Corrían los años 90 y 2000, los ejecutivos de televisión parecían que eran unos verdaderos marcianos: soñaban, vivían y respiraban televisión. Algo que hoy pongo en duda, no en todos, sin embargo nadie se acerca a aquella época.
Por ejemplo, no puedo creer que ningún canal de televisión abierta haya comprado los partidos del Nico Jarry. Gran tenista chileno, que lamentablemente perdió la final del ATP 250 de Sao Paulo ante Fabio Fognini, ayer domingo.
La verdad es que me preocupa que estemos rodeados de ejecutivos que vienen de mundos tan distintos al de la televisión. Un ejemplo clarísimo es el de ayer: los amantes del tenis y todos queríamos ver al tenista chileno.
No todo es fútbol, no todo son los premios Oscar, no todo es "Soltera Otra Vez" ni "Perdona Nuestros Pecados".
Se echa de menos a los Cristián San Miguel, a los Gonzalo Bertrán, a los hermanos Pavez, así como extraño a Jaime de Aguirre en sus mejores momentos y con un equipo de lujo.
Atinen, muchachos, apoyemos al deporte, enseñémosles a nuestros niños a amar Chile no sólo con la camiseta de la Roja. Desde ya, empiecen a ver dónde juega su próximo campeonato Nicolás Jarry.
Pucha que extraño la flexibilidad, a todos esos monstruos de la TV, a Claudio Vucovich, te extraño televisión cuando corría sangre por tus venas.
Anhelo esa televisión que transmitía cada partido del Chino Ríos, del Nico y de Fernando. ¿En qué están pensando, estimados señores de la televisión? Se los pregunto con todo el respeto del mundo, quizás me dejo llevar por la pasión, pero estoy seguro de que no soy el único.
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