Comunicadores charlaron con La Cuarta sobre Tenemos que hablar, el nuevo programa que realizan junto a todo su familión por YouTube. En la conversación, abordaron lo que fue uno de los momentos más comentados del primer capítulo. Esta noche se estrena un nuevo episodio.
La semana pasada, Rafa Araneda y Marcela Vacarezza debutaron con su nuevo programa Tenemos que hablar, espacio que se emite todos los domingos y en el que también participan sus hijos.
De hecho, este fin de semana van con un segundo episodio, en el que cual hablarán como familia sobre los permisos. Por lo mismo, en diálogo con La Cuarta, ambos comunicadores se tomaron un tiempo para conversar desde Estados Unidos sobre el éxito que tuvieron en las redes sociales con su primera entrega.
En concreto, ambos sacaron pecho y revelaron cómo surgió la idea de retomar este proyecto, el cual habían comenzado en pandemia, pero que dejaron en stand by cuando se fueron a vivir a Gringolandia, donde actualmente el otrora Tío Conductor es rostro destacado de Univisión, canal en el que conduce el programa Enamorándonos.
“Cuando partimos en pandemia era bien entretenido, pero dependíamos de los invitados, como son habitualmente los podcast, que es gente que lo conduce e invita a otro para hablar acerca de ciertos temas… Ahora quisimos retomar el tema y yo dije, para no depender de invitados, que toquemos temas personales, que se puedan conversar, hablar, temas familiares. Y al decir la palabra familiar, dije ‘¿por qué no con la familia?’”, planteó la psicóloga al diario pop.
Y en esa misma línea, agregó: “tenemos tres hijos grandes con los que conversamos muchísimo, siempre tenemos mucha sobremesa, son muy opinadores, tienen cada uno su historia, sus cuentos, son conversadores, y además son muy queridos también, porque Rafael y yo tenemos redes sociales que son bastante familiares por las cosas que subimos, entonces se han hecho conocidos. Entonces se lo planteamos y todos dijeron ‘ya, bueno’. Hicimos un chat entre todos, para ver qué temas conversar, qué les gustaría hablar. Fueron cada uno opinando y así, listo.
“Es como invitar a la gente que nos sigue en redes sociales, que sigue a la Marcela y que sabe de nuestras vidas, invitarlos a nuestra sobremesa”, complementó el ex animadora del Festival de Viña del Mar.
Luego, Vacarezza complementó la idea al contar que “a veces empezamos con un tema y nos vamos para otro lado y no importa. Entonces claro, es una sobremesa, no somos conductores, somos papá-mamá, no hay roles, cada uno es el que es, libre. Ahora sí hay que ponerse un orden”.
Tras cartón, en medio de la distendida conversación, ambos se refirieron a uno de los temas que generó más reacciones tras el primer capítulo, donde Rafa alegó que Marcela había tomado la decisión de dormir en camas separas.
Por ejemplo, Araneda contó que ese tipo de situaciones las suele contar en su programa en Radio Pudahuel, donde incluso le pide consejos a los auditores, y estos les van relatando sus propias experiencias. “¿Estaban todos de acuerdo conmigo?”, le preguntó su esposa, a modelo de broma. “No, nadie está de acuerdo contigo, claramente”, le tiró la talla de vuelta el conductor.
“Yo me doy cuenta de que son temas mucho más transversales de lo que la gente piensa. Entonces el tema de las camas yo lo dijee en la radio y me di cuenta de que todos tenían una opinión”, agregó Rafa al tomar nuevamente la palabra.
Acto seguido, Marcela se sinceró y contó la verdad sobre por qué tomó esa drástica decisión.
“Hay muchas mujeres que les gustaría separar camas y no lo hacen porque el marido no tiene. Estoy segura de que muchas mujeres están de acuerdo conmigo”, dijo de entrada.
