Los personajes de Montserrat Ballarín y Katy Kowaleczko protagonizaron un fuerte intercambio en que salió más de una verdad a colación.
La relación entre Stella (Katy Kowaleczko) y Francisca (Montserrat Ballarín) ha ido en picada desde que la madre le revelara que dejó a su familia hace veinte años por un amor en Europa.
La hija no ha podido perdonarle tal abandono y, en un gesto desesperado por intentar de recomponer relaciones, la madre le hizo una fuerte confesión: su pareja europea, un italiano llamado Paolo, murió repentinamente hace dos meses, situación que habría derivado en el regreso de Stella a Chile.
“Lo lamento”, le contestó Fran. “De verdad, lo lamento”.
Sin embargo, su hija, bastante afectada, agregó: “Igual no entiendo por qué me tienes que contar esto ahora”.
En vista de ese radical cambio en su vida hizo su vuelta a Chile, para intentar recomponer las relaciones, explicando que su partida había sido bajo la premisa de que “solo se vive una vez”.
Romper una promesa
Fue ahí cuando Fran decidió dar la conversación por terminada. Sin embargo, de pronto, se devolvió:
—Tú decidiste abrir una cosa y no entiendo: ¿a qué estás jugando, realmente? ¿Te quedaste sola? ¿Ahora no tienes nada más en el mundo y tienes culpa? Explícame porque no entiendo.
—No, no es culpa, es asumir la realidad y ser honesta con uno misma: soy una mujer madura que tiene una hija... Nunca debí abandonarte, lo siento, pero no puedo echar el tiempo atrás.
Luego, lanzo: “Francisca, yo no voy a cumplir mi promesa: voy a seguir acá”, a pesar de que se iba a ir del país y dejaría “tranquila” a Fran, “pendiente de tu padre (Arturo) y de ti”.
Y remató:
—Soy tu madre y, aunque no te guste, tendrás que acostumbrarte a eso.
—Ok, tú puedes hacer lo que quieras.
Revive acá el momento
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