La modelo que escribió un libro al respecto llamado “Mi cuerpo”, conversó con la revista Vogue sobre diversos temas, como el hecho de destacar por su belleza.
Emily Ratajkowski conversó hace unas semanas con la revista Vogue, donde fue portada. Y en la extensa entrevista habló sobre su imagen de bomba sexual.
Cabe destacar que hace diez años, se estrenó el video de la canción “Blurred Lines” de Robin Thicke, Pharrell y T.I. , donde aparece bailando semidesnuda junto a otras jovenes.
Su participación en aquella producción fue tan polémica que acusaron a los artistas de cosificación de las mujeres que en él aparecían. De hecho, en 2021, la también actriz escribió un libro autobiográfico sobre este tema llamado “Mi cuerpo”.
“Cuando miras los ejemplos de muchas mujeres jóvenes ‘poderosas’, en muchos casos son personas que han capitalizado de alguna manera su sexualidad, al menos en la esfera de la cultura pop”, reveló a la revista.
Y añadió: “Celebramos a estas mujeres pero a la vez las aniquilamos y las condenamos al ostracismo’. No estoy diciendo que haya que sacar un rendimiento económico del cuerpo o la sexualidad, porque no creo que eso te vaya a conducir necesariamente a la felicidad, pero lo cierto es que a mí me llevó a un lugar en el que pude escribir mi ensayo y a la gente le importó mi relato”.
En esta misma línea, sentenció: “Lo que considero injusto es avergonzar a las jóvenes por ver el mundo tal como es y aprovechar las oportunidades”.
El complejo de virgen-prostituta
Además, confesó que: “No creo que haya que darle la vuelta a la tortilla y culpabilizarlas por perpetuar estos esquemas. Durante mucho tiempo, pensé que lo máximo que podría hacer con mi vida era básicamente ser un objeto sexual y, a mediados de la veintena, me dije: ‘Dios mío, soy tan infeliz’. Y entonces empecé a escribir. Era una manera para mí de descubrir cómo me sentía y entender la evolución de mis creencias políticas”.
Y reveló que: “Creo que las mujeres jóvenes están constantemente lidiando con esa tensión entre querer impresionar con su atractivo a hombres que ocupan posiciones de poder para obtener oportunidades y, a la vez, procurar no traspasar una frontera que las convierta en vulgares. El típico complejo de virgen-prostituta. En ese sentido, no hay manera de ganar”.
“En mi caso, no sabía cómo el sexo podía resultarme placentero. Lo entendía como algo que yo le procuraba a un hombre, porque no entendía mi propio cuerpo, mi propia anatomía”, remató.