Marcela Vacarezza se confiesa sobre “drama familiar” que salió a la luz en programa con Rafa Araneda: reveló íntima situación

Marcela Vacarezza contó detalles de lo que fue la primera temporada de Tenemos que hablar.

“Ahí me enteré”, reconoce la psicóloga, quien conversó con La Cuarta sobre el éxito que tuvo la primera temporada de Tenemos que hablar, espacio web donde conversa de la vida con el animador y el resto de la familia.

Por estos días, Marcela Vacarezza y Rafael Araneda no dan más de felicidad. Lógico, pues hace un par de días cerraron la exitosa primera temporada de Tenemos que hablar, podcast donde comparten y hablan de la vida con sus hijos, Martina, Vicente, Florencia y Benji.

Luego de 8 capítulos, la propuesta digital del clan la rompió y se acerca a pasos agigantados a los casi dos millones de visualizaciones, por lo que ya confirmaron que sí o sí se viene un segundo ciclo, el cual inicialmente está programado para octubre.

Así lo reveló la propia Marcela Vacarreza, quien se dio unos minutos para hablar sobre esta nueva aventura a la que se sumó junto a sus hijos y esposo. “No puedo estar más feliz porque nosotros nos tiramos a la piscina con un proyecto que no sabíamos si iba a funcionar ni cómo iba a ser recibido por la gente”, reconoce la psicóloga desde Miami.

Además, agrega que “nuestros hijos y nosotros con Rafael sentimos y sentíamos que la gente, sobre todo en Chile, porque el gran público que tuvimos fue en Chile, y el resto fue de acá en Estados Unidos, pero sobre todo en Chile, tenía un cariño especial por nosotros, por la familia, por los niños, que si bien nunca habían estado en ninguna plataforma pública, ellos recibían a través de sus redes sociales comentarios positivos y harto cariño por parte de la gente”.

De hecho, cuenta Marcela, eso fue lo que los empujó a crear el programa de conversación. “Dijimos, bueno, hagámoslo, pero nunca pensamos que íbamos a tener los resultados que tuvimos en un canal de YouTube, que no tenía suscriptores, en una temporada primera que no tenía antecedentes, que no tenía precedentes. Entonces la verdad que haberlo hecho y con los resultados que obtuvimos, es un éxito a todas luces”.

Incluso, Vacarezza apunta a la complicidad que se generó mientras charlaban en el espacio, el que calificó como una verdadera “terapia familiar”.

“Y no solo eso (las cifras obtenidas), sino que realmente, porque una cosa son los números, que son un poco fríos porque son números, pero el tiempo que se da a la gente de opinar, de agradecer lo que estamos haciendo, de decir ‘qué lindo conocer a sus hijos’, cómo nos han sorprendido cada uno dentro de sus propias facetas, de su propia edad. Entonces la verdad es que te llena el corazón porque funcionó, porque no estábamos equivocados y porque toda esta retroalimentación es exquisita. Uno vive fuera, pero siempre yo me he sentido, y hablo por Rafael también y mis hijos, somos chilenos y extrañamos Chile, y por las circunstancias de la vida estamos acá. Pero ha sido una manera de conectarse con el país nuevamente, de estar presente ahí y sentir ese cariño que fue muy bien retribuido al trabajo que hicimos”, complementó.

- Se viene segunda temporada entonces...

- Sí, de todas maneras, la idea es empezar a grabar a finales de septiembre, cuando pueda venir Florencia (se fue a vivir a Chile), y ya estar al aire por la misma fecha o principios de octubre, diría.

- ¿Hubo algún tema que se les fuera de las manos mientras estaban grabando? O estaba todo más o menos planificado de antes?

- No, poh, no. Si es por eso que lo pasamos tan bien. Al final yo lo encuentro como una terapia familiar, porque claro, nosotros sabíamos lo que íbamos a hablar, pero no con qué iba a salir cada uno. Entonces yo me sorprendí varias veces de cosas que no sabía, de hechos concretos o de la manera de pensar de cada uno.

