Rafael Araneda y su regreso a Viña: “Me autoimpongo desafíos que van por el lado de hacerlo cada vez mejor”

El animador, que está a días de subirse por novena vez a la Quinta Vergara, conversó con La Cuarta sobre su preparación y cómo ve el futuro del festival.

Rafael Araneda está viviendo la cuenta regresiva para subirse por novena vez a la Quinta Vergara. Después de siete años, el animador volverá a ser el anfitrión del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, esta vez junto a Karen Doggenweiler.

Después de Antonio Vodanovic, Araneda es el segundo conductor que más años ha estado a cargo de la animación del certamen viñamarino, siendo parte ya de la historia del Festival. “Es un honor, un privilegio, un regalo que me da la vida profesional”, se sinceró en conversación con La Cuarta.

Y es que Rafael tiene más que clara la importancia que tiene el evento en el resto del mundo y lo que significa para Chile. “El Festival de Viña es la fiesta musical más importante del mercado latino y de Chile, por supuesto. Desde acá (Estados Unidos) se ve con admiración y respeto del mundo latino. En todos los medios de comunicación que recorrimos con Karen (Doggenweiler), en la gira promocional, nos recalcaban que Viña es una vitrina al mundo del mercado artístico latino. Ser parte de él es un prestigio”, reconoció.

Las claves de Rafa: preparación y oficio

En esta oportunidad, Rafael trabaja de la mano de Mega, que tiene la licitación por los próximos cuatro años. Con ellos lleva meses preparándose para volver a enfrentar el “monstruo”, con reuniones online y viajes a Chile.

“Son horas de lecturas de biografías de los artistas y reuniones on line con el equipo. En las semanas que estuve en Chile puede ensayar con Paola Volpato y Tita Ureta; además de leer libretos con Karen (Doggenweiler). Es una rutina que me permite estar seguro y subir el grado de certezas”, explicó.

Sin embargo, dice que “la principal preparación es la experiencia que uno ha ido recabando; las horas de vuelo. Lo mismo que le pasa a Karen”.

Y de esas tiene bastante. Recordemos que Araneda condujo el Festival mientras estuvo en manos de Chilevisión entre 2011 y 2018. A eso se suman las decenas de galas de Rojo, donde aprendió a manejar a grandes masas de público.

Rafael Araneda

Esta vez, para él, el desafío “es hacer lo mejor posible mi trabajo... es ser la mejor versión de mí y no de otro”. “Me autoimpongo desafíos que van por el lado de hacerlo cada vez mejor”, reconoció.

“Trato de dar confianza y no problemas a los equipos. En todos mis trabajos soy súper riguroso. Me gusta conocer cada uno de los componentes que dan vida a una transmisión monumental como es el Festival. Esto porque la prensa -muchas veces- requiere que conteste por áreas que no siempre me corresponden”, explicó.

Por lo mismo, Rafael siempre está listo para enfrentar cualquier imprevisto. “Ahí se le echa mano al oficio y la improvisación. La técnica es estar preparado lo mejor posible para ciertos momentos donde todo puede fallar. Siempre, eso sí, hay que tener una cartita bajo la manga”.

64 años de Festival

Este 2025 se cumplen 64 años desde el inicio del Festival de Viña, un certamen que a pesar de todo sigue siendo relevante y movilizando a la gente.

Para el animador, es el público el que lo mantiene vivo. “La ciudad es la que hace que esta fiesta perdure; el arraigo, además, que se produce por la energía y la pasión de la Quinta Vergara”.

“Este año el Festival cumple 64 ediciones. Toda una vida. Han desfilado los artistas más importantes. Muchos de ellos ponen en sus currículos que tal año estuvieron en el Festival. Eso me llena de orgullo porque es una fiesta chilena que congrega la atención de todos; es un punto de encuentro, una cita imperdible del verano”, aseguró.

El futuro también lo ve prometedor. De hecho, Araneda dice que en 10 años más ve el certamen “incorporando nuevas tecnologías, pero con la misma fuerza y tradición”.

“El sello está ahí, en su valor histórico, en sus tradiciones, el rugido del público, esa marea gigante que baila, disfruta, canta y pifia cuando no le gusta algo. Eso es Viña del Mar y ojalá esa mística no muera jamás”.

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