“Me puse a sobrevivir”: la impactante confesión de Flor de Rap en La divina comida

La cantante que se presentó en Lollapalooza Chile recientemente se sinceró sobre su dura infancia, confesando que arrancó de su casa a los 14 años y tuvo que delinquir para mantenerse.

El reciente capítulo de “La divina comida” junto a la destacada periodista nacional Alejandra Matus, al actor Claudio Olatte, al ex chico reality Luis Mateucci y a la cantante Flor de Rap. Fue esta última la que contó un emotivo relato que cautivó a los espectadores.

Ángela Lucero Areyte vivió una dura infancia en el norte del país. A los 12 años encontró en la música una pasión y una terapia y no ha parado. Los frutos de su esfuerzo la llevaron a tocar en el festival Lollapalooza Chile.

Durante la conversación en el programa, Flor de Rap profundizó en sus vivencias que la llevaron a arrancar de su casa con tan solo 14 años. Luego del suicidio de su padre, la joven decidió abandonar el hogar.

“Conocí al papá de mi hija mayor y me fui a la casa de él, y ahí ellos me tenían escondida. Porque yo no quería volver a la casa, mi mamá me va a sacar la mierd... Recuerdo fotos del diario en primera plana de niñas que se pierden”, explicó la artista.

Luego, la hermana de su pololo le pidió que volviera a hablar con su madre y que volviera a su casa. Tras intentarlo, la cantante volvió a arrancar pero esta vez debió sobrevivir sola.

“De ahí empecé a delinquir. Me puse a sobrevivir. Me metí a los super, robé cremas, robé cosas, las vendía. Con ese dinero compraba marihuana y vendía pitos, con eso hacía dinero y pagaba mi pieza, pero ¿Qué pasó? Estoy en mi pieza y (golpes de puerta). ‘Señorita somos carabineros’. Y de ahí me llevaron a un hogar del Sename”, relató la joven.

Dejó el centro antes de cumplir la mayoría de edad, porque nuevamente decidió arrancar. “Gracias a Dios no me pasaron cosas a mí, la música me salvó. Las chicas del hogar antes de que yo ingresara, escuchaban algunas de las canciones que yo ya había hecho”, contó.

La periodista Alejandra Matus, asombrada por el relato, le preguntó cómo habría hecho música en medio de todo el caos que vivió.

“Ese fue mi desahogo, esa fue mi terapia cuando murió mi padre. Y de ahí en adelante no paré más”, cerró.

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