A sus 96 años, la actriz dice que piensa seguir en la actuación hasta que el físico se lo permita. Eso sí, también mira más adelante.
“A mis 96, ¿qué es el Teatro para mí?...”, se preguntó un momento Delfina Guzmán, quien luego respondió emotivamente: “Es algo a lo que yo me sujeto, estoy amarrada ahí”, por lo tanto, “todo lo que hago tiene relación con eso, o va a tener relación, o tuvo, o me preocupo de que tenga”.
En conversación con La Firme de La Cuarta, previo a la función de Ciudad en que hará de narradora en el Teatro Nescafé de las Artes, la actriz ahondó en su vínculo con las tablas, y con el desarrollo de su vida en general:
“Mi relación con el teatro es muy, muy profunda. Es un amor de haberlo obtenido todo. Además que he tenido una suerte que no la ha tenido nadie; no me importa que no la haya tenido nadie más, pero (es) la sensación de que fui escogida para tener buena suerte. En primer lugar, los hijos que tuve, cuatro bellezas que no te las explico. Después, haber escogido el teatro, que los escogí así, al aire, por alguien que me contó, un amigo; es decir, no tuve una formación que me llevara a preocuparme de lo artístico; mi mamá era religiosa, pero no artística”.
Delfina y la muerte
Con miras al futuro, la intérprete se manifestó sobre el futuro:
“Tengo ganas de seguir haciendo cosas. No pienso parar de hacer cosas. Todo lo que me proponga, y que esté en condiciones físicas de hacerlo, lo haré. Lo que no quiero es estar en la camita, con los ojitos abiertos, de repente cerrarlos y se acabó el asunto; no quiero que sea así, con todos los niños llorando, o peleándose por las cosas... ¡No, no!... No creo que vayan a llorar los niños cuando yo me muera, porque ellos ya saben que me voy a morir; se los dije tantas veces”.
La actriz también se refirió al que, eventualmente, sería su anhelo final, ante la muerte:
“Un sueño pendiente es que el día que me vaya para el otro mundo no me dé cuenta, que Diosito no sea pesado, y no empiece con la sensación de que te estás terminando. No quiero verme terminar, quiero terminar sin darme cuenta. Quiero morirme sin darme cuenta”.
Por último, Delfina declaró con optimismo sobre lo que le depara el destino:
¿Hay algo después de la muerte? ¡El Cielo y el Infierno pue! Por supuesto... Me he puesto muy católica. Me voy a ir al Cielo.