En ese minuto, Vacarezza también recordó uno de los temas que más dio que hablar en este primer ciclo, cuando se enteró “al aire” de una reunión secreta que tuvieron sus hijos con Rafael en plena pandemia. Esto, mientras la familia estaba en Chile y el ex “Tío Conductor” ya vivía en Estados Unidos, pues ya se había ido a trabajar a Univisión.

- Hicieron una reunión por zoom los tres con él, porque no me soportaban. ‘Papá, ¿qué hacemos con la mamá?’. Yo me enteré ahí y yo les dije, ‘¿es broma?’ ‘No, sí, tuvimos una reunión con él’. Yo no sabía. O anécdotas que de repente quizás por su edad la escondieron y que ya más grande las pueden contar. Ha sido como una terapia familiar. Lo pasamos muy bien. Y les gusta. A ver, son jóvenes, de repente es como ‘ay, mamá que hay que grabar, que yo tengo un panorama, que yo quiero salir, que yo me quedé de juntar con este, con otro’. Siempre hay un poco ahí de tratar de encajar los tiempos, que yo te diría que es el único problema que hemos podido tener. Pero el resto fluye, fluye mucho.

- Fue verdad entonces eso de la “crisis familiar” que se habló en uno de los capítulos...

- Claro, claro, pero yo me sigo defendiendo. Es lo que yo les digo, porque, claro, para Rafael fue difícil vivir aquí solo. Pero yo que tenía que lidiar con este monstruo, porque apenas partió la pandemia, era como una sombra negra y uno salía a la calle y más o menos que te ibas a morir por salir a la calle. Y uno llegaba, se duchaba, se cambiaba ropa y nadie sabía mucho del tema, solo que la gente moría por este contagio. Yo lo tuve que vivir con ellos y resulta que para los jóvenes adolescentes haber vivido eso… yo creo que fueron los más perjudicados. Porque están en la época de salir, de divertirse, de juntarse con gente. Uno mayor, no importa, ya tiene su vida armada. Entonces era esta guerra de que ‘a mi amiga la dejan, que a mi amiga esto, que ellas pueden salir, ¿por qué nosotros no? ¿Y hasta cuándo? ¿Y por qué eres tan intransigente?’. Y nosotros vivíamos con la mamá de Rafael. Yo decía esta señora de 90 años se me puede morir si llegan estos niños contagiados. Y yo también, sí. Desconocíamos mucho del tema. Entonces discutíamos harto.

- ¿Lo conversaron con Rafa después?

- Yo no lo podía creer, ahí me enteré (en el programa). Y (en la época de pandemia) yo también hablaba con Rafa y le decía ‘¿qué hago con estas niñitas que me tienen vuelta locas?’. Sí, un poquitito él era el puchimbol de todo lo que estaba pasando. Además que yo les decía qué se quejan tanto. Porque además era bien egoísta de parte de ellas yo encontraba y se los decía: ‘Tienen una casa increíble. Tienen posibilidades de tantas cosas. Hay gente que vive súper apretada, que no tiene dónde pasar el rato. Y ustedes son unas malagradecidas’. No, sí peleamos. Peleamos harto esa veces. Al principio fue más. Después también entendieron, o tuvieron tolerancia a la frustración y supieron que yo no las iba a dejar nunca. No, nos la iba a dejar salir. Pero claro, fue verdad. Y así uno se va enterando de algunas cosas. Después que pasan los años uno cuenta.

- Ya, cuente la verdad: ¿siguen durmiendo en camas separadas?

- Por supuesto, no hay vuelta atrás con eso. De hecho aquí me invitaron a un programa de televisión también conducido por cinco mujeres a hablar de eso. Y cada vez que lo converso, la gente me encuentra razón. Y cuando fui a ese programa, que se llama Desiguales, aquí en Univisión, también. Siempre salgo ganando, así que no voy a volver atrás por ningún motivo. No, pero es también simpático ver cómo lo vieron los niños.

- ¿Alguno otro momento que recuerde?

