A fines del 2018, la periodista dejó prensa de Canal 13 para sumarse al nuevo matinal que, por aquel entonces, amasaba CHV, Contigo en la Mañana. Tras el estallido social y la pandemia, la conductora hace un balance de estos dos años. “Es súper difícil ser un personaje cinco horas al aire”, dice al diario pop.
Corría diciembre del 2018 cuando, tras trece años, Monserrat Álvarez dio un giro y dejó el área de prensa de Canal 13 para sumarse a CHV, casa televisiva donde lideraría una nueva propuesta matutina junto a Julio César Rodríguez, el Contigo en la mañana.
Por aquel entonces, en esa nueva incursión la idea implicaba hacer “un matinal que era de actualidad”, recuerda la periodista con el diario pop. “El primer año y medio fue un matinal que se fue acomodando, que tenía un poco de actualidad y un poco de otras cosas”.
En cada canal, los rostros de los espacios eran distintos a los del presente, más vinculados a las entretención, como José Miguel Viñuela y Luis Jara en Mucho gusto (Mega), Tonka Tomicic y Martín Cárcamo en Bienvenidos (Canal 13), o Nacho Gutiérrez en Buenos días a todos (TVN).
Sin embargo, todo ese ecosistema enfrentó un duro revés, en que el cambio de foco fue drástico. Las conversaciones misceláneas, con espacio para el baile y la cocina, dieron el paso a invitados, desde alcaldes a analistas políticos, que intentaban explicar el denominado “estallido social”
“Subirnos a ese registro de información y debate no nos costó a ninguno de los dos”, cuenta Álvarez, “porque se nos da como natural”. En diciembre del 2019, el canal sacó del aire a Viva la pipol, espacio que arrancaba a las 11 de la mañana después del matinal, conducido por Pamela Díaz, Jean Philippe Cretton y Felipe Vidal... el bloque quedó por completo en manos de JC y Monse.
En cualquier caso, ella igual destaca que “significó la dificultad que fue para todo el país haber vivido, y estar viviendo, momentos súper revueltos y polarizados, y eso lo pone a uno en un papel como conductor de matinal, cinco horas al aire, muy expuesto”. A pesar de ello, durante estos dos años, Contigo en la mañana ha liderado el rating en su horario.
“No hay que sucumbir al halago fácil”
Hoy, la conductora destaca que “nuestro matinal tiene un cuidado editorial que, con conocimiento de causa, nunca lo había visto”, en vista de que, según dice, “hay chequeo” muy grande. “Hemos tenido una cobertura casi impecable siempre, nunca transgrediendo nada que no sea un límite para nosotros ni para los organismos pertinentes”.
“Estoy súper tranquila de que el cuidado editorial de nuestro programa es muy sólido”, destaca.
La periodista también saca a colación el caso del chileno Nicolás Zepeda, quien fue condenado a 28 de cárcel por el asesinato de su expareja japonesa, Narumi Kurosaki.
CHV fue el único canal que, a través de Roberto Cox, se instaló en Francia para cubrir las dos semanas de juicio. “Empezamos a encontrar una gran cantidad de datos que los chilenos no conocíamos”, dice. Junto con ello, destaca que “lo hicimos con el cuidado necesario para también resguardar la dignidad de las partes”, a pesar de que “quizá hay momentos en que a veces hayan palabras de más o menos, pero, en ese sentido, de verdad, el cuidado editorial es muy grande, y eso se refleja también en el cómo hacemos los contenidos”.
Para Monserrat, un ejemplo de esa cautela está en “el tema de la gente llorando en cámara: tenemos mucho cuidado en resguardar el dolor y dignidad de las personas”, porque cuando “hay una persona que se quiebra en cámara, no le seguimos preguntando, esperamos que esté tranquila para volver a conversar, porque la dignidad es demasiado importante”.
—¿Cómo es tu relación con las redes sociales?
—Cuando no quiero ver críticas, no leo redes sociales. Sí me interesan como un feedback. Sí creo, y lo he reflexionado harto que siempre nos han dicho y nos enseñaron que los periodistas tenemos que ser independientes del poder, de las presiones, etc. Es la gran lucha que se tiene día a día cuando trabajas en un medio así: ¿cómo puedo ser independiente? Hoy día el gran desafío de los periodistas es ser independientes al halago de las redes sociales, porque uno no puede andar diciendo cosas para que las redes sociales te amen. Uno tiene que decir cosas, informar, le guste o no a las redes sociales. No hay que sucumbir al halago fácil. Y así uno no va a sucumbir tampoco al bullying, porque la fuerza está en otro lado.
—¿Cómo se cuida esa relación con las redes?
—Las uso mucho para informarme, creo que entre los periodistas no existe ninguna posibilidad de que desconozcamos las redes sociales; los presidentes y políticos se comunican a través de las redes sociales. Lo que pasa es que nosotros tenemos que chequearlo, y lo que uno sí tiene que hacer es mantenerse independiente respecto a lo que opinen de ti, que eres un “vendido”, “comunista”... Finalmente eres tú, con tu almohada y tu consciencia, los que tienen que hacer el periodismo más independiente, no estar preocupado de responderle a cada audiencia.
—¿Y ese trabajo cómo se logra?
—Con terapia —contesta y se ríe—, con sicólogo básicamente.
—Como conductora, ¿muestras una suerte de personaje cuando estás en el estudio?
—Sí, pero la lata es que cuando uno está cinco horas al aire, terminas siendo tú tarde o temprano. Eso a veces puede ser muy malo. A veces es más cómodo ofrecer un personaje, porque uno lo controla más. Pero, de verdad, es súper difícil ser un personaje cinco horas al aire. Al final, uno va siendo cada vez más uno, con lo bueno y lo malo.
Machismo
Monserrat se refiere a algunas de las tantas escenas que se han dado en medio de las discusiones matinales, como las que protagonizó con los diputados Johannes Kaiser y Gonzalo de la Carrera.
Ese tipo de intercambios llevaron a que, en diciembre del 2021, lanzara una furiosa crítica en su Instagram. “Toy chata del machismo en la TV”, escribió por esos días. “¡¿Hasta cuándo?!”.
—Creo que fue interesante por el tema del mansplaining: cómo los entrevistados hombres son capaces de ningunear, o de invisibilizar la pregunta de una conductora mujer, versus lo que hacen con una pregunta del conductor hombre —analiza—. Muchas veces me pasó, “oye, como dijiste tú, Julio César”... Y era yo la que lo había dicho. Era muy notorio. Te juro que lo hice porque llevaba mucho tiempo enrabiada con el entrevistado por eso. Y dije “¿sabes qué? hay que dar un paso y hacerlo explícito”, en vez de irse a la casa como gruñendo. Y fue súper positivo. Es un aprendizaje para todos.