“Qué rabia que me da. La conch.... Hacen puras hue…”, explotó la chilota.
Un verdadero “minuto de furia” tuvo la Pincoya en el capítulo de este miércoles de Gran Hermano, donde armó manso escándalo y no dejó títere con cabeza.
Así nomás, pues la chilota perdió el control luego que misteriosamente se perdiera la almohada que utiliza habitualmente como cabecera.
“Por qué me sacaron la funda de mi cama. Esta no es mi cabecera. Estaba rota la mía”, alegó en la pieza ante la atenta mirada de sus compañeros. Por lo mismo, al no tener respuestas positivas, no encontró nada mejor que ir a exponer su reclamo al Confesionario.
“Me sacaron mi cabecera poh. Estoy como la mier… tengo rabia porque me sacaron mi cabecera, no la encuentro. Porque van a dejar las hue… dentro de las piezas, me carga esa hue… no me gustan que me registre mis cosas, me da rabia”, se descargó sin pelos en la lengua.
“¿Quién registró tus cosas?”, le preguntó Gran Hermano. “Los chicos, poh. Y uno de ellos tiene que haber sacado mi cabecera, me las tiraron lejos. Le digo a la Coni que esa cabecera que tiene es mía y me dice que no, que es de ella. Ahora no sé donde mier… está mi cabecera”, insistió.
Momento de alta tensión
“¿A qué te refieres con cabecera?”, le volvieron a preguntar. “A la almohada que va en la cama, poh. No la encuentro. Y no quiero dormir con otra hue… de cabecera porque ahí hay malas energías. Esa es la hue…no quiero otra hue… de cabecera. Quiero la mía. Así que me van a tener que pasar una nueva porque yo no voy a dormir en una hue… usada”, respondió fuera de control.
“No está. No la encuentro. Que rabia que me da. La conch... Hacen puras hue… todo el día me registran mis hue…”, agregó mientras abandonaba la sala. De hecho, ni se despidió y dejó hablando solo a la voz en off del reality.
“No está mi hue… ¿por qué me registran mis hue…? por la misma mier… qué rabia me da. El gusto de tocar mis hue… estas mier…”, volvió a reclamar cuando regresó a la pieza. Incluso, tomó una de las almohadas que tenía a la mano y la empezó a golpear contra la cama.
Por lo mismo, la misma Coni trató de tranquilizarla. “Ya, Pincoya. Relájate. La vamos a encontrar”, le dijo para bajarle un cambio a su enojo.
Sin embargo, Pincoya no se detuvo, así que tomó la decisión de salir de la casa e ir a fumarse un cigarro para calmarse.
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