Charles Aznavour, quizá el último gigante de la canción francesa, la acuñó: “El show debe continuar”. Como si se tratara de una posta, Freddie Mercury la tomó prestada para el éxito que especuló su triste final. Y el pasado domingo, acaso encarnando en pleno el dramático significado que esconde, Dino Gordillo pronunció esa frase tras enterarse de la muerte de su hijo mayor. Fue el último golpe de una serie que incluye también un intento de violación a su hija y un par de hospitalizaciones.
El mediodía del miércoles 12 de diciembre de 2018, por primera vez en su vida, Dino Julio Guzmán Gayoso fue trending topic. Habían pasado apenas algunos minutos desde el anuncio, pero al scrollear el timeline de Twitter cientos, tal vez miles de usuarios repetían su nombre, que en realidad es su pseudónimo, Dino Gordillo, para protestar. Es cierto que hubo unos cuantos cumplidos y felicitaciones de colegas, pero el grueso de los comentarios rechazaba la decisión de Virginia Reginato: la edil lo había presentado como uno de los encargados de hacer reír a la Quinta Vergara en el festival de festivales. En Internet, entonces, lo acusaban de practicar un humor antiguo. Desactualizado. Machista. Inclusive, de repetir sus rutinas.
Pero como humorista a la antigua que es, acostumbrado a otra clase de críticas, confeso enemigo de las redes sociales y de los perfiles sin fotos o de nombres postizos, Guzmán no prestó mayor atención. En las posteriores entrevistas que ofreció dijo, de hecho, que había público para todos y que no tenía nada contra el stand-up, acaso su mayor amenaza. En su opinión, la sociedad era exagerada, y eso se podía constatar en la cantidad de gente “grave”. Su termómetro era la calle. Mientras nadie le reclamara un chiste suyo en persona, todo estaba bien. Esa era más o menos su manera de pensar. A fin de cuentas, como resumió en La Tercera, “las opiniones de las redes sociales me las meto en el culo”.
Unas horas antes de la presentación, Dino Gordillo conservó el tono. Frente a los micrófonos puso de ejemplo la trayectoria de Daniel Vilches para defender a los comediantes y la vieja guardia del humor. Respondió a quienes lo acusaban de homofóbico advirtiendo que tenía muchos amigos gays y travestis que disfrutaban de sus chistes. Y arriesgó cuando dijo que se podía hacer humor de todo. “¿Mañana va a ser la asociación de suegras traumadas?”, ironizó. “Y ahora todas las viejas, las suegras marchando por la Alameda, la ley suegra. No puedes decir suegra porque te vas a ir en cana”. Para cerrar, se enfrascó en una discusión con un periodista del programa Intrusos. “¿Te pido un favor? ¡Cabréate! ¡Puta que eres duro, hueón!”, lo alejó, mientras compartía con un puñado de seguidores.
Esa noche, la segunda de Viña de 2019, su séptima sobre la Quinta Vergara, el comediante fue absoluto protagonista: logró el peak de sintonía con 49 puntos y dos gaviotas. Pero durante su presentación, según reveló el periodista Hugo Valencia, cuatro miembros del jurado abandonaron sus asientos, supuestamente molestos por algunos de sus chistes. Por ejemplo, Camila Gallardo. En redes tampoco le tuvieron piedad, y los críticos de espectáculos lamentaron que, quizás temeroso por las pifias, se pusiera a llorar sobre el escenario e invitara a su pareja para pedirle matrimonio. “No era necesario televisar en vivo y en directo la penosa decadencia de Dino Gordillo”, fue parte del texto que escribió Rodrigo Munizaga en Culto de La Tercera. ¿Dino? Él lo celebró como si se tratase de una victoria. Cuando se ha pasado por algunas malas, como ocurre en este caso, lo que digan de uno es lo de menos.
