La modelo posó para Vogue por primera vez luego de someterse a un procedimiento estético que le dejó el rostro “deformado”.
Linda Evangelista volvió al modelaje al protagonizar la nueva portada de la revista Vogue en su edición británica. Esto, luego de una criolipólisis que se realizó para congelar la grasa, y que lamentablemente salió mal.
En las fotos, se utilizó cinta adhesiva y elástico para estirar y moldear su cara, mandíbula y cuello. “Esa no es mi mandíbula ni mi cuello en la vida real. No puedo caminar con cinta adhesiva y elásticos puestos en todas partes”, contó la modelo.
“Pero para las fotos... Siempre he pensado que estamos aquí para crear fantasías. Estamos creando sueños. Creo que eso está permitido. Además, todas mis inseguridades se han cuidado en estas fotos, así que tengo que hacer lo que amo hacer”, añadió la modelo en la entrevista.
“Si hubiera conocido los efectos secundarios, que incluye que puedes perder tu sustento y terminar tan deprimida como para odiarte a ti misma... No habría corrido ese riesgo”, dijo.
“Yo sabía lo que valía”
Evangelista también habló sobre el peak de su carrera en los ‘90 y le preguntaron si era consciente de su belleza: “¡No! ¿Sabes qué fue lo que pasó? Era alta y la gente solía decirle a mi madre: “Oh, es alta. Debería ser modelo”. Era eso y que yo estaba obsesionada con la moda”.
“Eso fue todo. Pero también pensaba en otras industrias. A los atletas no les pagan los mismo. A algunos se les paga más por lo que aportan al juego. No era cuestión de pensar que era mejor... Pero yo sabía lo que valía”, concluyó.
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