“Son dos camas chiquititas que las pongo juntas, las separo en la noche y después las junto y pongo un plumón arriba y todo, pero son separadas. Pero me costó, sí, me costó años”, reveló. “Estaba aburrida que le roncara”, metió la cuchara el ex Rojo. “No, no es el ronquido. Tú sabes que no es el ronquido, si el ronquido está ahí al lado igual ahora”, insistió Vacarezza.
Por lo mismo, esa situación instó a la ex panelista del Buenos Días a Todos a realizar una confesión sin filtro sobre el tema.
“Duermes a patas abiertas y me ocupabas ahí todo mi espacio. Yo al final me terminó cayendo de la cama y el otro como si dormiera solo. Además que es friolento, entonces se pone plumones, frazadas y yo transpiro al lado, me giro. Y como es fríolento te tira todo para allá, desarma todo. De repente te llega un brazo así en la cabeza. Un desastre. No, si dormir es dormir. Yo encuentro que uno tiene que dormir bien”, planteó.
- ¿Les cuesta hablar mucho de su vida más personal en el programa?
- RA: Es que no son grandes intimidades, son cosas cotidianas, más que íntimas. Yo hablaría más de cotidiano que de íntimo. Y lo que hablamos son cosas del día a día que yo creo que tienden a reflejar a muchas personas.
- ¿Y a sus hijos?
MV: No, porque como no hay pauta y no hay nadie que nos obligue, cada uno se pone sus propios límites. Si a mí me da vergüenza decir algo yo no lo voy a decir. Entonces si ellos cuentan algo es porque ellos se están dando el permiso también para contarlo, es porque no les importa. Entonces cada uno se pone sus límites de qué es lo que encuentran que es privado o no privado, qué se puede contar o no.
RA: El otro día mi hija decía, la Martina, que a ella le encantaba eso, pero para ella el único límite en lo personal era no hablar de alguien que no estuviera presente en la mesa. Ese es el límite de ella. Está bien.
MV: El otro día en el capítulo pasado de las anécdotas, había anécdotas que no iba a contar porque me daban vergüenza y no las cuento nomás. Entonces yo no voy a obligar a alguien a decirle ‘ya, pero cuente eso, cuente eso, pero dilo, dilo’. Cada uno se pone sus límites de qué es lo que quiere que salga o no.
- ¿Todo bien en Estados Unidos? ¿Alguna intención de volver a Chile?
- RA: Uno nunca sabe, pero estamos bien por el momento. Yo llevo 900 capítulos en la televisión americana con Enamorándonos. Este año vamos a llegar a los 1000 en el horario primetime. Entonces también es un esfuerzo que hemos hecho como familia, como profesional, como grupo de televisión que ha dado sus frutos. Y eso me tiene muy contento, muy satisfecho, pero uno nunca sabe lo que va a pasar de mañana.
- ¿Echan de menos Chile?
- RA: Echo de menos. Muchas cosas…
- MV: Pero igual vamos, tratamos de ir por lo menos dos veces al año. Es que uno tiene la familia allá.
RA: Yo hago un programa de radio todos los días con Chile, entonces yo me siento que estoy también hablando de los temas cotidianos, de lo que pasa. Eso a mí me hace muy bien. Me tiene inserto en una realidad que no he abandonado. Estoy súper actualizado.
- Oye, Marce, ¿a ti no te seduce la idea de volver a hacer algo en televisión acá en Chile?
- Es que estoy acá, no puedo, poh.
- ¿Pero te gustaría…? ¿Extrañas la TV?
- Sí, se echa de menos. Se echa de menos. Porque donde estoy ahora viviendo no hay nada, lógicamente.
- RA: Pero la han llamado para hacer cosas...
- MV: Pero unas cosas que no, tú sabes que no. No, no me entusiasmó en esa oportunidad. Además que es complicado, porque además sería la señora de... Para mí, si llegara a hacer algo es porque es la señora de él. Ya. Bueno, en Chile decían lo mismo también, pero eso era mentira. Yo partí antes que tú. Pero aquí sería verdad. Sería, ¿por qué meten a esta? Porque es la señora de él. Entonces, no. Aquí no hay posibilidad