“Si veo al hueón, lo mato…”
Cuando Reginato se acercó a Dino Gordillo un domingo de septiembre en el Estadio Sausalito para comentarle sus intenciones de subirlo a Viña, al humorista le cruzaron dos ideas en la cabeza. Lo primero, que era un reconocimiento a su carrera, y enseguida, que después de casi diez meses, su suerte parecía cambiar. Claro, porque casi diez meses antes Guzmán pasó el mayor susto de su vida:
“A las cuatro de la mañana me llamó Carabineros, porque habían encontrado a mi hija. Ella escaló una reja de una empresa para escapar”. Así arrancó su relato en una entrevista que concedió a Culto en 2019. Su hija, Catalina Vega, venía de vuelta de una fiesta en el barrio Bellavista y detuvo a un taxi para llegar a casa. Ocurrió en algún punto de la madrugada del miércoles 29 de noviembre de 2017 cuando, de pronto, ella reparó en que el conductor dejó de hacer caso a sus instrucciones. Sacó su teléfono celular probablemente para avisar a su padre o a Carabineros, pero el tipo se lo impidió. Forcejearon, él le quitó el aparato y lo apagó. Luego, cambió el trayecto hasta la comuna de Huechuraba. Allí, en un sitio eriazo, se detuvo con la intención de abusar de ella.
Dino pudo ver a Catalina recién a las siete de la mañana, en el Instituto Médico Legal.
“Cuando la vi, me dijo que en un momento, pensó, ‘este hueón me mató’. El infeliz le sacó la chucha, la golpeó en el suelo..., y no sabe cómo, porque estaba todo oscuro, tiró patadas y logró escapar por un pastizal. El tipo la seguía pa’ matarla”, completó el humorista uno de los episodios más difíciles que le tocó enfrentar. En esas circunstancias, luego de ver a su hija sangrando, aterrorizada, y de saber que un tipo intentó violarla, no es extraño que Guzmán pronunciara la siguiente declaración:
“Si veo al hueón que intentó violar a mi hija, lo mato. Racionalmente, después me digo que no. Pero si me lo ponís al frente…, mira, ojalá no se dé nunca. Van a pasar cinco o diez años que va a estar preso, va a salir, y lo voy a ir a buscar. No me lo vas a borrar nunca: va a ser un círculo que se va a cerrar cuando lo agarre”.
Más tarde entregó sus motivos: “Me destruyó mi familia, a una hija. Hoy, mi hija despierta a medianoche, gritando, baja corriendo del segundo piso a dormir con nosotros. El otro día, durmió conmigo y puso una cabecera entre los dos. Cuando me di cuenta, le pregunté qué pasaba…, me pidió disculpas. Me va a costar años sacarle eso”.
En esa entrevista, Dino Gordillo acreditó que 2018 fue el peor año de su vida. Algún tiempo después de lo que ocurrió con Catalina, fracasó un negocio por el que apostaba fuerte. Lo estafaron con una buena suma de dinero. Financieramente y desde la cabeza, fue un período muy delicado.
Pero ahora, incluso si se considera el historial de desgracias, es posible que su opinión sea otra.
“Me alejaron de mi familia…”
El 2020 golpeó de arranque a Dino Gordillo. El primer viernes de enero, mientras se encontraba en Curacaví, región de Valparaíso, presentó una serie de complicaciones físicas, por lo que fue trasladado hasta la Clínica Alemana e ingresado en su Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), donde permaneció por algunos días. Su hija, Catalina, comunicó entonces que estaba “grave pero estable”.
En concreto, los exámenes que se le realizaron en el recinto arrojaron que el humorista presentaba una disección aórtica, que es una rotura de la pared interna de la aorta. “Se me reventó…, en buen chileno, estuve pedido, me estaban golpeando la ventana los buitres”, explicó visiblemente emocionado más tarde en Festivales de Selección. Fue tal vez el primer aviso, antes de que la pandemia subiera al escenario y desacelerara todo.
Por un tiempo, no se supo mucho más de él. Hasta fines de agosto de 2021, cuando su hija Camila se comunicó con el matinal Bienvenidos y reveló que llevaba más de un mes internado en el hospital habiendo pasado por dos cirugías, y encima así seguía complicado.
En rigor, todo comenzó cuando el comediante presentó dolores insoportables en una de sus piernas. Tanto así, que no podía caminar. Él creía que guardaba relación con el ciático, de modo que visitó la clínica y allá le hallaron una hernia en la columna. Pero la intervención para atenuar el dolor, de poco sirvió. De hecho, según el propio Dino Gordillo, que minutos más tarde tomó contactó con el programa, las molestias se intensificaron. Entonces siete días más tarde se sometió a una segunda operación, donde se encontraron restos que no se habían retirado del procedimiento anterior, y que aumentaban la presión en la zona.
“He sentido mucho dolor, nunca había sufrido tanto. Fue terrible lo que he pasado, me he caído hasta al suelo”, sostuvo en aquella oportunidad el humorista. Y luego se lamentó: “Ahora me descubrieron una infección en la columna. Esa infección me la pegué acá, tal cual me pegué el Covid acá mismo en la clínica (...); estoy 24 horas con un calmante, tengo mi pierna dormida y no sé cuándo saldré de aquí”.
