Lamentablemente el domingo nos enteramos de una triste noticia, el gran periodista Fidel Oyarzo, había fallecido a los 57 años producto de un cáncer.
Un gran profesional que sin duda dejó una huella en gran parte de los chilenos.
Conocido por su trabajo en Tvn, el "profe taquilla" como le decían sus alumnos de la Universidad Las Américas, quienes tanto lo admiraban, será velado en las dependencias del ex Congreso Nacional e incluso la sala de prensa del Congreso en Valparaíso llevará su nombre y no como un "simple homenaje", sino que creo que es lo mínimo que se puede hacer por el hombre que dejó tal legado en nuestro país.
Es inevitable acordarme de las raíces de este reportero y es que hace años, en un móvil hablando sobre la aprobación del proyecto de ley de las trabajadoras del hogar, se emocionó al aire recordando: "Yo soy hijo de trabajadora de casa particular. Soy hijo de una humilde campesina que murió, que llegó desde un pueblo que se llama Trumao". Palabras que expresó sin pudor, que reflejaban su pesar frente a una situación que le llegaba de cerca. Eso es ser una linda persona, hablar y emocionarse sobre algo sin importar lo que digan los demás o el querer aparentar algo que no es. Estoy muy orgulloso de tu ser, de tu actuar y de demostrar que jamás te olvidaste de dónde viniste.
Claramente el país piensa igual que yo, ya que son miles las muestras de cariño hacia Fidel. Los matinales se llenaron de gente queriendo expresar la admiración hacia este increíble profesional. Como última muestra de cariño, el periodista alcanzó a recibir el premio Rodolfo Paredes, donde se le reconoció a Oyarzo su compromiso con el periodismo, la docencia y televisión pública y con el cual estoy más que de acuerdo.
A pesar que te fuiste tan joven, los que tuvimos el agrado de conocerte y seguir tu carrera, jamás te olvidaremos y siempre serás parte y reconocido dentro de esa linda carrera llamada periodismo.