Meghan Markle: 100 días de casada

Un hecho palmario es el "efecto Markle". La "meghanmanía", un fenómeno de masas impulsado por los medios. Todo lo suyo es noticia, tanto como las declaraciones de enemigo que, dinerito mediante, articulan "papito" y "hermanitos" (y que ella, dirigida por su nueva familia, los Windsor, resiste con sepulcral silencio). Meghan vino a "refrescar" una anquilosada monarquía.

Por sus señas de identidad -plebeya, activista social, cercana y referente de la moda- y la devoción que le profesan las masas, la ex actriz devenida en "royalty" se erigió en la nueva joya de la Corona. Solaz veraniego.

Una que otra aparición en actos oficiales junto al príncipe Harry (33) y también unos días de romanticismo vacacional junto a una pareja de Hollywood, sus George y Amal Clooney, en el lago de Como, Italia.

Hubo que aprovechar el tiempo: la pareja real debe retomar su agenda pública este 29 de agosto en un acto benéfico para jóvenes con Sida en África. Más allá de las funciones de representación monárquica, la cotidianidad de Meghan desata expectación a raudales.

Este fin de semana, el titular "los duques de Sussex amplían la familia" defraudó en un segundo. ¿La razón? No fue el anuncio de un embarazo, sino de un labrador que se une a su beagle en el palacio de Kensington, la residencia oficial, la misma de Diana. Apuros no hay. Concebir al primogénito no es una presión para Meghan.

A sus 37 años, cumplidos el 4 de agosto, su eventual maternidad es tópico recurrente en el reino. Especialmente por estos días que cumple sus primeros 100 días de casada y Diana de Gales, en un nuevo aniversario de su partida, vuelve a ser un fenómeno medial de alto impacto.

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