“Mi nombre es ‘rico’”: Jared Leto y la experiencia religiosa llamada Thirty Seconds to Mars en Lollapalooza

Jared Leto y la experiencia religiosa llamada Thirty Seconds to Mars en Lollapalooza

Una hora, llegaron y se fueron puntuales, eso duró el espectáculo de la agrupación estadounidense que es más que sólo rock. Fue misticismo, fue alabanza que hizo levantar los brazos a los asistentes y entonar coros como si se tratase de góspel. Una hora de culto bajo una excéntrica aura de divinidad y el poder de un líder de juventud eterna. No queda más que hacerse fiel.

Bajo el atardecer de la primera jornada de Lollapalooza Chile, Jared Leto -guitarra y voz- juntos a su hermano Shannon Leto -batería-, pisaron el escenario Cenco Malls para encontrarse con su fanaticada nacional, haciendo un repaso por los principales hits de su banda Thirty Seconds to Mars, una de las más icónicas del pop rock de la era del 2010.

Leto hizo lo que quiso. Armado de su talento para dominar masas, se dirigió a la audiencia como si se tratase del mismísimo culto que lidera en Croacia desde 2019. Sí, no solo luce como Jesús reencarnado en un hombre de 52 años que está como el vino y que pareciera no envejecer, sino también, sabe manejarse como un mesías frente a la multitud.

Un aura de divinidad en cada nota y esa suerte de conexión con la naturaleza que le permite mover su túnica y cabellera perfectamente sincronizadas al viento, técnica que usa como un recurso estético y artístico a favor de la música y la interpretación. Entregándole a sus fans una experiencia religiosa.

Jared Leto y la experiencia religiosa llamada Thirty Seconds to Mars en Lollapalooza

“Fue hermoso”

No fue en una, sino en dos canciones que decidió invitar a algunas persona del público al escenario para que tuvieran la dicha de ser bendecidos y bailar con él. Dicharachero, Jared dijo varias frases en español, algunas hasta mexicanizadas, “Mi nombre es ‘rico’”, lanzó haciendo referencia al clásico “mijito rico”. Sabía lo que hacía.

El ganador de un premio Oscar, ha participado en 30 producciones cinematográficas, es experto en actuar para impresionar. Se subió a los cielos, a lo más alto que la estructura que el escenario le permitió en una maniobra arriesgada. Pidió a los fotógrafos de diferentes medios que le sacaran una foto con su hermano y sus fieles seguidores de fondo. Por cierto, fue el único show de la jornada en que los gráficos tuvieron acceso a todo el concierto, porque Leto tiene sus propios mandamientos. “Fue hermoso”, dijeron algunos al bajar del stage e ir a la sala de prensa.

Una hora, llegaron y se fueron puntuales, eso duró el espectáculo de la agrupación que es más que sólo rock. Fue una comunión, fue misticismo, fue alabanza que hizo levantar los brazos a los asistentes y entonar coros como si se tratase de góspel. ¿Gusto a poco? Puede ser. ¿Persuasivo? Claramente. No queda más que hacerse fiel creyente. Amén.

Jared Leto y la experiencia religiosa llamada Thirty Seconds to Mars en Lollapalooza
Jared Leto y la experiencia religiosa llamada Thirty Seconds to Mars en Lollapalooza

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