El frontman de la histórica banda protagonizó un emotivo discurso al cierre de su presentación en Belo Horizonte el pasado jueves.
Hubo un sinfín de problemas. Claro, uno ineludible: la pandemia. Por eso, Metallica retrasó su regreso a Latinoamérica por más de dos años. Después, estuvo el tema del recinto, que incluso hizo peligrar un concierto que en principio se realizaría en el Estadio Nacional pero que finalmente se concretó en el Club Hípico el 27 de abril pasado, dejando a su paso una serie de polémicas y acusaciones por la precaria organización. Como sea, Metallica pudo pegar la vuelta a este lado del continente y en los últimos días ofreció su última presentación en Belo Horizonte, Brasil.
Allí, James Hetfield y compañía hicieron lo de siempre: arrasar con una batería de hits que parecen no envejecer. Pero en esta oportunidad, además, sorprendieron con un final con tintes emotivos.
Fue el pasado jueves 12 de mayo, cuando el frontman de la banda, Hetfield, cerró la presentación con unas palabras que abarcaban la salud mental y el autoestima: “Tengo que decirles, no me sentía muy bien antes de venir aquí. Me sentía inseguro”, arrancó.
“Como que ya estoy viejo, no puedo tocar esta mierda. Eso es lo que me decía en la cabeza. Así que le hablé a estos chicos”, agregó enseguida, mientras apuntaba a sus compañeros de banda, “y me ayudaron, así de simple. Me abrazaron y me dijeron si me sentía mal, ellos cuidarían de mi espalda”.
Luego llegó el momento más conmovedor, cuando frente a los más de 45 mil espectadores que repletaron el recinto, Hetfield rompió en llanto. Entonces, sus compañeros de ruta, Lars Ulrich, Kirk Hammett y Robert Trujillo, se acercaron de inmediato para abrazarlo.
“Ahora, viéndolos a todos ustedes allí afuera, sé que no estoy solo y tampoco ninguno de ustedes”, cerró el mítico vocalista de la banda, que los últimos años se vio envuelto en varios problemas vinculados a excesos con el alcohol y adicciones.