Tras unos primeros años como galán de melodramas, la carrera del actor ha sumado distintos papeles con personajes derechamente “sicópatas”, según comenta a La Cuarta.
El horror llegó a su clímax en Secretos de familia (Canal 13) luego de que fuera revelada quién asesinó a la joven en torno a quien gira la historia, Sara Valdés (Florencia Berner), la menor del oscuro clan. ¿El culpable? Pues resultó ser Alfonsito, interpretado por Simón Pešutić (31), que también ha perpetrado otras muertes a lo largo de la trama.
Alfonsito no soló asesino a Sara, su prima, sino que también abusó de ella, luego que la joven lo sorprendiera buscando su diario de vida, por lo que él salió tras ella y terminó matándola, armando una escena en una falta escena para hacerlo pasar por su suicidio, a pesar decirse “enamorado” de la adolescente. Así, ha quedado al descubierto el principal “sicópata” de la trama, luego de confesarle los hechos a su pedófilo abuelo, Octavio (Pancho Reyes), habiéndolo retenido y torturarlo sicológicamente.
Si bien esta teleserie nocturna fue grabada hace tres años, hace unos meses Simón también interpretó a Vicente en Generación 98 (Mega), melodrama en que también su papel tuvo un giro siniestro tras un amorío con Loreto del Valle (Ignacia Baeza), y termina matando a “Moco” Rodríguez hacia el final la historia y luego muriendo en un tiroteo.
En diálogo con La Cuarta, el actor analiza el camino que ha tomado su carrera, tras una década haciendo de galán, desde Pobre rico (TVN), pasando por Sres. Papis (Mega), hasta Si yo fuera rico, aunque tomando ya matices más oscuros en Juegos de poder, y volviendo al rol de guapetón en La ley de Baltazar, y ahora ya sumergido en el rubro de los villanos.
—Ya en Generación 98 tuviste un rol medio de “psicópata”, al igual que en Secretos de familia… ¿Qué ha significado para ti incursionar en papeles más allá de “galán”?
—Estoy súper agradecido. Pero siempre he estado muy agradecido de la oportunidad que se me han dado en todos los proyectos en los que he podido participar. Lo primero que se me viene a la mente cuando se me pregunta acerca de mi trabajo —pero particularmente en este momento en el que estoy viviendo— es que no hago otra cosa que estar agradecida agradecido y recibir el cariño y las oportunidades con los brazos abiertos. Pero desde un lugar, sin ánimo de falsa modestia, muy, muy, muy, muy agradecido. Ha sido un placer poder tocar otras teclas, tanto en Generación 98 como en Secretos de familia, dos personajes a los que les guardo mucho cariño, a pesar de lo malvados que terminaron siendo. Me han parecido súper atractivos.
El actor también acotó que Secretos de familia fue grabada hace tres años, por lo que entre medio ha tenido otros papeles menos zafados. “Hoy día estoy en Mega, y estoy muy bien, y en ese sentido quien me ha dado la oportunidades ha sido la Quena (Rencoret, directora ejecutiva de Área Dramática de Mega))”, destacó. “Y en esta en esta pasada por el 13 también fue una oportunidad súper grande y me siento súper súper agradecido”.
La “bulimia” de Simón
—¿Cuál ha sido el mayor desafío de estos papeles?
—El personaje de Secretos de familia es más bien un psicópata en toda ley, hecho y derecho. El desafío tiene que ver con muchas cosas; o sea, primero, es tocar una tecla a la que no estaba acostumbrado. Ya desde ese lugar es súper desafiante. Lo segundo, uno de los principales desafíos en lo personal era hacer un ejercicio un poco bulímico de las emociones. Uno en ficción trabaja con emociones y a veces es muy difícil no llevarse eso a la casa, uno absorbe muchas cosas. He tratado a lo largo de mi carrera de siempre hacer este ejercicio medio bulímico con el ego y, al mismo tiempo, con las emociones: “OK, voy a grabar, absorbo todo esto, porque es inevitable, hay teleseries más dramáticas, independiente del personaje que a uno le toca interpretar, y llego a mi casa y trato de deshacerme y de vomitar todo eso”. En esos dos personajes en particular fue un desafío súper grande llevar a cabo este ejercicio, porque efectivamente (son) desgastantes y absorbentes desde ese lugar.
Un segundo punto que complicó a Simón fue que la personalidad de personajes como Alfonsito y Vicente está “muy alejada de mi propia realidad, manera de ser y de comportarme”, asegura.
—Tuve que buscarle una vuelta. Me parece súper claro que, en algún momento en cuanto a la preparación, dije: “No se parecen absolutamente nada a mí ni en mi manera de comportarme ni de hacer, por lo tanto, los voy a encarar desde el juego ‘me disfrazo de esto’”. Fue una experiencia súper entretenida, lúdica. Fue como decir “esto no tiene nada que ver conmigo, vamos a hacerlo desde ese lugar, vamos a jugar”. Y jugué y lo pasé súper bien finalmente. Fueron muy, muy, muy entretenidos.
—¿Qué técnica aplicas para sacarte de encima a personajes con esas cargas psicológicas después de actuar?
—No sé si aplico alguna técnica, pero creo que una de las cosas que más me ayuda a que no sea un calvario, o tan absorbente, tiene que ver con que tengo un núcleo de amistades y de familia que no tienen mucho que ver con la televisión ni la ficción. Eso es súper bonito porque finalmente mis temas y maneras de entablar conversaciones están alejadas de eso, lo que ayuda un montón: tener esta especie de “círculo de hierro” que me ha protegido mucho, durante mucho tiempo… durante toda mi vida en realidad. Y que curiosamente —no porque yo lo haya elegido así, sino porque la vida se da de esa manera—, no son personas que tengan que ver directamente con la televisión o la ficción. Y también hay que ser súper consciente y decir: “Esto es ficción”.
—¿Qué has descubierto en ti como actor o persona haciendo este perfil de personaje?
—Más que descubrir, he estado agradecido de la oportunidad en realidad... No sé si es que he descubierto cosas en concreto. He descubierto que puedo disfrutar mucho haciendo cualquier tipo de papel, porque ambos papeles, el de Generación 98 y de Secretos de familia, los disfruté a concho. Eso no significa que no haya disfrutado antes, si que son dos personajes que quizás uno puede decir: “Uy, es complejo”, y a lo mejor uno no los disfruta tanto, los sufre y padece. No fue el caso. Lo pasé muy bien y fueron personajes muy entretenidos de hacer. Desde ese lugar fue bacán.
Hace unos días trascendió que para el remake de Amores de mercado (Mega) será Simón quien interpretará a Ignacio Valdés (antes a cargo de Luciano Cruz-Coke), papel que termina matando icónicamente al querido protagonista “Pelluco” (en antaño, a cargo de Álvaro Rudolphy y ahora de Pedro Campos). Respecto a esa reversión:
—¿Por qué se ha dado esta seguidilla de roles antagónicos?
—La verdad es que no la puedo responder porque eso se mantiene aún en reserva, así que prefiero restarme y seguramente en algún momento podré contestarla.
—¿En qué momento te sientes como actor?
—Estoy en un momento disfrutando las cosas que hago y que me están pasando. Más allá de si sea bueno o malo el momento, lo que más me pasa, y la manera en que mejor lo describiría es de esa: estoy disfrutando de las cosas que estoy haciendo y de las cosas que están pasando en mi carrera. Eso para mí es de un valor incalculable.