Si alguien se tomó el pop en serio, ese fue el artista británico que hizo bailar a miles de extraños al ritmo de sus hits. “Si se quieren desnudar, es un buen momento”, lanzó al comenzar el show que duró una hora y media de puro romanticismo, cambios de vestuarios, coreografías sensuales y el carisma de un hombre que encontró en su música una forma de decirle al mundo que es único, y por eso quienes lo vieron estuvieron en la gloria.
Los fans de Sam Smith esperaron cinco años para volver a verlo, en el mismo escenario, pero ahora en sus 30 y con muchos más éxitos bajo el brazo. Hits tras hits, el inglés de mirada tierna no dio respiro a los asistentes. Voz, baile, coreografías y más de cinco cambios de vestuario que combinaban con una escenografía llena de frases revolucionarias sobre la escultura de una silueta gigante.
En el marco de su Gloria the Tour, el intérprete regresó a territorio nacional con uno de los más bonitos, emotivos y completos conciertos que tuvo la última edición Lollapalooza. Puso el público a sus pies siendo él mismo, sin etiquetas, sin los estereotipos de la industria musical que alguna vez siguió, y que sus seguidores agradecen haya dejado atrás porque dio paso a lo que es hoy: una renovada versión de sí mismo, más provocador, seguro y sin miedo al qué dirán.
“Este show es sobre libertad, si se quieren sacar la polera, sáquensela, si se quieren desnudar, es un buen momento”, lanzó luego de cantar “Stay with me”, de su álbum debut “In the lonely hour”, que este 2024 cumple diez años. Con una chaqueta negra estilo militar y hombreras de lentejuelas se subió al escenario para dejar a todos boquiabiertos, una ovación instantánea que se fue repitiendo en cada cambio de look sobre el Banco de Chile Stage, ante asistentes hipnotizados.
Con la camiseta puesta
Cuando dicen que los hombres no tienen shows tan completos como las mujeres artistas -que por cierto, bailan y cantan como verdaderas diosas- llega Smith y hace lo suyo para corroborar que el pop está más vigente que nunca, y demostrarle a sus compañeros cómo hay que jugársela sobre el escenario.
Tanto así que apreció con un vestido negro que dejaba sus hombros al aire. “¡Mijito rico! ¡mijito rico! Nanananana”, le gritaron y él solo atinó a agradecer con sus manos en el corazón. No entendía nada, pero sabía que era algo positivo.
Smith es dueño de una repertorio que recorre distintos estilos para luego traducirlos en pop, desde el romanticismo más puro y desgarrador, hasta lo más sexy que se pueda imaginar, a eso le agrega dance, góspel, electrónica e incluso algo de urbano, lo que da como resultado una propuesta diferente para cada canción. Si decimos que se puso la camiseta de la selección -con su apellido atrás y el número 7- y sacó los pasos prohibidos como un chileno más, suena completamente irreal, pero sucedió.
La gloria del pop
El intérprete cerró el espectáculo con su canción “Unholy”, con un vestuario arriesgado que incluyó lencería, correas de cuero y plumas. Se fue con un aura de divinidad, con la certeza de que está en la realeza del pop y que nadie le quitará su pedestal.
Hay algo en esos artistas más privilegiados que otros y que va más allá del talento: el ángel, el encanto inexplicable que enamora a todos por igual. La noche del 17 de marzo, Sam Smith hizo gala de esa pequeña gran gloria.
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