Fue una de las vedettes más importantes de México, cautivando a miles de hombres durante la década de los 40’ y 50’. Hoy con 90 años sus días de gloria están lejos de su memoria.
En 1948 Yolanda Montes debutó en los escenarios de México siendo bailarina y vedette en los principales teatros de la ciudad. A pesar de su origen estadounidense Montes se convirtió en un ícono del país azteca, llegando a adquirir la nacionalidad mexicana.
Pero no fue con su nombre de nacimiento que alcanzó la fama y por el cual aún es reconocida. Artísticamente Yolanda Montes se hizo llamar “Tongolele”, apodo creado por ella misma y que es mitad africano y tahitiano, esto último en honor a su abuela materna, cuyo origen era tahitiano.
No solamente en su nombre arrastró sus raíces, también lo hizo en su forma de bailar. La vedette declaró en diversas entrevistas a lo largo de su carrera que nunca aprendió pasos de baile, sólo se dejaba llevar por la música y los ritmos sobre el escenario. Esto le hizo ganar otro apodo por parte de la prensa mexicana, “La Reina de las danzas Tahitianas”
Diva del cine mexicano
Su cabellera negra marcada con un mechón blanco y sus ojos felinos eran el look característico de la Tongolele, que junto a sus pasos de baile sobre el escenario capturaron la atención de diferentes productores de cine, llevando su fama a la pantalla grande.
En 1948 protagonizó Han Matado a Tongolele, cuya historia se centraba en un grupo de personas que guiados por la envidia hacia la bailarina intentaban matarla. Este debut como protagonista, a diferencia de sus presentaciones en clubes nocturnos, no tuvo una buena recepción por parte de la crítica quienes la nombraron la peor película del año.
Pero esto no detuvo a la bailarina, por el contrario, continuó con su carrera en el cine participando de 24 películas diferentes, mientras que Han Matado a Tongolele se convirtió en una película de culto del cine azteca.
Reinvención sobre los escenarios
La fama y atracción que generaba en el público no fueron suficientes para mantener a la Tongolele sobre los escenarios. A finales de la década de los 50′ la bailarina decide dejar México y volver a Estados Unidos, esto debido a que la escena nocturna de la ciudad comenzaba a extinguirse.
Regresó en 1966, pero antes de continuar siendo la reina de la vida nocturna decidió enfocarse en su carrera cinematográfica protagonizando otras películas de culto como Las Mujeres Panteras.
En 1970 la vida nocturna que la lanzó a la fama volvió a renacer en los teatros de Ciudad de México, y junto con esta, su carrera como vedette, manteniendo la misma fama y encanto sobre el público que caracterizó sus orígenes.
De la pantalla grande a la televisión
Al igual que en sus inicios su atractivo la llevó a ser parte de diversas películas, su regreso a los escenarios captó la atención de la televisión llevándola a participar en teleseries como La Pasión de Isabel y Salomé.
Poco a poco su carrera se fue apagando, ya no se presentaba sobre los escenarios y frente a las pantallas tuvo apariciones esporádicas como El Fantástico Mundo de Juan Orol, y en Perfume de Gardenias, obra de teatro que la mantuvo en el ojo público hasta el 2013.
Sus días en Puebla
El 2013 fue la última vez que se vio a la Tongolele activamente en un escenario para luego desaparecer de la escena pública. Tras su abrupta desaparición a los 81 años, después de haber sido la reina de las noches mexicanas, los rumores sobre su vida comenzaron a surgir.
En el 2018 corrió la noticia de que padecía Alzheimer lo que había provocado que olvidara sus días de gloria sobre el escenario. Sin embargo esta situación fue en parte desmentida por otra actriz y gran amiga, María Victoria Cervantes, quien aseguró que la bailarina se encontraba en paz compartiendo con sus hijos.
Desde el 2018 a la fecha, lo único que se sabe de la Tongolele es que vive sus días en su mansión de la ciudad de Puebla en México, al cuidado de sus hijos.