El ex Morandé con Compañía se ha pasado buena parte del reality en discusiones. Se le nota irritable, con otra estampa. Y todo se debe a las constantes bromas sobre su tamaño, que por cierto ya se cansó de soportar. Hace unos días avisó: una falta de respeto más y se marcha.
Tal vez lo habrá permitido su extenso recorrido dentro de este formato, encerrada en haciendas y casonas junto a toda clase de personalidades, humores y egos. O quizás fue apenas una tincada…
Como sea, en el capítulo estreno de Tierra brava Pamela Díaz, mientras observaba el animado y hasta cariñoso saludo que se dieron Shirley Arica, Miguelito y Junior Playboy, con el actor en brazos del chico reality, anticipó que algo no acabaría bien en esa historia. “Tanto amor que van a hacer ahora y después se van a llevar pésimo... ¡Ay, señor!”, advirtió indiferente, con tono resuelto, y por qué no, con un dejo de desprecio. El breve fragmento, a la medida de su mejor personaje, el de La Fiera, fue celebrado en redes sociales.
Lo curioso es que esa apuesta inicial de Díaz, agarró fuerza de verdad poco después.
Hace unos días, en el cuarto capítulo del espacio, a Miguelito se le percibió distinto de lo que enseñó las primeras horas de encierro. Apagado, decididamente apartado de algunos de sus compañeros. Motivo suficiente para que la propia Pamela se acercara a interrogarlo. Entonces el comediante de talla baja se sinceró, y ella divulgó esa información para que se tomaran los recaudos necesarios. Claro, no era nada sencillo:
“Ayer me comentó que él no se sentía cómodo con Junior”, le contó La Fiera a Simón de la Costa y El futuro. “Y yo le digo ¿por qué?, y dice es simpático, pero creo que abusa de sus tallas conmigo y eso me molesta. Y yo le dije pero díselo y él va a cambiarlo porque es un buen gallo, y me dice no, porque ya se lo he dicho muchas veces. Por eso dejó de juntarse con ellos y por eso estaba solo, solo”.
En concreto, el actor de 37 años se hartó de Luis Mateucci y, como confidenció Pamela, Junior Playboy. A ellos les achacaba especialmente reírse de su enanismo primordial, enfermedad que le impidió crecer más allá de los 106 centímetros. A modo de ejemplo, la noche previa, el creador del DesaJunior, apenas llegó Miguelito junto al fuego, lo buscó: “¿No es tarde para que el niño ande afuera?”. Tras un breve pero tenso intercambio, el ex Morandé con Compañía le dejó clara su postura:
“Si quieres respeto, tienes que respetar, viejo. El respeto no es obligado, se gana. ¿Sabías eso, o no?”.
Enterado de lo que ocurría, o al menos con alguna sospecha, Mateucci citó a Miguelito para conversar.
“Yo te noto amargado conmigo y con los chicos. Es verdad que Junior a lo mejor te molesta, pero no te molesta en mala onda, y yo soy el primero en defenderte”, intentó explicarle. “Te noto que estás un poco apagado, modo zombie, que estás reclamando. Como que estás pensando en la comida y en la limpieza, como Jhonatan que está amargado y está solamente pensando en que si hacemos las cosas o no las hacemos”.
El comediante de talla baja contestó escueto: “Igual es fome que uno las haga y los demás se pasen por alto las cosas, si somos todos adultos”.
Por si fuera poco, en una de las escenas posteriores, cuando Miguelito se bañaba, no fue capaz de alcanzar el shampoo. El Futuro debió ofrecerle su ayuda.
Con Junior, ya no pasa nada…
Con el pasar de las horas, todo aparentemente parecía calmarse.
Es más, luego de poner los puntos sobre las íes a Fabio Agostini en plena competencia de cocina, Miguelito aceptó conversar mano a mano con el “Thor chileno”.
“No me gusta que te unas con Luis y con el otro hueón de mi capitán para reírte de mí”, le avisó el actor.
Y se guardó un mensaje potente para el cierre: “Yo no vengo a ser muñeco de nadie”.
Junior de inmediato entendió, o hizo que entendió, porque le pidió disculpas al comediante y le ofreció su mano para un apretón y sellar así la paz.
“Si algo te ha molestado, yo te pido disculpas, en serio, de palabra. Tú sabes que yo te respeto”, le prometió.
