Un liderazgo oportuno y necesario

Ustedes me conocen. Por lo mismo saben que debo confesarme primero: escribir estas líneas no es fácil para mí. Soy un agradecido de la vida y de las oportunidades que me da, así es que debo decir antes de empezar que, en 2018, TVN me ha dado oportunidades con "Rojo", programa del que soy jurado, y con el matinal "Muy buenos días". O sea, desde ya pueden estar seguros de que todo lo que lean estará teñido por mis sentimientos.

Hablo de sentimientos porque me da pena lo que pasa con TVN. Siento tristeza cuando me hablan de crisis o cuando oigo informaciones que están algo fuera de contexto, porque carecen de una mirada comprensiva que ayude a entender de mejor manera lo que está pasando.

TVN está en crisis, es la verdad. Pero en realidad toda la televisión chilena está en medio de una etapa crítica y veo al menos dos razones en eso. Una es la industria publicitaria, que alimenta a todos los medios, que es manejada con mano de hierro por unas pocas agencias multinacionales y que en los últimos tiempos muestra evidentes signos de contracción. O sea, cada vez hay menos plata para igual número de medios. La otra razón es que ustedes, el público, ha cambiado y le exige a los canales hacer mejor su trabajo. Ustedes exigen sin grandes contemplaciones y cuando castigan, lo hacen de verdad.

Ambas cosas, pienso, obligaron a todos, incluso a Mega, que es el número uno, a hacer esfuerzos de calidad, austeridad, encanto y transformación. La televisión no podía seguir como estaba.

En el caso de TVN, su crisis empezó a desarrollarse hace muchos años, quizá incluso antes que Mega en 2013, en un golpe de timón nunca antes visto. Fichó a una exitosa área dramática que partió hacia ese canal privado con años de conocimiento y mucho talento. La prueba está a la vista. Hoy Mega es triunfador casi con las mismas armas que TVN en el pasado, sus teleseries.

En el proceso las autoridades que entonces tenía TVN tuvieron su responsabilidad, porque no fueron capaces de darse cuenta de lo que perdían. Tal vez por eso no pudieron adelantarse al enorme vacío que les quedó. Lo que ha pasado después es, en gran medida, resultado de ese desacierto enorme y la consecuencia de mucha incapacidad para rearmarse de modo innovador y creativo para salir adelante.

En los últimos años uno ha visto a TVN buscar herramientas para mejorar sus procesos y ajustarse a estos tiempos. Han tomado medidas dolorosas. También han explorado modos de competir con armas distintas a las teleseries, como el mismo "Rojo" o el programa "Llegó tu hora" o "Carmen Gloria a tu servicio", que hace la jueza Arroyo.

Quisiera que les funcionara, porque creo que TVN ha sido clave para Chile. Es un canal que ha hecho historia televisiva y que en 2019 cumplirá 50 años. Por eso, y aquí está mi otra pena, no me gusta ver cómo se desarrolló esta especie de batalla política en su directorio, que es lugar donde los mejores deben trabajar guiando a la empresa por el mejor camino.

En la discusión se ha dicho que en el canal hay cargos inamovibles. Sé que eso no es así, nadie en TVN es inamovible, su ley no lo permite. La historia del canal demuestra que siempre se ha podido sacar a sus directivos, como esa vez en que se removió a todo el directorio. El punto es que para lograr cambios radicales, en TVN hay que dialogar y convencer porque lo exige una normativa hecha para favorecer la independencia y la estabilidad de la corporación. A mí eso me parece correcto y positivo.

Hoy el canal está sin presidente de directorio. Deseo de verdad que nombren a quien va a reemplazarlo lo antes posible, porque quien llegue deberá ponerse manos a la obra. Hay mucho por hacer. Hay que trabajar para darle viabilidad a este proyecto que ha sido un patrimonio cultural de todos. Quiero volver a sentirme orgulloso de la televisión pública, cuyo papel es apoyar los valores de la democracia, el pluralismo, la diversidad y la tolerancia, que son valores que a todos nos tocan. Yo quiero dejar de sentir tristeza por TVN y sentir a cambio eso que todos los días me da "Rojo". Ganas de superación, talento y sentido familiar. En dos palabras, mucha alegría.

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