Actor le da duro a la amargura en Misántropo, obra que lo trajo de vuelta a las tablas. "Me había alejado por decisión personal. Quería respirar un poco", confiesa.
"Cuántos hemos querido salvar a nuestros amores, diciendo conmigo va a cambiar y ¡no cambian!", admite Pancho Melo a propósito de Alceste, el personaje que lo tiene de vuelta en el teatro con la obra Misántropo, del famoso autor francés Moliere, pero enchulada por el escritor chileno Rafael Gumucio.
Barbón y malas pulgas, igualito que su actual rol de Óscar León en la teleserie Isla Paraíso (Mega), el actor está maravillado con seguir jugando al odioso y, a la vez, enamorado de una poco santa mujer a la que le perdona todo.
"Es un personaje al que el amor lo supera en su filosofía, critica a todo el mundo, pero a ella siempre la justifica, y la quiere salvar", resume sobre la apuesta con funciones en el Teatro Municipal de Las Condes, hasta el 14 de julio y donde comparte escena con Paloma Moreno, Álvaro Espinoza y un tremendo elenco.
- ¿Te tocan puros gruñones, alguna relación con la realidad de Pancho Melo?
Jajajá, tengo mi carácter, pero el transitar tanto rato en estos personajes me ha generado lo contrario, me obligó más a mirar las cosas en positivo. Entonces, en la casa no hay nada que descargar, está todo bien, parejito, y mi negrita está feliz.
- ¿Qué te hizo volver a las tablas?
Me había alejado un poco del teatro por decisión personal. Quería respirar un poco, además con la edad me siento como viejo, jajajá. Así como pasa el tiempo, he empezado a valorar más los espacios de ocio, estoy más tranquilo y me gusta gozar lo que estoy haciendo. Quiero divertirme haciendo teatro.
- En TV la estás rompiendo como galán hace rato...
Claro, yo soy el galán maduro y lo paso muy bien, pero los galanes de verdad son otros, los jóvenes, el Nico Oyarzún por supuesto. El trabajo en Isla Paraíso es encantador, lo pasamos muy bien haciéndola y eso se nota en pantalla.