En su defensa, el comunicador aclaró que no le entran balas. “Vengo de las grandes ligas del pelambre”, sostuvo.
Una ola de amenazas se generó tras los dichos de Roberto Dueñas en el marco del estallido social.
Corría noviembre de 2019, cuando el exesposo y manager de Marlen Olivari criticó a los jueces que fallaron a favor de que las policías se abstuvieran de usar “armas letales” en medio de las protestas.
Sin cuidado alguno, el actual comunicador expuso a uno de los jueces que tenía a su hijo en el colegio San Joaquín e, incluso, repetía que se trataba de un estudiante de segundo medio. “Le estoy hablando a usted, don Juan Carlos”, comentó en Mi Radio.
“Si ustedes no se ponen los pantalones, nosotros como ciudadanos los vamos a obligar a que se los pongan y, si no se los quieren poner, agarren sus cosas y váyanse. Yo no sé si llegan tranquilos a sus casas en la noche”, advirtió Dueñas en aquel entonces.
Las consecuencias no tardaron en llegar. Un extrabajador de la radio serenense que estuvo en esa transmisión, señaló a El Mostrador que fue una “bomba atómica de amenazas por WhatsApp (...) Lo mínimo que nos decían es que vendrían a quemar la radio”.
De hecho, la emisora tuvo que cambiarse de domicilio y “Peluche” terminó formalizado por delitos contra la autoridad y amenazas a un menor de edad. De acuerdo a un reportaje del citado medio, la causa todavía sigue vigente y Dueñas tiene prohibición de acercarse a las víctimas.
El regreso de Dueñas a Coquimbo
Rocío Barraza, periodista que trabajo con Roberto Dueñas en la mencionada radio, recuerda su “humilde” retorno a la Región de Coquimbo, luego de su largo y mediático paso por la capital.
“Llegó muy humilde, con un espacio que se llamaba ‘Los Dueños de la Tarde”'. Quería hacer algo nuevo en medios y le abrieron las puertas. Venía como en la onda de reinventarse. Eso fue lo que vendió. Y en un principio fue así”, afirmó la profesional.
Sin embargo, con el correr del tiempo, las cosas habrían cambiado radicalmente. Así lo aseguró otro ex trabajador: “Cuando anda buena onda es un encanto, pero si lo pillas atravesado es un energúmeno, una bestia, como ese típico director de televisión antiguo que es medio rayado, gritón y termina echando puteadas a medio mundo”.
“Créeme que si en ese tiempo hubiera estado la Ley Karin, lo hubiera denunciado”, complementó una cuarta persona que trabajó con él.
La fuente anónima explicó que “en mi proceso de desvinculación, esta persona (Dueñas) me chasqueó los dedos y me dijo que, si él quería, yo no volvía a trabajar en ninguna radio de la región. Lo mismo hizo con otros compañeros. Siempre con voz amenazante y golpeando la mesa”.
“Lo que más me incomodaba era el miedo que generaba en los trabajadores. Cuando terminaba un programa todos empezaban a correr. Yo decía ‘pero si este tipo no es Dios’. He trabajado en muchas partes, pero nunca vi un clima laboral así”, continuó.
La defensa de Dueñas
Contactado por El Mostrador, Dueñas sostuvo que las fuentes consultadas eran sólo personas que hablaban “pestes” de él.
“Vengo de las grandes ligas del pelambre. Me despertaba a las mañanas y me hacían pico en Las Últimas Noticias, en los matinales, en todos lados. Soy de la farándula dura, no soy un potrillo, escriban lo que quieran”, sentenció.