En el "Pero con respeto" el notero contó sus penurias.
—De la gloria, del escenario, del glamour, de los Oscar chilenos, de la alfombra roja, el Mejor notero, el carrete, el whisky, a la caminata, a la carretera.
Así resumió JC Rodríguez la historia de Nacho Pop sobre la mañana siguiente a la premiación del Copihue de Oro 2017, donde La Cuarta lo premió como Mejor Notero.
El periodista contó varias anécdotas, pero llamó la atención la que vivió tras la ceremonia que se realizó en el Casino Monticello ubicado en San Francisco de Mostazal, al sur de la Región Metropolitana.
—Fuimos a recibir el premio, estaba todo el equipo del Bienvenidos en ese momento, y nos quedamos carreteando.
Nacho Pop recordó que, como el premio se transmitió por Canal 13, "había habitaciones para la gente".
—Nos pasan una habitación y obviamente no nos quedamos a dormir, nos quedamos a carretear.
Ahí, el notero se fue de tarro:
—Estaban Kika Silva, Hugo Valencia. No los voy a nombrar para que no crean que uno anda sapeando… tampoco voy a decir que estaba Matías Vega. Y carreteando, carreteando. Yo andaba con el periodista extremo, uno que trabajaba en Mega.
El carrete se les fue de las manos y de repente eran las 7 de la mañana, momento ideal para ir a tomar desayuno.
Todos aparecieron en el comedor, medio arriba de la pelota, preparando el siguiente paso: el regreso a Santiago.
—Voy a preguntar cuánto sale el transfer a Santiago. Y la niña de la caja dice 'vale 80 lucas'. '¡¿Cómo va a costar 80 lucas?! ¿Es en helicóptero, en avión? Un pasaje a Puerto Varas en avión sale más barato'.
Confundido, Nacho Pop preguntó si había otra opción. Y sí. "La otra opción es que camine a la ruta 5 sur y haga parar un bus que vaya para Santiago", le dijo la recepcionista.
—Todo esto con el esmoquin, con un Copihue de Oro en la mano y peinado como estoy ahora de peinado. No teníamos 80 lucas, la plata la habíamos gastado toda en el hotel.
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Nacho Pop[/caption]
Retorno a la base
Fue cuando el grupo decidió caminar a la ruta 5 sur.
—Imagínate, tú vas por la 5 sur, antes del túnel para entrar a Santiago y ves a un weón de esmoquin con un Copihue de Oro en la mano haciendo parar a todos los buses que van pasando. Y los buses pasan a 100 kilómetros por hora. No paraba nadie.
Entonces vino el golpe de suerte. Les paró un autobús y abrió la puerta al camino de regreso.
—Yo de esmoquin, Copihue en la mano, '¿cuánto vale hasta Estación Central…?'. Y el compadre me dice '3.500'. 'Ya, vamos, subámonos', le digo a mi socio, el notero extremo. Menos mal que dentro del bus venían todos durmiendo y los dos últimos asientos al lado del baño estaban desocupados. Ahí nos quedamos.
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