Cristián Jara, recordado integrante de Yingo y quien hace unos meses reveló que padece de Trastorno de Ansiedad Generalizada, está en plena campaña para sumar apoyo a la iniciativa. Además, relata el complejo 2021 que tuvo como consecuencia de su patología.
Durante las últimas semanas, en redes sociales surgieron varias iniciativas populares, las cuales tiene como finalidad el ser discutidas en la Convención Constitucional y, eventualmente, incluirlas en la Nueva Constitución.
Eso sí, cada una de ellas debe contar con al menos 15 mil firmas como respaldo. Y para eso, quienes las impulsen tienen hasta el 1 de febrero de 2022 para recolectar los apoyos.
Y en ese contexto, uno que se la jugó con una iniciativa fue Cristián Jara, el recordado Hardcorito de Yingo, quien busca que los constituyentes se la jueguen por una salud mental digna, gratuita y de calidad. (PINCHA ACÁ PARA VER LOS DETALLES).
Así lo deja ver en los videos que ha compartido en sus redes sociales. “Ahora es el momento que muchos esperamos, ver que la salud mental sea reconocida y no los avergonzarnos más”, dijo en uno de los registros Jara, quien el año pasado hizo público que padece de Trastorno de Ansiedad Generalizada -TAG-.
“Como paciente con patologías de salud mental, dije que no me tengo que quedar sólo en eso. Lo que más necesito es que se visualice lo que está sucediendo como tema país”, reveló en charla con La Cuarta Hardcorito, quien hace un tiempo fundó la Fundación Salud Emocional para darle una mano a todos los que atraviesan por procesos similares a los suyos.
Además, reveló que desde que contó que tenía este tipo de patologías, fueron muchas las personas que lo contactaron.
“Se me acercó mucha gente. Me hablaron que mantenga la lucha y todo. Hay gente que ayuda, pero no hay una organización grande”, comentó sobre su motivación para llevar a cabo esta iniciativa y reunir el apoyo, cuestión que ha sido más difícil de lo que pensaba.
“Llevamos 1500 firmas y me queda medio mes. Voy a salir a la calle ahora. Voy a mandar a hacer flayer. Tendré que ir a terreno a capturar gente, con celular en mano. Que se enteren. Me veo un poco desesperado sabiendo que podemos perder esta posibilidad. Me frustra un poco esa idea. Chile ya está haciendo historia por lo que está pasando, imagínate hacer algo en el área de salud mental, que afecta a un gran número de chilenos, que ahora están empatizando mucho más con el tema de la salud mental. Por el tema de la pandemia, se han visto miles de casos que han aflorado por los encierros. Muchos han empezado a reconocer que en ellos hay patologías que no sabían. No es un tema menor para dejarlo pasar”, complementó.
El complejo 2021 de Hardcorito
Por otro lado, Cristián Jara también se dio el tiempo para hablar del complejo periodo que enfrentó a fines de 2020 y buena parte de 2021.
“Estoy estable después de un año 2021 que fue horrible, que partió muy mal, porque el año 2020 mi cumpleaños y Navidad las pasé solo. Estaban todos en cuarentena, mis papás no podían viajar, no son de Santiago. Mi hija tenía que pasar la Navidad con su mamá. Me sentí mal, trabajé hasta como las 11 de la noche en un puesto que tenía en una feria”, relató sobre los distintos hechos que le gatillaron una profunda crisis.
“Después vino mi cumpleaños y vino una crisis que desaparecí. Estaba tan mal que me vinieron a buscar unos tíos de Rengo”, admitió.
Y en esa misma onda, agregó: “Antes de que llegaran, fue tanto que me quebré con un ex compañero de Yingo, Ariel. Fui a su casa porque una vez ya me había ayudado. Caí en una crisis de angustia, crisis de pánico. Yo no quería más. Los que sufren de esto saben que uno quiere desaparecer. No aguantas la angustia, tienes miedo, no quieres hablar con nadie. No sabes qué hacer. Entonces era tanta la desesperación que vinieron mis tíos ese 29, que era del día de mi cumpleaños de 2020″, recuerda.
Posteriormente, Hardcorito profundiza en cómo fue ese proceso para salir de ese complicado momento.
“Me llevaron a Rengo todo enero. Después conseguí que me pudieran llevar a Los Ángeles. Y pasé todo febrero donde mis papás en una recuperación más personal y espiritual. Porque si me iba a un consultorio, yo sabía lo que me iba a esperar. En esta recaída en verdad quería desaparecer, pero ya sabía lo que tenía que hacer, porque tenía un buen psicólogo que me ha ayudado a entender las emociones”, relata.
De todas formas, afirma que de una u otra manera encontró la forma para salir del pozo. “Estuve hasta la mitad de marzo (con su familia), y me tuve que devolver. Tenía que ver a mi hija, entrar a la universidad, no podía botar el año, la carrera”, cuenta el estudiante de cuarto año de ingeniería en administración pública.
“Después de ese momento que estuve descompensado, de ese verano terrible, quería botar todo. Quería botar la fundación. No quería más guerra, pero esa estadía en el campo me ayudó a replantear muchas cosas. Después cuando llegué en marzo retomé la carrera y he estado sin parar. En todo este año he tratado de refugiarme en la universidad, mis trabajos como comunicador, ya están volviendo los eventos, y en la fundación. Eso me ha ayudado a pescar el auto, salir. Estas crisis las he enfrentado de distintas maneras. Lamentablemente no con profesionales, como debería ser, pero la he entendido que enfrentar con mi convicción propia”, comenta.
“Gracias a los consejos de personas, empecé a enfrentarla. La he enfrentado como terapia de shock. Por ejemplo si te da miedo salir, sale. Me he visto en la obligación de hacerlo por mis papas, para que no viajen más, por ser más auto dependiente, y por toda la gente que me habla. Tengo que dejar algo, por mí, por los que se fueron y no tuvieron la oportunidad de recibir una apropiada salud y decidieron suicidarse. Y yo no los critico, porque llega un momento en que tú piensas que quieres que se acabe esto. También por los que vienen. Yo veo a mi hija y no quiero que pase por esto. Duele. Es una nube horrible. Hay una realidad que no se puede esconder bajo la alfombra. Ya son muchos, demasiados para que sigamos tapándonos los ojos y dejar que se estén matando en un metro, en el Costanera Center. Es horrible”, cerró.