Adiós Parquímetro: Las historias de un músico inolvidable

Un ataque fulminante acabó con la vida del trombonista Héctor "Parquímetro" Briceño. Se fue haciendo lo que más quería: ensayó por más de 4 horas, comió un plato de guatitas preparadas por su esposa y bebió su piscola diaria.

El lunes por la noche falleció a consecuencia de un ataque fulminante al miocardio uno de los grandes músicos de Chile, Héctor "Parquímetro" Briceño (65), el trombonista número uno de nuestro país.

Dueño de una vasta trayectoria en la televisión criolla, su figura fue grabada en varios programas que quedaron en la retina de distintas generaciones, como "Dingolondango", "El festival de la una", "Cuánto vale el show" y su participación por cerca de 30 años (1979) como el primer trombón del Festival de Viña del Mar.

Según palabras de su hija, Marisela Briceño, todo fue muy repentino. "Estuvo ensayando con su banda Santiago All-Stars desde las 9 hasta como las 11 de la noche. Luego se fue a casa donde mi mamá lo esperaba con uno de sus platos favoritos, guatitas. Comieron juntos y mi mamá decidió ir a acostarse", contó Marisela en la capilla Nuestra Señora de la Paz, en Maipú, lugar donde fueron velados los restos del músico.

Según versiones de quienes estuvieron con Parquímetro, nada hacía pensar en un desenlace fatal tan prematuro. "Apenas terminó su ensayo salió más enérgico que cualquiera de los músicos que estaban con el, limpió su instrumento, se abrigó y tomó rumbo a su casa", cuenta Javier Benavente, uno de los dueños de la casa de ensayo Sala 214, donde siempre ensayaba Briceño.

Diez hitos que marcaron su vida

Entre todos los amigos, conocidos y gente que trabajó con "Parqui", la mayoría rescató su forma espontánea y divertida de ser.

  1. "Parquímetro". El apodo se lo ganó en sus inicios y fue porque le iba bien tocando en cuanto programa lo llamaban. Así lo evidenció Carlos Helo, quien le dijo "¡Este gana más que un parquímetro!", sellando así su sobrenombre de por vida.
  2. El apodador. Según cuenta Jorge Hasbún, director de los Santiago All-Star, Briceño no perdía la ocasión de bautizar a quien fuera. "Cada vez que podía ponerle un sobrenombre a alguien lo hacía, le salía natural. Me acuerdo de un chofer que teníamos y que siempre quedaba en panne, y le puso 'el chofer del diablo', así quedó para siempre".
  3. Seco para la talla. Lalo Ibeas, de Chancho en pierda, y el maestro Rodrigo Miranda recuerdan que no importaba dónde estuviera, siempre estaba dispuesto a sacarle una sonrisa a alguien. Si era fome la talla o no, daba lo mismo. Una de ellas, la de despertar a los productores que lo llevaban a eventos con el soplido de su trombón.
  4. Desfiles nocturnos. Otro recuerdo de Hasbún son las noches en los hoteles. "No tenía ninguna clase de pudor y siempre que estábamos de gira, junto a (Cristián) Cuturrufo, se paseaban por todos lados en calzoncillos".
  5. La nocturna. Su hija Mariela nos aporta con una costumbre sagrada para su padre hasta el día de su último suspiro. "Quienes lo conocieron sabían que a él le gustaba su 'piscolita'. Y antes que falleciera se fue a sentar al sillón para ver tele con su traguito y como a eso de las 2 de la mañana mi mamá sintió un gran suspiro y me llamó contándome de su muerte".
  6. Amo y señor de la ruta. Con tantos años de circo y giras todos recuerdan lo bueno que era para las picadas en la carretera. "Incluso había una que no me acuerdo como se llamaba, pero le decía la 'poto con tierra', que era la de siempre camino al norte, ahí por La Serena" recuerda Hasbún.
  7. La baja. "Cuando empezó a trabajar en eventos conmigo, ganaba más en eso que en un mes como marino. Entonces, pidió la baja varias veces, pero le decían que no porque era el mejor trombonista que tenía la Armada. Como quería irse, no se le ocurrió nada mejor que fingir un ataque y convulsiones. Le dieron la baja por enfermedad psiquiátrica", contó el maestro Horacio Saavedra.
  8. Sin licencia. Aunque Parquímetro se salió con la suya, igual su jugada le trajo consecuencias. "Como un año después había juntado plata y se compró un auto, un Fiat. Pero cuando fue a sacar la licencia de conducir se la negaron porque en sus antecedentes aparecía que tenía problemas mentales", recordó Saavedra.
  9. Despedida. "Aún estoy choqueado por lo ocurrido", dijo Leo Caprile. Y es que en la noche del lunes, el animador estaba viendo "Pacto de sangre" y tiró la talla sobre el parecido entre un enfermero de la novela y el ya fallecido músico. "Pensé que me iba a llamar en la mañana para decirme cualquier cosa, pero eso nunca ocurrió y luego me entero de que falleció en la noche. Quizás fue la manera en que me tenía que despedir de Parquímetro, tirándole la talla", concluyó Caprile.
  10. Última tonada. El ensayo al que asistió antes de su fallecimiento era para afinar las tonadas que tocarían mañana en el local "Maestra Vida", y ésta, "Cariño Malo", de Augusto Polo Campos, músico criollo peruano.

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