Los fanáticos del grupo noventero Locomía están de luto, ya que ayer se hizo pública la noticia del fallecimiento de Santos Blanco López, el "rubio" del cuarteto.
Según Jordi Tarré, el representante de la formación, la muerte del cantante se habría producido este miércoles, por causas naturales, a los 46 años de edad. "No se despertó", fueron sus palabras. "Nos hemos quedado en shock (...) esta pasada noche un fan de Uruguay nos pidió que confirmáramos los rumores que circulaban por internet", agregó.
Vínculo con Chile
Santos se integró al exitoso cuarteto de Ibiza en 1991, para reemplazar a Juan Antonio Fuentes, el otro "rubio" que dejó la banda en pleno apogeo.
Santos tuvo un vínculo especial con nuestro país, ya que su debut en los escenarios como nuevo integrante de Locomía se produjo en el Festival de Viña de 1992, causando furor en la fanaticada.
"Él era uno de los más requeridos para las entrevistas y a quien más pedían las fans. Salían todos los días a saludar a sus fanáticas que se paraban fuera del Hotel O'Higgins y en su show, que fue dos días, demostraron por qué eran un fenómeno de ventas y rotación en radios y discotecas", recuerda Cristián Méndez, editor de La Cuarta y quien por esos días hacía la práctica profesional en el diario La Estrella de Valparaíso.
Sin embargo, fue breve su paso por el grupo de los abanicos y trajes con grandes hombreras, ya que un año más tarde Locomía se disolvió.
Las redes sociales se llenaron de mensajes de pésame dirigidos al artista. "Por mala suerte, hoy toca despedirnos de un ser único que dejó una huella imborrable", tuiteó la cuenta oficial del grupo.
El adiós a un icono kitsch, por Beto Arán, creador de www.los90.cl.
Abrazando una propuesta que apeló a la ambigüedad sexual, pegajosas melodías y extravagantes indumentarias, Locomía hizo bailar con temas como "Rumba, Samba, Mambo", "Locomía" y "Loco Vox".
Una repercusión que se vio coronada con su participación en el Festival de 1992. En la Quinta Vergara desplegaron toda la pirotecnia visual que caracterizó su trayectoria. Poco les importó que uno de sus integrantes apareciera entre las preferencias para Reina del Festival. Conocían su negocio y lo explotaron.
Su estilo musical electro pop, complementado con estrafalarias indumentarias, prominentes hombreras y picudos zapatos, ofrecía un perfil barroco, alimentado de matices medievales que despertaban la algarabía femenina. Elementos que se vieron potenciados con grandes abanicos maniobrados a la perfección. Una distintiva virtud que contribuyó a inmortalizar su sello artístico, entendiendo al factor audiovisual como la primera línea de sus prioridades artísticas.
Sin embargo, como es una tradición en la industria musical, las nuevas tendencias del mercado y la escasa renovación del proyecto, derivaron en la fuga de sus históricas figuras ante la evidente imposibilidad de renovar sus glorias de antaño.
Nunca fueron grandes intérpretes, tampoco voces privilegiadas ni menos grandes compositores. Realidad que no lo hace inferiores ante un trabajo que rompió con los moldes de la escena hispanoamericana.