"En los 80 era una buena alternativa de mostrar rutinas, a bajo costo, con la convicción que el pirateo era un hecho, ya que representaba una forma de difusión".
Cuando aún no termina el duelo del espectáculo por la muerte de Pepe Tapia, llega la noticia de la partida de otro exponente del humor chileno: Pipo Arancibia.
Rápido como pocos a la hora de hacer reír, hábil con la palabra, el doble sentido, la talla oportuna. En sus eventos, donde podía explayarse con su rutina "sin censura", hacía gala del humor de pueblo, ese de la esquina, del asado de fin de semana.
Nelson Arancibia deja un mundo artístico que aún está consternado por la partida de Pepe Tapia. Ambos eran contemporáneos y tenían elementos en común: no discriminaban a la hora de entregar su arte. Para ellos era igualmente respetable un restaurante parrillero que un evento empresarial, donde la plana ejecutiva zorrona arrugaba la nariz, pero al final reía a carcajadas.
Pipo fue del humor en cassete. En los 80 era una buena alternativa de mostrar rutinas, a bajo costo, con la convicción que el pirateo era un hecho, ya que representaba una forma de difusión.
En el Festival de Dichato 2014 demostró su talento e hizo imitaciones que sacaron ronchas. Era su humor, quizás no recomendable para pieles sensibles, pero profundamente chileno.
Un abrazo a su familia y para todos los artistas chilenos que ven cómo se apagan, lentamente, las vidas de importantes figuras del espectáculo.