Cristián Arcos, Nelson Mauri y Pablo Zúñiga cuentan sus experiencias como choferes de la aplicación de transporte.
La gran mayoría de los terrícolas, en algún momento de sus vidas, se ven acogotados con las dudas y tienen que poner el hombro con trabajos que, a lo mejor, no los tenían en su radar o son ajenos a sus labores habituales.
Por ejemplo, no son pocos quienes durante la pandemia, o incluso antes, debieron “parar la olla” con pitutos que un par de años antes, jamás imaginaron. Y en ese contexto, una pega que estaba al alcance y que fue elegida por algunos rostros de la tele a color fue Uber.
Cuando tuvieron problemas para desempeñarse en sus respectivos rubros, en esos que se sentían como pez en el agua, al momento de verse “cortos” se pusieron el cinturón y se convirtieron en conductores de la famosa aplicación de transportes.
Uno de ellos fue Cristián Arcos, periodista que optó por ganarse un par de lucas extras luego de recibir el sobre azul en Chilevisión, a comienzos de 2019.
“Las lucas no me alcanzaban. No había otra razón. Nunca estuve totalmente cesante, pero cuando me echaron era un periodo que era muy complejo. Porque yo hago muchas clases, es lo que más hago, pero el año académico no había empezado, entonces no había forma de meterse en esa área. Tenía la pega en la radio en ese tiempo, en la ADN, pero no tenía otra. Las lucas no me alcanzaban nomás”, reconoce el “tenor escritor” en diálogo con La Cuarta.
Y en esa misma línea, agrega: “me metí porque era una opción para generar plata inmediatamente y seguir costeando los gastos que uno tenía. Como a toda la gente que la echan, cambian los ingresos, pero no los gastos. Estuve como 10 meses más o menos”.
Además, también revela cómo fue su experiencia al volante en el día a día. “Hay gente que trabaja sólo en eso y están muchas horas al día. Yo estuve menos, pero me ayudó. No me salvó del todo, pero me ayudó harto económicamente y también para tener la cabeza ocupada también. Porque cuando pasan estas cosas, una de las cosas que más afectan es la cabeza. A todo lo lógico, que son las lucas, pasas de estar ocupado todo el día a tener pocas cosas que hacer. Y eso la cabeza te empieza a comer”, reconoce el periodista, quien comenzó en Uber en medio del estallido social, y continuó buena parte del año 2020, en plena pandemia.
Sobre el trato con los pasajeros, descasetea que en más de alguna ocasión lo reconocieron. Eso sí, aún se sorprende con algunos comentarios que recibía.
“Un par de veces me conocieron. Pero me llamaba la atención que sea como tan llamativo que una persona… yo no soy tan conocido tampoco, entonces cuando te reconocían me decían ‘¿y usted está haciendo esto?’. ‘Sí, poh. Obvio’, le contestaba. Me llama la atención que les sorprenda. Si uno no tiene pega, se pone a buscar en lo que caiga. Y si lo tengo que hacer de nuevo, lo haré de nuevo. Entiendo que la gente se sorprenda un poco al comienzo, pero me sigue llamando la atención. Como si a uno se le fuera a caer una corona por manejar Uber. Cuando uno no tiene pega, por lo menos a mí me criaron así, busca en lo que pueda nomás. No le veo mayor cuento”, complementa.
Por su parte, a otro que la pandemia y los meses en cuarentena le golpeó el bolsillo fue a Pablo Zúñiga, periodista que se caracteriza por su irreverente humor, y que ha desfilado por variados problemas en la televisión chilena.
El maldito bicho detuvo en su momento varias de las pegas en las que se encontraba, por lo que optó por subirse a su “cuatro ruedas” y pitutear como chofer la de ampliación de transporte.
“He estado como un año y medio sin pega, porque murió, y complicadísimo con todo lo que significa hijos, sin poder aportar y todo. Y en la desesperación, me conseguí el auto y empecé a hacer Uber”, reconoció en su momento.
Sin embargo, la idea duró menos que un suspiro. Así al menos lo cuenta al “diario pop”, donde recuerda su fugaz paso como conductor de la app.
“No pude porque la gente se subía y pensaba que era una cámara oculta, como que yo estaba haciendo algo divertido”, dice en alusión a su faceta ligada a la comedia.
“Se bajaban y me decían que no quería que los grabara”, sostiene.
De todas formas, tras esa fugaz experiencia logró reinventarse y volver a la suyo. De hecho, en el último rato puso sus fichitas en un estudio de televisión junto a su amigo y socio, Roberto Fuentes.
“No me reconocían”
Por otro lado, uno que sí duró un poco más, aunque en una app no completamente idéntica fue Nelson Mauricio Pacheco. En mayo del año 2020, se tiró a la piscina e incursionó como conductor de Uber Eats.
“Decidí hacerlo porque estaba recién partiendo la pandemia, entonces era muy incierto todo. Habían recién sacado del aire el ‘Bailando por un Sueño’ y lo que tenía a la mano era mi camioneta y una cuenta de mi ex novio, así que la aprovechamos”, revela el ex bailarín de Rojo sobre la semana que participó de la aplicación.
Eso sí, a pesar de lo poco que estuvo, igual rebobina el casete para relatar cómo fue esa experiencia.
“Muy agradable, no había mucho stress, pero claramente estar todo el día en el carro no es lo mío. Ni siquiera me alcanzaron a reconocer porque como usaba mascarilla, no me reconocían”, afirma Nelson Mauri, entre risas.
Además, sus días como repartidor de Uber Eats lo “iluminaron” para instalar su propio negocio, el que finalmente se convirtió en grito y plata.
“Tampoco rendía mucho hacerlo en auto, por la relación del gasto de la bencina con la ganancia, además que no era lo mío, pero me sirvió para enfocarme en mi negocio online www.miamistorebynelsonmauri.cl”, asegura.
“Luego de eso hice todos los despachos yo mismo durante toda la pandemia. Seguí trabajando en el auto, pero repartía mis ventas. Por ende, era mi ganancia completa ya que no invertía en pagar delivery. Nunca me dio vergüenza el qué dirán por pasar de un programa de TV a trabajar en Uber, así que todas la energías se alinearon a mi favor, y fue mi mejor año de ventas”, remató.