Monse Álvarez revivió la “odisea” que enfrentó cuando viajaba en avión durante el 27-F

Monserrat Álvarez. FOTO: Genérica.
Monserrat Álvarez. FOTO: Genérica.

En el matinal Contigo en la mañana, le periodista procedió a contar dónde se encontraba aquella madrugada de febrero. Si bien no sintió el terremoto, este le trajo una seria de contratiempos.

“Yo estaba arriba de un avión”, contó Monserrat Álvarez en Contigo en la mañana (CHV), recordando el terremoto de aquella madrugada del 27 de febrero del 2010.

“Fue muy impresionante, porque nosotros veníamos de las vacaciones; habíamos ido a México y era un vuelo que era Miami-Santiago”, detalló.

El sismo de 8,8 en la escala Mw sucedió cuando “estábamos en medio del vuelo y nadie se dio cuenta”. Sin embargo, de pronto, emitieron una inesperado aviso: “Estimados pasajeros, a continuación en dos horas vamos a aterrizar en el aeropuerto de Miami’”.

Ahí les contaron que había ocurrido un “movimiento telúrico” en el país, pero no especificaron de qué se trataba, por lo que debieron revolverse a tierras gringas.

“Como te dicen ‘un movimiento telúrico’, uno piensa que es un temblor”, comentó ella al rememorar. Luego, relató que, en ese momento, una azafata la reconoció y la periodista le preguntó: ¿Fue grave o no fue grave?”.

A lo cual la otra mujer le respondió:

—En Concepción, Talcahuano, fue la embarrada.

Monserrat se asustó de inmediato, por que tenía familiares que se encontraban en esa zona, mientras aún le quedaban dos horas de vuelo hacia Miami.

Operación Retorno

“Aterrizamos, bajamos del avión y todos los televisores del aeropuerto con imágenes de Chile”, recordó. Ahí “quedé varada una semana en Miami en que no podíamos volver”. En ese periodo, “nos encontramos con una chilena que nos dijo ‘tienes que ir al aeropuerto a dormir’, porque uno iba todos los días, esperabas un rato y había una lista”.

Ante ese consejo, “nos fuimos con maletas y todo a instalarnos en el aeropuerto, con los niños chicos, todo”. Y cuando ya llevaban como doce horas de espera, les ofrecieron un vuelo a Sao Paulo, que era la única opción para acercarse a Chile.

Así que partieron hasta Brasil, donde fueron recibidos en un aeropuerto poco amigable, de hecho, lo calificó como “pésimo”. Sin embargo, lograron conseguir pasajes que finalmente los llevarían de vuelta a suelo nacional, ya que tuvieron preferencias por andar con cabros chicos.

“Fue una odisea llegar”, remató. “Además con la angustia de que no te podías comunicar bien”.

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