- El capítulo de Benji, que fue súper emocionante, que fue el último capítulo, porque, claro, si bien uno sabe la historia, vivió la historia con ellos y todo, uno no se detiene a preguntarles qué les pasa a ellos. Qué les pasa a ellos cuando han ido creciendo, cuando ya Benji ya tiene seis años y no seis meses, y cómo lo ven para el futuro. Uno como que se jactara, como que pasan los días, pasan los días, pasan los días, pero en ese capítulo conversamos muchas cosas. Y el que ellos dijeran que se sentían como los papás de Benji, que se sentían con una responsabilidad a lo largo de la vida, que hoy en día también sienten que tienen que ser un ejemplo para él. Todas esas cosas fueron súper interesantes y súper emocionantes.

- Tocaron temas que normalmente no hablan en el día a día...

- Por supuesto, exactamente, y con temas que quizás son más del día a día, pero no sé, por ejemplo, que llegue la Florencia o la Martina y me digan ‘¡Ay, Vicente siempre sale y hace las cosas que quiere!’. Es distinto que digan eso en el día a día, a conversarlo y decir ya, pero ‘¿qué te pasa a ti con eso?’. Y que te digan ‘es que yo lo viví de otra manera, para mí era difícil que me dieran permiso, que no me gustaba’. Es distinto darse el tiempo de repente para los comentarios diarios que pueden salir. Entonces por eso yo digo que fue como una terapia. Ayuda a conocerlos mucho más.

- La última, Marce... ¿cómo te tomaste lo de Florencia y su decisión de irse a vivir a Chile?

- Lo primero, con pena, mucha pena. Uno se cambia de país pensando que se va con la familia, pero también te vas dando cuenta que los mayores pueden empezar a tomar sus decisiones y de fondo. La Florencia se vino acá a los 17 años y si bien nunca pasó depresión, ni estaba llorando por los pasillos de la casa, ella siempre se sintió que su corazón estaba en Chile. Y trataba de ir harto, vez que iba yo la veía muy feliz. Acá también tenía a sus amigos, pero no era lo mismo. Entonces yo sabía que tarde o temprano esta decisión iba a llegar. La lástima es que llegó más temprano que tarde. Y bueno, se fueron dando las cosas y fui a Chile a dejarla el 1 de agosto.

- ¿Dónde se está quedando?

- Ahora, me quedo tranquila porque está en un edificio donde vive su tía también. Ella está en el tercer piso, su tía vive en el octavo, entonces está acompañada, tiene a sus amigas del alma. Le está yendo muy bien con sus redes sociales y con su rol de influencer, así que está trabajando harto en eso. Y está contenta. Y me quedo tranquila que el día que no esté contenta, bueno, aquí tiene su pieza todavía y la vamos a recibir con los brazos abiertos. Ninguna de estas decisiones es irreversible. Pero con pena, por supuesto que con pena. Uno sabe y te dicen que los hijos son prestados, que tienen que volar, pero llegado el minuto uno no quiere que vuelen tan rápido.

- Primera vez, me imagino que se separan como por tanto tiempo...

- Con la Florencia sí, cuando nos vinimos para acá se quedó la mayor, Martina, se quedó en Chile dos años y medio. Y la echaba mucho de menos también, entonces estábamos todos juntos y ahora se me va la otra. A cierta edad es difícil tenerlos a todos juntos, empiezan con sus vidas, con sus proyectos y es difícil. Después nos vamos a quedar con Benji, nomás.

- Ninguna posibilidad de regresar a Chile como familia en el corto plazo por lo que se ve...

- Mientras el trabajo Rafael esté funcionando acá, no, no hay ninguna opción. El día que no exista, Chile por supuesto que es un destino que es el primero en que pensaríamos, yo no sé qué nos quedaríamos haciendo acá si no es así, si no es con un trabajo.

- Ahí tienen una carta siempre bajo la manga...

- No, carta ninguna, porque trabajo allá no hay. Rafael sigue trabajando con la radio Pudahuel, pero bueno, habría que hacer algo, poh. Pero no, acaba de firmar contrato ahora en julio por, no sé, un año y medio o dos años más, así que vamos bien. Lleva mucho tiempo, el programa lleva, no sé cuántas temporadas, partió en agosto del 2019, pero n televisión jamás se sabe, pero eso esperamos (quedarse en Miami). Los planes están ahí.

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