Los Tres en su mejor momento en Lollapalooza 2025: sin puntos bajos

La banda chilena reafirmó su legado con un show lleno de energía, clásicos atemporales y una ejecución impecable. Con más de 35 años de trayectoria, suenan más afiatados que nunca y dejan claro que la “Revuelta” es mucho más que una reunión: es una celebración de su versión que suena mejor que nunca en vivo.

Desde que Los Tres volvieron a su clásica alineación original y se despacharon un gran primer concierto de “Revuelta” en su Concepción natal, la icónica banda de rock rápidamente concretó una puesta a punto que se instaló no solo como una celebración de una carrera de más de 35 años, sino que también se erige como una bendita fiesta por la reunión de un grupo que siempre funcionó mejor juntos, revueltos y no separados.

En ese sentido, y tras sus exitosas presentaciones posteriores, que los llevaron a recorrer todo Chile, concretando masivos shows en el Movistar Arena y el reciente Festival REC, el fiato entre Álvaro Henríquez, Roberto “Titae” Lindl, Francisco Molina y Ángel Parra llegó a lo que probablemente es su punto más alto desde la creación de sus discos más emblemáticos. Por eso se puede decir que, siendo más viejos, más experimentados e incluso más juguetones con sus arreglos, suenan mejor que nunca en vivo.

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A nadie le debería sorprender que, sobre el escenario, sus instrumentos dialogan entre sí, creando un nexo que el paso del tiempo no ha mermado y, por supuesto, eso los lleva a realizar un show propio de una de las bandas chilenas de rock más celebradas e influyentes de la historia. En mi opinión, la que está en la cima de todas.

Y sin duda, Los Tres está en ese sitial gracias a composiciones inmortales, un despliegue musical tan variado como rico en sonidos y la seguidilla de hits más amplia y reconocida para una banda nacional.

Por eso, a nadie le debiese sorprender que la explosión fue total desde que “Sudapara” dio pie al concierto en Lollapalooza Chile 2025. A partir de ahí, Los Tres realizaron una sucesión de hits, agregaron las cuecas choras que habitualmente rescatan y generaron una selección reducida —de tan solo una hora— de lo que han sido sus conciertos en esta etapa de la Revuelta.

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De ese modo, y con su música retumbando aún mejor que en Concepción o el Movistar, clásicos como “Hojas de Té”, “Gato por liebre” y “La torre de Babel”, que causó una verdadera locura frenética en las primeras filas, fueron solo el inicio de más de una quincena de canciones que sonaron perfecto, dieron espacio para que Parra y Molina demostraran su virtuosismo y también forjaron un gran ambiente con excelentes momentos de efervescencia en el sector delantero, donde estaba yo.

Obviamente, la hecatombe se instaló con canciones tan coreables como “Déjate caer”, “He barrido el sol”, “La espada y la pared” y el explosivo cierre con el ya clásico cover de “Tu cariño se me va”. Cada una de esas canciones es como un viaje directo a lo que la banda nos llevó a experimentar hace más de 25 años, pero también es un recordatorio de que, hoy por hoy, como grupo están en su mejor estado.

Sin puntos bajos, Los Tres hicieron gala de lo mejor que han venido haciendo en el último año, realizando una demostración empírica de que este grupo está disfrutando a concho lo que hace.

Así que solo queda espacio para el entusiasmo con el ya anunciado nuevo álbum original. De hecho, hasta el más Anton Ego de sus críticos debería sentarse a la mesa y decirles: “¡Sorpréndeme!”. Pues de seguro lo harán.

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