¿Qué pasó en el camino? Que el apretón y esa especie de acuerdo no escrito entre ambos se resquebrajó al poco andar.
Junior, quien se autoproclama el mejor chico reality de la historia, es alguien muy peculiar, impredecible, descuidado en sus formas y, para bien o para mal, decidido en sus estrategias. De modo que no debe sorprender demasiado que esa conversación se haya quedado sólo en palabras.
De ahí que en el último cara a cara del pasado martes, Miguelito las emprendió nuevamente contra el ex 40 ó 20:
“El Lindorfo de la casa, Junior. Y espero que se comporte como hombre adulto y no se haga el chistoso como siempre lo hace”, dijo de entrada el actor, molesto, antes de subir el tenor de sus palabras. “Nomino a Junior, porque yo vine a pasarlo bien, no vine a soportar personas que son malcriadas. No sé si lo habrán criado de buena manera, si le habrán dado educación. Yo no estoy dispuesto a seguir aguantando a alguien que, disculpen la expresión y en buen chileno, se pasa por la raja a todo el mundo”.
“Cuando llegué empezó a tratarme de su mascota. Y yo aquí no vine a ser mascota de ningún pelagato, malcriado. Soy un participante más, independiente de mi tamaño, me merezco un respeto, porque soy una persona adulta. No soy un pendejo que tiene 15 o 18 años, para soportar a personas así como Junior”.
“Y más pena me da por personas aquí que le celebran todo, porque según ellos, es gracioso”, continuó su interpelación y en ese instante se detuvo en la figura de Fabio, con el que hubo un entrevero que no pasó a mayores porque intervino oportunamente Sergio Lagos.
Entonces, de nuevo mirando a los ojos a Junior, advirtió: “Yo veo una falta de respeto más y renuncio al programa. Es él o soy yo”.
Así fue la respuesta:
“Creo que estás enredando las cosas. Nunca te traté de lo que dijiste, sí dije juguete, pero jugando. Los dos nos hemos hecho tallas, nos hemos molestado, nos hemos leseado. Lo que pasa es que tú cambiaste mucho cuando llegaste acá a la casa. Has cambiado mucho, estás más amargado, todo te irrita, todo te da rabia. A lo mejor no es tu hábitat esto. No te veo el mismo Miguelito que yo conozco. Para mí éste no es el mismo Miguelito que es gracioso, que se ríe, que aguanta. Ahora está el Miguelito grave, al que no se le puede decir nada. ¿O te estás dejando influenciar por otra gente? Pero te digo honestamente: estás equivocado, y te estoy mirando a los ojos. Estás equivocado, rotundamente equivocado”.
Karla Constant y Sergio Lagos intervinieron al cierre para calmar el ambiente.
Una discriminación que le persigue
Mientras todo esto sucedía en el encierro, Marlene Valencia, esposa de Hans Malpartida, Miguelito, se allanó a hablar con Las Últimas Noticias para justificar el enojo del comediante.
En la edición del sábado 7, asumió que le molesta “que le tomen el codo” a su marido. “Hay un límite para todo, él siempre ha tenido que vivir con esto”.
Valencia, entonces, aseguró que “le pasa mucho sobre todo con gente que no conoce, gente con quien no tiene confianza”. Y para convalidar el relato, contó una anécdota: “Hace poco estábamos en el casino, Miguel estaba feliz porque le estaba yendo bien. De repente una señora le pega un palmetazo en la cabeza y le dice y tú, cabro chico, ¿qué andái haciendo acá? Te voy a acusar con tu mamá”. En la calle, también es normal que desconocidos le tiren la talla o lo levanten en brazos.
“Le enferma que lo tomen en brazos personas con las que no tiene confianza”, sostuvo luego Marlene. Sobre las bromas, dijo que como método de defensa, “él trata de responderlas, no se queda callado, pero cuando ya son muchas o se quieren hacer los graciosos a costa de él, se aburre”.
Por si quedaba alguna duda, la cónyuge del actor aclaró que toda broma “tiene que ver con el tamaño”.
“Todos creen que por ser pequeño tiene que aguantar todo”, puntualizó, o que por su rol en los sketches con Paola Troncoso, donde solía interpretar a un niño, “es uno”.
De momento no se sabe con exactitud qué ocurrirá con el querido comediante. Lo que sí, como aportó su amigo David López en la citada entrevista, “Miguelito tiene un límite, como todos nomás”.
Ese límite ya se cruzó.
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