Soy coleccionista de vinilos, CD’s y películas, pero físicamente.
Me gusta la música negra, como Earth Wind and Fire. Yo soy de los setentas, ochentas. La música rhythm and blues, soy fanático. Y escucho cumbia todos los días, así que imagínate... rancheras ahora.
Paul McCartney es el mejor concierto al que fui. El primero, maravilloso. No hueón, capo. Y también el de Michael Jackson. El Dangerous. Compré los dos días y uno se cayó, po. Fui uno solo. Quedé loco.
Lloré con Forrest Gump y Notting Hill. Ah, y una tercera, la de Robert Redford con Demi Moore... Indecent Proposal.
Friends es una serie que me gusta mucho. Y actual, La doctora Who.
Creo en el horóscopo, en los tarotistas, en toda esa hueá. Soy virgo, y siempre cuando me aparece en TikTok un hueón hablando de los signos, me quedo pegado. Me identifica que dicen que los virgos somos detallistas a cagarse. Se fijan en hueás que nadie se fija.
Si pudiera tener un superpoder sería hacer feliz a todo el mundo. Sobre todo a Chile en estos momentos.
¿Mi trago favorito? Puta, yo era de clavo oxidado. Otra época fue el sour. Pero ahora me gustan los tragos medios amariconados, hueón, con florcitas. Un buen aperol, sí.
Mi comida favorita son los tallarines con salsa bolognesa. Una buena carne, punta de ganso, calafateada, tomates de verdad, esa hueá me encanta.
Si pudiera invitar a tres personas de toda la historia a un asado con copete, sería Elvis Presley, Jerry Lewis y Felipe Camiroaga. Elvis, porque lo amo al hueón, es mi ídolo de chico. Me gustaba todo, la pinta, las canciones, personalidad. Un hueón buena onda al que lo cagaron las drogas. Jerry Lewis, porque lo encontraba capo, me hacía reír de chico. Y Felipe, porque me encantaría tenerlo de vuelta.
Willy Sabor es Chile. Chileno a cagarse, jajaja. Corta.
Lee más en La Firme:
—Luis Jara: “En WhatsApp los stickers que más ocupo son los míos”