Sorpresivamente, en 1990 el boxeador fue noqueado en Japón por su compatriota James Douglas. Años después "Iron" explicó qué fue lo que había sucedido en la previa al combate.
El 11 de febrero de 1990 el mundo del boxeo descubrió que Mike Tyson no era invencible.
Hasta aquella velada en Tokio, Japón, el norteamericano campeón mundial de los pesos pesados ostentaba 37 victorias y ninguna derrota.
Parecía una presencia divina cada vez que subía al cuadrilátero, donde se transformaba en una verdadera bestia que guiaba a tierra a sus oponentes.
Sin embargo, el estadounidense James Douglas se colocó en la otra esquina y sorprendió a todos al quedarse con los títulos de la AMB, CMB y FIB de la categoría al noquear en el décimo asalto a Iron Mike.
¿Qué pasó ayer?
En su autobiografía "Toda la verdad" (2015), Mike Tyson revela que a veces odiaba sus días como atleta. "A veces me odio. Detesto mi vida y siento que no merezco nada. Nunca quise ser Iron Mike. Odiaba a ese hombre. Pero es el hombre en el que tuve que convertirme para sobrevivir".
En el texto, Iron Mike recuerda la antesala de aquel duelo y reconoce que esa derrota fue causada por su exceso de confianza, su falta de preparación y su alocada vida fuera del ring.
"El 8 de enero de 1990, subí a un avión para volar a Tokio. Pateando y gritando. No quería pelear; todo lo que me interesaba entonces era salir de fiesta y tener sexo con mujeres", escribió.
Luego siguió: "No consideré a Douglas como un gran desafío. Ni siquiera me molesté en ver ninguna de sus peleas en video. Yo había vencido fácilmente a todos los que lo habían noqueado".
"Ese fue mi entrenamiento para Douglas"
Por entonces, Tyson era una estrella que excedía al boxeo: se había convertido en una celebridad mundial a la altura de Michael Jordan, otra de las grandes figuras de los 90.
La fama había cegado al campeón y las drogas y el alcohol ya eran actores principales de sus noches en donde el sexo era el otro protagonista.
"Además de tener sexo con las sirvientas, estaba viendo a una joven japonesa con la que había tenido sexo la última vez que estuve en Japón. Robin (su esposa) salía de compras y yo bajaba a la parte trasera del hotel donde esta joven tenía una habitación", contó.
"Ese fue mi entrenamiento para Douglas", admitió.
Confiado de un rápido triunfo ante Douglas, Tyson apenas entrenó para el duelo y su estancia en la nación nipona fue simplemente para divertirse.
Tanto es así que incluso horas antes de calzarse los guantes siguió de fiesta.
"El día antes de la pelea también tuve dos sirvientas al mismo tiempo. Y luego dos chicas más, una a la vez, la noche antes de la pelea", recuerda en sus memorias.
A pique
Esa noche en Japón Mike Tyson tuvo la peor velada de su carrera hasta ese momento.
En el décimo round besó la lona al no poder soportar los ataques de su adversario quien le robó todos sus títulos de campeón y de paso demostró que no era invencible.
En su biografía, el ex deportista explicó que esa caída le sirvió para enderezar su carrera y tras esa derrota logró hilar ocho triunfos consecutivos, gracias a los cuales recuperó dos de sus coronas de campeón.
"Cuando era joven, era un animal con dinero. Le daba dinero a la gente, a todos, festejaba con todos y tenía sexo con sus madres, sus hermanas y sus primas... orgías. Estaba loco. Estaba tan enfermo y no tenía idea de que estaba tan enfermo", contó en una reciente entrevista.
Según Tyson, esa personalidad de adicto ha podido controlarla gracias a la marihuana. La sustancia le ha permitido alejarse de otro tipo de adicciones como la cocaína, el alcohol y el sexo. "Es algo que me da buena energía, positiva. Necesito encontrar algo que llene la energía que tengo", confesó.