Y tocó en Chile. Mortiis obedece a una experiencia alojada bajo la mayoría silenciosa que hizo de esas tonalidades negras, vidas reservadas e insolentes ángulos de observar la vida, el mejor refugio a sus secretas pasiones. El músico noruego, cultor de un sonido asociado al rock industrial de matices black metal, inyectó las dosis necesaria de teatralidad a una noche no apta para conservadores.
MiBar fue el espacio escogido para rememorar el célebre material "Ånden som Gjorde Opprør". Producción concebida en 1994, responsable de catapultar la carrera del músico cercano a la crudeza escénica desplegada por vocalistas como Alice Coopper y Blackie Lawlles (W.A.S.P), siendo un especial admirador de éste último. Cualidad que ha hecho de su cabellera, máscaras, pinturas y sombría iluminación un sello característico. "En mørk horisont" y "Visjoner av en eldgammel fremtid", canciones de 20 minutos de duración, fueron los soportes para una velada única e irrepetible.
El sector de Santa Isabel fue testigo de las crudas melodías impuestas por el carismático Håvard Ellefsen. Músico responsable de condensar el oscuro tránsito por espacios sónicos cargados de sórdido misticismo. Intenciones alojadas bajo un estilo asociado al Dungeon synth. Género que fusiona la electrónica con góticos sonidos ambientales, capaz de transportarnos a imágenes donde el dolor, melancolía e ira forman parte del abecedario hipnótico del tema. Sin duda, conceptos ligados al mundo underground donde no abundan las grandes cámaras, imponentes grabadoras ni largas filas de seguidores. El lugar donde los puñados se transforman en masa, inspirando esos gustitos de la vida con sabor a felicidad. Mortiis es el fiel reflejo de independencia artística y comercial digna de elogio. Ésa donde el rock supera a la razón.