La presunta víctima invocó la quinta enmienda y decidió guardar silencio para no incriminarse.
Las autoridades retiraron los cargos contra el actor estadounidense Kevin Spacey, acusado de ataque al pudor y agresión sexual en el estado de Massachusetts, en un caso que había sido debilitado por la propia víctima.
Este resultado era esperado después de la audiencia del 8 de julio, durante la cual William Little, el joven que presuntamente había sido agredido por Spacey en julio de 2016, decidió guardar silencio para no incriminarse.
En una carta dirigida el miércoles al juez, el fiscal Michael O'Keefe, responsable en la isla de Nantucket, donde presuntamente ocurrieron los hechos, dijo que retiraba los cargos "debido a la falta de disponibilidad del testigo que presentó la denuncia".
Esto es una bofetada para el propio O'Keefe, que hasta la fecha ha sido el único que ha acusado a Kevin Spacey, sujeto de otras investigaciones en Estados Unidos y Reino Unido.
Sin embargo, la decisión sólo tendrá consecuencias limitadas en la carrera del actor, de 59 años, que está paralizada desde que se dieron las primeras acusaciones en su contra por agresión sexual, en noviembre de 2017.
En este caso, la estrella de la serie "House of Cards" había sido acusada de haber puesto la mano sobre los genitales de un joven de 18 años en un bar, Little, luego de haberlo invitado a beber, en julio de 2016.
Demanda contra Spacey
La demanda por ataque al pudor y agresión se presentó a finales de 2018, luego de que otras acusaciones de agresión a hombres jóvenes salieran a la luz en medio del movimiento #MeToo.
En la demanda desestimada, todo se desarrolla en torno al teléfono móvil del acusador, que lo utilizó para filmar la presunta agresión y la envió en un mensaje a la que entonces era su novia y a un grupo de amigos.
Examinado por la policía, el dispositivo fue devuelto al joven luego de que fue extraída la información.
Tras ser advertido de que cualquier manipulación del aparato podría acarrear acciones legales, la presunta víctima invocó la quinta enmienda de la Constitución estadounidense, que permite a un testigo guardar silencio para no arriesgar incriminarse.