El jueves 2 de septiembre, luego de recibir el alta, Dino Gordillo visitó el estudio de Bienvenidos para entregar más detalles de esa suerte de “calvario” que experimentó. Dijo, por ejemplo, que pidió cambiar de médico, porque no se ponían de acuerdo con el diagnóstico, de modo que tuvo que recurrir al director de la clínica. También aclaró que, pese a sus declaraciones previas, nunca se contagió con el coronavirus: “Lo más triste para mí es que yo sabía que no tenía Covid y me alejaron de mi familia (...); mi familia tuvo que hacer cuarentena sin haber motivo. Todos se hicieron el test y nadie dio positivo”. Consultado por su estado, más adelante explicó que “estamos en la parte final de lo que fue la prostatitis y el Covid nunca fue. En la columna sigo con el dolor, pero me sacaron la hernia”.
La pesadilla de Dino, en todo caso, parecía “de nunca acabar”. El domingo 5 de diciembre, cerca de las 22 horas, personal de Carabineros de la 63 Comisaría de Curacaví recibió la denuncia de que dos mujeres fueron víctimas del robo de su automóvil en la ruta G68, cuando transitaban por el sector de la Cuesta Lo Barriga con calle Colo Colo. “Carabineros entrevista a las mujeres, quienes relataron que mientras iban en su auto, fueron interceptadas por una camioneta Station Wagon, la cual se detuvo de forma sorpresiva”, resumió el teniente Jonathan Roa, oficial de Ronda Costa.
Las víctimas eran las hijas del comediante, quienes por suerte no presentaron lesiones.
“Estuve a punto de perderla…”
Patricia Caballero, La Patita como la conoce el humorista, fue quien más sufrió con el delicado cuadro de salud que presentó Dino. Ella, su pareja, fue la que consiguió el número y contactó al director de la clínica para, de una vez por todas, aclarar el diagnóstico. Y fue la que siempre estuvo a su lado, preocupada de actualizar sobre su estado en conversación con distintos matinales. Por eso, tal vez no es extraño que una vez pasadas las tormentas, se resintiera.
El pasado jueves 3 de febrero se llevó a cabo la primera noche de La Fiesta de Chile. Dino Gordillo, encargado de la comedia, salió al escenario recién pasada la medianoche, pero antes de darle inicio a su rutina, conversó con los animadores del espacio, Karen Doggenweiler y Mauricio Pinilla. En realidad, de una u otra forma, se desahogó: “Pasamos un año horrible, de todo, pasamos de todo: (problemas) de salud, de familia. Un sinfín de cosas que mucha gente sabe que lo pasé”.
“Yo estoy arriba del escenario gracias a mi esposa…, que estuve a punto de perderla para Navidad. Prefiero no hablar, estoy muy mal. La Patita sufrió un mini infarto cerebral antes de Navidad debido a la tensión, todo lo que ha pasado, lo que se ha guardado”, concluyó, no sin antes dedicarle un beso y un te amo.
“El show debe continuar…”
Por si fuera poco, el golpe de knockout llegó el pasado domingo. El propio Dino Gordillo se lo comunicó al público que llegó esa jornada para presenciar el Carnaval Elquino de Vicuña: su hijo Aldo, de 41 años, había fallecido un rato antes en Concepción. Pero, aunque la pena lo inundaba, decidió de todos modos subirse al escenario para presentar su rutina. El alcalde de la comuna, Rafael Vera, intentó impedirlo. Enterado de la pérdida, se acercó al humorista y le propuso suspender el show para que así pudiera viajar a la octava región. Pero Dino insistió.
“Me subí porque le prometí a mi hijo, que en paz descanse, a mi ángel, que me iba a subir al escenario porque él habría estado muy feliz…, y el show debe continuar”, diría más tarde, en un fragmento que el propio edil registró y subió a sus redes sociales.
Apenas culminada su presentación, el humorista se permitió el desahogo: “Este show lo hice dedicado a mi hijo que hoy en la tarde perdió la vida…, mi hijo de 41 años”, sorprendió a los presentes, entre sollozos, mientras le pasaban una botella de agua.
“Gracias por recibirme, besitos, los amo mucho… buenas noches”, completó entre los tímidos aplausos, que probablemente tampoco sabía cómo reaccionar.