La comunicadora le confesó a Julio César Rodríguez en Podemos Hablar su complejo pasado matrimonial.
Mariela Sotomayor fue una de las invitadas del capítulo del viernes 26 de julio de Podemos Hablar. En el estelar, la periodista conversó con Julio César Rodríguez sobre diversos temas de su vida.
En un momento, el animador le recordó a la ex ¿Ganar o Servir? una frase que ella usó para referirse a sus 13 años de matrimonio: “La boca me ha castigado… me ha caído el escupo en la cara”.
“Mis años de farándula fueron súper dicotómicos, por un lado yo tenía que reportear, pero por otro yo vivía una relación de pareja muy difícil y muy triste”, comenzó contando la comunicadora.
“Muchas veces yo llegaba con los ojos hinchados los días sábados de tanto llorar. La verdad que mantenía una relación de pareja que no era buena, en donde yo permitía que mi autoestima se vulnerara permanentemente”, agregó.
En esta misma línea, agregó: “Mi vida detrás de las cámaras era distinta porque yo tenía que sonreír, tirar la talla, pero detrás yo lloraba, no me sentía querida, lo pasaba súper mal”.
“Ninguno de mis embarazos llegaron a ser felices”
Según conto Sotomayor, vivió violencia mientras estuvo casada: “Fui vulnerada de todas las maneras, muchas veces, y creo que de algo le puede servir a la gente. Lo que puedo decirle a las personas, sobre todo a las mujeres, es que no es necesario desgastarse tanto y dar tantas oportunidades para decir ‘hasta aquí llegó’”.
Y añadió: “Lo que yo he vivido ha sido como una película de terror, porque he pasado por episodios de mucha angustia, y también de mucho estrés. (...) Yo permití faltas de respetos, permití que me ningunearan, y que junto con eso se dañaran momentos súper importantes de mi vida como fue mi embarazo”.
“Sabía que solamente yo era el soporte que iba a tener mi hija, y tenía que aguantármela. Mis tres embarazos fueron terribles, de alto riesgo espantosos (...) Me da pena pensar que ninguno de mis embarazos llegaron a ser felices”, continuó.
Confesó que después de tener a su primera hija, se enteró que su esposo tenía conversaciones con otra mujer: “Me acuerdo que yo lloraba, mi hija no tenía un mes, lloraba en la cocina botada en el suelo. De repente, me tomaba una piscola, y lloraba a grito pelado de la pena que tenía”, finalizó.