Este jueves Netflix estrenó el esperado desembarco al mundo real de One Piece, con el que promete de una vez por todas acabar con un historial de “fracasos”. Sobre las claves del proyecto La Cuarta conversó a fondo con Emma Sullivan, directora de dos episodios.
Con apenas nueve años, cuenta Iñaki Godoy en un apartado de su página web, le comunicó a su madre que había resuelto hacerse actor profesional. Ni siquiera el fútbol o el básquetbol pudieron despertar en él un interés tan vivo como el de subirse a un escenario o improvisar lo que fuera frente a una pila de asientos aun a medio llenar. Un puñado de presentaciones le alcanzó para descubrir que lo suyo, desde entonces, sería exponer en público su costado más lúdico, a la espera de su papel soñado.
Mucho antes, concretamente en julio del noventa y siete, Eiichirō Oda había caminado lo suficiente como para convencer a la antológica revista japonesa Shōnen Jump de publicar su propio manga, una compleja historia de piratas que bautizó One Piece. Desde esa primera vez se cumplieron ya veintiséis años, y a modo de resumen, el relato que conduce Monkey D. Luffy persiguiendo el sueño de ser el rey de los piratas devino récord Guinness con la mayor cantidad de copias publicadas de la misma obra por un único autor. Es, también, el manga más vendido de la revista y de toda la historia del país. El monto final arroja sobre 516 millones de copias. Su serie de anime lleva más de dos décadas al aire y hace unas semanas “rompió” Internet con la emisión del capítulo 1.071.
De ahí se explica que el gigante del streaming, Netflix, haya apostado en grande por llevar la franquicia al live action. Apuesta, de todos modos, porque hasta ahora los intentos de Hollywood por darle ese tratamiento a animes que presumen la misma reputación como Dragon Ball, Death Note o Cowboy Bebop acabaron mal, por decir lo poco. Hay quienes, de hecho, sostienen que sin importar la serie, el resultado será idéntico: un fracaso. Su argumento descansa en que estos títulos, los más populares, suelen construirse sobre escenarios fantásticos, verdaderamente difíciles de adaptar con precisión.
Desde luego, Netflix busca probar lo contrario.
Hace unos días, el canal oficial de la plataforma difundió un video que enseña los highlights del viaje de Iñaki Godoy a Japón, y en concreto a las oficinas de la editorial Shūeisha, para conocer en persona al mismísimo Eiichirō Oda. Allí, en una especie de entrevista improvisada, la mente detrás de One Piece le explicó al joven actor mexicano que “hace veintiséis años”, cuando pergeñó su ópera magna, “no era posible adaptar un manga así en una película”.
“Pero en cierto momento, las imágenes por computadora y efectos visuales mejoraron, y así puedes darle vida a cualquier cosa”, de modo que “después de ver muchas cosas, decidí dar el paso. Pensé que si podía hallar un equipo confiable, podríamos adaptarlo para hacer una película”.
Entonces, Oda se delató. Sostuvo que, en realidad, su mayor preocupación era encontrar a alguien que pudiera interpretar de la manera adecuada a Luffy. “Pero vi muchos videos de audiciones, y cuando te vi, empecé a reírme”. Y ante la sorpresa, acaso emoción que denotaba en ese instante Godoy, le confesó: “Eres como el personaje que dibujé en mi manga”.
“No me imagino a nadie más interpretando este papel”, cerró antes de que se fundieran en un cariñoso abrazo.
La implicación del propio Eiichirō Oda en la producción del live action es tal vez el as que guardaba bajo la manga un proyecto que ilusiona como pocas veces con catalizar el flujo que supone el fenómeno One Piece. Por cierto que eso no es todo: detrás hay también un equipo seleccionado con pinzas, un reparto a la medida —como se puede advertir en el caso de Iñaki y Luffy— y un guión que pretende capturar el corazón y espíritu del manga.
De eso, los desafíos que conlleva adaptar una serie tan particular y renombrada, y cómo fue trabajar codo a codo con su creador, el diario pop tuvo la oportunidad de conversar con Emma Sullivan, directora y guionista británica —Holby City, 4 O’Clock Club, Doctor Who, The Watcher—, encargada del tercer y cuarto capítulo del live action —que abarca puntualmente el desembarco de Usopp a la tripulación—:
—¿Qué supone para ti participar en la dirección del live action de uno de los animes y mangas más populares jamás creados?
—Dirigir One Piece es primero un gran honor, tiene muchos fans, pero también es un maravilloso desafío y es un fantástico mundo para llevar a la pantalla. Es realmente una oportunidad para aprovechar.
—Los fanáticos más acérrimos del anime suelen ser escépticos y muy críticos con los live actions. Desde ese punto de vista, ¿cuál crees que es el mayor desafío de adaptar una serie —además tan larga— como One Piece? ¿Es una presión mayor?
