Si bien, la duquesa de Sussex tiene el cabello natural con muchos rulos, a ella le gusta llevarlo con ondas o liso, y aprendió con los años a mantenerlo sano pese a los tratamientos de alisado que pueden agresivos.
El cabello de Meghan Markle es una de las partes de su cuerpo que más le piropean en todo el mundo. Y es que el largo, su brillo, las ondas perfectas, su color y lo sano que luce, es como para ir y preguntarle cuál es su secreto.
Hace unos días estuvo en la presentación de los Juegos Invictus en Canadá y, a pesar de que cubrió su melena con un gorro de lana, recibió todo tipo de elogios a través de las redes sociales.
Lo que no todos saben es que la duquesa de Sussex tendría una obsesión con su cabello desde muy pequeña, y logra mantener su “moreno chocolate castaño” -como definieron su color en la peluquería Highbrow Hippie de Los Ángeles, Estados Unidos- con varios cuidados.
Habría aprendido tips en los sets de grabación
Su papá Thomas Markle -con quien no se lleva bien- contó en una entrevista que se levantaba alrededor de las cinco de la mañana para peinar a su hija, que era exigente con cómo se veía su pelo. “Cuando quería alisarse el cabello, le llevaba horas hacerlo antes de ir a la escuela”. Así lo informó La Nación.
El director de iluminación también reveló que vivió algunas situaciones de racismo porque según él les costaba encontrar peluquerías: “Probamos con varios, pero nadie nos recibió porque yo era un hombre blanco con una hija mestiza”, explicó.
Cuando Meghan aprendió a peinarse y maquillarse sola, lo hacía mientras esperaba a su padre en los sets de filmación. Uno de sus secretos sería usar un fortalecedor semipermanente de queratina, una proteína esencial para uñas y cabellos, que penetra en las cutículas del cabello y suaviza su tallo. Aunque no especificó la marca ni el nombre del producto en sí.