La diva mexicana Verónica Castro tuvo un aplaudido regreso a las pantallas en la serie "La Casa de las Flores" de Netflix, donde, con su talento, despertó la nostalgia de sus fanáticos y conquistó a las nuevas generaciones.
Para las personas de 35 o más años, Verónica Castro es una figura reconocible y recordable. Protagonista de clásicos melodramas mexicanos como "Rosa Salvaje" y "Los ricos también lloran", Verónica fue una de las primeras divas de la industria televisiva en alcanzar fama no sólo en su país, sino en Latinoamérica y el mundo.
Por esta razón, los nostálgicos aplaudieron el retorno de la actriz de 65 años, que hace una década no formaba parte de ninguna producción, convirtiéndola en una desconocida para las nuevas generaciones.
Toda gran actriz que se respete vuelve a los escenarios de manera triunfal y así lo hizo ella, siendo protagonista del fenómeno mexicano de Netflix, "La casa de las flores", la serie más vista del momento de la plataforma de streaming.
Pese a su casi medio siglo de carrera artística, este proyecto de Manolo Caro le causó reparos a la diva, debido a que volvería a la exposición mediática.
"Mis seguidores van a tener un shock", señaló en una entrevista, antes del estreno. "Comparado con lo que yo hice en televisión, esto no tiene nada. Es como otro mundo. Cuando teníamos que empezar a filmar, me vino un infarto y dije 'creo que no voy a poder'", confesó.
Familia disfuncional
En la serie, Castro encarna a Virginia de La Mora, una matriarca conservadora, preocupada del qué dirán y de mantener su apellido como sinónimo de clase y decencia.
Virginia está casada con Ernesto (Arturo Ríos) y tiene tres hijos: Paulina (Cecilia Suárez), Elena (Aslinn Derbez) y Julián (Darío Yazbek), a quienes busca heredarles el negocio familiar "La casa de las flores", la florería más prestigiosa y elegante de Ciudad de México.
Desde el primer capítulo se desata el caos para Virginia, porque Roberta (Claudette Maillé), la amante de su marido, se suicida en la florería el día del cumpleaños de Ernesto.
Esta muerte comienza a develar los secretos más escondidos de la familia De la Mora, en una comedia negra que aborda de manera magistral temáticas como la homosexualidad, la transexualidad, la infidelidad y el consumo de marihuana.
Fue en medio de las grabaciones que la actriz supo que su personaje le hacía al "oma", lo que le causó gran conflicto, por lo que le pidió consejo a sus hijos, Cristian (el afamado cantante) y Michel.
"Me dijeron: 'Mamá, es lo menos que puedes hacer. Hello. Qué antigua. Lo que menos puede hacer una señora de tu edad en la pantalla es fumar marihuana'. Empecé a checar Netflix y me clavé y dije 'Sí, todo mundo se mete cosas y yo aquí como sonsa'", aseguró.
Y agregó, "siempre me negaba a dar un mal ejemplo en la pantalla porque es por escuela. Te decían: 'No debes de fumar'. Yo era una fumatérica asquerosa, que me fumaba una cajetilla completa o más, y tenía que salirme o fumar atrás del sillón y estarme escondiendo porque no puedes dar mal ejemplo. Ahora es al revés".
Sin embargo, los temores de la actriz nunca se convirtieron en realidad. Al contrario. Su personaje de Virginia de la Mora logró tanta aceptación que los millennials ahora la quieren de mamá. "No sé cómo agradecer a Dios, a la vida, a los millennials, a Manolo (Caro, director). Fue algo extraño, muy bello", declaró Castro.
"La gente joven me recibió fuertemente, más de lo que me esperaba. Se identificaron conmigo. Hay muchos chicos, jóvenes, que se me acercan y me dicen: 'Yo quisiera tener una mamá, o al menos, una tía como tú'".