—Sí. Pienso que tiene una gran presión y conlleva una gran responsabilidad, especialmente One Piece. Los fans son desconcertantes. Al saber que hay tantos allá afuera que son tan apasionados y que One Piece significa mucho para ellos, una quiere hacer que el show valga la pena. Pero el hecho de tener a Eiichirō Oda a bordo hace que sea más fácil —espero— marcar todas las cajitas (NdeR: como si marcara check en una lista). Tener a Oda supervisando el show es una comodidad y también significa que él está feliz con la forma en que estamos interpretando su mundo. Así que si Oda tenía notas, las cumplíamos. Y siento que al colaborar con él, él tenía una opinión y regrabamos algunas escenas que no le gustaron, de manera que quedara a gusto. Así que creemos que es importante.
—Antes de One Piece, has pasado por varios géneros y distintos tipos de producciones (Doctor Who, The Watcher, por ejemplo). ¿Crees que alguna de estas anteriores experiencias te abrió las puertas para ser escogida como una de las directoras de la serie?
—Creo que hacer shows como Doctor Who o The Watcher, realmente me ayudaron a asegurar One Piece, ya que son shows que también usan muchos efectos visuales. Tienen personajes que tienen muchísimos fans y eso es algo básico, saber bien a qué es lo que vas, pero también hay un lado inventivo en la narración. Es muy entretenido ser parte de algo así.
—Los capítulos que dirigiste abarcan un montón de escenas importantísimas en la trama: la llegada de Usopp a la tripulación, las backstories de Usopp y Zoro, la presentación del Going Merry. También la pelea contra el Capitán Kuro. ¿Qué fue lo más desafiante?
—Todos tienen diferentes desafíos. El personaje de Usopp es muy encantador. Y creo que hay mucho placer en dar vida en pantalla a ese personaje. Es un actor adorable, es muy valiente, tiene un gran corazón. Él logra la emocionalidad del personaje. Para las escenas de pelea, en tanto, es diferente, pero muy divertido también. Porque quieres hacerla muy visual, pero también emocionante. Así que hay aspectos muy desafiantes, pero supongo que como directora mientras más desafiante, se vuelve más emocionante. También quiero mencionar que trabajamos con un enorme equipo de personas, así que el equipo es fantástico. Estás respaldada por cientos de personas siempre dispuestas a colaborar. Así que si hay duda respecto a qué hacer respecto a algo, siempre hay una gran cantidad de apoyo y puedes conversarlos, y siempre se encontrará una solución.
—Acabas de mencionar que Oda estuvo presente haciendo varios comentarios y que, como equipo, lo resolvieron de manera que él estuviera satisfecho con el resultado final. ¿Qué tanto espacio a la creatividad hubo en el proceso?
—Absolutamente. Tienes que percibir un sentido de propiedad respecto al trabajo en cámara. Cuando trabajo con los actores, Oda observa y luego da sus comentarios. Así que en el set yo soy la directora, es mi set. Y realmente disfruto tomar sus planos del manga, y luego los paso a la pantalla. Porque no puedes simplemente grabar lo que está en el manga, debes interpretarlo, y entender el tono de ello. One Piece es muy emocionante y tiene sentido del humor con acción, por lo que es importante la forma en que la cámara cuenta esa historia.
—¿Qué fue lo que te dejó más satisfecha de ambos episodios?
—Creo que la parte más satisfactoria es cuando articulas todos estos talentos, desde actores, diseñadores de producción.... Así como tu propio trabajo artístico que intentas hacer; cuando ves todo eso en pantalla con increíbles sets, buenas actuaciones, emocionantes secuencias, ahí es cuando te sientes más satisfecha.
—Entiendo que conociste la serie por tu hijo, ¿cómo fueron esas aproximaciones; él es un fan? ¿Y qué te pareció a ti su historia?
—Lo primero que pensé cuando vi One Piece fue que el tema principal es perseguir tus sueños, y creo que, pensando en mi hijo, es un mensaje muy positivo y esperanzador para la juventud porque el mundo es bastante sombrío actualmente. Y creo que la gente joven debe sentir que vale la pena intentar hacer las cosas que realmente quieren hacer. Él (mi hijo) es lector de manga, así que es un gran fan, y me ha dejado muy claro que no puedo arruinarlo. Me alegra mucho que haya leído los mangas y que reciba ese mensaje de Oda, que lo guió durante la pandemia.
—Matt Owens (guionista) se la jugó con su personaje favorito. En estos capítulos que pudiste dirigir, y en este tiempo que pudiste conocer mejor la historia, ¿quién te llamó más la atención?
—Tengo que elegir a Zoro siempre, porque tiene tres espadas y es muy rudo, ¡amo su actitud! Es muy cool. Pero siempre me siento culpable porque ahora conozco a todos los actores y siento que todos son mis amigos, y elegiría a cualquiera de ellos. Si fueran los actores, los elijo a todos. Pero del manga, me quedo con Zoro.
La serie live-action de One Piece se estrenó en Netflix este jueves 31 de agosto, a las 03:00 a.m. hora de Chile.
Lee más en La Cuarta:
—¿La calma antes de las lluvias? Revisa el pronóstico para este jueves en Santiago
Temas Relacionados
