El cantante repasó su matrimonio con la periodista argentina, con su altibajos. “No estaba equivocado: llevamos 26 años”, declaró.
Douglas repasó su historia y presente con su pareja de hace más de veinte años, Ana Sol Romero, con quien tiene tres hijas y actualmente vive en Miami.
En entrevista con La Firme de La Cuarta, la pareja se conoció en los tiempos musicales de esplendor el cantante, cuando ella, periodista trasandina, lo entrevistó en Argentina, cuando ella tenía 21 años, y el 27, cuando corría el 1998. Acá el relato de cómo se conocieron:
“La única vez que me aventé con una mujer fue con Ana Sol. ‘No se me puede ir’, pensé. La vi y me encantó. Fue una cuestión muy loca, que nunca me pasó. ‘Es ella’, pensé, ‘la encontré, aquí está'. (Pero) no sabía cómo: ‘¿Le pido el teléfono? ¿Qué hago?’, pensaba. ‘¿Qué se quede a comer?’. Invité a todos su equipo a cenar en el hotel Sheraton de Córdoba. Sentía que tuve onda con ella, porque además estaba súper nerviosa; me hacía una pregunta, le contestaba y después me preguntaba algo que ya le había respondido. Me preguntó si estaba de novio. Se quedó y en el buffet me pegué a su lado. Y no sé dé donde me salieron todas las frases (que le dije), como cuando te pones a componer y dices “qué buena frase me mandé, ¿de dónde la robé?’. Y le dije: ‘¿Sabes? Me encantas, encontrarás que estoy loco, que a todas les digo lo mismo; piensa lo peor de mí, porque así te vas a ilusionar en vez de desilusionarte... Serás la abuela de mis nietos... acuérdate’. Intercambiamos teléfonos y yo la llamaba y la llamaba”.
Por un tiempo, Douglas y Ana Sol mantuvieron un diálogo a distancia, hasta que una contingencia permitió que, acompañado por un primo suyo, él fue a visitarla, según relató:
“En esa época yo no podía salir de Chile porque tenía pega en todos lados. Y una vez teníamos un evento en Antofagasta, hubo un aluvión y se suspendió. Ese fin de semana compré los pasajes y me fui a Córdoba. ‘¿Qué haces este fin de semana?’, le dije... No estaba equivocado: llevamos 26 años”.
Sobre el choque cultural de provenir de países vecinos, él planteó:
“El choque cultural entre Argentina y Chile fue fuertísimo. Ana Sol viene de una familia súper matriarcal; allá las mujeres son muy heavy, bravísimas, de carácter fuerte, muy ellas. Pero nosotros nos complementamos súper bien. A ella le gusta que soy súper seguro y decidido. Si hay que hacer algo, no dudo, así como cuando le dije ‘tú eres‘. Le encanta. Por otro lado, me encanta cómo ella es muy buena administradora de todo. Sus fortalezas son mi debilidades, y mis fortalezas son las debilidades de ella... La encontré, era la persona del mundo para mí; entre 7.000 millones de personas, tuve la fortuna de reconocerla”.
Ya casados, en un momento al cantante le surgió la chance de vivir en México, pero “por razones familiares”, el prefirió no continuar con ese plan, según repasó, y de hecho, antes, en el mismo Chile enfrentó una situación similar:
“Había que permutar muchas cosas que no estaba dispuesto. Estaba recién casados y me iban a inventar un romance con uno de los duetos que grabé, con la actriz Irán Castillo, y todo lo hablaban delante mío como si yo no estuviese, y decían: ‘Irán no está con nadie, los podemos llevar a un restorán, que les saquen unas fotos y se invente un romance...’. Antes, en Chile, cuando presenté polola fue un problema con Sony. En 1998 los artistas ‘no pololeaban’, estaban casados pero nadie sabía. ‘Yo no soy una estrella, soy un cantante romántico’, pensaba. ‘Y si tengo una polola, no voy a andar ocultándola; qué feo’. Lo decía y me generaba problemas con la compañía. No era tan chico cuando grabé, no era que pudieran hacer conmigo lo que quisieran”.
El presente de Douglas y Ana Sol
Sobre la “receta” para continuar juntos y enamorados con los años, él reflexionó:
“Todas las parejas tienen sus más y menos, pero nosotros con Ana Sol estoy convencido de que tuvimos la fortuna de encontrarnos, porque la vi y supe que iba a ser la abuela de mis nietos, y ya se va a cumplir. Llevamos muchos años juntos y hemos pasado pandemia, terremotos, luchado juntos y apoyado mutuamente. No puedo dar una receta. Nosotros hacemos cosas que muchas parejas no hacen: nos necesitamos y nos llamamos todo el día. Necesitamos saber del otro. Empezamos con los problemas cuando llevamos mucho tiempo separados; pero estando juntos, la verdad es que no. Tenemos nuestros más y menos, pero hemos ido acoplándonos, cambiando y madurando. Mantenemos cosas desde siempre y hemos mejorado otras. Podemos estar en una montaña rusa, pero siempre estamos ahí”.
Sobre al tiempo que pasan juntos y a quién lleva las finanzas del hogar, el artista contó:
“Tengo muchas cosas para hacer, pero que no tienen que ver sólo con el trabajo. Me gusta estar ocupado y estar mucho en la casa, con mi mujer y mis hijas. Comparto riquísimo tiempo con ellas, especialmente los fines de semana. Y con Ana Sol estamos todo el día hablando, mucho tiempo juntos. Cuando ella hace un proyecto como, por ejemplo, ahora un podcast, estoy detrás, la ayudo con la producción y las risotadas que escuchan son mías. Y ella igual: cuando tengo un lanzamiento, está detrás de todo. No pienso mucho en el futuro, estoy mucho en el aquí y ahora. No soy muy amigo del teléfono; salvo cuando estoy en el baño, que es cuando más lo uso, porque estoy solo. Pero en el resto del día me gusta estar en el presente. Ana Sol es ordenada con la plata. Yo disfruto. Tomó ese rol de manera natural, administra muy bien, y yo gasto muy bien, jaja. Es al revés de lo que podrían pensar. “Ordénate”, me dice y es la que maneja el tema de la economía”.
En cuanto a la rutina familiar que llevan, él comentó:
“Antes no lavaba ni un plato, porque en Chile teníamos a nuestra nanita, que estaba todo el día, y además teníamos a quien cuidaba a las niñas, y al jardinero. Hacían todo, éramos muy regalones. Pero en Estados Unidos es ‘tú hazlo solito, arréglate todo’. Cada uno tiene su labor. En la mañana me encargo de las niñas porque la Ana Sol no es madrugadora. Yo estoy siempre a las 7 AM despierto, haya o no colegio, con energía. Duermo muy poco, cinco o seis horas. Y ella, en la tarde. La Ana Sol cocina en la semana, pero el fin de semana la mamá no hace nada, y soy yo el que cocina, asados o algo en la parrilla”.