Aunque alguna vez creyó que su futuro estaba destinado a la ingeniería en electricidad, carrera que estudió, su pasión por el humor lo hizo replantearse todo. A casi ocho años de su primera vez soltando chistes, hoy enfrenta el primer gran escenario de su carrera.
La faena que tiene por delante Camilo Viciani, o como él se hace llamar, Vicho Viciani, no es menor.
En unas pocas horas trepará al escenario del Patagual para enfrentar de seguro el mayor desafío de su carrera: hacer reír al público en la jornada inaugural del Festival del Huaso de Olmué. En una noche que además contará con las actuaciones de Luciano Pereyra y la Princesa Alba, el ingeniero en Electricidad espera triunfar con la certeza que presentarse allí, por cierto, concita otra escala de atención. Tanto en Viña como en Las Condes u Olmué, son precisamente los comediantes quienes suelen captar los mayores peaks de sintonía.
Pero Viciani tiene lo necesario. Desde hace años que construye una sólida carrera en el mundo del stand up.
De buenas a primeras, eso sí, lo suyo eran los números. En 2004, una visita con su curso del Instituto Nacional lo convenció de estudiar alguna carrera vinculada al área de las ciencias físicas. De ahí que pronto resolviera ingresar al plan común de ingeniería que ofrecía la Universidad de Chile y, más tarde, dedicar sus esfuerzos en concreto a la ingeniería en Electricidad. “Mi motivación era cambiar el mundo desde mi profesión”, comentó hace un tiempo a un sitio del recinto. Pero algo se atravesó en su camino: “Jugando a la pelota me corté el ligamento. Me operé, estuve un mes con licencia y cuando se acercaba la fecha para volver a la oficina entré en una crisis vocacional”.
Desde siempre, a Viciani lo habían delimitado como alguien bueno pa’ la talla. Donde fuera, con amigos y familia, se las arreglaba para hacer reír al resto. Su pasión por el humor lo precede un espectáculo de Coco Legrand en 1996 en el Teatro Monumental. “Ahí enloquecí”, se confiesa. Lo intentaba imitar en reuniones sociales, conocía el show al revés y al derecho. Y entonces, tan pronto dudó de las matemáticas, se preguntó: ¿por qué no intentarlo arriba del escenario?
En las tablas de un bar en la comuna de Providencia tiró sus primeros chistes.
Y se enamoró.
“Ahí salió mi lado ingeniero. Armé un plan y dije que trabajaría un año y medio de forma paralela como ingeniero y como humorista, pero no alcancé ni siquiera a hacerlo un año cuando dejé la otra pega. Renuncié y comencé a hacer shows, me lancé”, explicó al portal de su alma máter.
De eso han pasado casi ocho años. Y en el ínterin, Viciani presentó algunas rutinas en Mentiras verdaderas, participó en La Huincha de TVN y ganó mayor notoriedad gracias a La semana en un minuto, proyecto que se le ocurrió en pandemia y del que grabó 124 episodios.
El Vicho, además, actualmente forma parte de El diario de un apocalipsis, podcast que conduce junto a Pamela Leiva.
Sobre la oportunidad de subirse al Patagual, el comediante sinceró: “Mucha gente me dice ‘oye viene Olmué, después es Viña’. Pero para mí siempre es paso a paso”. Es más, con más calma que otra cosa precisó que “después vendrá más contenido, más festivales, más trabajo, rutinas nuevas. Entonces, sin duda se vienen cositas”.
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